Escena V
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PRÓSPERO y
VICTORIA.
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PRÓSPERO.-
(Bribón.) ¡Jo, jo,
jo!...
(De espaldas a
VICTORIA golpea sobre el yunque, como si
trabajara, y cantando con alguna tonada conocida.) ¡Bien hecho!
¡Bien hecho! ¡Me alegro mucho!...
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VICTORIA.-
¡Zonzo!...
(Coloca en orden, sobre un banco, los
platos, cucharas y galletas.)
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PRÓSPERO.-
(Volviéndose.) ¿Habla conmigo?
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VICTORIA.-
No sé...
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PRÓSPERO.-
Anda mal el tiempo, ¿verdad?
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VICTORIA.-
(Mimosa.) Ahora, por eso mismo,
no le doy una cosa que le traía para usted...
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PRÓSPERO.-
(Interesado, yendo hacia ella.)
¿Qué?... ¿A ver?...
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VICTORIA.-
(Ocultando algo en la espalda.)
¿Eh? ¿Ansioso?...
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PRÓSPERO.-
¡No sea mala!... ¡Muestre!
(Intenta tomarle el brazo.)
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VICTORIA.-
¡Salga!... ¡Atrevido!...
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PRÓSPERO.-
¡Mire que se lo quito!
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VICTORIA.-
(Alejándose.)
¡Vea!... ¡Pan, pan fresquito!...
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MARÍA.-
(Desde adentro.)
¡Muchacha!... ¿Me traes el agua?...
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VICTORIA.-
(Dejando el pan sobre el banco.)
¡Voy!... Agárrelo si lo quiere, pero... yo no se lo he dado.
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(Va al pozo y echa el balde.)
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PRÓSPERO.-
(Toma el pan; lo divide en dos pedazos,
que guarda en los bolsillos, y volviéndose a
VICTORIA.) Espere... ¡Voy a
ayudarla!...
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VICTORIA.-
No preciso.
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PRÓSPERO.-
(Con fingida autoridad.)
¡Qué no preciso ni no preciso!...¡Salga de ahí!...
¡Qué se ha pensado! ¡Chiquilina desobediente!...
(Intenta quitarle la soga.)
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VICTORIA.-
¡Déjeme, le digo! ¡Déjeme!...
¡No quiero!...
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PRÓSPERO.-
Bueno... Entonces entre los dos... ¡Vamos a ver!
¡Así!... ¡U... upa!... ¡Cómo pesa!...
¡Tire usted, pues!...
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(VICTORIA, temerosa, se aleja un
tanto, conservando entre las manos una braza de soga, mientras
PRÓSPERO recoge el balde.)
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PRÓSPERO.-
(Después de una pausa.)
¡Diablo!... ¡Si había estado vacío!...
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VICTORIA.-
¡Mentira!
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PRÓSPERO.-
¡Mire!...
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(Se inclina para mirar y
PRÓSPERO aprovecha el momento para darle un
ruidoso beso.)
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VICTORIA.-
¡Atrevido!...
(Le pega en la espalda un sogazo. El
balde cae al pozo de nuevo.)
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PRÓSPERO.-
(Regocijado.) ¡Ja!
¡Ja!... ¡Cómo me duele!...
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VICTORIA.-
¡Ah! ¡Sí! ¡Tome!...Vea lo que hago...
(Se limpia la cara con la manga.)
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PRÓSPERO.-
¡Hum! ¡Cualquier día se lo borra!...
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(Toma la reja y vase derecha.
VICTORIA extrae de nuevo el balde. Oye fuera voces
diversas y chirridos metálicos. Los trabajadores van llegando, con
arados, a tomar el desayuno.
VICTORIA vuelca el agua en otro cubo y
rápidamente lo lleva a
MARÍA.)
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VICTORIA.-
(Antes de hacer mutis.)
¡Mama, ya han venido!...
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Escena VI
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DON NICOLA, Peones,
MARÍA y
VICTORIA.
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DON NICOLA.-
(Saliendo, con el
PEÓN 1.º.) Sí.
¡Natural! ¡Natural!...Los animales no sienten, ¿eh?
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PEÓN 1.º.-
Vea, don Nicola. Le digo que esa yegua es muy mañera.
