Figura, según Navarrete, en la Philosophia Cortesana
moralizada de Alonso de Barros; Madrid, por Alonso
Gómez, 1587. Seguimos el texto de la edición de la
Filosofía cortesana moralizada, impresa en
Nápoles, por Josep Cacchij, el año 1588, del cual se
conserva ejemplar en la Biblioteca imperial de Viena. El libro va
dedicado a Mateo Vázquez de Leca, y lleva una
aprobación de Alonso de Ercilla y un soneto de
Liñán de Riaza. Consta de 63 páginas en
12.º Véase, acerca de la obra, a C. Pérez Pastor
(Bibliografía Madrileña, I, núm.
251).
Alonso de Barros, según Colmenares, nació en Segovia
hacia 1552, y murió en Madrid, en 1604. Fue aposentador de
Felipe II y de Felipe III.
Va
en el libro de Fr. Pedro de Padilla Grandezas y excelencias de
la Virgen señora nuestra... (Madrid, 1587), dedicado
«A la serenissima Infanta Margarita de Austria, professa en
el monesterio de la Madre de Dios de Consolacion en las
Descalças de Madrid»35.
-49-
- XIX -
Soneto al Dr. Francisco Diaz
Al Dotor Francisco Diaz, de Miguel de
Ceruantes, soneto
Tv, que con nueuo y sin ygual
decoro,
tantos remedios para vn mal ordenas,
bien puedes esperar destas arenas
del sacro Tajo las que son de oro,
y el lauro que se deue al que
vn tesoro
5
halla de ciencia, con tan ricas venas
de raro aduertimiento y salud llenas,
contento y risa del enfermo lloro.
Que, por tu industria, vna
deshecha piedra,
mil marmoles, mil bronzes a tu fama
10
dara, sin imbidiosas competencias.
Darate el cielo palma, el suelo
yedra,
pues que el vno y el otro ya te llama
espiritu de Apolo en ambas ciencias.
Figura al final del rarísimo Tratado nuevamente impresso
de todas las enfermedades de los riñones, vexiga y
carnosidades de la verga y vrina... compuesto por Francisco
Díaz, Doctor en Medicina y Maestro en -50-
Filosofía por la insigne Universidad de Alcalá de
Henares, y Cirujano del Rey N. S. (Madrid, 1588).
Acerca del Dr. Francisco Díaz y de la importancia de su
obra, véase a Antonio Hernández Morejón:
Historia bibliográfica de la Medicina
española, tomo III; Madrid, 1843; pág. 221 y
siguientes.
Hay
ejemplares del libro de Díaz en la Biblioteca Nacional de
Madrid y en la de la Facultad de Medicina de la Universidad
Central.
- XX -
Cancion I sobre «La Armada
Invencible»
Cancion nacida de las varias nuevas que an
venido de la catholica armada que fue sobre Inglaterra36.
De Miguel de Zeruantes Saauedra
Esta canción y la siguiente constan en el ms. 2856 de la
Biblioteca Nacional de Madrid, fols. 20-22, manuscrito que
perteneció a D. Luis Usoz y Río, y que corresponde a
últimos del siglo XVI o principios del XVII. Fueron
publicadas por D. Manuel Serrano -56-
y Sanz, en el Homenaje a Menéndez y Pelayo (Madrid,
1899).
Nótese que, en el manuscrito, la atribución «De
Miguel de Zeruantes Saauedra» es de distinta mano, y
también de otra tinta, más moderna, que la del resto
de la composición. El final se parece bastante al de la
canción de Góngora «Levanta, España, tu
famosa diestra».
