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La gringa

Florencio Sánchez



PERSONAJES
 

 
MARÍA,   esposa de [don Nicola].
DON NICOLA,   chacarero gringo.
VICTORIA,   su hija.
ROSINA,   su hija.
HORACIO,   su hijo.
LUIGGIN,   su hijo.
PRÓSPERO,   hijo de [Cantalicio González].
CANTALICIO GONZÁLEZ,   criollo pobre.
NILDA,   hija de [Margarita].
MARGARITA,   esposa del [fondero].
FONDERO.
EL MÉDICO (Buottini).
EL CURA.
PEÓN 1.º.
PEÓN 2.º (Ramón).
PEÓN 3.º.
EL CONSTRUCTOR.
UN PAISANO.
UN ALBAÑIL.
UN ACOPIADOR.
UN GRINGO.
PARROQUIANO 1.º (don Pedro).
PARROQUIANO 2.º.
COMENSAL 1.º.
COMENSAL 2.º.
Parroquianos.
Peones.
Colonos.
Albañiles.
 

La acción en la provincia de Santa Fe.

 




ArribaAbajoActo I

 

La chacra de DON NICOLA.

   

(A la derecha, fachada exterior de una casa sin revocar, de aspecto, si no ruinoso, sucio y desgastado. Una puerta y dos ventanas sin rejas, y sobre éstas, a todo lo largo de la pared, una hilera de casillas -el palomar- bastante pringosas. Junto a la ventana, en primer término, algunos cacharros con plantas cubiertas con lonas, por la helada. A la izquierda, construcción de adobe y paja, un rancho largo con dos puertas. Al fondo un gran pozo de balde de brocal bajo y un largo abrevadero en comunicación con el pozo por una canaleta; junto al pozo un baldecito manuable con una soga. Perspectiva amplia de terrenos de labranza, en la que deben notarse los manchones negros de la tierra recién arada. En las paredes del rancho y de la casa, colgados, arreos, sogas, piezas de hierro viejo, bolsas, etc., y por el suelo, en desorden, picos, palas, rastrillos, horquillas, una carretilla de mano, trozos de madera, un arado viejo, bancos, cacharros. Junto al rancho, en segundo término, un yunque con las herramientas adecuadas. Pleno invierno. Al alzarse el telón, los rayos del sol naciente empiezan a bañar la fachada de la casa.)

 

Escena I

 

VICTORIA y MARÍA.

 

VICTORIA.-    (Con traje tosco de invierno, gruesos botines y la cabeza envuelta en un rebozo, aparece por la puerta primera izquierda y se detiene en mitad de la escena, indecisa, como pensando que olvida algo.)  ¡Ah!...  (Vuélvese rápidamente hacia los tarros de plantas y comienza a destaparlos.) ¡Qué helada!...

MARÍA.-   (Desde adentro, lejos.) ¡Oh, Victoria, Victoria!... ¿Es hora ya? ¿Está pronto eso?...  (Tanto esta pregunta como la respuesta deben ser dichas en dialecto piamontés, si es posible.) 

VICTORIA.-   (Observando la altura del sol.)  Sí, es hora. ¿Pongo la señal ya?

MARÍA.-  ¿Cómo no?

 

(VICTORIA toma una bolsa del suelo, la engancha en una horquilla y va a colocarla sobre el brocal del pozo.)

 


Escena II

 

VICTORIA y PRÓSPERO.

 

PRÓSPERO.-   (Saliendo con una reja de arado en la mano. Lleva también ropa gruesa, la cara envuelta en un rebozo y los pies retobados con tamangos de cuero de carnero.)  ¡A buena hora pone la señal!... ¡Ya vienen llegando los peones del bajo!... Se le pegaron las sábanas, ¿eh?...

VICTORIA.-  ¡Mejor!... ¿Y a usted qué se le importa?...

PRÓSPERO.-  ¿A mí?... Nada... ¡Si usted anduviera trabajando desde las dos de la madrugada y con esta helada!...  (Deteniéndola.) ¡Buenos días, pues!... Salude a los pobres... ¿Qué tal pasó la noche?

 

(VICTORIA hace una mueca y huye gambeteando a un manotón audaz que le tira PRÓSPERO. Cuando se ha alejado bastante vuelve para hacerle un palmo de narices y escapar de nuevo, riendo a carcajadas.)

 

PRÓSPERO.-  ¡Ande irá el buey que no are!...