Esta madrugada, cuando la até, casi me rompe un balancín a las
patadas...
|
DON NICOLA.-
(Sacándose los gruesos guantes
verdes.) Ma, por eso no se la castiga, ¿me entiende? ¿Se
ha pensado que las yeguas son hombres... y que comprenden las cosas cuando les
pegan?
|
PEÓN 1.º.-
No, pero...
|
DON NICOLA.-
Basta. No se habla más...
(Van saliendo lentamente los otros
Peones, con indumentaria parecida a la de
PRÓSPERO. Algunos con arreos y herramientas
en las manos, que arrojan al suelo en cualquier parte.
DON NICOLA se sienta sobre un tarugo o banco, saca
una pipa, la llena, la enciende pausadamente y comienza a desatarse los
tamangos; después aparece
VICTORIA con una olla hirviendo de mate cocido y
se pone a llenar las escudillas. Los Peones las van tomando uno por uno, con la
ración de galleta, y se esparcen por el patio, sentándose en el
suelo a hacer sopas y tomar el desayuno. Pausa prolongada, cuya duración
puede depender de la buena disposición escénica.)
Diga,
Ramón. ¿Va bien la reja en la melga del Alto Grande?...
|
PEÓN 2.º.-
No, señor don Nicola. Creo que debíamos dejar ese
pedazo hasta que llueva. Aquello es romper arados y matar animales al
ñudo. Ta muy seca la tierra.
|
DON NICOLA.-
Bueno. Andate ahora al rastrojo de la punta del alfa.
Irá mejor... ¡Victoria! Traeme las botas... y decile a Luiggin que
me ate el tordillo viejo en el birloche. Voy al pueblo. ¿No ha venido
Luiggin? ¿Dónde está ese muchacho?...
|
|
(VICTORIA entra por la puerta
derecha y regresa en seguida con las botas.)
|
MARÍA.-
(Asombrada.) ¡Oh!...
¿Vienen o no vienen a tomar el café?... ¿Qué se han
creído?... Hace una hora que está pronto.
|
DON NICOLA.-
Esperate un poco... ¡caramba!...
(Se pone las botas.)
|
VICTORIA.-
¿Quiere el otro saco?
|
DON NICOLA.-
¿Y cómo no?...
|
|
(VICTORIA vase de nuevo.)
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Escena VII
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DON NICOLA, Peones,
MARÍA,
VICTORIA,
LUIGGIN,
PRÓSPERO y
ROSINA.
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LUIGGIN.-
(Aparece saltando con una liebre en la
mano. Al ver a
DON NICOLA trata de ocultarla.) Buen
día.
|
DON NICOLA.-
¿Qué es eso? ¿Qué es eso?...
|
LUIGGIN.-
Nada... Una liebre...
|
DON NICOLA.-
¡Ah, canalla! Has andado cansando la yegua, ¿eh?
|
LUIGGIN.-
¡Mentira!
|
DON NICOLA.-
¿Cómo?
|
LUIGGIN.-
Digo, no señor. La agarraron los perros. ¡Yo no la
corrí! Iba por el alfalfar y...
|
DON NICOLA.-
(Amenazador.) Los perros,
¿no?... los perros... Conque...
|
LUIGGIN.-
Este... ¡Ah, tata! Del potrero del alfa falta un buey...
|
DON NICOLA.-
(Reaccionando.)
¿Cómo? ¿Cómo?...
|
LUIGGIN.-
Un buey. El buey blanco. Pa mí que se ha pasado al
potrero de don Cantalicio.
|
DON NICOLA.-
¿Pasado?... ¡Hum! ¡Pasado o... robado... o
robado!...
|
PRÓSPERO.-
(Sentándose.)
¡Hum!... ¡Está bien!
|
MARÍA.-
(Asomándose otra vez.)
¿Pero no vienen a tomar el café? Yo no tengo la culpa si
está frío... Diablos con la gente ésta... ¿Se han
pensado que estamos en la fonda?...
|
DON NICOLA.-
Esperate...
|
|
(VICTORIA aparece con un saco de
pana.