- XXI -
Canción II sobre «La Armada
Invencible»
Del mismo. Cancion segunda, de la
pérdida de la armada que fue a Inglaterra
El
único manuscrito antiguo (de principios del siglo XVII)
donde terminantemente hallamos atribuida esta composición a
Cervantes, es el Cancionero de Duque de Estrada, que se
conserva en la Biblioteca Nacional de Nápoles, con la
signatura I-E. 49. Al fol. 94 recto de este manuscrito, figura el
«Romançe a una cueua muy escura, por Miguel de
Ceruantes». Véase E. Mele y A. Bonilla: El
Cancionero de Mathias Duque de Estrada; Madrid, 1902 (de la
Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos). La primera
edición, que sepamos, es la publicada en la Flor de
varios y nuevos romances: Primera y segunda parte: Ahora nuevamente
recopilados y puestos por orden por Andres de Villalta, natural de
Valencia: Añadiose aora nuevamente la terçera parte
por Felipe Mey, mercadel de libros: Con licencia en Valencia, por
Miguel Prados. 1593 (al folio 66 v. dice: Sigvese la
segunda parte del romancero intitulado Flor de romances, recopilado
por Pedro de Moncayo). Es texto incorrectísimo; pero
tiene variantes de gran interés. Dice así:
«Hazia donde el
sol se pone,
entre dos partidas peñas,
vna entrada del abismo,
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
-65-
oscura, lobrega y triste,
5
aqui mojada, alli seca,
propio albergue de la noche,
del terror y de tinieblas.
Por su boca sale vn ayre
que al alma encendida yela,
10
y vn fuego, de quando en quando,
que al pecho de nieue
quema.
Oyese dentro vn ruydo,
con vn cruxir de cadenas
y vnos ayes luengos, tristes,
15
embueltos en tristes quexas:
y en las funestas paredes,
por los resquicios y quiebras,
mil biuoras se descubren
y ponçoñosas culebras.
20
A la boca tiene puestos,
en vna amarilla piedra,
guesos de muerto, encaxados
de modo que forman letras,
las quales, vistas al fuego
25
que sale de la cauerna,
dizen: "Esta es la morada
de los zelos y sospechas."
Vn pastor contaua a Lauso
esta marauilla cierta
30
de la cueva, fuego y yelo,
avllidos, sierpes y piedras,
el qual, viendole, le dixo:
"Pastor: para que te crean,
no as menester jurallo,
35
ni hazer della experiencia.
El mismo traslado es esse
de lo que mi pecho encierra,
el qual, como en cueua obscura,
ni siente luz, ni la espera.
40
Seco le tienen desdenes,
bañando lagrimas tiernas;
ayre y fuego en los
suspiros
-66-
arrojase, abrasa y
yela.
Los lamentables aullidos
45
son mis continuas endechas,
biuoras mis pensamientos,
que en mis entrañas se ceuan.
La piedra escrita amarilla,
es mi sin ygual firmeza,
50
que los fuegos en mi muerte
diran como fui de piedra.
Los zelos son los que auisan
en esta morada estrecha,
que causaron los descuydos
55
cuydados de Silena."
En pronunciando este mal,
cayo como muerto en tierra,
que, de memorias de zelos,
tales sucessos se esperan.»
60
(Fol. 153 r., que corresponde a la
3.ª parte del libro.)
Publicose también, anónimo, en el Romancero
general de Madrid, 1600, en el de 1604, y en otros varios.
Seguimos el texto de 1600, que, evidentemente, es mucho más
correcto que el de 1593; pero es de notar en este el verso:
«Vn pastor contaua a Lauso», preferible, sin duda, al
de: «Y vn pastor cantaua al vso», de 1600, y nueva
confirmación de la autenticidad del romance. Con el citado
verso de 1593, se explica «el qual» que viene luego;
con el texto de 1600, habría de leerse «al
qual».
Cayetano Alberto de la Barrera (Obras completas de
Cervantes; edición Rivadeneyra; Madrid, 1863; I, clix)
afirma que el romance de los celos se publicó primitivamente
en la «Flor de varios y nuevos romances...
recopilados... por Andrés de Villalta, natural de Valencia.
Añadióse ahora... la tercera parte por Felipe Mey...
Valencia, 1591»; pero Salvá (Catálogo;
I, núm. 363) sostiene que, si hay edición anterior a
1593, solo contendrá -67-
las dos primeras partes de Villalta, y no la tercera,
añadida por Mey.