 

(Va hacia el yunque y se pone a limar la reja.)

 


Escena III

 

PRÓSPERO y MARÍA.

 

MARÍA.-    (Aparece con un balde de leche. Debe conservar marcado acento italiano.) Buen día, Próspero. ¿Tiene mucho que hacer ahora?... Hágame un favor... Después, ¿eh?, que tomen el mate, lléveme la vaca negra al potrerito de la alfalfa...  (PRÓSPERO sigue su tarea.)  ¡Maldita vaca!... Miren qué porquería de leche... Una gota... Ni vale el trabajo de ordeñarla... Y eso que todas las tardes le doy la ración... ¡Victoria!... ¿Has preparado el café para el viejo y los chiquilines?



Escena IV

 

PRÓSPERO, MARÍA y VICTORIA.

 

VICTORIA.-    (Sale con cuatro o cinco escudillas de hojalata y cucharas en una mano, y un atado de galleta dura en la otra.)  ¡No puedo hacer todo a la vez, mama!... Allí tiene las cosas prontas... el café... el agua hirviendo.

MARÍA.-  ¡Haragana!... Ya te lo decía esta mañana. Levántate... levántate... Y vos nada. ¡Si no durmieras tanto, te sobraría el tiempo!... Se lo voy a contar a tu padre. ¡Desde que viniste del Rosario, te has vuelto muy señorona!...  (VICTORIA se pone a tararear.)  ¡Sinvergüenza!... Prepara eso y tírame un balde de agua. ¡En seguida!...

 

(Toma el balde de leche y vase izquierda rezongando.)

 


Escena V

 

PRÓSPERO y VICTORIA.

 

PRÓSPERO.-   (Bribón.)  ¡Jo, jo, jo!...  (De espaldas a VICTORIA golpea sobre el yunque, como si trabajara, y cantando con alguna tonada conocida.)  ¡Bien hecho! ¡Bien hecho! ¡Me alegro mucho!...

VICTORIA.-  ¡Zonzo!...  (Coloca en orden, sobre un banco, los platos, cucharas y galletas.) 

PRÓSPERO.-   (Volviéndose.) ¿Habla conmigo?

VICTORIA.-  No sé...

PRÓSPERO.-  Anda mal el tiempo, ¿verdad?

VICTORIA.-   (Mimosa.)  Ahora, por eso mismo, no le doy una cosa que le traía para usted...

PRÓSPERO.-   (Interesado, yendo hacia ella.)  ¿Qué?... ¿A ver?...

VICTORIA.-   (Ocultando algo en la espalda.)  ¿Eh? ¿Ansioso?...

PRÓSPERO.-  ¡No sea mala!... ¡Muestre!  (Intenta tomarle el brazo.) 

VICTORIA.-  ¡Salga!... ¡Atrevido!...

PRÓSPERO.-  ¡Mire que se lo quito!

VICTORIA.-    (Alejándose.)  ¡Vea!... ¡Pan, pan fresquito!...

MARÍA.-   (Desde adentro.)  ¡Muchacha!... ¿Me traes el agua?...

VICTORIA.-   (Dejando el pan sobre el banco.)  ¡Voy!... Agárrelo si lo quiere, pero... yo no se lo he dado.

 

(Va al pozo y echa el balde.)

 

PRÓSPERO.-    (Toma el pan; lo divide en dos pedazos, que guarda en los bolsillos, y volviéndose a VICTORIA.)  Espere... ¡Voy a ayudarla!...

VICTORIA.-  No preciso.

PRÓSPERO.-   (Con fingida autoridad.)  ¡Qué no preciso ni no preciso!...¡Salga de ahí!... ¡Qué se ha pensado! ¡Chiquilina desobediente!...  (Intenta quitarle la soga.)  

VICTORIA.-  ¡Déjeme, le digo! ¡Déjeme!... ¡No quiero!...

PRÓSPERO.-  Bueno... Entonces entre los dos... ¡Vamos a ver! ¡Así!... ¡U... upa!... ¡Cómo pesa!... ¡Tire usted, pues!...

 

(VICTORIA, temerosa, se aleja un tanto, conservando entre las manos una braza de soga, mientras PRÓSPERO recoge el balde.)

 

PRÓSPERO.-   (Después de una pausa.)  ¡Diablo!... ¡Si había estado vacío!...

VICTORIA.-  ¡Mentira!

PRÓSPERO.-  ¡Mire!...