DON NICOLA se saca el que tiene puesto y el rebozo de
la cara y se cambia. Mientras, sale
ROSINA, chica de diez a doce años, ocultando la
mano izquierda, y se acerca a uno de los Peones pidiéndole algo. El
PEÓN le da una navaja y la chica va a sentarse
en el suelo, en primer término. Entonces muestra la mano ensangrentada,
sobre la que hurga con la punta del cuchillo.)
|
VICTORIA.-
Bueno; vamos, vamos a tomar el café, que mama
está enojada... Vení, Luiggin... Pasá...
(Mutis de
DON NICOLA y
LUIGGIN.) ¿Y Rosina?...
(Llamando.) ¡Rosina!...
|
ROSINA.-
¡Aquí estoy!... Esperate un poco...
|
VICTORIA.-
¿Qué hacés?
(Se aproxima a la chica, y al ver la
sangre da un grito.) ¡Muchacha!... ¿Qué te has
hecho?... ¡Dios mío!...
|
ROSINA.-
Nada... Una astilla... En la mancera del arado... al hacer
así... me la clavé.
|
VICTORIA.-
¡Oh!... ¡Qué barbaridad!... ¡Virgen
Santísima!
|
DON NICOLA.-
(Reapareciendo.)
¿Qué pasa? ¿Qué gritos son ésos?
|
VICTORIA.-
Esta pobre chica... ¡Dios Santo!
|
DON NICOLA.-
(Alarmado.) ¡Cosa!...
¡Cosa!
(Examina la mano de la chica y con gesto
displicente.) ¡Bah!... ¡Zoncerías!... ¡No es
nada!... ¡Zoncerías!... ¡Vení a tomar café!...
|
ROSINA.-
¡Eso digo yo!... Una pavada... (Se pasa la lengua sobre la herida y hace mutis
con
DON NICOLA y
VICTORIA.)
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Escena VIII
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Peones y
PRÓSPERO.
|
PEÓN 1.º.-
¡Pucha, gringos desalmaos!... Podridos en plata y
haciendo trabajar a esas pobres criaturitas...
|
PEÓN 2.º.-
Por eso tienen plata, pues...
|
PEÓN 1.º.-
Natural... ¡Miren a esa chiquilina!... Dejuro que se ha
tajeao una vena... y los padres tan frescos... ¡Había de ser hija
mía!...
|
PEÓN 2.º.-
O mía... Hacer levantar a esas criaturitas de Dios a las
dos de la madrugada, con estas heladas, pa que trabajen como piones...
|
PEÓN 1.º.-
Y trabajan los botijas como hombres grandes... ¡che!
¿Habrá más?
|
|
(Va a la olla y se sirve otra escudilla
de mate.)
|
PEÓN 2.º.-
Güeno, son estrangis y se acabó. Está dicho
todo.
|
PRÓSPERO.-
(Alzándose.)
¡Cómo son ustedes de murmuradores!... Si fuesen dueños de
la colonia harían trabajar hasta los gatos... ¡Salgan de
ahí!...
|
PEÓN 1.º.-
¡Hijito!... ¡Yo no!...
|
PRÓSPERO.-
¡Ah!... Vos... ¡Qué esperanza!... Tus hijos
serían diputados y las mujeres... modistas cuando menos...
Cállense la boca... ¡Qué saben ustedes!... Búsquenme
la última gringuita de éstas y verán qué mujer
así les sale... qué compañera pa todo... habituada al
trabajo, hecha al rigor de la vida, capaz de cualquier sacrificio por su hombre
o por sus hijos... ¡Amalaya nos fuéramos juntando todos los hijos
de criollo y de gringo, y verían qué cría!
|
PEÓN 2.º.-
¡Oigalé!... ¿Y qué hacés vos
que no te juntás de una vez con la hija del patrón?...
|
PRÓSPERO.-
Callate la boca...
|
PEÓN 1.º.-
¿Te pensás que no te hemos visto prendido con
ella en el brocal del pozo?...
|
PRÓSPERO.-
(Arrimándosele
amenazador.) Bueno. Si me has visto, me has visto... Pero cuidado con
la lengua...
|
PEÓN 2.º.-
No tengás miedo... Vos sabés, hermano, que...
|
PEÓN 3.º.-
Che, Próspero... Ahí llega uno a caballo que me
parece tu tata...
|
PRÓSPERO.-
(Acudiendo a mirar.) Sí;
es él.