En
el Catálogo de los manuscritos de Gayangos, que hoy
pertenecen a la Biblioteca Nacional de Madrid, formado por Pedro
Roca, al núm. 714, se atribuye a Cervantes cierto soneto,
que comienza:
«De los bastardos, mal nacidos
celos.»
El
soneto lleva por título: «A los celos de Miguel de
Ceruantes»; pero luego añade: «del dicho»,
y claro está que el dicho es el autor de la
composición precedente: el marqués de Alanquer, y no
Cervantes, a cuyos Celos va enderezado.
Consta esta glosa a las págs. 234-236 de la
Relacion de la fiesta qve se ha hecho en el convento de Santo
Domingo de la Ciudad de Çaragoça a la Canonizacion de
San Hyacinto (Çaragoça, 1595), por
Jerónimo Martel. A las págs. 390 y 391 figuran estas
quintillas:
«De la gran materna
Delo,
qual otro hijo de Latona,
para hermosear nuestro suelo
y en el recebir corona
de ingenioso y sutil buelo,
Miguel Ceruantes
llegó,
tan diestro, que confirmó
en el Certamen segundo
la opinion que le da el mundo,
y el primer premio lleuó.»
Es
libro rarísimo, del que solo conocemos dos ejemplares, uno
de los cuales se custodia en el British Museum, y el otro en la
Hispanic Society de New York. Debemos al docto hispanista Mr. H.
Thomas fotocopia de las páginas referidas, tomada del
ejemplar de Londres.
Figura en los fols. 177 v. y 178 v. del «Comentario en
breve compendio de disciplina militar, en que se
-71-
escriue la jornada de las islas de los Açores, por el
licenciado Cristóbal Mosquera de Figueroa, Auditor general
del armada» (Madrid, 1596). Véase, sobre Mosquera,
nuestra nota 44 al Canto de Calíope.
- XXV -
Soneto a la entrada del duque de Medina en
Cádiz
El capitan Becerra vino a Sevilla a
enseñar lo que habian de hacer los soldados, y a esto, y a
la entrada del Duque de Medina en Cadiz54,
hizo Cervantes este
SONETO
Vimos en julio otra semana
santa,
atestada de ciertas cofradias
que los soldados llaman compañias,
de quien el vulgo, y no el ingles, se
espanta.
-72-
Huvo de plumas muchedumbre
tanta,
5
que, en menos de catorce o quince dias,
volaron sus pigmeos y Golias,
y cayo su edificio por la planta.
Bramó el becerro y
pusolos en sarta,
trono la tierra, escureciose el cielo,
10
amenazando una total ruina,
y al cabo, en Cadiz, con mesura
harta,
ido ya el conde, sin ningun recelo,
triunfando entró el gran Duque de
Medina.
Publicó este soneto Juan Antonio Pellicer y Saforcada, en su
Ensayo de una Biblioteca de Traductores Españoles;
Madrid, 1778; págs. 160 y 161; y lo reimprimió en su
Vida de Cervantes; Madrid, 1800; págs. 46 y 47,
citando la signatura [Est. M-cod. 163-f. 81 b] del
manuscrito de la Real Biblioteca en que se contenía y que en
vano hemos buscado en las del Real Palacio y Nacional.
Algunas dudas nos ofrece la autenticidad de esta
composición, cuyo epígrafe no parece estar redactado
por el propio Cervantes.
Este es el soneto que Cervantes diputaba «por honra principal
de sus escritos» (Viage del Parnaso, cap. IV, donde
cita el primer verso: «Boto a Dios, que me espanta esta
grandeza»).
Según Francisco de Ariño, en sus Sucesos de
Sevilla de 1592-1604 (edición de la Sociedad de
Bibliófilos Andaluces; Sevilla, 1873; pág. 105):
«En martes 29 de diciembre de dicho año (de
1598), vino de S. M. se hiziesen las honras, y parece que
condenaron a la Inquisicion en la cera que se gastó el
primero dia, y a la Ciudad en las misas, y que el Audiencia no
llevase estrado; y este dia, estando yo en la Santa Iglesia,
entró un poeta fanfarron, y dijo una octava sobre
la grandeza del túmulo.»