 

(Se inclina para mirar y PRÓSPERO aprovecha el momento para darle un ruidoso beso.)

 

VICTORIA.-  ¡Atrevido!...  (Le pega en la espalda un sogazo. El balde cae al pozo de nuevo.) 

PRÓSPERO.-   (Regocijado.)  ¡Ja! ¡Ja!... ¡Cómo me duele!...

VICTORIA.-  ¡Ah! ¡Sí! ¡Tome!...Vea lo que hago...  (Se limpia la cara con la manga.) 

PRÓSPERO.-  ¡Hum! ¡Cualquier día se lo borra!...

 

(Toma la reja y vase derecha. VICTORIA extrae de nuevo el balde. Oye fuera voces diversas y chirridos metálicos. Los trabajadores van llegando, con arados, a tomar el desayuno. VICTORIA vuelca el agua en otro cubo y rápidamente lo lleva a MARÍA.)

 

VICTORIA.-   (Antes de hacer mutis.)  ¡Mama, ya han venido!...



Escena VI

 

DON NICOLA, Peones, MARÍA y VICTORIA.

 

DON NICOLA.-    (Saliendo, con el PEÓN 1.º.)  Sí. ¡Natural! ¡Natural!...Los animales no sienten, ¿eh?

PEÓN 1.º.-  Vea, don Nicola. Le digo que esa yegua es muy mañera. Esta madrugada, cuando la até, casi me rompe un balancín a las patadas...

DON NICOLA.-   (Sacándose los gruesos guantes verdes.)  Ma, por eso no se la castiga, ¿me entiende? ¿Se ha pensado que las yeguas son hombres... y que comprenden las cosas cuando les pegan?

PEÓN 1.º.-  No, pero...

DON NICOLA.-  Basta. No se habla más...

 

(Van saliendo lentamente los otros Peones, con indumentaria parecida a la de PRÓSPERO. Algunos con arreos y herramientas en las manos, que arrojan al suelo en cualquier parte. DON NICOLA se sienta sobre un tarugo o banco, saca una pipa, la llena, la enciende pausadamente y comienza a desatarse los tamangos; después aparece VICTORIA con una olla hirviendo de mate cocido y se pone a llenar las escudillas. Los Peones las van tomando uno por uno, con la ración de galleta, y se esparcen por el patio, sentándose en el suelo a hacer sopas y tomar el desayuno. Pausa prolongada, cuya duración puede depender de la buena disposición escénica.)

 

Diga, Ramón. ¿Va bien la reja en la melga del Alto Grande?...

PEÓN 2.º.-  No, señor don Nicola. Creo que debíamos dejar ese pedazo hasta que llueva. Aquello es romper arados y matar animales al ñudo. Ta muy seca la tierra.

DON NICOLA.-  Bueno. Andate ahora al rastrojo de la punta del alfa. Irá mejor... ¡Victoria! Traeme las botas... y decile a Luiggin que me ate el tordillo viejo en el birloche. Voy al pueblo. ¿No ha venido Luiggin? ¿Dónde está ese muchacho?...

 

(VICTORIA entra por la puerta derecha y regresa en seguida con las botas.)

 

MARÍA.-   (Asombrada.)  ¡Oh!... ¿Vienen o no vienen a tomar el café?... ¿Qué se han creído?... Hace una hora que está pronto.

DON NICOLA.-  Esperate un poco... ¡caramba!...  (Se pone las botas.) 

VICTORIA.-  ¿Quiere el otro saco?

DON NICOLA.-  ¿Y cómo no?...

 

(VICTORIA vase de nuevo.)

 


Escena VII

 

DON NICOLA, Peones, MARÍA, VICTORIA, LUIGGIN, PRÓSPERO y ROSINA.

 

LUIGGIN.-    (Aparece saltando con una liebre en la mano. Al ver a DON NICOLA trata de ocultarla.) Buen día.

DON NICOLA.-  ¿Qué es eso? ¿Qué es eso?...

LUIGGIN.-  Nada... Una liebre...

DON NICOLA.-  ¡Ah, canalla! Has andado cansando la yegua, ¿eh?

LUIGGIN.-  ¡Mentira!

DON NICOLA.-  ¿Cómo?

LUIGGIN.-  Digo, no señor. La agarraron los perros. ¡Yo no la corrí! Iba por el alfalfar y...

DON NICOLA.-   (Amenazador.) Los perros, ¿no?... los perros... Conque...

LUIGGIN.-  Este... ¡Ah, tata! Del potrero del alfa falta un buey...