(Llamando.) Apéese,
viejo...
(Vase foro derecha.)
|
Escena IX
|
|
MARÍA y Peones.
|
|
(Los Peones, con el bocado aún, se
alzan, depositan las escudillas sobre el banco y recogiendo sus herramientas,
látigos y anexos, acomodándose las ropas, afilando las rejas [ad
libitum] desaparecen lentamente en el transcurso de las dos escenas
siguientes.)
|
MARÍA.-
(Saliendo.) ¡Me hace el
favor, Próspero!... ¡Oh!... ¿Se ha ido ya?...
|
PEÓN 1.º.-
No, señora. Fue a recibir al viejo Cantalicio que ha
llegado...
|
MARÍA.-
Bueno. Me hace el favor, ¿eh?, de decirle que no se
olvide de llevar la vaca negra al potrerito... que la lleve con el ternero
también, ¿eh?... Y que me traiga la otra vaca, esa vaca amarilla,
¿sabe?
(Vase derecha.)
|
PEÓN 1.º.-
¡Pierda cuidado!
(A los otros.)
¡Fíjate, che!... ¡La vaca amarilla!... ¿Por
qué no pedirá una vaca violeta?...
|
|
(Risas.)
|
Escena XI
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PRÓSPERO,
CANTALICIO,
VICTORIA y
ROSINA.
|
VICTORIA.-
(Apareciendo con
ROSINA, tironeándola.) Venga a
curarse esa mano...
|
ROSINA.-
Yo, yo solita quiero sacarme la espina... Si vos lo
hacés me duele...
|
VICTORIA.-
Venga a lavarse primero...
(Viendo a
CANTALICIO.) ¡Buen día!...
¿Cómo está?
|
CANTALICIO.-
(Seco.) Bien no más.
|
VICTORIA.-
¿Busca a tata?... Ya viene... Siéntese...
(Le acerca un banco.) Está
terminando el viejo... ¡Qué milagro por acá!...
|
CANTALICIO.-
Es verdá; un milagro... ¿Qué le ha pasao a
esa criatura?...
|
ROSINA.-
(Con cierto orgullo.) Vea, me
clavé una astilla tremenda en la mano. Aquí; mire...
|
CANTALICIO.-
(Como distraído.)
¡Ta güeno!...
|
|
(VICTORIA, impaciente, toma de un
brazo a la chica y vase derecha.)
|
Escena XIII
|
|
PRÓSPERO,
CANTALICIO y
DON NICOLA.
|
DON NICOLA.-
(Con la pipa en la boca.)
¡Ramón!¡Ramón!... ¡Ah!... Buen día...
¿Cómo va, don Canta... licio? Está bien, ¿eh?
(Le tiende la mano.)
|
CANTALICIO.-
(Alargando la suya con desgano.)
De salud, bien...
|
DON NICOLA.-
Menos mal.
(Sentencioso.) En este mundo...
en este mundo la salud es lo primero. Habiéndola, lo demás es...
trabajo... buenos puños.
|
CANTALICIO.-
(Aparte.) Güenas uñas
pa robar...
|
DON NICOLA.-
(A
PRÓSPERO.) ¿Ramón se
ha ido ya?... ¡Bueno... nada!...
(A
CANTALICIO.) Conque... hace frío,
¿eh?
|
CANTALICIO.-
¡Rigular!...
|
DON NICOLA.-
Una helada de la gran siete... Y el tiempo no piensa llover...
¡La tierra más dura!... Se rompen los arados...
|
CANTALICIO.-
Así ha de ser.
|
DON NICOLA.-
Está bien, está bien... Bueno... Usted
venía por alguna cosa, ¿verdad?...
|
CANTALICIO.-
Sí, señor.
|
DON NICOLA.-
(Sacando la ceniza a la
pipa.) ¡Está bueno!... ¿Le han ido bien los
negocios?...
|
CANTALICIO.-
¡Como el diablo!...
|
DON NICOLA.-
Está bien...