Conocemos los siguientes textos del soneto:
A) El publicado por Josef Alfay en sus Poesias varias
de grandes ingenios españoles (Zaragoza, 1654;
pág. 3). Es el que tomamos por base de la presente
edición.
-75-
B) El de Ariño, en sus Sucesos de Sevilla
antes citados. Designamos sus variantes con la letra A.
Véase sobre esta edición la Carta
bibliográfica del Doctor E. W. Thebussem a D. Francisco de
B. Palomo; Sevilla, 1869.
C) El de Vicente Salvá, según cierto
manuscrito de su propiedad, que consideraba autógrafo de
Cervantes (véase su Catálogo, núm.
299). Lo publicó primero en su Gramática de la
lengua castellana (cuya primera edición es de Valencia,
1834; pero solo hemos visto la de París, de 1835). Lo
designamos con la letra S.
Ch) El contenido en un manuscrito de la Real Biblioteca,
que lleva por título Poesias varias a Felipe II y
procede de la Biblioteca del Conde de Gondomar (fol. 97). Lo
designamos con la letra P. Fue publicado por J. Velasco
Dueñas en su Facsímile de la partida de bautismo
de M. de Cervantes (Madrid, 1852).
D) El reproducido por D. F. Rodríguez Marín
en sus Chilindrinas (Sevilla, 1906; pág. 219),
según cierto manuscrito del siglo XVII que le fue facilitado
por los hijos de D. Francisco de B. Palomo. Lo designamos con la
letra R.
E) El contenido en El Cancionero de Mathias Duque de
Estrada, que se conserva en la Biblioteca Nacional de
Nápoles y que fue descrito por E. Mele y A. Bonilla (Madrid,
1902; Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos).
Está en el fol. 58 r.
F) El que figura en la Biblioteca Nacional de Madrid (ms.
19387), y procede de la de Gayangos (número 725 del
Catálogo de P. Roca). Lleva en la primera hoja la
siguiente nota de Gayangos: «Este manuscrito cita Barcia en
su Epítome de la Biblioteca oriental y occidental,
como existente en la de Villahumbrosa. Fue acaso rodando hasta
Londres, donde yo lo compré en 1840.» Según
Roca, debió de ser escrito, en todo o en gran parte, en
Méjico, y es de letra (casi toda de la misma mano) de los
años 1598 a 1612 y siguientes.
-76-
Dice así el texto (al fol. 113 verso del manuscrito):
Consta la poesía en la Descripcion del Túmulo y
relacion de las exequias que hizo la Ciudad de Sevilla en la muerte
del Rey don Felipe Segundo, por el Licenciado Francisco
Gerónimo Collado, publicada por don Francisco de B. Palomo
en la Sociedad de Bibliófilos Andaluces. Forma parte de la
Historia de la muy noble y mas leal ciudad de Sevilla,
escrita por el Licenciado Collado por los años de 1610, etc.
Antes de los versos, se lee: «Algunos otros versos se
pusieron sueltos, y unas décimas que compuso Miguel
de Cervantes, que, por ser suyas, fue acordado de ponerlas aqui
Siguense:».
-79-
La
obra de Collado consérvase manuscrita en la Biblioteca
Colombina de Sevilla (manuscrito, estante B-4.ª-446-11. En
4.º, 337 hojas).
La
primera edición de las quintillas fue publicada por
José M.ª Asensio en El Museo Universal de 18
de julio de 1868.
- XXVIII -
Soneto en honor de Lope de Vega
De Migvel Ceruantes
Yaze, en la parte que es mejor
de España,
vna apazible y siempre verde Vega,
a quien Apolo su fauor no niega,
pues con las aguas de Helicon la baña.
Iupiter, labrador por grande
hazaña,
5
su ciencia toda en cultiuar la entrega.