DON NICOLA.-   (Reaccionando.)  ¿Cómo? ¿Cómo?...

LUIGGIN.-  Un buey. El buey blanco. Pa mí que se ha pasado al potrero de don Cantalicio.

DON NICOLA.-  ¿Pasado?... ¡Hum! ¡Pasado o... robado... o robado!...

PRÓSPERO.-   (Sentándose.)  ¡Hum!... ¡Está bien!

MARÍA.-   (Asomándose otra vez.)  ¿Pero no vienen a tomar el café? Yo no tengo la culpa si está frío... Diablos con la gente ésta... ¿Se han pensado que estamos en la fonda?...

DON NICOLA.-  Esperate...

 

(VICTORIA aparece con un saco de pana. DON NICOLA se saca el que tiene puesto y el rebozo de la cara y se cambia. Mientras, sale ROSINA, chica de diez a doce años, ocultando la mano izquierda, y se acerca a uno de los Peones pidiéndole algo. El PEÓN le da una navaja y la chica va a sentarse en el suelo, en primer término. Entonces muestra la mano ensangrentada, sobre la que hurga con la punta del cuchillo.)

 

VICTORIA.-  Bueno; vamos, vamos a tomar el café, que mama está enojada... Vení, Luiggin... Pasá...  (Mutis de DON NICOLA y LUIGGIN.)  ¿Y Rosina?...  (Llamando.)  ¡Rosina!...

ROSINA.-  ¡Aquí estoy!... Esperate un poco...

VICTORIA.-  ¿Qué hacés?  (Se aproxima a la chica, y al ver la sangre da un grito.)  ¡Muchacha!... ¿Qué te has hecho?... ¡Dios mío!...

ROSINA.-  Nada... Una astilla... En la mancera del arado... al hacer así... me la clavé.

VICTORIA.-  ¡Oh!... ¡Qué barbaridad!... ¡Virgen Santísima!

DON NICOLA.-   (Reapareciendo.)  ¿Qué pasa? ¿Qué gritos son ésos?

VICTORIA.-  Esta pobre chica... ¡Dios Santo!

DON NICOLA.-   (Alarmado.) ¡Cosa!... ¡Cosa!  (Examina la mano de la chica y con gesto displicente.)  ¡Bah!... ¡Zoncerías!... ¡No es nada!... ¡Zoncerías!... ¡Vení a tomar café!...

ROSINA.-  ¡Eso digo yo!... Una pavada...  (Se pasa la lengua sobre la herida y hace mutis con DON NICOLA y VICTORIA.) 



Escena VIII

 

Peones y PRÓSPERO.

 

PEÓN 1.º.-  ¡Pucha, gringos desalmaos!... Podridos en plata y haciendo trabajar a esas pobres criaturitas...

PEÓN 2.º.-  Por eso tienen plata, pues...

PEÓN 1.º.-  Natural... ¡Miren a esa chiquilina!... Dejuro que se ha tajeao una vena... y los padres tan frescos... ¡Había de ser hija mía!...

PEÓN 2.º.-  O mía... Hacer levantar a esas criaturitas de Dios a las dos de la madrugada, con estas heladas, pa que trabajen como piones...

PEÓN 1.º.-  Y trabajan los botijas como hombres grandes... ¡che! ¿Habrá más?

 

(Va a la olla y se sirve otra escudilla de mate.)

 

PEÓN 2.º.-  Güeno, son estrangis y se acabó. Está dicho todo.

PRÓSPERO.-    (Alzándose.)  ¡Cómo son ustedes de murmuradores!... Si fuesen dueños de la colonia harían trabajar hasta los gatos... ¡Salgan de ahí!...

PEÓN 1.º.-  ¡Hijito!... ¡Yo no!...

PRÓSPERO.-  ¡Ah!... Vos... ¡Qué esperanza!... Tus hijos serían diputados y las mujeres... modistas cuando menos... Cállense la boca... ¡Qué saben ustedes!... Búsquenme la última gringuita de éstas y verán qué mujer así les sale... qué compañera pa todo... habituada al trabajo, hecha al rigor de la vida, capaz de cualquier sacrificio por su hombre o por sus hijos... ¡Amalaya nos fuéramos juntando todos los hijos de criollo y de gringo, y verían qué cría!

PEÓN 2.º.-  ¡Oigalé!... ¿Y qué hacés vos que no te juntás de una vez con la hija del patrón?...

PRÓSPERO.-  Callate la boca...

PEÓN 1.º.-  ¿Te pensás que no te hemos visto prendido con ella en el brocal del pozo?...

PRÓSPERO.-   (Arrimándosele amenazador.)  Bueno. Si me has visto, me has visto... Pero cuidado con la lengua...

PEÓN 2.º.-  No tengás miedo... Vos sabés, hermano, que...

PEÓN 3.º.-  Che, Próspero... Ahí llega uno a caballo que me parece tu tata...

PRÓSPERO.-   (Acudiendo a mirar.)  Sí; es él.  (Llamando.)  Apéese, viejo...

 

(Vase foro derecha.)

 


Escena IX

 

MARÍA y Peones.

 
 

(Los Peones, con el bocado aún, se alzan, depositan las escudillas sobre el banco y recogiendo sus herramientas, látigos y anexos, acomodándose las ropas, afilando las rejas [ad libitum] desaparecen lentamente en el transcurso de las dos escenas siguientes.)

 

MARÍA.-   (Saliendo.)  ¡Me hace el favor, Próspero!... ¡Oh!... ¿Se ha ido ya?...

PEÓN 1.º.-  No, señora. Fue a recibir al viejo Cantalicio que ha llegado...

MARÍA.-  Bueno. Me hace el favor, ¿eh?, de decirle que no se olvide de llevar la vaca negra al potrerito... que la lleve con el ternero también, ¿eh?... Y que me traiga la otra vaca, esa vaca amarilla, ¿sabe?

 

(Vase derecha.)

 

PEÓN 1.º.-  ¡Pierda cuidado!  (A los otros.)  ¡Fíjate, che!... ¡La vaca amarilla!... ¿Por qué no pedirá una vaca violeta?...

 

(Risas.)

 


Escena X

 

PRÓSPERO y CANTALICIO.

 

PRÓSPERO.-    (Sale derecha con CANTALICIO.)  Pase no más, viejo.

CANTALICIO.-  Milagro que no hay perros... Estos colonos saben tener la perrada enseñada a morder y garronear criollos. ¡Güen día!... ¿No hay nadie, che?

PRÓSPERO.-  Están tomando el café. Siéntese por ahí. Yo me voy porque tengo mucho que hacer...

CANTALICIO.-  No, quedate no más. Tenemos que hablar un rato. Supongo que no te han de pegar porque demorés un poco...



Escena XI

 

PRÓSPERO, CANTALICIO, VICTORIA y ROSINA.

 

VICTORIA.-   (Apareciendo con ROSINA, tironeándola.)  Venga a curarse esa mano...

ROSINA.-  Yo, yo solita quiero sacarme la espina... Si vos lo hacés me duele...

VICTORIA.-  Venga a lavarse primero...  (Viendo a CANTALICIO.)  ¡Buen día!... ¿Cómo está?

CANTALICIO.-   (Seco.)  Bien no más.

VICTORIA.-  ¿Busca a tata?... Ya viene... Siéntese...  (Le acerca un banco.)  Está terminando el viejo... ¡Qué milagro por acá!...

CANTALICIO.-  Es verdá; un milagro... ¿Qué le ha pasao a esa criatura?...

ROSINA.-   (Con cierto orgullo.)  Vea, me clavé una astilla tremenda en la mano. Aquí; mire...

CANTALICIO.-   (Como distraído.)  ¡Ta güeno!...

 

(VICTORIA, impaciente, toma de un brazo a la chica y vase derecha.)

 


Escena XII

 

PRÓSPERO y CANTALICIO.

 

PRÓSPERO.-  ¿Qué le han hecho, tata, ellos pa que los trate así?...

CANTALICIO.-  A mí... nada. ¿Y yo qué te he hecho a vos para que me vengas con esas cosas?...

PRÓSPERO.-   (Displicente.)  ¡Bah!... ¡Bah!... ¡Bah!...  (Aparte.)  Vale más que me vaya.

CANTALICIO.-  ¿Qué estás rezongando?...

PRÓSPERO.-  Digo, que si volvemos a las andadas... vale más que vaya al trabajo...

CANTALICIO.-  ¡Te he dicho que esperés!... ¡Ahí viene el gringo!...



Escena XIII

 

PRÓSPERO, CANTALICIO y DON NICOLA.

 

DON NICOLA.-   (Con la pipa en la boca.)  ¡Ramón!¡Ramón!... ¡Ah!... Buen día... ¿Cómo va, don Canta... licio? Está bien, ¿eh?  (Le tiende la mano.) 

CANTALICIO.-   (Alargando la suya con desgano.)  De salud, bien...

DON NICOLA.-  Menos mal.  (Sentencioso.)  En este mundo... en este mundo la salud es lo primero. Habiéndola, lo demás es... trabajo... buenos puños.

CANTALICIO.-   (Aparte.)  Güenas uñas pa robar...

DON NICOLA.-    (A PRÓSPERO.)  ¿Ramón se ha ido ya?... ¡Bueno... nada!...  (A CANTALICIO.)  Conque... hace frío, ¿eh?

CANTALICIO.-  ¡Rigular!...

DON NICOLA.-  Una helada de la gran siete... Y el tiempo no piensa llover... ¡La tierra más dura!... Se rompen los arados...

CANTALICIO.-  Así ha de ser.

DON NICOLA.-  Está bien, está bien... Bueno... Usted venía por alguna cosa, ¿verdad?...

CANTALICIO.-  Sí, señor.

DON NICOLA.-   (Sacando la ceniza a la pipa.) ¡Está bueno!... ¿Le han ido bien los negocios?...

CANTALICIO.-  ¡Como el diablo!...

DON NICOLA.-  Está bien...  (Se frota las manos.)  Usted viene a hablarme, ¿verdad? Bueno... Yo voy adentro, a mi cuarto, a buscar los papeles, ¿eh? Usted me disculpará un ratito... Con permiso, ¿eh?

 

(Vase frotándose las manos.)

 


Escena XIV

 

CANTALICIO y PRÓSPERO.

 

CANTALICIO.-  ¿Lo has visto al gringo?... Miralo qué contento. Ha husmeado que no le traigo la plata... ¡Hum!...

PRÓSPERO.-  No sé de qué me habla.

CANTALICIO.-  Hacete el desentendido. Cuando menos, sos socio ya d'él... ¿O no sabés que ayer se me vencieron todos los papeles que le firmé... y que no tengo con qué pagarle?...

PRÓSPERO.-  ¿Eh? La culpa no es mía...

CANTALICIO.-  ¡Desalmao!... Es que me va a quitar el campo... y la casa... y todo...

PRÓSPERO.-  ¿Y?...

CANTALICIO.-   (Desconcertado.)  Es que todo eso es tuyo también... que nos quedaremos los dos sin nada...

PRÓSPERO.-  ¡Pa lo que he tenido!...

CANTALICIO.-  Mirá, Próspero... No empecés con esas cosas... Viá creer que ya me has perdido el poco cariño que me tenías... Vení aquí, a mi lado... ¡Sentate!... ¿Te parece cosa linda que de la mañana a la noche, un estrangi del diablo, que ni siquiera argentino es, se te presente en la casa en que has nacido, en que te criaron tus padres y vivieron tus agüelos... se te presente y te diga: fuera de acá; este rancho ya no es suyo, ni ese campo es suyo, ni esos ombuses ni esos corrales, ni esos cercos son suyos?...  (Conmovido.)  ¿Te parece justo y bien hecho?...

PRÓSPERO.-  Yo no le digo que sea justo, tata. Digo... que no tengo la culpa... Usted sabe que desde hace tiempo vivo por mi cuenta y de mi trabajo. Jamás me he metido en sus negocios...

CANTALICIO.-  Lo sé muy bien, pero...

PRÓSPERO.-  Y si pudiera pagarle a don Nicola lo que usted le debe, lo haría con mucho gusto...

CANTALICIO.-  Entonces crees que debo quedarme tan fresco y dejar que éstos me pateen el nido.

PRÓSPERO.-  ¡Qué más remedio! Si usted me hubiese dado el campito cuando yo se lo pedí pa sembrarlo, no se vería en este trance; pero se empeñó en seguir pastoreando esas vaquitas criollas que ya no sirven ni pa... insultarlas, y cuidando sus parejeros y puro vivir en el pueblo, y dele al monte y la taba... y, amigo... a la larga no hay cotejo...

CANTALICIO.-  ¡Velay!... ésa no me la esperaba... Llegar a esta edá pa que hasta los mocosos me reten... ¡Salite de acá, descastao!...

PRÓSPERO.-  No, tata. ¡No sea así!... «Bisogna eser»...

CANTALICIO.-  ¡No digo!... Conque «bisogna» ¿no?... ¡Te has vendido a los gringos!... ¿Por qué no te ponés de una vez una caravana en la oreja y un pito en la boca y te vas por ahí a jeringar a la gente?... ¡Renegao!... ¡Mal hijo!...



Escena XV

 

DON NICOLA, CANTALICIO, PRÓSPERO y VICTORIA.

 

DON NICOLA.-   (Apareciendo con una escopeta a la espalda y un rollo de papeles en una mano.) ¡Cosa! ¡Cosa!...

CANTALICIO.-  Nada, señor.

DON NICOLA.-  Disgustos con el muchacho, ¿no?... Bueno... ¡no es malo el muchacho!... Trabajador... honrado... Está bien... Conque... aquí tenemos los papelitos, los papelitos.

CANTALICIO.-  ¿Y pa qué se viene con escopeta?... ¿Piensa que soy algún bandido?...

DON NICOLA.-  ¡Qué esperanza? Usted es buen hombre... un buen criollo... Traigo la escopeta por las dudas... Como voy al pueblo, ¿sabe? Siempre se encuentra una liebre... una martineta en el camino... Diga. ¿No ha visto un buey blanco en su potrero?

CANTALICIO.-  Sí, y acabo de arrearlo p'acá... Güeno. Vamos a ver si arreglamos eso...

DON NICOLA.-  ¡Vamos a ver si lo arreglamos! A mí me gustan los negocios derechitos, ¿sabe?...  (Revisa los papeles lentamente.)  Tres mil... tres mil... y setecientos... son tres mil setecientos, ¿no?... y quinientos, cuatro mil doscientos... y cuatrocientos cincuenta más... aquéllos, ¿se acuerda?, del valecito... Bueno; en total cuatro mil seiscientos cincuenta pesos nacionales del país... ¿eh?

 

(Mientras DON NICOLA hace su cuenta, pasa VICTORIA hacia el foro con un cernidor aventando maíz o trigo. PRÓSPERO la sigue con la mirada y a poco vase también.)

 

CANTALICIO.-  Justito... No ha puesto nada de menos...

DON NICOLA.-  Y ahora nos vamos al pueblo... dal escribano... y usted me da la platita... y se lleva todos estos papelitos... Digo, si usted me trae la platita...

CANTALICIO.-  No traigo nada... Usted lo sabía mejor que yo...

DON NICOLA.-  Entonces, ¿qué cosa hacemos?... Usted lo dirá...

CANTALICIO.-  Una renovación... Vea... con franqueza, yo venía a pedirle que me diera un año más de plazo... al interés que usted diga...

DON NICOLA.-  ¿Un año?... ¿Un año?... Mire... Usted es un buen hombre, ¿sabe?, un buen criollo... pero de negocio entiende poco... ¿Un año? Esto son cosas que no se pueden hacer.

CANTALICIO.-  ¿Cómo que no?... ¿Quién le ha dicho?...

DON NICOLA.-  Le voy a ser franco, ¿sabe? Si ahora usted no me puede pagar, dentro de un año me paga menos...

CANTALICIO.-  ¿Usted qué sabe?

DON NICOLA.-  ¡Pa!... ¡pa!... ¡pa!... Si no supiera esas cosas...

CANTALICIO.-  ¿De modo que usted quiere quedárseme con el campo?

DON NICOLA.-  Bueno. Para decirle la verdad... Usted tiene razón... Y eso, ¿sabe?, es el negocio que le conviene a usted. Necesito el terreno. Mi hijo, ése que estudia de ingeniero en Buenos Aires, me ha demandado que le busque tierra porque quiere venir a poner una granja o cremería, o qué sé yo... Piense bien el negocio, ¿sabe?... De todos modos... ese campito está perdido. Si el año que viene o el otro... va a tener que entregármelo, me lo entrega hoy y se gana los intereses...

CANTALICIO.-   (Paseándose nervioso.)  ¿Y si a mí se me antoja no pagarle ni entregarle el campo, ni hoy ni nunca?...

DON NICOLA.-   (Rascándose la cabeza con socarronería.) ¿Si se le antoja?... Eso es una otra cosa...

CANTALICIO.-  Y dirme al pueblo y meterle un pleito de todos los diablos.

DON NICOLA.-  ¡Ah!... ¡No!... Con la hipoteca non se scherza, caro amico...

CANTALICIO.-   (Aparte.)  (¿Qué no?... Ya vas a ver... ¡Conozco un procurador que te va a meter cada esquerzo!... ) ¿De modo que no me espera?

DON NICOLA.-  No me conviene...

CANTALICIO.-  ¿Última palabra?... Bueno. Proteste, demande.. y haga lo que quiera. Yo no pago ni entrego el campo. Está dicho...

DON NICOLA.-  Bueno. Pero vea que usted se perjudica, ¿no?...

CANTALICIO.-  Pero del lobo un pelo... adiosito...

DON NICOLA.-  Escuche, amigo... ¡Escuche!... ¡Es por su bien!

 

(Llegan voces acaloradas de foro izquierda. DON NICOLA y CANTALICIO se detienen.)

 


Escena XVI

 

DON NICOLA, CANTALICIO, MARÍA y VICTORIA.

 

MARÍA.-    (Aparece con VICTORIA, tironeándola de un brazo.)  ¡Indecente!... ¡Sinvergüenza! ¡Mala hija!... ¡Camina, pues!...  (Como VICTORIA se resiste, le aplica unos mojicones.)  ¡Indecente!... ¡Indecente!...

DON NICOLA.-  ¿Cosa?... ¿Cosa?...  (Interponiéndose.)  ¡Victoria!... ¿Qué has hecho?...

MARÍA.-  ¡Figúrate!... Yo iba para el corral a buscar una cuerdita que había dejado, y de repente me la veo a esta porcachona indecente  (Le tira un manotón.)  que se dejaba dar un beso con ese gauchito, ese... el hijo del señor... ¡Cochina!...

CANTALICIO.-  ¡Oigalé!...

DON NICOLA.-  ¿Cómo? ¿Cómo?... ¿Próspero la besaba?

MARÍA.-  ¡Sí, Próspero!...

DON NICOLA.-  ¡Ah, no! ¡Ah, no! ¿Y dónde está ese atrevido?...  (Llamando.)  ¡Próspero!... ¡Eh!... ¡Próspero!...



Escena XVII

 

DON NICOLA, CANTALICIO, MARÍA, VICTORIA y PRÓSPERO.

 

PRÓSPERO.-   (Grave.) ¿Me llamaba, patrón?...

DON NICOLA.-  Diga, señor...

MARÍA.-  ¿Cómo, señor?... ¡Es un atrevido, un canalla, un pión!...

DON NICOLA.-  Usted callate, ¿eh?... Diga... ¿Ésa es la manera de portarse con las personas decentes?... ¿Qué se ha pensao... que está en la casa de una china como usted?...

CANTALICIO.-  ¡Eh! ¡Baje la prima, gringo del diablo!...

DON NICOLA.-  ...Como usted bien conoce, ¿eh? Diga, ¿qué se ha creído?...

PRÓSPERO.-  Yo nada, señor...

DON NICOLA.-  Nada,¿eh?... Bueno. Entonces, ahora mismo arregla sus cosas y se manda mudar, ¿sabe?...  (A VICTORIA.)  Y vos, sinvergüenza...  (Empujándola.)  Andate pa dentro, que ya te voy a arreglar...

PRÓSPERO.-   (Interviniendo.)  Vea, señor. Más despacio con ella. Caramba... Aquí no hay falta ni delito. Lo que pasa es que... los dos nos queremos y que estoy dispuesto a trabajar para casarme con ella.

DON NICOLA.-  ¿Cosa?... ¿Cosa?... Mándese mudar le digo... En seguida, ¿eh?... ¡Casarse!... ¡Casarse!... Te gustaría, ¿eh?, casarte con la gringa pa agarrar la platita... los pesitos que hemos ganado todos trabajando... ¡trabajando como animales sobre la tierra!... ¡Ya! Mándese mudar... ¡Haraganes!... aprendan a trabajar primero... No me faltaría otra cosa que, después de tanto sacrificio pa juntar un poco de economía, viniese un cualquiera a querérsela fundir... Mándese mudar...  

(PRÓSPERO hace ademán de echarse sobre DON NICOLA. CANTALICIO lo contiene. MARÍA empuja a VICTORIA hacia la derecha. DON NICOLA sigue detrás, hablando y volviendo la cabeza.)

  ¡Conque casarte!... Casarte con la herencia, ¿no? Con la herencia del gringo viejo... pa gastarla en los boliches y jugarla en las carreras... ¡Haraganes!...  

(Vase mascullando frases en dialecto.)

  ¡Mándese mudar! Aprenda a trabajar primero.




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