(Se frota las manos.) Usted viene
a hablarme, ¿verdad? Bueno... Yo voy adentro, a mi cuarto, a buscar los
papeles, ¿eh? Usted me disculpará un ratito... Con permiso,
¿eh?
(Vase frotándose las manos.)
|
Escena XIV
|
|
CANTALICIO y
PRÓSPERO.
|
CANTALICIO.-
¿Lo has visto al gringo?... Miralo qué contento.
Ha husmeado que no le traigo la plata... ¡Hum!...
|
PRÓSPERO.-
No sé de qué me habla.
|
CANTALICIO.-
Hacete el desentendido. Cuando menos, sos socio ya
d'él... ¿O no sabés que ayer se me vencieron todos los
papeles que le firmé... y que no tengo con qué pagarle?...
|
PRÓSPERO.-
¿Eh? La culpa no es mía...
|
CANTALICIO.-
¡Desalmao!... Es que me va a quitar el campo... y la
casa... y todo...
|
PRÓSPERO.-
¿Y?...
|
CANTALICIO.-
(Desconcertado.) Es que todo eso
es tuyo también... que nos quedaremos los dos sin nada...
|
PRÓSPERO.-
¡Pa lo que he tenido!...
|
CANTALICIO.-
Mirá, Próspero... No empecés con esas
cosas... Viá creer que ya me has perdido el poco cariño que me
tenías... Vení aquí, a mi lado... ¡Sentate!...
¿Te parece cosa linda que de la mañana a la noche, un estrangi
del diablo, que ni siquiera argentino es, se te presente en la casa en que has
nacido, en que te criaron tus padres y vivieron tus agüelos... se te
presente y te diga: fuera de acá; este rancho ya no es suyo, ni ese
campo es suyo, ni esos ombuses ni esos corrales, ni esos cercos son suyos?...
(Conmovido.) ¿Te parece
justo y bien hecho?...
|
PRÓSPERO.-
Yo no le digo que sea justo, tata. Digo... que no tengo la
culpa... Usted sabe que desde hace tiempo vivo por mi cuenta y de mi trabajo.
Jamás me he metido en sus negocios...
|
CANTALICIO.-
Lo sé muy bien, pero...
|
PRÓSPERO.-
Y si pudiera pagarle a don Nicola lo que usted le debe, lo
haría con mucho gusto...
|
CANTALICIO.-
Entonces crees que debo quedarme tan fresco y dejar que
éstos me pateen el nido.
|
PRÓSPERO.-
¡Qué más remedio! Si usted me hubiese dado
el campito cuando yo se lo pedí pa sembrarlo, no se vería en este
trance; pero se empeñó en seguir pastoreando esas vaquitas
criollas que ya no sirven ni pa... insultarlas, y cuidando sus parejeros y puro
vivir en el pueblo, y dele al monte y la taba... y, amigo... a la larga no hay
cotejo...
|
CANTALICIO.-
¡Velay!... ésa no me la esperaba... Llegar a esta
edá pa que hasta los mocosos me reten... ¡Salite de acá,
descastao!...
|
PRÓSPERO.-
No, tata. ¡No sea así!... «Bisogna
eser»...
|
CANTALICIO.-
¡No digo!... Conque «bisogna» ¿no?...
¡Te has vendido a los gringos!... ¿Por qué no te
ponés de una vez una caravana en la oreja y un pito en la boca y te vas
por ahí a jeringar a la gente?... ¡Renegao!... ¡Mal hijo!...
|
Escena XV
|
|
DON NICOLA,
CANTALICIO,
PRÓSPERO y
VICTORIA.
|
DON NICOLA.-
(Apareciendo con una escopeta a la
espalda y un rollo de papeles en una mano.) ¡Cosa! ¡Cosa!...
|
CANTALICIO.-
Nada, señor.
|
DON NICOLA.-
Disgustos con el muchacho, ¿no?... Bueno... ¡no es
malo el muchacho!... Trabajador... honrado... Está bien... Conque...
aquí tenemos los papelitos, los papelitos.
|
CANTALICIO.-
¿Y pa qué se viene con escopeta?...