Cilenio, alegre, en ella se sossiega.
Minerua, eternamente la acompaña.
Las Musas su Parnaso en ella
han hecho;
Venus, honesta, en ella aumenta y cria
10
la santa multitud de los amores.
Y assi, con gusto y general
prouecho,
nueuos frutos ofrece cada dia
de angeles, de armas, santos y pastores.
Figura en la Tercera parte de las Rimas de Lope de Vega
Carpio, que contiene La Dragontea, e integra, con otras
rimas, el tomo que lleva por título La Hermosvra de
Angelica, en la edición de Madrid, 1602; al folio 348
v.
Miguel de Cervantes autor de D. Quijote. Este
soneto hice a la muerte de Fernando de Herrera, y, para entender el
primer cuarteto, advierto, que él celebraba en sus versos a
una señora, debajo deste nombre de Luz. Creo que es de los
buenos que he hecho en mi vida
El que subio por sendas nunca
usadas,
del sacro monte a la mas alta cumbre:
el que a una Luz se hizo todo lumbre
y lagrimas en dulce voz cantadas:
el que, con culta vena, las
sagradas
5
de Elicon y Pirene en muchedumbre
(libre de toda humana pesadumbre)
bebio, y dejó en divinas
transformadas:
aquel a quien invidia tuvo
Apolo,
porque, a par de su Luz, tiende su fama
10
de donde nace a donde muere el dia:
el agradable al cielo, al suelo
solo,
vuelto en ceniza de su ardiente llama,
yace debajo desta losa fria.
Publicó este soneto Fernández de Navarrete, en su
Vida de Cervantes, a la pág. 447, diciendo haberlo
copiado «del fol. 169 de un códice en 4.º,
manuscrito del año 1631, que contiene varias poesías,
recopiladas, al parecer, por Francisco Pacheco, y existe en poder
de nuestro apreciable y erudito amigo el señor D. Fernando
-81- de la
Serna y Santander». No hemos logrado dar con el rastro del
referido códice. Si el epígrafe es auténtico,
y contemporáneo del soneto, ha de ser este posterior al
año 1604.
- XXX -
Soneto a D. Diego Hurtado de Mendoza
Miguel de Cervantes a Don Diego de Mendoza y a
su fama
SONETO
En la memoria viue de las
gentes,
varon famoso, siglos infinitos,
premio que le merecen tus escritos,
por graues, puros, castos y excelentes.
Las ansias en honesta llama
ardientes,
5
los Ethnas, los Estigios, los Cozitos
que en ellos suauemente van descritos,
mira si es bien, ¡o fama!, que los
cuentes,
y aun que los lleues en ligero
buelo
por quanto ciñe el mar y el sol rodea,
10
en laminas de bronce los esculpas;
que assi el suelo sabra que
sabe el cielo,
que el renombre inmortal que se dessea,
tal vez le alcançan amorosas culpas.
Figura en la edición de las Obras del insigne cavallero
Don Diego de Mendoza, impresa en Madrid el año
1610.
Acerca de Mendoza, véase la nota 177-28 del tomo II de
nuestra edición de La Galatea.
-82-
- XXXI -
Octavillas en honor de Barrio Angulo
Migvel de Cervantes, al Secretario Gabriel
Pérez del Barrio Angulo
Figura entre los preliminares del libro Direccion de
Secretarios de Señores, y las materias, cuydados y
obligaciones qve les tocan, con las virtudes de que se han de
preciar, estilo y orden del despacho y expediente... por
Gabriel Pérez del Barrio Angulo, Secretario del
Marqués de los Vélez, y Alcaide de la fortaleza de su
villa de Librilla; Madrid, 1613.
El
libro de Barrio Angulo es un tratado moral y político, donde
abundan las citas de autores clásicos y de doctores de la
Iglesia, con algunas alusiones a la España de su tiempo. En
conjunto, es una confusa y pesada miscelánea. Hubo otra
edición, modificada, con el título de Secretario
de Señores, y las materias, cvydados y obligaciones que le
tocan, estilo y exercicio del... (Madrid, 1622); y aun tenemos
a la vista otra, impresa también en Madrid el año
1645, con el título de Secretario y Consegero de
Señores y Ministros, cuya Aprobación lleva fecha
de 1639. En esta última no figura el soneto cervantino. Hay
en ella una curiosa «Demostración de la
ortografía» fol. 93, interesante para la historia de
la fonética.
Pérez del Barrio Angulo nació por los años
1557 o 1558. Vivía aún en 1650. Véase a C.
Pérez Pastor: Bibliografía Madrileña;
III, 448 y 449.
-84-
- XXXII -
Soneto a D. Diego Rosel y Fuenllana
Soneto a D. Diego Rosel y Fuenllana, inuentor
de nueuos artes. Hecho por Miguel de Ceruantes
Figura en los Preliminares del raro y extravagante libro:
Parte Primera / de Varias Explicaciones y Transformaciones / las
quales tractan Terminos Cortesa- / nos -85-
Practica Militar, Casos de / Estado en prosa y verso con nueuos
Hieroglificos / y algunos puntos / morales. Dirigido à la
Magestad del Cristianissimo / Rey de Francia (Ludovico
XIII). / Compuesto por Don Diego Rosel y Fuenllana, Sargento
Mayor en las / partes de España y Gouernador de la Ciudad de
Sancta Agata en / las de Italia por su Magestad, natural de Madrid.
/ Con Licencia y Priuilegio de Barcelona y Napoles. / En Napoles.
Por Iuan Domingo Roncallolo. 1613 (Escudo en el centro de la
página, con el lema: «Tempus et veritas
omnia vincit»). 4.º, 528
páginas.
Hay
ejemplar, que perteneció a William Stirling, y
después a Gayangos, en la Biblioteca Nacional de Madrid; y
otro en la Hispanic Society de New York. En los «Nueuos
Hieroglificos» se alude a otro libro del mismo autor,
publicado también en Nápoles el año 1603.
Dice Lope de Vega, en su novela de Guzmán el Bravo,
que sin el libro de Rosel «no debria estar ningun
hipocondriaco», y, en efecto, difícilmente se
hallará más divertido ni más disparatado
engendro.
Está escrito en forma de coloquio entre Menandro, Flugencio,
Teodosio y Roselio, que conversan a orillas del Manzanares.
Véase, a título de ejemplo, lo que dice Menandro del
elefante (pág. 15 y siguientes):
«Es tanta la nobleza que en este animal se siente, que, para
hauerle de cautiuar en las partes de las Indias donde lo puedo
dezir con verdad, por ser platico, por el tiempo que en ellas
estuue, donde oy dezir muchas vezes que el astucia que tenian para
hauer a las manos vno, era saber en el arbol donde de noche se
arrimaua para passarla y descansar, el qual le aserrauan por el
tronco baxo, dexando muy poco por cortar, lo que fuera bastante a
que no cayesse, y despues que, a la noche, venia el noble Elefante
a arrimarse a su arbol conocido, hallandole, quando a el se
llegaua, contraminado, y caya, que, muchas vezes, los mas conocidos
son los contraminados; al fin, como el Elefante cayesse en el
suelo, llegaua vno de los indios que en celada estaua, y con vn
palo le daua muchos, tractandole mal de palabras,
-86-
echandole tierra en los ojos, y otros improperios, lo qual sentia
mucho la bestia, no pudiendo leuantarse, como es costumbre en
ellos, y ser castigado con lo que mas le podia ofender, con corage
y sin poder resistir, daua solloços, soplos y gimidos, y, en
medio de su aflicion, salia otro indio de manga, adereçando
al primero a modo de maltratarlo con castigo y tambien palabras
injuriosas, mostrando mas potencia que el; y el otro, haziendo que
huya, dexaua a los dos solos, boluiendo el segundo indio al
Elefante con mucha compassion y criança, diziendo en su
lengua de indio: "Perdona, señor, que aquel es vn bergante y
no digno de conocerte"; y limpiandole el rostro, y ruciandoselo con
vino, de que todos en aquellas partes son muy amigos, hasta los
animales y sauandijas, y despues de limpios los ojos, le ayudaua a
leuantar, haziendo mucho del amigo y diligente, tractandole siempre
palabras muy regaladas, siendo tan entendidas de la bestia, que,
mostrando ser y estar agradecido dellas, se yua luego en
seguimiento de quien aquella buena obra le hizo, quedandole sujeto
toda la vida.» Sigue la transformación del
elefante (el-infante se trueca en el-efante),
etc.