¿Piensa que soy algún bandido?...
|
DON NICOLA.-
¡Qué esperanza? Usted es buen hombre... un buen
criollo... Traigo la escopeta por las dudas... Como voy al pueblo,
¿sabe? Siempre se encuentra una liebre... una martineta en el camino...
Diga. ¿No ha visto un buey blanco en su potrero?
|
CANTALICIO.-
Sí, y acabo de arrearlo p'acá... Güeno.
Vamos a ver si arreglamos eso...
|
DON NICOLA.-
¡Vamos a ver si lo arreglamos! A mí me gustan los
negocios derechitos, ¿sabe?...
(Revisa los papeles lentamente.)
Tres mil... tres mil... y setecientos... son tres mil setecientos,
¿no?... y quinientos, cuatro mil doscientos... y cuatrocientos cincuenta
más... aquéllos, ¿se acuerda?, del valecito... Bueno; en
total cuatro mil seiscientos cincuenta pesos nacionales del país...
¿eh?
|
|
(Mientras
DON NICOLA hace su cuenta, pasa
VICTORIA hacia el foro con un cernidor aventando
maíz o trigo.
PRÓSPERO la sigue con la mirada y a poco vase
también.)
|
CANTALICIO.-
Justito... No ha puesto nada de menos...
|
DON NICOLA.-
Y ahora nos vamos al pueblo... dal escribano... y usted me da
la platita... y se lleva todos estos papelitos... Digo, si usted me trae la
platita...
|
CANTALICIO.-
No traigo nada... Usted lo sabía mejor que yo...
|
DON NICOLA.-
Entonces, ¿qué cosa hacemos?... Usted lo
dirá...
|
CANTALICIO.-
Una renovación... Vea... con franqueza, yo venía
a pedirle que me diera un año más de plazo... al interés
que usted diga...
|
DON NICOLA.-
¿Un año?... ¿Un año?... Mire...
Usted es un buen hombre, ¿sabe?, un buen criollo... pero de negocio
entiende poco... ¿Un año? Esto son cosas que no se pueden hacer.
|
CANTALICIO.-
¿Cómo que no?... ¿Quién le ha
dicho?...
|
DON NICOLA.-
Le voy a ser franco, ¿sabe? Si ahora usted no me puede
pagar, dentro de un año me paga menos...
|
CANTALICIO.-
¿Usted qué sabe?
|
DON NICOLA.-
¡Pa!... ¡pa!... ¡pa!... Si no supiera esas
cosas...
|
CANTALICIO.-
¿De modo que usted quiere quedárseme con el
campo?
|
DON NICOLA.-
Bueno. Para decirle la verdad... Usted tiene razón... Y
eso, ¿sabe?, es el negocio que le conviene a usted. Necesito el terreno.
Mi hijo, ése que estudia de ingeniero en Buenos Aires, me ha demandado
que le busque tierra porque quiere venir a poner una granja o cremería,
o qué sé yo... Piense bien el negocio, ¿sabe?... De todos
modos... ese campito está perdido. Si el año que viene o el
otro... va a tener que entregármelo, me lo entrega hoy y se gana los
intereses...
|
CANTALICIO.-
(Paseándose nervioso.)
¿Y si a mí se me antoja no pagarle ni entregarle el campo, ni hoy
ni nunca?...
|
DON NICOLA.-
(Rascándose la cabeza con
socarronería.) ¿Si se le antoja?... Eso es una otra
cosa...
|
CANTALICIO.-
Y dirme al pueblo y meterle un pleito de todos los diablos.
|
DON NICOLA.-
¡Ah!... ¡No!... Con la hipoteca non se scherza,
caro amico...
|
CANTALICIO.-
(Aparte.) (¿Qué
no?... Ya vas a ver... ¡Conozco un procurador que te va a meter cada
esquerzo!... ) ¿De modo que no me espera?
|
DON NICOLA.-
No me conviene...
|
CANTALICIO.-
¿Última palabra?... Bueno. Proteste, demande.. y
haga lo que quiera. Yo no pago ni entrego el campo. Está dicho...
|
DON NICOLA.-
Bueno. Pero vea que usted se perjudica, ¿no?...
|
CANTALICIO.-
Pero del lobo un pelo... adiosito...
|
DON NICOLA.-
Escuche, amigo... ¡Escuche!... ¡Es por su bien!
|
|
(Llegan voces acaloradas de foro izquierda.
DON NICOLA y
CANTALICIO se detienen.)
|
Escena XVI
|
|
DON NICOLA,
CANTALICIO,
MARÍA y
VICTORIA.
|
MARÍA.-
(Aparece con
VICTORIA, tironeándola de un
brazo.) ¡Indecente!... ¡Sinvergüenza! ¡Mala
hija!... ¡Camina, pues!...
(Como
VICTORIA se resiste, le aplica unos
mojicones.) ¡Indecente!... ¡Indecente!...
|
DON NICOLA.-
¿Cosa?... ¿Cosa?...
(Interponiéndose.)
¡Victoria!... ¿Qué has hecho?...
|
MARÍA.-
¡Figúrate!... Yo iba para el corral a buscar una
cuerdita que había dejado, y de repente me la veo a esta porcachona
indecente
(Le tira un manotón.) que
se dejaba dar un beso con ese gauchito, ese... el hijo del señor...
¡Cochina!...
|
CANTALICIO.-
¡Oigalé!...
|
DON NICOLA.-
¿Cómo? ¿Cómo?...
¿Próspero la besaba?
|
MARÍA.-
¡Sí, Próspero!...
|
DON NICOLA.-
¡Ah, no! ¡Ah, no! ¿Y dónde
está ese atrevido?...
(Llamando.)
¡Próspero!... ¡Eh!... ¡Próspero!...
|
Escena XVII
|
|
DON NICOLA,
CANTALICIO,
MARÍA,
VICTORIA y
PRÓSPERO.
|
PRÓSPERO.-
(Grave.) ¿Me llamaba,
patrón?...
|
DON NICOLA.-
Diga, señor...
|
MARÍA.-
¿Cómo, señor?... ¡Es un atrevido, un
canalla, un pión!...
|
DON NICOLA.-
Usted callate, ¿eh?... Diga... ¿Ésa es la
manera de portarse con las personas decentes?... ¿Qué se ha
pensao... que está en la casa de una china como usted?...
|
CANTALICIO.-
¡Eh! ¡Baje la prima, gringo del diablo!...
|
DON NICOLA.-
...Como usted bien conoce, ¿eh? Diga, ¿qué
se ha creído?...
|
PRÓSPERO.-
Yo nada, señor...
|
DON NICOLA.-
Nada,¿eh?... Bueno. Entonces, ahora mismo arregla sus
cosas y se manda mudar, ¿sabe?...
(A
VICTORIA.) Y vos, sinvergüenza...
(Empujándola.) Andate pa
dentro, que ya te voy a arreglar...
|
PRÓSPERO.-
(Interviniendo.) Vea,
señor. Más despacio con ella. Caramba... Aquí no hay falta
ni delito. Lo que pasa es que... los dos nos queremos y que estoy dispuesto a
trabajar para casarme con ella.
|
DON NICOLA.-
¿Cosa?... ¿Cosa?... Mándese mudar le
digo... En seguida, ¿eh?... ¡Casarse!... ¡Casarse!... Te
gustaría, ¿eh?, casarte con la gringa pa agarrar la platita...
los pesitos que hemos ganado todos trabajando... ¡trabajando como
animales sobre la tierra!... ¡Ya! Mándese mudar...
¡Haraganes!... aprendan a trabajar primero... No me faltaría otra
cosa que, después de tanto sacrificio pa juntar un poco de
economía, viniese un cualquiera a querérsela fundir...
Mándese mudar...
(PRÓSPERO hace
ademán de echarse sobre
DON NICOLA.
CANTALICIO lo contiene.
MARÍA empuja a
VICTORIA hacia la derecha.
DON NICOLA sigue detrás, hablando y
volviendo la cabeza.)
¡Conque casarte!... Casarte con la
herencia, ¿no? Con la herencia del gringo viejo... pa gastarla en los
boliches y jugarla en las carreras... ¡Haraganes!...
(Vase mascullando frases en
dialecto.)
¡Mándese mudar! Aprenda a trabajar primero.
|