Sobre el origen de Barcelona, cuenta este donoso disparate:
«Como los habitantes de cierta ciudad, no sabian que nombre
darle, dijo el rey: "Para que salgamos deste cuydado, estemos de
acuerdo a la primera palabra que deste nauio que por la mar viene
se entendiere, pues por fuerça nos ha de hablar." A este
tiempo, se yua allegando ya el vaxel, cargado de lonas, y, al
tiempo que queria echar el ferro, le dixo la guardia, que se
llamaua Arce, al patron (que ya se conocian): "¡A del nauio!
¿Que va en el baxel?" Y respondiendo el patron, le dijo:
"Va, Arce, lona". Y, como estuuieron atentos, todos a vn tiempo
dixeron: "¡Ya nuestra ciudad tiene nombre!", asiendo del que
el patron le dio a Varcelona.»
Rosel declara escribir «al modelo de nuestro antiguo
-87-
Metamorfoseos» (pág. 13), y no sería
aventurado sospechar que, cuando Cervantes, en el Quixote
(II, 22), pone en boca del primo del Licenciado el propósito
de publicar un libro, «a quien he de llamar Metamorfoseos
o Ovidio español, de invención nueva y rara,
porque en él, imitando a Ovidio en lo burlesco, pinto
quién fué la Giralda de Sevilla y el Ángel de
la Madalena, quién el caño de Vecinguerra, de
Córdoba, quiénes los Toros de Guisando, la Sierra
Morena, las fuentes de Leganitos y Lavapiés, de Madrid, no
olvidándome de la del Piojo, de la del Caño Dorado y
de la Priora; y esto, con sus alegorías,
metáforas y traslaciones», tuviese en mientes al
estrafalario Gobernador de Santa Ágata.
El
cual se atrevió a solicitar de Quevedo un soneto, para que
fuese al frente de su parto intelectual; y, en efecto, el gran
ingenio compuso un «hieroglifico en su seruicio», que
va en la edición mencionada y dice así:
«Coronado de lauro, yedra
y box,
Rosel le quita al Febo su carcax,
pues haze los esdruxulos sin ax
y a todos los poetas dize ox.
Es de los Hieroglificos
latrox,
5
siendo, en la ciençia, del saber
arcax,
y en todo claro, qual lucido valax,
y muy mas concertado que un relox.
Al carro del gran Phebo sirue
de ex,
y [es] de aquesta academia el armandix,
10
obedeciendole todos como a dux;
es tan veloz, quanto en el
agita el pex;
danle las musas nombre de su dix,
pues hizo en todas artes vn gran flux.»
No
sabemos si Rosel escribió «de industria» tantas
necedades. Pero, ¿se dio cuenta, acaso, de la
socarronería de Quevedo?
-88-
- XXXIII -
Cancion a los éxtasis de Santa Teresa de
Jesús
De Migvel de Ceruantes, a los extasis de
nuestra B. M. Teresa de Iesus
Figura a los fols. 52 y 53 del Compendio de las solenes
-92-
fiestas qve en toda España se hicieron en la Beatificacion
de N. B. M. Teresa de Iesvs... por Fray Diego de San Ioseph;
Madrid, 1615.
Según Nicolás Antonio, Diego de San José,
carmelita vallisoletano, murió en 1621, y fue notable pintor
y músico.
- XXXIV -
Soneto a Yagüe de Salas
De Miguel de Ceruantes Saauedra
SONETO
De Turia el cisne mas famoso oy
canta,
y no para acabar la dulce vida,
que, en sus diuinas obras escondida,
a los tiempos y edades se adelanta.
Queda por el canonizada y
santa
5
Teruel; viuos Marzilla y su homicida;
su pluma, por heroyca conocida,
en quien se admira el cielo, el suelo
espanta.
Su dotrina, su boz, su estilo
raro,
que por tuyos, ¡o Apolo!, reconozes,
10
segun el buelo de sus bellas alas,
grauadas por la Fama en marmol
pario
y en laminas de bronze, haran que gozes
siglos de eternidad, Yague de Salas.
Consta en el libro de Juan Yagüe de Salas: Los Amantes de
Tervel, epopeya tragica, con la restauracion de España por
la parte de Sobrarbe, y conquista del reyno de Valencia;
Valencia, 1616. Véanse, sobre -93-
Yagüe de Salas, a Fernández de Navarrete: Vida de
Cervantes, págs. 409 y 410; y a Domingo Gascón y
Guimbao: Los Amantes de Teruel; Madrid, 1907.
- XXXV -
Soneto a doña Alfonsa
González
De Migvel de Cervantes Saavedra, a la
señora doña Alfonsa Gonçalez, Monja professa
en el Monasterio de Nuestra Señora de
Constantinopla88,
en la direccion deste libro de la Sacra Minerua
SONETO
En vuestra sin igual, dulce
armonia,
hermosissima Alfonsa, nos reserua
la nueua, la sin par sacra Minerua
quanto de bueno y santo el cielo cria.
Llega el felice punto, llega el
dia
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en que, si os oye la infernal caterua,
huye gimiendo al centro y, de la acerua
region, suspiros a la tierra embia.
En fin, vos conuertis el suelo
en cielo,
con la voz celestial, con la hermosura,
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que os hazen parecer angel diuino.
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Y assi conuiene que tal vez el
velo
alceis, y descubrais essa luz pura
que nos pone del cielo en el camino.
Figura este soneto a los principios del rarísimo libro
siguiente, del cual posee ejemplar la Real Academia
Española:
Minerva Sacra. / Compvesta por el / Licenciado Miguel Toledano,
Clerigo / Presbytero, natural de la ciudad / de Cuenca. / Dirigido
a D. Alfonsa / Gonçalez de Salazar, Monja professa en el /
Monasterio de la Madre de Dios de Cons / tantinopla de Madrid. /
Año (Escudete) 1616. / Con Privilegio. / En Madrid,
Por Iuan de la Cuesta. / Vendese en casa de Iuan de Villarroel,
Mercader / de libros, en la Plateria.
En
8.º (73 x 122 centímetros de caja).- Portada.- Suma del
Priuilegio (Aranjuez, 7 de mayo de 1616).- Fee de erratas.- Tassa.-
Censvras (del Dr. Cetina y de Fr. Francisco de Mata).-
Décima de D.ª Alfonsa González.- Soneto de la
misma.- Décima del Maestro Valdivielso a Toledano y a
D.ª Alfonsa.- Soneto de Cervantes.- Grabado que representa a
D.ª Alfonsa González, a los diez y nueve años de
edad, tocando la lira.- Dedicatoria de Toledano a D.ª
Alfonsa.- Prólogo al lector.- Texto (villancicos, romances,
sonetos, etc., etc).- Tabla.- 171 hojas numeradas de texto,
más 8 de preliminares y 5 de Tabla sin numerar.
Miguel Toledano es poeta fácil, y a veces ingenioso; pero,
en general, sus composiciones adolecen de un mal gusto intolerable.
Por la rareza del libro, no han reparado en él
suficientemente los historiadores de la literatura castellana, y
es, sin embargo, indudable, a nuestro juicio, que disputa a Alonso
de Ledesma la palma de representante del conceptismo. Véase,
a título de ejemplo, este soneto a San Lorenzo, que figura
en la hoja 135: