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Hallazgo en el Museo de América de una azuela de piedra, recogida en Tahití por marinos europeos a finales del siglo XVIII

Francisco Mellén



     Recogiendo documentación en el Museo de América (Madrid) sobre artefactos etnográficos de islas del Pacífico para mi próximo libro, referente a la presencia española en Tahití durante los años 1772 a 1775, encontré una pieza inventariada con el número 2947 que llevaba pegada una etiqueta antigua, manuscrita en francés, con el siguiente texto: �Hache des habitans [sic] de Cithere (Otahiti), decouverte par Mr. La Giraudais�.

     Es una azuela de piedra basáltica negra que va perfectamente amarrada al mango de madera por una cuerda finamente trenzada de fibra de estopa de coco. Tiene unas dimensiones de 50 cm. de largo del mango y 21 cm. de largo de la piedra. El nombre tahitiano es to'i.

     Al investigar su procedencia comprobamos que en el Inventario manuscrito de la Sección Etnográfica del Museo Arqueológico Nacional de Madrid aparece entre las piezas enviadas al Museo de América y catalogada con el n� 2430. Acompaña el siguiente texto: Hachuela de piedra, semejante a las cuatro anteriores. Tiene el mango el siguiente letrero: �Hache des habitans (sic) de Cithere (Otahiti), decouverte par Mr. La Giraudais�. Largo del hacha 0,21 m. Id. del mango 0,49 m.

     A su vez en el Catálogo de la Exposición de Antropología y Etnografía de la Exposición Universal de París de 1878, está incluida en la Sección de Etnografía, Edad de Piedra, con el n� 185 y la nota: Hachuela de afanita. Idem. id., id., semejante a la anterior; procedente de Oceanía. Tiene en el mango el siguiente letrero: Hache des habitans (sic) de l'isle de Cythère (Otahiti) découverte par Mr. La Giraudais, en 1778. Largo del hacha: 0,21. Idem. del mango: 0,41.

     Como se aprecia en ambas fichas tienen el mismo error que la etiqueta en la palabra habitans, que debe ser habitants. Por otra parte la isla de Tahití fue �descubierta� y visitada por el inglés Wallis en junio de 1767. Nueve meses más tarde, en abril de 1768, fondeaban en sus costas los buques de la [124] expedición francesa de Bougainville, comandante de la fragata la Boudeuse, acompañado de la fusta la Étoile al mando de Chénard de la Giraudais, que es la persona que aparece en la etiqueta y en las fichas citadas.

     La expedición de Bougainville permaneció doce días en Tahití, en el distrito de Hitiaa y después de recoger provisiones y distribuir varios regalos continuaron su viaje de exploración por el Pacífico, rumbo oeste. A la isla de Tahití le dieron en un principio el nombre de �Nouvelle Cythère� [�Nueva Citera�], asociándola poéticamente con las islas de Grecia famosas en el mundo antiguo. Durante la estancia posiblemente se recogió esta azuela, bien por intercambio o por regalo de los tahitianos, pero parece más verosímil que perteneciera a la colección recogida por Boenechea en los años 1772 a 1775 y que después esta herramienta fuera catalogada por alguna persona que tuviera conocimientos de francés, quien fue la autora del escrito de la etiqueta. Tal vez esta sea una respuesta más acorde de esta pieza que con otras similares llegaron desde el Perú vía Gabinete de Ciencias Naturales, después al museo Arqueológico y de allí al Museo de América.

     Bougainville, al hablar de las construcciones de las grandes piraguas de Tahití, recoge lo siguiente: �Los tahitianos no tienen otro útil para todas estas obras que un hacha, cuyo filo está hecho con una piedra negra muy dura�.

     Los marinos franceses desconocían que toda construcción de una piragua tenía su rito. Antes de elegir el árbol para hacer la piragua los constructores colocaban sus hachas durante la noche en un nicho del marae, este acto se conoce como ha'amoe ra'a to'i, que se traduce por �dormir el hacha�, seguidamente cantaban al dios Tane y a otros dioses y organizaban una fiesta llamada aira'a tahua ohipa. Se mataba a un cerdo y después de lavado y puesto al fuego, se le arrancaban las cerdas que eran ofrecidas al dios Tane, acompañando [125] esta acción con las palabras Ei mata ora te ha'a, ei to'i horo, que se traduce por �Trabaja con los ojos atentos y el hacha rápida�. Después de comer y descansar, al amanecer del siguiente día cogían el hacha, la lavaban en el mar recitando varias invocaciones a los dioses, seguidamente marchaban en busca del árbol para construir la piragua.

     La pieza estudiada puede verse actualmente en el Gabinete, zona B, vitrina 2 del Museo de América. [126] [127]



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Robert Louis Stevenson, (Edimburgo 1850-Vailima, 1894), y estancia en Hawaii

José Manuel Gómez-Tabanera

Antropólogo e historiador



     El pasado 3 de diciembre de 1994, se cumplió el siglo de la muerte de R. L. Stevenson, en Upolu (Islas Samoa). R. L. S. fue un escritor predestinado por la tuberculosis, que quiso terminar sus días en los Mares del Sur. Su obra literaria sigue fascinando, cien años después, a chicos y grandes, trascendiendo del valle del olvido que hoy conocen otras más pretenciosas y elaboradas. Pues, �quién no ha leído La Isla del Tesoro (1882) sin sentirse transportado a un universo de aventura? �Quién no ha devorado un tanto inquieto las páginas de El Extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886), sin preguntarse en torno a los vericuetos a que da lugar un desdoblamiento de personalidad? �Quién no se ha deleitado leyendo novelas históricas como La Flecha Negra o El muchacho raptado? En realidad sus lectores han sido millones de personas de tres generaciones sucesivas, captadas por el embrujo de una pluma con la que el autor canta a la libertad de acción de los héroes de sus novelas, ya sean piratas o bucaneros, delincuentes inveterados o mozos inexpertos, y que nos presenta, ya en islas remotas y paisajes exóticos, ya en mesones de mala muerte, ya en empresas quijotescas cuando no en medios urbanos que llevan a la alineación...

     El primer encuentro de quien esto escribe con R. L. S. fue hace 60 años, en plena Guerra Civil española, coleccionando cromos de piratas tras la lectura de su Isla del Tesoro, encontrada casualmente en la biblioteca de su abuelo. Posteriormente, en los años 60, atravesando la región francesa de Les Cévennes, pudo enterarse de que casi un siglo antes, R. L. S. había recorrido la región en una burra. Tuvo entonces interés en conocer tal viaje, recordado en su divertido relato Viaje en burro, a la sazón asequible en inglés y en francés. Antes sin embargo, ya había podido saborear otros relatos suyos en diversas ediciones.

     Su recuerdo me volvería a inquietar, hace dos años, 1992, cuando, aprovechando una visita a la Universidad de Irvine, California, me interesó conocer [128] la Huntington Library, San Marino. Allí, aleatoriamente, topé, entre otros curiosos textos desconocidos en Europa, con un manuscrito de R. L. S., que al parecer ya había despertado la curiosidad de algún doctorante. En el mismo se detalla una singladura del autor a lo largo de la costa de Kona, en Hawaii (1889), diario prácticamente desconocido para los lectores de R. L. S. en lengua castellana, al igual que las emotivas paginas que en alguna ocasión dedicó al P. J. Damian de Veuster, hoy canonizado por Roma. Me prometí indagar entonces si alguien en España se había preocupado de la publicación y conocimiento de tales textos. Sin embargo, otras ocupaciones más perentorias me hicieron olvidar el asunto, pese a que alguien me había proporcionado las referencias bibliográficas de dos publicaciones sobre el tema, una en la que se registraba la obra de una religiosa, la Hermana Martha Mary McGaw, publicada en Hawaii en 1950; y otra el libro de J. F. Furnas, Voyage to Windward, (N. York 1951). Ello, con independencia del ya viejo libro de Arthur Johnstone, Recollections of Robert Louis Stevenson in the Pacific (Londres, 1905).

     Posteriormente, tuve ocasión de adquirir otro libro en el que aparecen recopiladas diversas impresiones y notas de R. L. S. durante su estancia en Hawaii. Se trata de Travels in Hawaii, editado por el Prof. A. Grove Day, y publicado en Hawaii (Honolulú, 1973). Alguno de los escritores aquí contenidos serían utilizados en la redacción de In the South Seas, libro que ha conocido varias ediciones en traducción al castellano. En la publicación a la que me refiero se recogen otros, y entre ellos, diversa correspondencia de R. L. S. desde Hawaii; algunos poemas y finalmente, como Apéndice, el �Diario de una visita a la costa de Kona�, Hawaii, cuyo manuscrito, que tiempo atrás, como he dicho, había podido conocer en California, completan el volumen.

     La lectura de dicho libro me hizo pensar que ante nosotros se presentaba un R. L. S. totalmente desconocido para sus lectores hispanos y de cuya biografía, en lo que se refiere a sus dos estancias en la isla de Hawaii apenas se conocen detalles, porque salvo en unas pocas páginas aprovechadas para la edición definitiva de In the South Seas, no se registran sus impresiones personales cuando llegó con su familia por primera vez a la isla, en 1889, a bordo del yate, el Casco, fletado en San Francisco y pudo conocer bien a sus últimos soberanos Kalakaua y Kapi'olani, electos en 1874... y con ellos a la princesa Ka'iulani, una criolla, medio escocesa, medio polinesia, con quien trabó amistad en Waikiki.

     Es lástima que en In the South Seas no se detalle todo esto, ni tampoco el grado de intimidad que los Steveson llegaron a tener con el entonces venturoso rey de Hawaii, cuya corte pretendía ser un centro de arte y cultura, destacando el propio soberano como autor del himno nacional Hawai'i Pono'i y también del primer libro importante en inglés publicado en las islas Legends and Myths of Hawaii, editado por R. M. Daggett. Por otro lado, el afable soberano, tras introducir el teléfono en Hawaii se había ganado gran popularidad tras un tratado comercial con Estados Unidos, que permitía importar azúcar [129] hawaiano sin aranceles. Fue un rey memorable por muchas otras cosas, hoy olvidadas, incluso por el libro de Guinness. Fue quizá el primer monarca extranjero que viajó por Estados Unidos, (1874-1875) y el primero al que se le ocurrió dar la vuelta al mundo (1881), sentando así un real precedente. Precisamente en sus distintos viajes adquiriría numerosas gemas para engastar en la corona que él mismo se impuso en 1873, para inmediatamente imponer otra a su real esposa, entre las aclamaciones de ocho mil súbditos. La Historia nos cuenta que fue algo inenarrable, aunque R. L. S. no llegó a verlo ni lo registró. Como tampoco registraría para sus lectores habituales los sucesivos acontecimientos que, a la larga, darían al traste con el Reino de Hawaii, poco después de su segunda visita a Hawaii de R. L. S., (1893), cuando ya se cernía en el horizonte la anexión de las ocho islas a Estados Unidos.

     De la primera visita de R. L. S. a Hawaii (1889), apenas se ha escrito nada en lengua castellana. Esperamos poder hacerlo dentro de unos meses y reconstruyendo el mundo perdido de ese reino de opereta que pudo conocer Stevenson, a la vez que la vida hedonística y relajada que se llevaba en el Palacio Iolani, de acuerdo con el humor del Rey Kalakaua, sus prontos, sus borracheras y su alegría de vivir... También como en un primer momento un tanto incautamente el deshauciado R. L. S., mimado por Kalakaua y los suyos tomó partido defendiendo una causa perdida.

     Henos ante una etapa apenas conocida de los viajes por el Pacífico de R. L. S., que le llevaron en una primera fase, desde San Francisco a las Islas Marquesas y de allí al Archipiélago de la Sociedad, para anclar después en Hawaii. Ya Honolulu, devuelto el Casco a USA, y en la Goleta Ecuador partiría hacia las Islas Marshall y Gilbert y tras nueva otra singladura, se afincaría con su familia en el Archipiélago de Samoa. En éste y en la isla de Upolu, donde también se hizo amigo de su Rey Tembinok, se hizo respetar por los nativos que le llamaron �Tusitala�, (�El narrador de historias�). R. L. S. creyó encontrarse entonces en el paraíso terrenal. Tras sentirse mejor, decidió construirse una casa e instalarse en ella, esperando serenamente, incluso escribiendo, el fin de sus días. La Parca le hizo suyo el 3 de diciembre de 1894. [130]





El Casco, embarcación muy marinera que transportando a la familia Stevenson, en 1889 ancló en el risueño puerto de Honolulú. [131]



Busto de R. L. Stevenson, ejecutado en 1893, único para el que posó en su vida. Su escultor fue el inglés Allen Hutchinson. Este mismo, fundido en bronce, a partir del modelo en barro, se exhibe actualmente, en la Academia de las Artes de Honolulú. [132]



R. L. Stevenson departiendo con el Rey Kalakaua de Hawaii. �En relación con las gentes del Pacífico, -recordará Stevenson-, creo que no puedo ofrecer mejor introducción que una fotografía junto con Kalakaua�. [133]



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Notas

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X Congreso de la Pha en Kiribati: Vivir en el Pacífico

     Cada dos años la Asociación de Historia del Pacífico (PHA) tiene una reunión, y en esta ocasión se decidió que fuera en Kiribati (pronunciado quiribás), tras haber tenido lugar anteriormente en Guam y Christchurch (Nueva Zelanda). Un sitio tan alejado (cerca de donde se juntan las líneas del Ecuador y del cambio de día) y un país con problemas de funcionamiento típicos del Tercer Mundo hacían suponer que el entorno del Congreso iba a ser diferente del habitual. No fallaron las expectativas: se cambiaron las fechas en dos ocasiones por obras en el aeropuerto, los conferenciantes quedaron reducidos a una treintena (frente a los casi dos centenares de congresos anteriores) y el marco fue el único hotel del país que puede llevar tal nombre, del que desalojaron a los anteriores ocupantes para hacernos hueco. Los problemas fueron grandes para llegar, pero una vez allí pudimos disfrutar de la isla principal de Kiribati, Tarawa. Las conferencias se celebraron parcialmente en una casa tradicional de reuniones o Maneaba, refrescada por la brisa y frente a la laguna; además, la escasez de gente hizo que el trato fuera más relajado, no se desdoblaron las conferencias en sesiones simultáneas ni el reloj fue un elemento central, por otra parte, lo alejado del lugar (Bikinibeu, a 30 kilómetros de la capital, Bairiki) hizo que la gente no se desperdigara.

     Hubo cinco diferentes paneles: Biografías, Historia de Kiribati, Enredos Confusos (Messy Entanglements), Trabajo e Historia del Siglo XX. El primer día se dedicó completamente a las biografías y se comenzó teorizando sobre las dificultades de asimilar los tipos de personalidades occidentales a las de los isleños del Pacífico, para pasar a estudiar casos más particulares como los textos históricos samoanos, la vida de Adalbert von Chamisso, las antropólogas Mead, Powdermaker y Wedgewood en Papúa-Nueva Guinea, la primera generación de políticos en este mismo país y las fotografías de Damien Parer y T. J. McMahon. [136]

     La sesión sobre �Enredos Confusos� fue realmente una confusión �satisfactoria�, por todas las ideas que surgieron, en una sesión dirigida por el profesor de la Universidad de Guam, Vicente Díaz. Se comenzó con otro trabajo teórico sobre el empirismo y la conciencia de la contradicción en nuestras narrativas. Se habló después de los problemas de Ebeye, un sector del atolón marshallés de Kwajalein, donde Estados Unidos prueba sus misiles intercontinentales y donde hay gran cantidad de isleños ganándose la vida en trabajos de servicios relacionados con estas bases militares; se habló también de la complicada naturaleza de la situación política en Hawaii en el siglo XIX, de la obsesión de los misioneros con la poligamia de los fidyianos y, también en relación con el tema de la sexualidad, sobre algunas referencias a estrangulaciones de viudas.

     El último día llegamos desde Majuro (Marshall) el que suscribe y Hiroshi Nakajima, presidente de la Asociación del Pacífico de Japón. Se comenzó por la mañana con las relaciones laborales en el siglo XX, analizando la difícil separación entre el trabajo pagado y el no pagado (es decir, el trabajo de las mujeres en los pueblos, el dominical, etc.) y otras cuestiones de este tipo. La sesión de la tarde fue la más dispersa en temas; Grant McCall hizo una divertida y crítica exposición de las políticas coloniales de Francia en sus posesiones y de Chile con respecto a Rapa Nui (Pascua) y de los problemas que aún hay para acceder a Archivos en Aix-en-Provence. Roger Thompson trató de las políticas descolonizadoras del Reino Unido tras la II Guerra Mundial. El que suscribe, según refiere Peter Hempenstall en la última Newsletter de la PHA, �presentó una visión revisionista sobre el impacto continuado de España en la identidad Micronesia que fue vigorosamente controvertido por los participantes chamorros�; el maorí Roger Maaka presentó una visión alternativa de la historia de este pueblo y se acabó hablando sobre la nueva política de Australia hacia el Pacífico tras el fin de la Guerra Fría.

     Si con la narración de las discusiones y los temas de las conferencias se completa la crónica de un congreso, no ocurre lo mismo con éste. También hubo una reunión con profesores kiribateños en la que cada uno comentó sus experiencias y dificultades en la enseñanza de la Historia del Pacífico; David Hanlon habló de los alumnos que en su Universidad (Hawaii) le advierten que la historia que se enseña no la sienten como la suya por no estar realizada por los propios hawaiianos. Max Quanchi se refirió a las diferentes formas de aprender la Historia del Pacífico, asegurando que pintar un mapa en la pared o hacer una canoa es tan válido como las clases de la Universidad. Los profesores locales no profundizaron tanto; prefirieron referirse a los problemas del día a día y su respuesta fue invitarnos a una última fiesta a la que nos referimos más adelante.

     También hubo una excursión turística, como ocurre en muchas conferencias, pero en este caso fue de dos días y dormimos todos en el convento de las Hermanas del Sagrado Corazón, excelentes anfitrionas de la Conferencia dirigidas [137] por la Hermana Alaima Talu. La excursión consistió en ir al norte de Tarawa, en el mismo atolón de la capital, pero separado por un brazo de agua que lo comunica por tierra. De esta forma pudimos conocer el Kiribati tradicional. En dos playas de coral pudimos comprobar la alta temperatura de las aguas cuando no están en mar abierto y lo diferente que son las playas de coral de su imagen idílica: había que bañarse con zapatillas si se quería salir con los pies sanos. En el norte de Tarawa, la vida tradicional se mantiene, se puede ver cómo se seca el pescado, cómo se planta el taro cavando hoyos que puedan recoger el agua marina, cómo vive la gente en las cabañas o cómo se arrancan los tomates de las plantas cuando alguien va a comprarlos. Los cambios hacia la modernidad también son perceptibles, la radio es constante, los jóvenes dicen que quieren ir a vivir a Tarawa Sur y ya se ven algunos paneles solares para la luz (no tienen suficiente fuerza para ventilar), aunque su precio (unas 6.000 pesetas por la instalación y mil mensuales por el mantenimiento) hace que hasta ahora sólo diez familias lo tengan, según nos comentaron. Hay la misma densidad de iglesias por metro cuadrado que en el resto de Oceanía.

     Las danzas también formaron una parte esencial en la Conferencia. Y en esta ocasión no sólo presenciamos durante tres días bailes con sus respectivos banquetes de comida, sino que confraternizamos con los bailarines y con los grupos. El congreso finalizó con un precioso discurso con voz ronca del secretario de la Asociación Max Quanchi y con otro de la hermana Alaima sobre lo que había querido hacer de ese congreso.

     Los congresistas no fuimos simplemente testigos, nos pidieron que participáramos con canciones nuestras y ahí se demostró el retraso de nuestras culturas occidentales en este tipo de actividades colectivas. El que suscribe echaba de menos la compañía de un compatriota y en esos momentos resultó que me encontré con un amigo de Tokyo, Mauricio García Franco, Doctor por la Universidad de Keiô, que está encargado allí de un proyecto de piscifactorías. Encontrarle en medio de la preocupación por las letras de la famosa canción e invitarle a la fiesta de la noche fue inmediato. No sólo estaba Mauricio en Kiribati, también José Sánchez Rábago, piloto madrileño trabajando en Air Tungaru (las líneas aéreas de Kiribati).

Florentino Rodao [138] [139]



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Reseña de la XIII Conferencia de la International Association of Historians of Asia

(Tokyo, 5-9 de septiembre de 1994)

     La International Association of Historians of Asia (IAHA) es una institución creada en 1960 por un grupo de profesionales de la historia -y de otras ciencias humanas y sociales- de diferentes países asiáticos para fomentar el estudio de este vasto ámbito geográfico y facilitar las relaciones entre los investigadores. Para alcanzar estos fines, la asociación tiene como una de sus principales actividades la celebración, aproximadamente cada tres años, de una reunión internacional, cuya sede ha sido elegida hasta la fecha entre las capitales y alguna otra ciudad de los diferentes países que la integran. En 1960 tuvo lugar en Manila la primera conferencia, capital que repitió en 1971 y 1983, habiendo pasado también por Taipei (1962), Hong Kong (1964 y 1991), Kuala Lumpur (1968 y 1980), Yogyakarta (Indonesia, 1974), Bangkok (1977), Singapur (1986) y Colombo (1988). Durante cada período interconferencial, es presidente de la IAHA una destacada personalidad del país que acoge la próxima reunión. Tras la celebrada en Tokyo el presente año, la próxima tendrá lugar nuevamente en Bangkok, durante los días 20 a 24 de marzo de 1996.

     La decimotercera conferencia ha tenido un feliz desarrollo gracias -además de a los patrocinadores japoneses, que nunca faltan en estas ocasiones- a su comité organizador, presidido por el profesor Takefumi Terada, de la Sophia University. Y fue precisamente en la Sophia University -Jochi Daigaku, en japonés-, en su campus de Yotsuya, en el centro de Tokyo, donde se celebró el evento.

     Pasemos ahora a los contenidos de la conferencia. El lunes 5 de septiembre tuvo lugar la sesión de apertura con las intervenciones de rigor. Pero lo más interesante de esta jornada fue -junto con el exquisito, opíparo y muy nipón lunch de bienvenida- el coloquio organizado alrededor del tema �Indigenous Southeast Asian Historiography�. Presidido y moderado por Setsuho Ikehata (Tokyo University of Foreign Studies), tuvo como participantes al profesor filipino Reynaldo Ileto (James Cook University, Australia), Taufik [140] Abdullah (Indonesian Institute of Sciences), Thanet Aphornsuvan y Charnvit Kasetsiri (Thammasat University, Bangkok), María Serena T. Diokno (University of the Philippines), Pham Duc Duong (Institute for Southeast Asian Studies, Hanoi), Shaharil Talib y Mohammad Raduan bin Mohd Ariff (University of Malaya, Kuala Lumpur). Sin duda alguna, la caracterización de una historiografía indígena y de una historia nacionalista fue uno de los argumentos que con más fuerza estuvo presente en la conferencia, tanto en este coloquio como en numerosas comunicaciones, como luego veremos.

     Junto a la sesión de apertura y el coloquio citados, se desarrollaron dos special lectures de carácter general y con posibilidad de asistencia de todos los conferenciantes: Anthony J. S. Reid (Australian National University) habló sobre �Political 'tradition' in Southeast Asia: the one and the many� y Adrian B. Lapian (Kyoto University) lo hizo sobre �The maritime world of Southteast Asia�. Todas las demás actividades de la conferencia se desarrollaron en mesas paralelas, en aulas y otras dependencias de la Universidad de Sophia. A continuación, anotaremos cuáles fueron los distintos ámbitos de estudio de la reunión, aunque nos detendremos especialmente en aquellos en los que participamos de forma más directa.

     Aunque el programa de la conferencia se organizaba muy especialmente en torno a dos grandes apartados -Sudeste Asiático y relaciones de Japón con ese espacio geográfico-, la realidad es que en sus contenidos encontramos estudios históricos, sociológicos y antropológicos referidos a casi cualquier época y país de Asia. No citamos todos los paneles organizados porque su número resulta muy alto, circunstancia que consideramos fragmentó excesivamente -aunque quizás no podía hacerse otra cosa- el desarrollo de la conferencia. No obstante, mencionaremos las mesas que reunieron mayor número de comunicaciones: �Southeast Asian local historiography� (catorce comunicaciones), �Ceramic trade in the South Seas� (diez comunicaciones), �Settlements and networks in early Southeast Asia� (nueve) y �Nationalism and Japanese occupation� (ocho). Los títulos de estas mesas orientan parcialmente sobre los temas recurrentes del congreso y sobre la disparidad de los mismos, aunque otros ámbitos importantes aparecen dispersos en distintos paneles. Sin duda alguna, los tres principales núcleos temáticos que vertebraron la conferencia fueron la historia local contemporánea, la historia colonial y la historia de Japón en el contexto asiático, los tres orientados muy especialmente hacia el Sudeste Asiático, con un buen número de comunicaciones referidas a Filipinas.

     Y es precisamente sobre la historia colonial -esencialmente de Filipinas- acerca de lo que más podemos hablar, por ser nuestro ámbito de estudio. Durante el desarrollo de la conferencia se pudo comprobar que aún no se han superado las diferencias entre lo que algunos suponen que son dos formas diferentes de historiar: una historia indígena hecha desde dentro y una historia colonial hecha desde fuera. Lógicamente, quien hace esa supuesta historia externa [141] no defiende en absoluto -aunque quizás alguien sí lo haga- una historia imperialista, pero sí es cierto que en la mayoría de los casos estos historiadores no se interesan apenas por la población indígena sometida sino por la historia de su propio país y de sus propias gentes en la colonia. Esto ha dado como resultado que numerosos historiadores de las antiguas colonias rechacen esa historia, que para ellos sigue siendo una historia no sólo colonial sino colonialista. Precisamente el coloquio con el que se dio inicio a la conferencia abordaba esta cuestión, la del historiador indígena en su contexto nacional y en el de la investigación histórica de carácter más general, así como la superación de las barreras nacionales en la investigación histórica del Sudeste Asiático. Además, el filipino Reynaldo Ileto -quien expuso las ideas que acabamos de citar- insistió en la necesidad de rechazar visiones más o menos simplistas de la investigación histórica, para las cuales existirían dos modelos de investigación histórica: una superior, de carácter universalista y �occidental� y otra inferior, localista e indígena.

     Aunque no podemos extendernos más sobre la cuestión apuntada, sí es cierto que en la conferencia quedaron patentes las dos diferentes miradas desde las que se abordó la historia del período colonial, concretamente del caso filipino, uno de los que más tratados en las distintas mesas de la reunión. Precisamente el colectivo de historiadores filipinos fue uno de los más numerosos, habiendo sido muchos de ellos especialmente invitados a participar gracias a las gestiones de Setsuho Ikehata, profesora del Institute for the Study of Languages and Cultures of Asia and Africa de la Tokyo University of Foreign Studies y miembro del comité organizador de la conferencia. Además, varios investigadores japoneses y los cuatro españoles que participamos también tuvimos como objeto de estudio el ámbito filipino. Dado que no podemos extendernos en el comentario de las comunicaciones, nos limitaremos a citar las más destacadas, señalando autor y título del paper. Setsuho Ikehata, �Japan's involvement in the Philippine Revolution of 1896� José M. Cruz, �Forming the Christian subject: Juan de Oliver's l6th century Tagalog catechism�; Sonia M. Zaide, �The Filipinos as Apostles for the Last Days: Christianity in the Philippines�; Felice Noelle R. Rodríguez, �Tagalog society in transformation: a study of crime and punishment�; Rosario Mendoza de Cortés, �State of the art of local history in the Philippines�; María Serena I. Diokno, �Philippine nationalist historiography and the challenge of new paradigms�; Myrthena L. Fianza, �Colonization and the Moro land question in Mindanao, Philippines and some continuing issues�; Motoe Terami-Wada, �The Sakdal uprising of 1935� Ruth Cabañero-Mapanao, �Heroic age in Maguindanao Muslim history: Datu Ali of Kudarangan, 1890-1905"; Reino P. Paular, �The Japanese community in the Philippines during the Spanish colonial period�.

     Por lo que respecta a la representación española, estuvieron presentes en la reunión Josep María Fradera (�The 'nuevo sistema' of Spanish colonial policy in the Philippines, 1780-1830�), de la Universitat Pompeu Fabra; Antonio [142] García-Abásolo (�The private environment of the Spanish dominion settlers in the Pacific�), de la Universidad de Córdoba; Florentino Rodao (�Spanish language in the Philippines during the first half of the XXth century�) y Luis Ángel Sánchez Gómez (�Governors, gobernadorcillos and friars. The indigenous principalias and the Spanish administration in ninettenth century Philippines�), de la Universidad Complutense de Madrid (226). Nuestra presencia en la conferencia se debió a la invitación expresa realizada por el comité organizador, gracias a las gestiones llevadas a cabo por la profesora Setsuho Ikehata, miembro del citado comité, cuya cordialidad fue en todo momento extraordinaria. Junto a este grupo de españoles, debemos mencionar la presencia en la reunión de la investigadora hispano-mexicana María Fernanda García de los Arcos, de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, que habló sobre �Three sources of information on the general conditions of the Philippine Islands at the end of the 18th century�.

     Para concluir, señalemos que pese al gran número de comunicaciones presentadas y a la imposibilidad material de asistir a todas las mesas en las que uno tuviera interés, tal circunstancia se vio felizmente superada gracias a la disponibilidad en fotocopia de todos los papers presentados, iniciativa muy de agradecer al comité organizador y, por supuesto, al buen hacer de los participantes.

Luis Ángel Sánchez Gómez [143]



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Los cursos de la Rábida

     Del 22 al 26 de Agosto se celebró en la Universidad Internacional de Andalucía, en su sede Ibero-Americana ubicada en La Rábida (Palos de la Frontera) y denominada Santa María de La Rábida, un curso titulado Aires de Manila: el trasvase cultural y artístico entre Andalucía, América y Filipinas a través del Galeón de Manila.

     Estas reuniones veraniegas cuentan ya con una tradición de más de cincuenta años -fundadas por el inolvidable D. Vicente Rodríguez Casado-, habiendo mantenido durante todo este tiempo un alto nivel científico, centralizando la atención de estudiosos de todo el mundo hispánico. Este verano los cursos comenzaron el 4 de julio para terminar el 26 de agosto, dirigidos por el Profesor Juan Marchena, de la Universidad de Sevilla, y han abarcado un amplio temario de asuntos muy diversos, paralelamente se han celebrado unas Semanas Culturales, incluyendo conferencias, mesas redondas, exposiciones, proyecciones y actuaciones artísticas de diverso tipo, todo ello relacionado con la Hispanidad. En total se han desarrollado 24 cursos que han reunido a más de 2.000 alumnos y a unos 200 profesores de una y otra orilla del Atlántico.

     Nosotros hemos asistido solamente al que encabeza esta nota, que fue magníficamente dirigido por el Profesor Jesús M. Palomero, Profesor Titular de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, quien, a parte de la perfecta coordinación de todas las Ponencias y Coloquios, habló sobre La proyección de las fórmulas espaciales y decorativas indígenas en la arquitectura andaluza.

     El historiador Isacio Rodríguez (227) abrió las sesiones con La fundación de Manila, y las clausuró con Las noticias de la pérdida de las Islas Filipinas en la prensa de Manila y Madrid. La Dra. en Historia del Arte Margarita Estrella, también del C.S.I.C., intervino con El problema de la documentación de los marfiles filipinos y La representación del dogma de los marfiles. El Catedrático [144] de Historia de la Iglesia en América de la Universidad de Sevilla, Paulino Castañeda, habló sobre El Patronato Regio y El Episcopado filipino.

     Emilio Gómez Piñol, Catedrático de Arte Hispanoamericano de la Universidad de Sevilla, sobre El urbanismo y la arquitectura civil y sobre La arquitectura religiosa. El Dr. Florencio García Mogollón, de la Universidad de Extremadura, acerca de La platería y sobre Las artes suntuarias. La Dra. María Dolores Barroso, de la Universidad de Cádiz, Arte y fiesta en el Archipiélago. El mantón de Manila recibió la atención de Juan Foronda Blasco, y El estilo chinesco la del Dr. Juan Prieto Gordillo, de la Universidad de Sevilla. El Dr. Antonio García-Abásolo, Catedrático de Historia de América de la Universidad de Córdoba (228), disertó sobre un tema poco tratado hasta ahora y que resultó extraordinariamente apasionante: La imaginería popular en caña.

     No podemos profundizar en los temas expuestos, pero por los títulos el lector podrá fácilmente deducir el gran interés de cada uno de ellos que, en su conjunto, han pretendido ofrecer una aproximación histórica a las influencias artísticas y culturales existentes entre Andalucía, América, y el Lejano Oriente a través del Galeón de Manila. Con la dirección del Profesor Palomero y con las personas que han intervenido, el éxito, como así ha sido, estaba garantizado.

     A manera de Posdata queremos señalar que en esas mismas fechas se celebraba un Seminario acerca de La carrera de Indias. Vida, muerte y negocio en las navegaciones entre España y América. Siglos XVI-XVIII. Según la información que pudimos recoger, y posteriormente leer de forma resumida, la Profesora Olga López, del Museo Marítimo de Barcelona, reivindicó la importancia de la historia marítima española, ya que en su opinión ha estado siempre marginada y no ha recibido la atención que se merece, señalando que �si nos ocultan una parte de nuestra historia, difícilmente podremos entender nuestro presente y abordar el futuro con seguridad...�. En realidad la Dra. López estaba señalando uno de los fines de la Asociación Española de Estudios del Pacífico, y, naturalmente, de uno de sus órganos: la Revista que el lector tiene en sus manos.

José Luis Porras [145]



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El tratado de Tordesillas y su época

     La Junta de Castilla y León, a través de su Consejería de Cultura y Turismo, ha querido conmemorar, a lo largo de todo el año 1994, el V Centenario de la firma y ratificación del tratado de Tordesillas, con una serie de actos culturales de muy diversa índole: exposiciones, teatro, cine... y un Congreso Internacional, celebrado los días 2 a 6 de junio, en cuya organización han colaborado la Sociedad V Centenario del Tratado de Tordesillas, S. A., constituida al efecto, y la Comisión Nacional para la Conmemoración de los Descubrimientos Portugueses.

     Ha sido un Congreso itinerante, que se inauguró en Setúbal (Portugal), donde fuimos atendidos con extraordinaria gentileza por los organizadores y las autoridades locales. En la Iglesia de Jesús, espléndida muestra del arte manuelino, se celebró el acto inaugural y a continuación un concierto para instrumentos de metal. Después de visitar la ciudad, subimos al castillo de San Felipe, donde la Cámara Municipal de Setúbal nos ofreció un almuerzo. Más tarde, en el salón de Actos del Ayuntamiento, el Prof. Joaquim Veríssimo Serrão pronunció una interesante conferencia -El Tratado de Tordesillas visto desde Portugal- que sirvió de pórtico a las tareas científicas del Congreso. Terminado este acto, un avión de las Fuerzas Aéreas Portuguesas nos trasladó a Salamanca, donde los días 3 y 4 de junio se celebraron las sesiones de trabajo en el marco incomparable de la vieja Universidad Salmantina.

     Funcionaron simultáneamente hasta cuatro Secciones: A) Estados y Sociedades Peninsulares; B) Política Atlántica Y Política Mediterránea; D) El Tratado de Tordesillas; E) La ejecución del Tratado y sus consecuencias. El día 4 siguieron funcionando las Secciones A, D, y E, y comenzó sus trabajos la Sección C) Cultura y Religión. En los dos días de trabajo en Salamanca estaban programadas 43 ponencias y 12 colaboraciones, que en su mayor parte fueron presentadas, y discutidas en interesantes coloquios. [146]

     El viernes 3 de junio el grupo Música Segreta, dirigido por Leonardo Waisman ofreció un delicioso concierto en la Capilla del Colegio Arzobispo Fonseca, sobre Música Barroca para un Mundo nuevo dividido en tres partes: El Nuevo Mundo y el imaginario europeo; Música en las misiones jesuíticas, y Música en las ciudades.

     El día 4 por la tarde nos trasladamos en autocar a Tordesillas, donde continuaron las sesiones de trabajo en la Casa de los Tratados, muy bien restaurada y acondicionada para estos eventos. Una de las sesiones tuvo lugar en el histórico monasterio de las Claras, que luce en todo su esplendor tras la acertada restauración y limpieza de sus retablos.

     En Tordesillas prosiguieron sus trabajos las Secciones A, C, D, y E, y la Sección F, dedicada a temas varios. En estos dos últimos días se leyeron 25 ponencias y 24 colaboraciones.

     Los organizadores lograron reunir un selecto elenco de investigadores e historiadores españoles y extranjeros, lo que hace imposible citar nombres porque sería necesario recogerlos todos. Me remito a las Actas del Congreso, a punto de aparecer, o tal vez ya publicadas cuando estas líneas vean la luz.

     El magno Congreso fue clausurado por el Excmo. Sr. Académico de la Historia don Antonio Domínguez Ortiz, que habló de �Santa Fe y Tordesillas: dos hitos en la Historia Universal�, y por el Excmo. Sr. Antonio Henrique de Oliveira Marques, de la Universidad Nueva de Lisboa.

     Desde aquí felicito a los organizadores, en las personas del Prof. Dr. Luis Miguel Enciso Recio, y del Coordinador general Prof. Dr. Luis Antonio Ribot García, felicitación extensiva a todos los que en Portugal y en España, contribuyeron al perfecto desarrollo de este Congreso.

Lourdes Díaz-Trechuelo [147]



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Jornadas en Cantabria del viaje político-científico español de Malaspina y Bustamante (1789-1794)

     La exposición itinerante dedicada a �La expedición Malaspina hacia los Mares del Sur (1789-1794)� preparada por Mercedes Palau para Australia y Nueva Zelanda en 1993, tuvo su brillante broche de oro con la arribada a Cantabria, después de su exhibición en Cádiz, en donde se complementó la propia organización de la exposición en la Sala de Exposiciones de la Universidad de Cantabria con un programa de actos y comunicaciones cuya línea central versó también sobre el viaje político-científico español de las corbetas Descubierta y Atrevida, al mando de Alejandro Malaspina y del cántabro José de Bustamante y Guerra, con motivo del bicentenario de su regreso a España.

     Estas jornadas sirvieron entre otras cosas para reconocer en su justa medida el papel representado por el Comandante de la Atrevida y Segundo Jefe de la expedición, José de Bustamante, así como la fuerte incidencia que tuvieron en el conjunto del proyecto los tres oficiales cántabros, concretamente, Antonio Tova y Arredondo, Juan A. Gutiérrez de la Concha y Ciriaco Cevallos. Estos cuatro personajes, pero sobre todo el primero por su trascendencia y responsabilidad en la expedición, se han visto históricamente minimizados por la imponente figura y la justificada leyenda de Alejandro Malaspina. Suele olvidarse que José de Bustamante, además de tener una importancia capital en dicha expedición, desarrolló una ingente labor al frente de los diversos cargos de responsabilidad que le fueron encomendados por la Corona española en América del Sur.

     No fue casual pues, que la iniciativa cultural y científica conmemorativa, promovida por la Dirección General de Relaciones Culturales y Científicas del Ministerio de Asuntos Exteriores, encontrase su punto final en la tierra en la que vieron la luz cuatro de los oficiales integrantes de aquella expedición, inigualable y única en su género. Además del apoyo ofrecido por dicha Dirección General y otras Instituciones para llevar a cabo estas jornadas, hay que [148] hacer mención especial al empeño del Centro de Estudios �Astillero de Guarnizo�, dirigido por Juan M. Castanedo, quien se ocupó de que la oportunidad que se presentaba no pasara de largo por Cantabria. Desde dicho Centro se tramitaron y organizaron la totalidad de los actos y la presencia de numerosos estudiosos y autoridades civiles y militares.

     Al acto de inauguración y presentación de los actos en la Sala de Exposiciones de la Universidad de Cantabria, celebrado el 18 de octubre, acudieron, entre otras relevantes personalidades, José Cervera Pery, Coronel Auditor de la Armada y director de la Revista de Historia y Cultura Naval, en representación del Contralmirante José Ignacio González-Aller, director del Instituto de Historia y Cultura Naval y del Museo Naval; Mercedes Palau Baquero, Directora de Material Cultural y Ediciones de la Dirección General de Relaciones Culturales y Científicas del Ministerio de Asuntos Exteriores; José Luis Porras, presidente de la Asociación Española de Estudios del Pacífico; el vicerrector de Extensión Universitaria de la Universidad de Cantabria, Jesús Ignacio Martínez, representando al Rector Jaime Vinuesa Tejedor; Juan Antonio Maestro, alcalde del municipio cántabro de El Astillero; Dario Manfredi, director del Centro di Studi Malaspiniani �Alessandro Malaspina� de Mulazzo (Italia), así como representantes del Ayuntamiento de Corvera de Toranzo, localidad natal de Bustamante, y Juan M. Castanedo, director del Centro de Estudios �Astillero de Guarnizo�.

     A lo largo de la tarde del día 18 se procedió a visitar el Palacio de Mercadal (casa donde vivió la hermana de José de Bustamante) y la casa solariega de los Bustamante Rueda (lugar donde nació el padre de Bustamante) ubicadas en la localidad de Alceda. A continuación, se visitó la casa natal de José de Bustamante de Ontaneda, para cerrar más tarde la jornada con las conferencias pronunciadas en la Casa Consistorial de Corvera de Toranzo por Dario Manfredi, Emilio Soler Pascual, profesor de la Universidad de Alicante, Rafael Palacio, de la Universidad de Cantabria, Juan M. Castanedo y José Vericat, profesor de la Universidad Complutense, moderadas por el director de la Escuela, Emilio Eguía López.

     Como complemento a esta serie de conferencias, Juan M. Castanedo desarrolló otras actividades, entre las cuales se encuentra el acercamiento de nuestra historia naval a los colegiales. De este modo, el día 26 de octubre, el director del Centro de Estudios �Astillero de Guarnizo� explicó el significado de la Expedición Malaspina a los alumnos del Colegio Público �Pintor Agustín Riancho�, y éstos acudieron el día 28 a visitar la exposición en Santander.

     El día 6 de noviembre tenía lugar la clausura de la exposición. El acto se acompañó de una mesa redonda organizada por la Asamblea Amistosa Literaria, en la que intervinieron Jorge Juan Guillén, Coronel de Intendencia de la Armada, Eric Beerman, hispanista y biógrafo de José de Bustamante, Aníbal Jorge Luzuriaga, presidente del Instituto Nacional Belgraniano del Ministerio [149] de Educación de la República Argentina, Mercedes Palau y Juan M. Castanedo. Al acto de clausura asistieron igualmente diversas personalidades como el capitán de Navío y Comandante Militar de Marina de Santander Pedro Zarandona, José Luis Porras y el capitán de Fragata Crispín Pérez-Pujol.

     Como colofón a toda esta serie de actos desplegados alrededor de la conmemoración del bicentenario de la llegada a España de las corbetas Descubierta y Atrevida, los asistentes a la clausura de la exposición se dirigieron a Corvera de Toranzo para descubrir una placa conmemorativa restaurada por el Ayuntamiento y dedicada a su ilustre hijo José de Bustamante. Tras pronunciar unas palabras el historiador Eric Beerman, Pedro Zarandona y el teniente de alcalde Rodrigo Rivero procedieron al descubrimiento de la placa, al tiempo que una coral entonaba el tradicional �Boga marinero�.

Luis A. García [150] [151]



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Conmemoración del bicentenario del regreso a Cádiz de la expedición Malaspina (1789-1794)

     Durante los días 20 y 21 de septiembre se celebraron en la ciudad andaluza una serie de actos para celebrar el acontecimiento. Convocados por la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz, el número de asistentes fue bastante numeroso: aparte de los académicos, estaban miembros de la Armada, del Ministerio de Asuntos Exteriores español, del Centro de Estudios Malaspiniano, de estudiosos de Canadá, Perú y Estados Unidos, autoridades locales y el Presidente de la Fundación Mapfre América Ignacio Hernando de Larramendi y el de la Asociación Española de Estudios del Pacífico, José Luis Porras.

     Las actividades comenzaron el martes 20 con una sesión científica, coordinada por el Almirante Ignacio González-Aller, Director del Instituto de Historia Naval y del Museo Naval de Madrid, que se celebró en el Instituto Hidrográfico de la Marina cuyo Director el Capitán de Navío José María Fernández de la Puente hizo la oportuna recepción. Intervinieron el Contraalmirante Alberto Orte Lledo de la Real Academia Hispanoamericana, Carlos A. Bauzá historiador uruguayo, y John Cross, del Museo Marítimo de Vancouver. Seguidamente se llevó a cabo una visita a las dependencias del Museo que es extraordinariamente interesante.

     A continuación los participantes fueron trasladados a San Fernando, en cuyo Panteón de Marinos Ilustres se celebró una emocionante ceremonia en honor de los miembros de la Expedición Malaspina, de todos los marinos españoles muertos en combate y también de los que lucharon contra nosotros con honor y valor. El Presidente de la Academia Antonio Orozco ofrendó una corona de flores en nombre de todos los asistentes. Después una visita a la colección de instrumentos antiguos del Real Observatorio de la Armada, donde tuvo lugar la segunda parte de la sesión de esta jornada, con la intervención de Manuel López-Arroyo, antiguo Director del Observatorio Astronómico de [152] Madrid, José Vericat de la Universidad Complutense de Madrid, y Juan Castanedo de la de Cantabria.

     Por la tarde, en la Facultad de Medicina bajo la presidencia de José Gómez Sánchez, Académico y ex-decano de la Facultad de Medicina, disertaron Julián Zulueta sobre Nutrición y escorbuto en la Expedición Malaspina, y Antonio Orollo La �ración del marinero en la Marina Española Ilustrada�.

     A continuación bajo la presidencia de Mercedes Palau fueron presentadas las novedades bibliográficas sobre la Expedición: Encuentros Malaspina 92 Edición a cargo de Mercedes Palau y Antonio Orozco; Alejandro Malaspina... La América imposible edición a cargo de Blanca Sáiz con una biografía de Dario Manfredi; El diario del Proceso Malaspina de Eric Beerman, y El País Valenciano a fines del siglo XVIII: Carlos Beramendi y Freyre de Emilio Soler. También fue presentada la Revista Derroteros de la Mar del Sur, publicación oficial de la Secretaria Permanente del Simposio de Historia Marítima y Naval Iberoamericana (Lima), Centro Marítimo y Naval �Don Casto Méndez Núñez� (Madrid) y Centro di Studi Malaspiniani �Alessandro Malaspina� (Mulazzo). Estas presentaciones fueron realizadas por la propia Mercedes Palau por ausencia del Embajador Carlos Fernández-Shaw; por Dario Manfredi; Juan Barceló, Director de �Compañía Literaria�; Antonio Menchaca, marino y escritor; Emilio La Parra, Presidente del Instituto Gil-Albert (Alicante), y Jorge Ortiz Sotelo, marino e historiador (Perú). Por la noche el Alcalde-Presidente del Ayuntamiento Carlos Díaz Medina, ofreció una brillante recepción en los salones de la Corporación.

     El miércoles 21 hubo una nueva sesión científica en la Diputación Provincial presidida por el Contraalmirante Alberto Orte Lledo, Vice-Director de la Real Academia Hispanoamericana, y en la que intervinieron el historiador e hispanista Eric Beerman José de Bustamante su carrera tras la llegada de la Expedición Científica a Cádiz, Emilio Soler, historiador Cádiz en 1823. Treinta años después, Jorge Ortiz Sotelo Coincidencia entre los planes de exploración de Bodega y Malaspina.

     Al mediodía, en la Muralla de San Carlos, en la Plaza de Filipinas, se descubrió una lápida en homenaje a la Expedición Malaspina, ofrendada por la localidad de Mulazzo, acto llevado a cabo por su Alcalde Prof. Roberto Malaspina. Seguidamente en el Salón Regio del Palacio Provincial de la Diputación hubo una recepción del Presidente de la Diputación, con intervención de los Sres. Orozco, Alcaldes de Mulazzo y de Cádiz, y del propio Presidente Jesús Ruiz Fernández. En el acto Dario Manfredi condecoró a varias personas, entre ellas a Mercedes Palau con la medalla del Centro di Studi Malaspiniani. A continuación se celebró una sesión solemne de la Real Academia Hispanoamericana, como recepción del académico de Honor Don Delfín Colomé, Director General de Relaciones Culturales y Científicas del Ministerio de Asuntos Exteriores; tras las palabras del Director Don Antonio Orozco y del Sr. Colomé, se le impuso la Medalla Académica y se le entregó un Diploma que [153] da fe de los numerosos méritos que concurren en él para obtener esta alta distinción.

     Finalmente se procedió a la inauguración de la Exposición Malaspina, espléndida muestra de Mapas, Grabados, Fotografías, Dibujos, Libros etc. que organizada y dirigida por Mercedes Palau, ofreció un completo panorama de aquel histórico viaje. El Presidente de la Diputación Provincial de Cádiz y Don Delfín Colomé presidieron el acto y atendieron las explicaciones que la propia Sra. Palau dio sobre los principales aspectos de tan interesantísima exhibición.

     Hay que felicitar efusivamente por el éxito de todo el programa a los que hicieron posible estas Jornadas, pero no sólo por los resultados culturales, sino principalmente por la calidad humana que demostraron, cosa ya tradicional en la milenaria y elegante tacita de plata, representada en este caso por la Real Academia Hispano Americana, en cuyo Presidente D. Antonio Orozco Acuaviva queremos concretar nuestro agradecimiento.

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     La Exposición fue clausurada el 5 de Octubre. Celebrándose al mismo tiempo una sesión solemne de la Real Academia para el ingreso del Profesor Sr. Paolo Emilio Taviani, Senador Vitalicio de la República Italiana.

T. J. [154] [155]



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Noticias

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GENERAL

Oceanografía

     Según la prestigiosa Revista Nature, oceanógrafos de Estados Unidos han descubierto en el Pacífico hileras de algas de cientos de kilómetros de longitud, visibles incluso desde el transbordador espacial Atlantis. Igualmente han dado a conocer la existencia de gusanos de metro y medio, en zonas de reciente erupción volcánica submarina. El buque oceanográfico español Hespérides, considerado como uno de los mejores del mundo por su equipamiento científico, continúa sus investigaciones en el Pacífico, y durante el pasado marzo estudió el cinturón volcánico existente entre la Isla de Pascua y las islas de la Sociedad.

[J.L.P.]



Documentación sobre el Descubrimiento

     El pasado 16 de diciembre se presentó en la Academia de Historia la Colección documental del Descubrimiento (1470-1506), editada por la Fundación Mapfre América y promovida por la propia Academia y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

     Esta obra ha supuesto un trabajo de treinta años, cuyo origen se remonta al Diplomario colombino de los años cuarenta, en el que Antonio Ballesteros y Ciriaco Pérez recopilan todos los documentos referentes a Colón, y tenía como fin completar la Raccolta Colombiana de 1892.

     A lo largo de todo este tiempo la aportación documental ha ido creciendo, ampliando el ámbito de su estudio, pues de los 450 textos que se limitaban a la gesta de Colón se ha pasado a 820 que engloban ya a todo el descubrimiento, de éstos unos 200 son inéditos y algunos fundamentales.

     Son sus autores Juan Pérez de Tudela y Carlos Seco Serrano, con la colaboración de Ramón Ezquerra y Emilio López.

     En la presentación dejaron bien claro que se trataba de �contrarrestar la publicidad que la leyenda negra de la labor de España recibió, en 1992 por parte de algunos países y de ciertas organizaciones internacionales�.

     Los autores agradecieron a la Fundación Mapfre su iniciativa y su apoyo, y se mostraron orgullosos del servicio que se rendía a España.

[J. L. P.] [158]



�El Mundo Hispánico�

     La Biblioteca del Congreso de EE.UU. acaba de publicar �El Mundo Hispánico, 1492-1898�, una guía de manuscritos españoles sobre América y otras posesiones de Ultramar, fotocopiados y conservados en instituciones de Estados Unidos, Guam y Puerto Rico. La guía consta de 1.071 páginas y proporciona información, en español e inglés, sobre documentos archivados en 53 bibliotecas.

[J.L.P.]



Los �Fondos de Ultramar�

     En el Consejo de Estado se presentó el pasado 15 de diciembre el �Inventario de los fondos de Ultramar del Consejo de Estado (1835-1898)�. El Catedrático y Miembro de la Real Academia de la Historia, Francisco Tomás y Valiente, autor del estudio introductorio, explicó el contenido de la obra que reúne escritos referentes a asuntos de guerra, marina, hacienda, tributos, y esclavitud. Este inventario es muy importante para conocer el entramado del gobierno de las provincias de Ultramar, en todos aquellos asuntos en que intervino el Consejo.

[J.L.P.]



Tordesillas

     Según el Presidente de la Sociedad V Centenario, Luis Miguel Enciso, cerca de un millón de personas han acudido, hasta fines de 1994, a las diferentes actividades organizadas con motivo del V Centenario del Tratado de Tordesillas: exposiciones, conciertos, teatro, congresos, conferencias...

[J.L.P.]



     Congreso Internacional La Nación Soñada: �Cuba, Puerto Rico y Filipinas ante el 98�

     El departamento de Historia de América del CSIC celebrará en Aranjuez, entre los días 24 y 29 del próximo abril, una reunión científica en torno al �pequeño imperio español�. La doctora Consuelo Naranjo coordina este Congreso con el que ya se comienza a preparar los que serán los lógicos e inevitables -pero no por ello menos esperados- actos y reuniones científicas con motivo [159] de producirse el Primer Centenario de la pérdida de los últimos restos del imperio español en América y en el Extremo Oriente Ibérico.

     Se presentarán más de cincuenta trabajos de investigación relativos al islario español del Caribe y el Pacífico en el entorno cronológico que viene dado por las fechas de 1880 a 1910. Como siempre ocurre en la historiografía española la �parte del león� se la llevarán los estudios dedicados a Cuba. Pero es de señalar la atención prestada por la Doctora Naranjo a que la presencia española en Filipinas y el Pacífico no sea ignorada como tradicionalmente venía ocurriendo.

     Para terminar sólo decir que la publicación de las Actas de este Congreso están ya garantizadas gracias a la editorial Doce Calles. Para cualquier información dirigirse al Departamento de H. de América, CSIC, c/ Duque de Medinaceli 6, 28014 Madrid.

[L. E. T.]



MELANESIA

Erupción volcánica en Papúa-Nueva Guinea

     En septiembre de 1994 entraron en erupción los volcanes Vulcan y Tavurvur, en la isla de Nueva Britania -39.807 km2 y más de 250.000 hab.- (Papúa-Nueva Guinea). Más de 40.000 personas abandonaron sus hogares, y los daños fueron cuantiosos, en especial en la capital Rabaul y alrededores, a los que se han sumado los actos de pillaje. El Vulcan, al sur de la capital, ya había entrado en erupción en 1937. El Observatorio de Vulcanología de Rabaul advirtió sobre la posibilidad de un �efecto Pinatubo� (exceso de humo y cenizas) que pudiera provocar un enfriamiento de algunas zonas del Planeta).

[C. A. C.]



POLINESIA

220 aniversario de la celebración de la primera misa católica en Tahití (1775-1995)

     El día 1 de enero de 1995 se conmemoró en Tautira (Tahití) el 220 aniversario de la primera celebración de la misa católica y predicación del cristianismo en tierras tahitianas. [160]

     El Arzobispo de Papeete, Monseñor Michel Coppenrath, con una comisión de expertos historiadores, entre ellos la Doctora Annie Baert, miembro y representante de la Asociación Española de Estudios del Pacífico en la Polinesia Francesa, han organizado una importante exposición con fotografías y documentos de época sobre la presencia española en Tahití, durante los años 1772, 1774 y 1775. Esta exposición recuerda las expediciones ordenadas por el Virrey del Perú, Manuel de Amat, a Tahití, al mando del Comandante de la Armada Española Domingo de Boenechea (o Bonechea) en los años 1772 y 1774, y de Cayetano de Lángara en 1775.

     En 1774-75 una pequeña colonia española vivió durante un año en Tautira (Tahití) y estaba formada por dos misioneros franciscanos del monasterio peruano de Ocopa, el catalán fray Jerónimo Clota y el extremeño Narciso González, ayudados por el marinero gallego Francisco Pérez y el intérprete limeño Máximo Rodríguez.

     El Museo Naval de Madrid ha colaborado brillantemente aportando una serie de diapositivas de temas navales y documentos, que serán ampliados y traducidos al francés y tahitiano por la comisión gestora.

     En dicha ceremonia estuvo presente el Obispo Director General de las Obras Misionales Pontificias, D. José Capmany Casamitjana, invitado por el Arzobispo de Papeete y diversas personalidades religiosas y civiles tahitianas, incluyendo también un pequeño grupo de españoles residentes en esa isla

[F. M.]



Exposición didáctica sobre la isla de Pascua (Rapa-Nui) y la expedición Mata-Rangi

     El viajero Kitín Muñoz presentó en Madrid (diciembre de 1994) una Exposición didáctica sobre Rapa-Nui, que incluía una serie de vitrinas con diferentes objetos de esta isla, así como unas representaciones, bien diseñadas, de los habitáculos pascuenses en tiempos antiguos. Había también una colección de fotografías sobre la isla y de diferentes tipos polinésicos con sus tatuajes y pinturas rituales.

     Acompañaba a la exposición una maqueta de una canoa hecha con totora, cuya dimensión real de eslora es de 30 m., y que al mando de Kitín Muñoz zarpará de Rapa-Nui hacia Pitcairn, Mangareva, Tahití, Tonga, Fidyi, Vanuatu, Nueva Caledonia y Australia, en una primera fase. Después seguirá rumbo hacia Filipinas, Japón, Célebes, Taiwan, Borneo, Corea, Singapur y Malasia y de allí por el Océano Índico hasta el Canal de Suez; después continuará por el mar Mediterráneo hasta llegar a España. Otra fase incluirá atravesar el Océano Atlántico, para llegar al canal de Panamá y navegar hasta el Perú.

     La tripulación estará formada por polinesios de diferentes países, y por expertos en diferentes ramas científicas. [161]



MICRONESIA

Cambios en Palau

     A partir del 1-XI-1994 las Islas Palau (Belau), hasta ahora territorio en fideicomiso de los Estados Unidos, se ha convertido en Estado Libre Asociado de este país. El primer europeo que visitó el archipiélago fue probablemente el español Ruy López de Villalobos en 1543, al que dio el nombre de Los Arrecifes. Las Palau pertenecieron a España oficialmente desde 1686 hasta que fueron vendidas a Alemania en 1899.

[J. L. P.]



FILIPINAS Y SUDESTE ASIÁTICO

Museo Nacional de Filipinas

     Dos nuevas sedes del Museo Nacional de Filipinas se han inaugurado recientemente: una en la isla Fortuna, lugar donde se hundió el Galeón San Diego; y otra en el Fuerte de San Pedro, en la ciudad de Cebú. Este interés de los filipinos por reconstruir los edificios españoles y por guardar celosamente tantos recuerdos acumulados, ha recibido un fuerte impulso con la recuperación de los tesoros del mencionado Galeón San Diego, con más de 34.000 objetos: porcelanas chinas, vasijas, jarras de plata, balas de cañón y mosquete, monedas, espadas, cascos, astrolabios... España ha donado 5.000.000 de pesetas para la instalación de los nuevos museos.

     Por su parte la exposición �Los tesoros del San Diego�, instalada en París ha cautivado a los franceses, quienes han podido valorar la importancia del comercio entre China y España, vía Manila-Acapulco-Veracruz-Sevilla, en el famoso Galeón de Manila o Nao de la China. Estos tesoros constituyen un importante rastro del comercio entre la China de los Ming y la España de los Austrias.

     Recordamos que el Galeón San Diego fue hundido en la batalla contra la flota del corsario holandés Oliver van Noort, en la bahía de Manila, el año 1600. El barco español iba al mando del famoso Antonio de Morga uno de los primeros que escribieron sobre la historia del archipiélago en su libro Sucesos de las Islas Filipinas impreso en México en 1609.

[J. L. P.] [162]



Televisión en español

     El pasado 7 de mayo, S. M. Juan Carlos I dirigió un breve mensaje en un nuevo canal de televisión filipina, llamado Televisión en Español en Filipinas TEF, patrocinado por la Agencia Española de Cooperación Internacional y el Instituto de Cooperación al Desarrollo. Se realiza en colaboración con RTVE y la Agencia EFE, y su objetivo es la difusión de la lengua y cultura españolas. El nuevo canal fue inaugurado por la Infanta Elena, y el Presidente de Filipinas, Fidel Ramos, declaró que �la cultura filipina está fuertemente influenciada por nuestra asociación histórica. Hoy, otra página de esa historia se desarrolla con el establecimiento de la TEF�.

     La propia Infanta presidió, también, la apertura en Manila del Instituto Cervantes, el primero de la Institución en Asia. Pese a que el idioma español fue abolido, como lengua oficial, por la Constitución de 1987, en él están escritos la mayoría de los documentos de la historia de Filipinas y sus obras literarias más relevantes, por lo que la Infanta inauguraba el Instituto �con el anhelo de que sirva para renovar las profundas raíces que nos unen�.

[J. L. P.]



Ramos, en España

     En el mes de septiembre visitó oficialmente España el Presidente de Filipinas, Fidel Ramos. El objetivo principal del viaje fue el de solicitar un aumento de la cooperación económica española. Actualmente Filipinas es la nación asiática que más ayuda recibe de España.

     Ramos aseguró que el Archipiélago puede ser la �puerta� y el �puente� para la expansión comercial española en el Sudeste Asiático. En estos momentos España lleva a cabo un programa de desarrollo integral de la isla de Camiguin, y se va a construir una línea ferroviaria entre Manila y la base aérea de Clark por parte de Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles; igualmente se ha concebido un programa de créditos de 1.300 millones de pesetas.

     Durante su visita al presidente de la National Centennial Commission, Salvador Laurel, se reunió con el presidente de la AEEP, José Luis Porras, y otros miembros de la Asociación para discutir aspectos de las conmemoraciones del 98.

[J. L. P.]



Archivo Nacional de Filipinas

     El equipo dirigido por la Dra. Belén Bañas, miembro de nuestra Asociación, lleva ya microfilmadas tres millones y medio de páginas del legado documental de España en el Archivo Nacional de Filipinas. [163]



Los japoneses en Filipinas

     El Dr. Antonio M. Molina, historiador e hispanista filipino, nos ha permitido leer un manuscrito titulado Memorias de un testigo presencial de la ocupación japonesa de Filipinas (1941-1945), que constituyen sus recuerdos personales de aquel período.

     Escrito en un lenguaje conciso y elegante, el relato va transcurriendo como si se tratase de una novela pero con un final sabido de antemano. Molina narra muchos episodios públicos que forman ya parte de la historia: la invasión, la proclamación de la República Filipina por los japoneses; la destrucción de Intramuros y otros más de los que él fue testigo.

     Al mismo tiempo narra sus experiencias personales con los ocupantes, enfrentamientos, amistades, malos momentos, muertes, hambre, etc. es decir todo aquello que formaba parte de su vida familiar y privada y que la guerra afectó profundamente, pero no hay ninguna palabra de rencor ni de odio en su relato.

     Las Memorias abarcan desde el 7 de diciembre de 1941, día del bombardeo de Pearl Harbor, hasta el 28 de agosto de 1945 en el que el General MacArthur fue investido Doctor �Honoris Causa� por la Universidad de Santo Tomás en Manila.

[J. L. P.]



Nuevo rey de Malaysia

     El 26 de abril fue entronizado el nuevo rey de Malaysia Tuan-ku Jaafar Abdul Rahman, de 71 años. Hasta ese momento, era el gobernante hereditario del estado de Negeri Sembilan (desde 1987). Es el décimo rey del país desde su independencia en 1957, y ocupará el trono por cinco años, de acuerdo con la Constitución, que prevé que la función real sea ejercida rotatoriamente por los jefes de los distintos estados que forman la federación. El nuevo rey accede al trono en un período de crisis debida a las restricciones de los poderes regios que se trata de introducir desde 1981.

[C. A. C.]



El español en Thailandia

     Con el título de Hispania, las profesoras Rassamee Krisanamis y Wipada Petcharak, de la sección de Lengua Española de la Universidad Chulalongkon de Bangkok, han publicado en dos volúmenes el primer diccionario español-thailandés y thailandés-español. La obra ha contado con el apoyo económico [164] del Ministerio español de Asuntos Exteriores, y los beneficios que se obtengan serán donados por sus autoras al �Fondo Somos Uno�, para ayuda a los niños pobres del campo de Thailandia.



EXTREMO ORIENTE

Arte japonés en Madrid

     El 23 de noviembre se inauguró en Madrid, en el Palacio de Velázquez, del Parque del Retiro, la Exposición �Momoyama: la Edad de Oro del Arte Japonés (1573-1615)� (que se clausurará el 19 de febrero de 1995).

     Para seguir el hilo de esta extraordinaria Exposición, lo mejor, una vez visitada, es sumergirse en el bellísimo Libro-Catálogo publicado, que nos guiará de la mano de los expertos, en especial de las del Profesor Fernando García Gutiérrez, por todas las diversas facetas que presentó la historia del Japón en aquellos años cruciales, previos a la llamada �Paz Tokugawa� que empezó en 1615.

     En efecto podremos apreciar y comprender a través de la reproducción de las ilustraciones y de los textos correspondientes: cómo se consiguió la unidad política; la pintura; la escultura; las artes decorativas; el encuentro con Portugal, con España, el papel de San Francisco Xavier; la embajada a España; el incidente del Galeón �San Felipe�; la persecución contra los cristianos; el mundo de las creencias; la huella de los héroes; el arte Namban y otros muchos aspectos de aquella época. Un Glosario, una Bibliografía y una Cronología, rematan esta magnífica publicación digna de la Exposición que representa.

[J. L. P.]



     Pinturas en biombos, dibujos a tinta china, cerámicas, grabados, armaduras y armas, lacas, máscaras, etc. componen la exposición de unas cien piezas del Período Edo (época de los Tokugawa, entre 1603 y la Revolución Meiji de 1868). Provenientes del Museo Fuji de Tokyo, se expusieron en la Fundación Juan March, en Madrid, a partir del 23 de septiembre de 1994 y se prolongará hasta el 22 de enero de 1995.

[C. A. C.]



España y Japón

     En la visita de los Emperadores del Japón, el pasado octubre, Akihito recordó que las relaciones entre su nación y España se remontan al siglo XVI, y [165] en especial a la embajada de Tenshô, formada por unos jóvenes nipones, acompañados por un jesuita misionero, y enviados por tres daymyos de la isla de Kyûshû. Fueron recibidos por Felipe II en Madrid, y visitaron el recién construido Monasterio de El Escorial. En este lugar se conserva El Florilegio de poesías japonesas y chinas, impreso por la imprenta llevada a Japón por esta embajada. El Emperador recordó su emoción cuando contempló por primera vez este libro, cuando estuvo en España, como Príncipe Heredero, hace cuarenta y un años. Hizo también mención de las enseñanzas de Francisco de Vitoria, el profesor de la Universidad de Salamanca, fundador del Derecho Internacional, cuya doctrina consideraba a la humanidad como un todo, sin distinciones de religión ni de raza. Akihito hizo hincapié en que en la actual situación del mundo, los ideales del Maestro Vitoria eran todavía una asignatura pendiente para muchos pueblos y países.



Japón: inauguración de un parque temático dedicado a España

     El 22 de abril de 1994 se abrió el Parque España, en el parque natural de Ishe Shima (provincia de Mie, en el sur de la isla de Hondo), en el que los japoneses pueden admirar o degustar algunos aspectos, más o menos estereotipados, de la historia, gastronomía, geografía, fauna, arte, folklore, deporte, etc., de España. La empresa privada que lo ha construido ha invertido en él 72.000 millones de pesetas y cinco años de trabajo, y espera recibir unos tres millones de visitantes al año.

[C. A. C.]



Periódico en español

     En la ciudad de Atsugi cerca de Tokio, ha aparecido el primer periódico semanal enteramente en español que se edita en Japón. Cuenta con una tirada de 50.000 ejemplares destinada a los residentes hispano-americanos, la mayor parte peruanos, españoles y estudiantes nipones de nuestra lengua: se trata de �International Press, edición en español�.

[J. L. P.]



Estudiantes japoneses en España

     Por iniciativa de los Emperadores del Japón, se pondrá en marcha para el próximo curso de 1995, una residencia para estudiantes japoneses en la Universidad de Salamanca, que cuenta con centenares de ellos. También la Universidad [166] Pontificia de esta ciudad tiene convenios con instituciones académicas de aquel país, como la de Tenri.

[J. L. P.]



Consulado de España

     El Embajador español en Tokyo, Antonio de Oyarzábal, inauguró en la ciudad de Osaka el Consulado Honorario de España en Japón, primero de los cinco que se abrirán en ese país en los próximos meses.

[J. L. P.]



Guía de posibilidades de estudio y trabajo en Extremo Oriente

     En breve saldrá a la luz una completa guía de enorme interés para todas aquellas personas interesadas en Japón y otros países de Extremo Oriente a la hora de ampliar sus estudios, investigar o encontrar trabajo, entre otros aspectos. Además de toda la información relevante para abrirse camino en estudios y trabajo en Extremo Oriente, la Guía recoge una relación de instituciones españolas y europeas relacionadas con esa zona del mundo.

     El autor de este trabajo, César de Prado, ha sido becario del Instituto de Comercio Español en la Oficina Comercial de España en Tokio. Para más información, los interesados se pueden dirigir a la Asociación Española de Estudios del Pacífico (Tel.: 91-705 46 38), al Instituto Complutense de Asia (91-394 25 51), o al Centro de Estudios de Asia Oriental de la Universidad Autónoma de Madrid (Tel.: 91-397 46 95).



Seda china

     Investigadores de un equipo de arqueólogos de la Universidad de Viena sobre una momia egipcia del s. X a. C., demuestran la existencia de seda china en su vestidura. Este descubrimiento publicado por la Revista Nature hace aumentar en ocho siglos la antigüedad de la Ruta de la Seda, es decir que las primeras caravanas se pusieron en marcha mil años antes de la Era Cristiana.

     Precisamente la Unesco tiene en marcha sobre este tema, desde 1990, un proyecto para coordinar los trabajos de expertos de más de noventa países, y se espera celebrar en China un Congreso Internacional.

[J. L. P.] [167]



Exposición sobre China

     Del 17 de noviembre al 15 de diciembre, se ha celebrado en el Museo de Antropología de Madrid una Exposición de relieves y fotografías �Artes y Gentes de China�, de los artistas Jiao Yinki y Miguel Manjón Rubio. En ella se muestran testimonios sobre la ruta de las caravanas y sobre diversas regiones chinas.

[J. L. P.]



Arte

     Durante el mes de noviembre se ha inaugurado en Hong Kong �Art Asia�, que reúne antigüedades, pinturas y esculturas de treinta países.

[J. L. P.]



     Comercio entre las dos Coreas

     Corca del Sur pone fin a la prohibición del comercio directo con Corea del Norte. Esta cooperación económica puede facilitar también la reunión de familias separadas entre el norte y el sur de la península y, en un futuro, la reunificación de las dos Coreas.

[J. L. P.]



I Ciclo de Conferencias sobre Corea

     Los días 12, 19 y 21 de diciembre de 1994 se celebró, en el Centro Cultural Galileo, de Madrid, un ciclo de conferencias, organizado y coordinado por Sue-Hee Kim (miembro de la AEEP), con la colaboración de la Asociación de Estudios Coreanos y de la Embajada de la República de Corea. Las ponencias versaron sobre diversos aspectos de Corea: los jardines (Sue-Hee Kim), la reunificación de la península (A. Ojeda), la economía coreana (P. Bustelo), Corea actual (S. Castillo), la educación (P. Flores), arte coreano (Sue-Hee Kim), poesía coreana contemporánea (C. Murciano), y relaciones entre Corea y España (Tae-Myon Kwon).

[C. A. C.] [168] [169]



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Reseñas

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Pacífico

TEIXEIRA, Pedro: Relaciones de... del origen descendencia y svccessión de los Reyes de Persia, y de Harmuz y de un viage hecho por el mismo autor dende la India Oriental hasta Italia por tierra. Miraguano Ediciones/Ediciones Polifemo, Biblioteca de Viajeros Hispánicos, 12, Madrid 1994, pp. 513.

     Esta prestigiosa y acreditada colección hace un acto de justicia histórica al publicar la obra del portugués Pedro Teixeira, escrita originalmente en lengua española, y Editada en Amberes en 1610 por el famoso impresor Verdussen. Desde entonces si bien ha habido algunas versiones en latín, francés e inglés, faltaba, después de tanto tiempo, una reedición en español. Sin embargo, según nos explica en la Introducción el Profesor Eduardo Barajas Salas, Catedrático de Filología Hispánica de la Universidad de Extremadura, ha sido imposible hacer una edición crítica �... reproduciendo el texto tal como ha llegado hasta nosotros en la edición... de 1610 y anotando a pie de página las aclaraciones pertinentes para facilitar la lectura�, pero las imperfecciones de la única edición conocida y la imposibilidad de restablecer el manuscrito original de la misma, han obligado, en atención al lector actual, a modernizar el texto y a expurgarlo de las numerosas erratas y cacografías, aunque se han respetado las grafías y los lusitanismos que se explican al final de la obra.

     Con la edición a su cargo el Profesor Barajas hace un erudito y profundo estudio sobre los portugueses en su camino a Oriente, y sus contactos con Persia, la India y otros países. Nos da cuenta de la importancia de la literatura portuguesa en lo referente a libros de viajes sobre Oriente en los siglos XVI y XVIII, citando numerosos autores, algunos de los cuales escribieron en castellano. Luego se centra en la figura de Teixeira, aportando todos los datos biográficos disponibles, así como precisiones sobre su obra. Acerca de las Relaciones que comentamos, destaca el interés de Teixeira por las descripciones geográficas de los lugares que visita, sus observaciones sobre la historia natural, la etnografía, la historia y la lingüística.

     Aunque la importancia fundamental de este libro estriba en las informaciones que aporta sobre Persia, y el Golfo Pérsico, que han sido muy aprovechadas por los orientalistas posteriores, para los estudios del Pacífico hay un capítulo que, aunque lo escribió de forma resumida, tiene un extraordinario interés y es el que vamos a comentar un poco.

     La última parte de sus Relaciones la dedica Teixeira a relatar su viaje de regreso desde la India Oriental hasta Italia, es decir, desde Goa a Venecia. Sin embargo, nos cuenta que en otra ocasión había utilizado otro camino: de Malaca a Manila y de aquí hasta Acapulco, México y España; este es el que nos interesa.

     Partió de Malaca en Mayo de 1600, en un navío por el cual el Gobernador portugués avisaba al de Filipinas de la presencia de holandeses en aquellos mares. Hemos seguido en un mapa la ruta de Teixeira y llama la atención la exactitud de los datos que suministra sobre: el estrecho de Singapur; la costa de Sumatra; las islas al sur de Malaysia; la costa de Borneo; Palawan, Mindoro y, finalmente, Cavite y Manila. Hay una breve descripción de la ciudad y de su importancia estratégica, así como de su entrevista con el entonces gobernador Francisco Tello de Meneses.

     Salieron cuatro galeones para atravesar el Pacífico, uno de ellos se hundió en las Marianas y otro tardó más de siete meses en llegar a Acapulco, el que transportaba [172] a Teixeira tuvo un viaje sorprendentemente bueno y arribó a Nueva España en cuatro meses y medio de travesía. La dureza de este viaje es bien conocida, pese a la escasez de relatos completos sobre él (Cubero Sebastián, Gemelli...) nuestro autor también es parco en sus comentarios pero describe muy bien la ruta: embocadero de San Bernardino: proximidad de la costa japonesa; norte del Pacífico; cabo Mendacino y Acapulco. Muestra un gran conocimiento de las cosas del Japón de aquellos años, pues menciona el poder del Combaco Taycosama (Hideyoshi), la guerra de Corea, y la importancia comercial de Nangaz (Nagasaki).

     La descripción del resto del viaje, hasta su llegada a Sevilla, es interesantísima, al igual que todas las relaciones de un libro que se lee con verdadero deleite.

JOSÉ LUIS PORRAS



I Jornadas Internacionales, Real Academia Hispanoamericana, Cádiz 1994; pp. 427.

     El examen de su estructura y su detallada lectura nos permite concederle la máxima calificación, pero no ya sólo en virtud del valor en sí de la mayor parte de su contenido, sino más bien por el acoplamiento de los temas que, aunque ya figuraban así en el Programa de Actividades Científicas de las Jornadas, han sido, en muchos casos, completados, anotados y enriquecidos con gráficos, dibujos de la expedición, mapas, croquis de otros navegantes, etc... de forma inteligente y laboriosa por Mercedes Palau que ha llevado, casi en solitario, el peso de la edición. Además la última parte de la obra ofrece cuatro apartados valiosísimos: Il Centro di Studi Malaspiniani di Mulazzo ed i suoi fondi documentali por Francesca GUASTALLI; una casi exhaustiva Bibliografía recopilada por Blanca SÁIZ y Mercedes PALAU: un intento de aclarar la autoría de Dos homicidios en Nutka, 1789-1790 por Tomás Bartroli; y un excelente Índice onomástico y topográfico de Belén Fernández.

     Más de cuarenta textos componen el grueso de esta obra, lo cual imposibilita un análisis pormenorizado de cada uno de ellos. Sin embargo esta circunstancia no exime de algunos comentarios que pueden ser interesantes para el lector.

     En primer lugar los epígrafos por materias abarcan muy diversas disciplinas: ciencia, política, arqueología, antropología, historia natural, medicina, sanidad, geografía, cartografía, biografías, navegación, hidrografía y astronomía. Este amplio conjunto se va desgranando en cuestiones concretas que ofrecen un mayor o menor interés según la disposición personal o las aficiones intelectuales de cada uno. Así por ejemplo hay, a nuestro juicio, temas discutibles, como pueden ser los referentes, a las reformas borbónicas en América, a los movimientos de emancipación, y al papel de Malaspina en la política de aquellos tiempos que, al final, le condujo a la cárcel.

     Hay otras cuestiones que presentan un nivel puramente científico, en las que las discrepancias de opinión tienen un carácter de detalle aclaratorio, de aportación de más datos, o, en su caso, de insuficiencia de pruebas para lo que se intenta demostrar, pero que no atañen a la esencia de lo planteado. En este aspecto hay magníficas aportaciones sobre: arqueología, antropología, etnología en la costa noroeste de América, y acerca del mito y realidad del �buen salvaje�; los estudios de historia natural realizados en Guayaquil; y un trabajo sobre las reliquias botánicas y etnográficas de Tadeo Haenke depositadas en los museos de [173] Praga.

     El Dr. Antonio OROZCO, Presidente de la Real Academia Hispano-Americana de Cádiz, editora de este libro, y él mismo coordinador de su contenido junto con Mercedes PALAU, colabora en dos artículos sobre aspectos médicos de la expedición.

     Hay también importantes contribuciones sobre: comercio, especialmente el de pieles, en aquella época; sobre los precursores de Malaspina en los viajes de españoles a la costa noroeste de América; los antecedentes y significación de la expedición; los cuestionarios geográficos, como fuente para elaborar la geografía histórica americana a finales del siglo XVIII; y la carta esférica de la América Meridional.

     En el capítulo de Biografías están la de Eric BEERMAN sobre José de BUSTAMANTE, capitán de la Atrevida, la de Carlos A. BAUZÁ sobre Felipe BAUZÁ, director de cartas y planos de la expedición; y otra sobre Dionisio ALCALÁ GALIANO, el ilustre egabrense, escrita por John KENDRICH.

     Al arte de la navegación, a la hidrografía, a los instrumentos del Real Observatorio destinados al viaje, así como a los observatorios astronómicos de la época, se dedican cuatro trabajos.

     El entorno del viaje ha llamado poderosamente la atención de los investigadores, por esto es numerosa la aportación de Ponencias sobre ese aspecto, citamos sólo el contenido de algunos de ellas, por ejemplo: La Coruña de aquellos tiempos por Felipe Senen LÓPEZ GÓMEZ; La salud de Malaspina en tres etapas de su vida, viaje, prisión y exilio, por Julián ZULUETA; los datos que suministra Dario MANFREDI para completar la biografía de Malaspina; un profundo trabajo sobre la América impensable por Juan BARCELÓ; La influencia de la expedición en el Perú, por José ORTIZ SOTELO; y otro sobre China y la explotación del Pacífico Norte en aquellos tiempos, por ZHANG Kai.

     Nos ha interesado muchísimo el relato que nos hace Carlos FERNÁNDEZ-SHAW de su experiencia viajera por algunos lugares por los que había pasado la Expedición, ya que durante su estancia en los Mares del Sur, como Embajador de España en Australia, Nueva Zelanda y Tonga, llevó a cabo una misión diplomática para entrar en contacto personal con algunos de los escenarios malaspinianos, concretamente con los tres fondeaderos situados en el Pacífico Sur, y situados hoy en día en los tres países ante los que estaba acreditado como máximo responsable de España en 1980.

     Las vivencias personales de Fernández-Shaw, acompañadas de valiosa información histórica sobre los descubrimientos españoles de muchos de aquellos territorios, son especialmente valiosas, así como los recuerdos que en la toponomía de ciertos lugares dejó, posteriormente, la expedición Malaspina. Del �Croquis del Puerto Dudoso� o Mapa de Felipe Bauzá, figuran todavía en el mapa hidrográfico de los marinos neozelandeses los nombres de Bauzo Island, Fabrero Point, Malaspina Beach, Espinosa Point, Péndulo Reach, etc...

     En Australia se compara la belleza de la bahía de Sidney con los elogios de D. Alejandro. Y finalmente, en el curso de su presentación de cartas credenciales al Rey Taufa'ahau IV de Tonga, salieron a relucir las visitas de MOURELLE y MALASPINA en Vavao durante el siglo XVIII. En nombre de España, Fernández-Shaw ofreció colocar una placa conmemorativa en �Puerto del Refugio�, aunque por problemas técnicos no pudo hacerlo, pero lo hizo su sucesor en el cargo el Embajador Francisco Utray, primer Presidente de la Asociación Española de Estudios del Pacífico, que también [174] colocó otra en el �Puerto Dudoso� de Nueva Zelanda.

     Nos hemos extendido algo en este trabajo del Embajador Fernández-Shaw porque representa como un resumen del interés de los estudiosos españoles por recuperar el pasado histórico de España en aquellas regiones. No podemos nunca olvidar las palabras del historiador Rafael Altamira para quien �nuestra historia en el Pacífico no sólo contiene todo lo sustancial de nuestra obra colonizadora, sino, en cantidad y aún en calidad, lo más de ella� (incluyendo la vertiente americana por supuesto), según cita el propio Fernández-Shaw.

     Finalmente aclaremos que alguno de los artículos vienen escritos en su original inglés, por tratarse de unas Jornadas Internacionales. Hay un Prólogo de Narcís Serra, Vicepresidente del Gobierno; unas Notas Editoriales de Mercedes Palau, de Julián de Zulueta, de Alex Malaspina, de Antonio Orozco y de Emilio Soler.

     Magnífico volumen, pues, debido como decíamos a Mercedes Palau que ha hecho factible su publicación por la Real Academia Hispano Americana de Cádiz y con el patrocinio de la Dirección General de Relaciones Culturales y Científicas del Ministerio de Asuntos Exteriores.

JOSÉ LUIS PORRAS



Oceanía

ANDRÉ, Sylvie (compiladora): Magie et fantastique dans le Pacifique. Colloque International (1-3 junio 1993), Université Française du Pacifique. Éditions Haere po no Tahiti, Papeete, Tahití, 1993, pp. 241.

     Este interesante Coloquio reunió a un buen número de investigadores, profesores y estudiosos, procedentes de la Polinesia Francesa, Hawaii, Nueva Zelanda, Australia y Europa, quienes a parte de presentar sus ponencias, intercambiaron ideas e informaciones en forma de coloquios y mesas redondas. Todo ello recogido, seleccionado y clasificado por la Profesora André, incluyendo la Conferencia Inaugural del Profesor Pierre Brunel de la Universidad de Paris IV -Sorbonne.

     No cabe duda de que el Pacífico, más concretamente los mares del Sur, ha ejercitado una atracción enorme sobre personas de muy diferente condición: historiadores en general, marinos, antropólogos, lingüistas, etnólogos, escritores, pintores, etc., además de los buscadores de paraísos terrenales y de aquellos que quieren experimentar la ilusión de lo lejano. Por ello no nos extraña que Sylvie André se pregunte en el Prefacio: �es tan difícil aceptar que las palabras magia y fantasía se impongan por sí mismas, ante el espectáculo de las incandescentes lavas de Hawaii, de los glaciares del sur de Nueva Zelanda, de los motu, de las inmensidades rojizas de los desiertos australianos, de las transparentes aguas azules con sus sorprendentes corales, o de las praderas de Nueva Caledonia?, y �no es verdad que el sentido de lo mágico y de lo fantástico ha dejado una profunda huella en sus habitantes y en los navegantes que allí llegaron?

     En efecto, la palabra magia se adueña de la imaginación ante los paisajes, reales o soñados que ofrece la naturaleza; pero hay algo en el fondo de esta apariencia, de esa violencia o de esa calma, que muestra una comunión misteriosa y profunda con los antepasados y con la madre tierra. Tal vez la existencia de una cultura mágica pueda explicar el pasado, pero ahora, para los participantes en este Coloquio, según André �la nueva magia del Pacífico reside, sin duda en la atracción [175] que ejerce sobre los que quieren comprender o reencontrar la fuerza del Espíritu, de la Palabra, de aquellos actos que comprometen al ser humano y lo unen con su comunidad�.

     Los trabajos que se publican vienen clasificados en tres grupos. En el primero se agrupan los referentes a tradiciones orales; palabra y escritura; los maoríes; arquetipos de culturas aborígenes australianas y polinésicas; el paso de lo mágico a lo folklórico en Nueva Zelanda y por último la brujería o las palabras mágicas en Tahití.

     En el segundo grupo figuran tres artículos relacionados con viajes y expediciones: la experiencia de lo desconocido, la magia y la fantasía en el relato del viaje de Mendes Pinto; los balleneros o una dimensión fantástica del Océano Pacífico en el siglo XIX; entre estos dos trabajos figura el de la Profesora Annie Baert, miembro de nuestra Asociación, sobre lo real y lo fantástico en las narraciones de tres viajes españoles en Oceanía de los siglos XVI y XVII, al que debemos dedicar un comentario un poco más amplio.

     Baert recuerda las palabras de Gabriel García Márquez cuando recibió el Premio Nobel de Literatura en 1982, cuando al dar las gracias confesó que lo que la Academia Sueca había recompensado a través de su obra era �la realidad extraordinaria� de la América hispana, fuente de creación y de utopía. Explicó el escritor que �la increíble realidad� y la fantasía que caracterizan sus novelas y las de otros autores suramericanos, no es más que una herencia recibida de los Cronistas de Indias y de los que narraron los viajes de los españoles, entre ellos Pigafetta y la primera vuelta al mundo.

     La Profesora Baert nos deleita recordando multitud de ejemplos en que la fantasía, como algo natural, hizo su aparición: el nombre de California; el de Yucatán; la seguridad de Colón que �sabía� que llegaría a las Indias pero sin calcular el tiempo que necesitaría: La �certeza� de Magallanes de llegar a las Molucas por Occidente; los conocimientos de Urdaneta para descubrir el Tornaviaje de Manila a México, y otros ejemplos en los que lo imaginado se anticipó a la realidad.

     Por ello nos dice que las Islas del Pacífico han sido especialmente fértiles en sucesos fantásticos, y esto desde las primeras travesías. Por ejemplo, el viaje de Loaysa, y la pérdida del San Lesmes en las Tuamotu, desde donde los supervivientes del naufragio, parece que se dispersaron por otras islas mezclándose con sus habitantes. Luego los viajes de Mendaña y de Quirós han sido fuentes de numerosos sucesos que, aún siendo naturales, tienen para los lectores de nuestro tiempo un aspecto inequívocamente fantástico: la isla llamada �la Fugitiva�; los �Bajos de la Candelaria�; el nombre bíblico de �Islas de Salomón�; los escritos de Pedro Fernández de Quirós, llamado �el Don Quijote de los Mares del Sur� (229), constituyen un verdadero manantial de realidades, intuiciones y utopías, inmersas en un mundo fantástico. En fin otra serie de interesantísimas cuestiones toca Annie Baert, siempre con su afán por la verdad histórica, en lucha con los que todavía desconocen o no quieren reconocer el papel de los españoles como pioneros en el Pacífico.

     El tercer grupo de artículos seleccionados se refiere a la literatura y a la pintura. Se examina bajo el punto de vista antropológico la obra Taipi de Herman Melville, y The Moon and Sixpence de Somerset Maugham (creo que traducida al español con el título de Soberbia) que crea la figura del pintor Strickland, inspirado en Gauguin. En otros artículos se [176] menciona otra vez a Melville y su conocida Moby Dick, así como a Randolph Stow, a Pierre Loti, a la eterna juventud de Robinson Crusoe y a otros literatos que de una forma u otra han relacionado su obra con aspectos de la vida del Pacífico.

     Hay una ponencia sobre lo fantástico en Gauguin, que a nuestro juicio explica perfectamente la trayectoria artística de este pintor, desde el rechazo de sus obras por ser consideradas �fantásticas� hasta su posterior aceptación y aclamación universal.

     En resumen una obra muy interesante, merecedora a nuestro juicio de ser traducida al español, pues al tener su origen en coloquios abiertos, no es un libro cerrado sino que es la base para nuevas opiniones e investigaciones sobre el, hasta cierto punto, enigmático Océano Pacífico.

JOSÉ LUIS PORRAS



Melanesia

BOGLIOLO, François: Paroles & Écritures. Anthologie de la littérature néo-calédonienne, Les Éditions du Cagou, Nouméa, 1994, 264 pp., 103 fot.

     Ha llegado a nosotros una de las escasas obras que tratan sobre la historia de la literatura de Nueva-Caledonia. El lector se sorprenderá al encontrar una antología, de lo más completa que se conoce, de esta isla del Pacífico Sur. Bogliolo ha seleccionado con esmero los textos y el centenar de valiosas fotografías de época que ilustran estos artículos.

     Toda persona interesada en el tema valorará con una nota muy alta a Bogliolo por la labor de investigación documental y el desarrollo cronológico de textos y autores seleccionados.

     Tenemos, pues, un trabajo que empieza con las leyendas prehistóricas melanesias, continuado con artículos de los exploradores, narraciones de migraciones, exilios, etc., hasta llegar a la literatura de nuestros días.

     Como otras islas del Pacífico la principal literatura escrita neo-caledoniana ha sido la referida al exotismo de la isla. Por una parte lo desconocido amplía los epítetos de los primeros autores, que añaden además las clásicas pinceladas de peligros continuos adornados con bellos paisajes, inicios del futuro turismo. Sin embargo, la literatura oral siempre estuvo en vigor en el alma del isleño, que aumentó su riqueza con la llegada de los franceses. Esta influencia ha creado una literatura propia encuadrada dentro del contexto histórico y geográfico. Autores anónimos melanesios, que recibieron sus enseñanzas de generación en generación, mezclados con la literatura ruda y simple, pero llena de matices, de negreros y soldados, y más completa de los clérigos, novelistas, poetas o literatos, llegados a la isla en diferentes épocas. Nombres como Leenhardt, Garnier, Mariotti, Guiart o André Breton aportan con sus escritos unos textos que inducen a los lectores al conocimiento de esta isla tan lejana de Europa. El trabajo de Bogliolo cuida la recopilación de textos, bibliografía y cuadros cronológicos de autores, sus referencias ayudan fácilmente al investigador.

F. MELLÉN



PÉRUSSE, Yvon: Bushwalking in Papua New Guinea, Lonely Planet, Hawthorn (Vic.) 1993. Walking Guide. pp. 191. [177]

     Este título es algo así como un complemento de Papua New Guinea. A Travel Survival Kit, de T. Wheeler, publicado en la misma editorial. En este caso se trata de una aproximación más �especializada� a este país melanesio: una guía para viajeros y, sobre todo, excursionistas, muy bien hecha. Pero, como siempre los títulos de esta editorial, son mucho más que una simple guía: a los datos sobre el país, su historia, geografía, culturas, etc., se añaden la rutas y los lugares seleccionados para el excursionista. De unas y otros se dan datos muy minuciosos y puestos al día, que incluyen la historia de la zona y su descripción, la ubicación de las poblaciones, y, naturalmente, la información pertinente para el excursionista.

C. A. CARANCI



Polinesia

ANGLEVIEL, Frédéric: Les missions à Wallis et Futuna au XIXe siècle. Collection �Îles et Archipels� n� 18. Université Michel de Montaigne, Burdeos 1994, pp. 243.

     Al norte de Fidyi y de Tonga, entre Tuvalu y Samoa Occidental, se encuentra al Archipiélago Horn con el pequeño Territorio de Ultramar francés de las islas Wallis y Futuna. En esos territorios se desarrollan los acontecimientos narrados en esta obra, que se lee con verdadero interés como si se tratase de un relato novelado. Su argumento es el inicio y desarrollo de una misión católica en el seno del inmenso Pacífico, lo cual no constituye en sí mismo ninguna novedad, pero sí lo es la forma en que se desarrollaron los sucesos.

     La llegada de los Maristas franceses, a principios del siglo XIX, es un caso similar al de otras Congregaciones religiosas que se instalaron por su cuenta en otras zonas de aquel Océano, con lo que la evangelización precedió a la colonización, es decir, lo contrario en general, a lo ocurrido en América, Asia y otros territorios: primero asentamiento y luego evangelización.

     Los misioneros se vieron obligados a buscar el apoyo de las clases dirigentes; creándose por esto una especie de �teocracia� dominante que en realidad, según el Prof. Christian Huetz de Lemps, no era más que una prolongación de las concepciones polinésicas pre-europeas en las que lo civil y lo religioso estaban estrechamente ligadas.

     Los Maristas han conservado en sus escritos la memoria del pasado indígena, así como de lo ocurrido desde fines del siglo XVIII, cuando empezó la llegada de balleneros, desertores, náufragos, amotinados, comerciantes y toda otra serie de personas que fueron dando un tinte especial a muchas de las islas de la Polinesia. También explican las razones por las que decidieron establecerse en el Pacífico con el fin de contrarrestar la labor de los protestantes de la London Missionary Society. Las dificultades fueron grandes al principio, con el martirio de uno de los principales misioneros el P. Chanel, después las conversiones en masa facilitaron la labor espiritual y cultural, hasta llegar a la �edad de oro� de la Misión en la segunda mitad del XIX.

     El consolidarse del imperialismo francés en los años 1880, durante el ministerio de Jules Ferry se materializó en la toma de posesión de numerosos territorios en África, en Asia y en la propia Oceanía. En la mayoría de esas zonas las misiones francesas eran muy importantes, y concretamente en el Pacífico las únicas católicas, exceptuando, naturalmente, [178] la Micronesia española, pero sin embargo curiosamente se produjo una especie de convergencia de intereses entre los mandatarios masones de la Tercera República y los religiosos. Esto permitió el fácil establecimiento de dominios franceses, en especial en el caso que comentamos de Wallis y Futuna, en los que el Gobierno de París se aprovechó de la �labor civilizadora� que durante un siglo habían llevado a cabo los miembros de la Société de Marie.

     En resumen un libro muy interesante, con gran cantidad de datos, bibliografía, archivos consultados, índices de palabras indígenas y de nombres propios. Igualmente se acompañan fotografías, mapas y notas aclaratorias.

JOSÉ LUIS PORRAS



Micronesia

BRUNAL-PERRY, Omaira: A question of sovereignty. What legitimate right Spain have to its territorial expansion? Micronesian Area Research Center, M. A. R. C. Educational series n� 15, University of Guam, 1993, pp. 41.

     Lewis Hanke decía en su conocida obra La lucha por la justicia en la conquista de América, que la �colonización española fue diferente de otras en intención y en teoría�. No todos los países pusieron en tela de juicio, como lo hizo España, sus propias conquistas y asentamientos ultramarinos, de forma pública y notoria.

     Ya sabemos que la autocrítica, el contraste de pareceres y los escrúpulos morales, fueron canalizados, entre otros, por un hombre excepcional, Francisco de Vitoria, verdadero fundador del Derecho Internacional, de cuyo magisterio nació la Escuela de Salamanca, que supuso la superación de las concepciones medievales, como puede constatarse en las Leyes de Indias.

     Los graves problemas a los que se enfrentaron los teólogos juristas españoles del siglo XVI, son todavía objeto de estudio y meditación. Por esta razón hay que dar la bienvenida a esta obra, que al plantearse los supuestos derechos de España a su expansión territorial, los concreta al caso específico de la ocupación de las Filipinas y, dentro de su ámbito, de las Marianas.

     La autora examina los antecedentes: el Tratado de Alcazobas; las Bulas Papales en favor de Portugal; las Bulas de Alejandro VI, después del descubrimiento; el Tratado de Tordesillas; y por último, la doctrina de Francisco de Vitoria reflejada en los Títulos Ilegítimos y Legítimos que, en un caso u otro, podrían desamparar o justificar los derechos de España a la ocupación de los nuevos territorios que se iban incorporando a la Corona. Todo se expone de forma resumida, pero extraordinariamente clara, hasta desembocar en el año 1565 en el que la expedición al mando de Miguel López de Legazpi llegó a las Marianas, y, poco después, a las Filipinas, con lo que las controversias doctrinales continuaron al otro lado del Pacífico.

     La Dra. Brunal-Perry analiza la posición adoptada por los agustinos, pioneros en la evangelización del Archipiélago, en especial la de su figura más eminente Martin de Rada. Igualmente la de los Franciscanos, la segunda Orden en llegar a Filipinas. Por último, las opiniones del primer Obispo de las Filipinas Domingo de Salazar, quien, a través de las Actas del Sínodo convocado por él mismo en 1582, expuso su doctrina sobre los derechos que podían legitimar la ocupación española de las islas del Poniente, derechos que estaban íntimamente unidos a la cuestión de la justicia de los tributos [179] que se cobraban a los indígenas no cristianizados. La devolución de lo injustamente recaudado, y el asentamiento a la presencia española dado por la población indígena, fue, a fines del siglo XVI la solución legal del problema.

     El último Capítulo, que en realidad es la razón de esta reseña, se dedica a las Marianas. Se ofrece también un resumen de lo ocurrido en estas islas, en especial a partir de 1668 en que se estableció la misión de los jesuitas presidida por Diego Luis de Sanvitores y con la presencia de un pequeño destacamento militar. La autora va relatando todas las vicisitudes de aquel establecimiento que tenía unas características distintas a los de América e, incluso, a los de Filipinas, pues al principio era una especie de �gobierno teocrático� dirigido por el Superior de la misión de quien dependían los funcionarios militares y civiles.

     Diversas circunstancias adversas, iniciadas con la oposición de un chino llamado Choco, fueron conduciendo a una situación crítica que terminó con el martirio de Sanvitores, sublevaciones indígenas, intervenciones armadas, etc. Se ofrecen los testimonios de historiadores y de alguno de los gobernadores que relatan los sucesos de las islas hasta prácticamente el final del siglo XIX.

     A través de la evolución de las circunstancias en las islas, de la creación de un gobierno temporal para proteger a los misioneros, de la nuevas reducciones, etc., la autora va aplicando parcialmente la doctrina de Vitoria, buscando en ellas la legitimación del asentamiento español en las Marianas, tarea nada fácil por las características especiales que allí se dieron.

     La obra cuenta con una documentación suficiente, así como con unas bellas ilustraciones, especialmente las de la portada y la contraportada.

JOSÉ LUIS PORRAS



ELIZALDE, María Dolores: España en el Pacífico. La colonia de las Carolinas, 1885-1899, CSIC-AECI, Madrid 1992, Colección de Historia, 267 pp.

     Las islas Carolinas pertenecen a la exigua lista de territorios que en las últimas décadas del siglo XIX formaban lo que se ha llamado el �Pequeño Imperio español�, para diferenciarlo del �Gran Imperio� de siglos pasados.

     España era una potencia de cuarta fila a fines del XIX, apenas superada por Italia y no muy por encima de Portugal. Portugal y España tratan de conservar lo que les queda de sus antiguos imperios, y crear, lo mismo que Italia, imperios a imagen de los imperios coloniales de potencias industrializadas como Gran Bretaña, Francia y Alemania. Pero mientras Portugal puede mantener una gran parte, excepto Brasil, e Italia se hace trabajosamente con varias posesiones en África, España sólo consigue algunos exiguos territorios en África, mientras pierde, en el último decenio del siglo XIX, los últimos restos del �Gran Imperio� americano, asiático y oceaniano.

     El título de Elizalde que reseñamos se centra precisamente en el caso de las islas Carolinas a fines del XIX. �Descubiertas� por portugueses y españoles en el siglo XVI, no volvieron a interesar a la Corona española hasta fines del siglo XVII, y aún así la anexión y soberanía españolas fueron poco más que nominales -pero la denominación dada por los españoles ha perdurado hasta hoy-. Sólo a mediados del pasado siglo España comienza a interesarse más seriamente por sus posesiones nominales oceanianas. Pero alemanes y británicos (1875) no reconocen los presuntos derechos españoles, y un grave choque diplomático (1885) con Alemania, que había proclamado su protectorado sobre el archipiélago, [180] está a punto de provocar un incidente más que diplomático, resuelto a favor de España, finalmente, por el arbitraje del Vaticano, y que, en su momento, hizo correr ríos de tinta en España y fuera de ella.

     Todo esto nos cuenta Elizalde en su completo e interesante libro. La autora estudia el porqué de la tardía decisión española de ocupar definitivamente las islas -motivos de prestigio internacional, apelación a �derechos históricos�, deseo de mantener un imperio en desmoronamiento, etc.-, los problemas que aquélla planteó a la escasamente dotada diplomacia española, el sistema colonial que, apresuradamente, establece España en ellas y que va a durar sólo unos cuantos años, la vida de la colonia y las relaciones entre dominadores y dominados, etc.

     Por otro lado, se analiza el papel de las grandes potencias en ese área: de Gran Bretaña, Estados Unidos y Japón y, particularmente, de Alemania y su conflicto con España -y el papel complementario jugado por los residentes extranjeros en las islas-.

     Finalmente, se describen los momentos finales de la colonia, la crisis del sistema español, precipitada por la rebelión de la isla de Pohnpei y, sobre todo, por la guerra con Estados Unidos de 1898: la derrota española lleva al Gobierno de Madrid a desprenderse rápidamente de lo que en realidad era un costoso peso muerto colonial, vendiendo las islas a Alemania (1899).

     Libro interesante, hemos dicho, el de Elizalde. La autora trata autónomamente a las Carolinas, dentro del contexto micronesio, sin ligarlas necesariamente a las Filipinas, como suele ser habitual. Asimismo, el título incrementa un poco la escasísima bibliografía española sobre las posesiones españolas de Oceanía: hecho inexplicable si no se tiene en cuenta que esto es algo normal en el mundo académico español (por ejemplo, hay más americanistas en Francia que en España, pese a la existencia del extenso Imperio español de América).

C. A. CARANCI



SALABERRÍA, María Angélica: A time of agony. Saipán, 1944 - Tiempo de agonía. La guerra del Pacífico en Saipán. Micronesian Area Research Center. Educational Series n� 19, University of Guam, 1994, pp. 88. Traducida y editada por Marjorie G. Driver y Omaira Brunal-Perry. Edición bilingüe inglés-español.

     Con motivo del cincuenta aniversario de la Segunda Guerra Mundial, se están publicando una serie de obras relativas a distintos aspectos de aquella gigantesca contienda. Si bien la mayor parte de ellas se refieren a sucesos ya conocidos, y con suficiente renombre para merecer análisis más profundos o recordatorios especiales, hay otros, de apariencia más modesta, que fácilmente hubiesen pasado al olvido, de no haber sido rescatados y dados a conocer por personas interesadas en lo que se llama �la pequeña historia�.

     Este es el caso del libro que examinamos, basado en las memorias de la española María Angélica Salaberría, Hermana de la Congregación de las Misioneras Mercedarias de Berriz. Destinada en Saipán, en las Marianas del Norte, durante la Guerra del Pacífico, relata sus experiencias y las vicisitudes que, tanto ella como el resto de misioneros, tuvieron que afrontar mientras aquello duró.

     Por aquel entonces, exceptuando la isla de Guam, el Archipiélago estaba administrado por el Japón de acuerdo con el tratado de Versalles de 1919. La llegada de los nipones supuso la retirada [181] de los misioneros alemanes. Ante el clamor de la población chamorro que exigía la presencia de sacerdotes católicos, el almirante Isoroku Yamamoto, que entonces era capitán de la armada japonesa, fue delegado por su gobierno para negociar con la Santa Sede el envío de nuevos misioneros que cubriesen las vacantes producidas por los germanos.

     La Compañía de Jesús aceptó el ofrecimiento del Vaticano, designando a veinte sacerdotes de la Provincia de Andalucía que llegaron a Saipán el 2 de marzo de 1921. Al mando de la expedición, también como Vicario Apostólico de las Carolinas, las Marshall y las Marianas (excepto Guam), iba el P. Santiago López Rego, quien tomó posesión de la misión que hacía 253 años había fundado su compatriota, el jesuita español Diego Luis de Sanvitores.

     Por su parte las misioneras mercedarias, pioneras en la Micronesia, llegaron a Saipán en 1927. Inflamadas del espíritu de su fundadora la bilbaína Margarita María Maturana, comenzaron enseguida una durísima labor que pronto dio sus frutos en la enseñanza y en las vocaciones entre las jóvenes.

     Durante un buen número de años tanto los jesuitas como las mercedarias fueron bien tratados por la administración japonesa. A principios de 1938 empezaron a surgir dificultades con la Iglesia, y el gobierno de Tokio restringió la llegada de misioneros españoles, prohibiéndoles, a partir de septiembre, la entrada en las islas.

     Esta breve introducción nos sitúa en el marco histórico en el que la Hermana Salaberría relata sus Memorias. Comienza en 1940, cuando los rumores de guerra eran ya alarmantes, culminando en el mes de diciembre de 1941 en el que todos los habitantes de la isla sabían que el 7 de diciembre los japoneses atacarían la base naval de Pearl Harbour, y que el mismo día (8 de diciembre debido al cambio de horario establecido por la línea internacional), también al amanecer, desembarcarían en Guam.

     La autora nos cuenta con gran sencillez las vicisitudes que pasaron durante la guerra: los problemas con el ejército japonés; el miedo; los actos de valor; el amor de los chamorros por los misioneros, y lo que éstos arriesgaron para atenderles espiritualmente. La narración nos revela aspectos muy curiosos del comportamiento de los nipones, innecesaria dureza en algunas situaciones, y, por contra, gran humanidad en otras en las que se temía distinta reacción.

     Entre los muchos episodios que nos relata, algunos nos han dejado una fuerte impresión, por ejemplo el de la niña japonesa huérfana, pues sus padres se habían suicidado, recogida por las misioneras; el comportamiento cristiano del teniente Gadnier, del ejército norteamericano, muerto en las últimas batallas en la conquista de Tinian; la grave herida sufrida por la propia Hermana María Angélica, curada por un médico japonés también herido que compartía con ella sus medicinas; la muerte de la Hermana Genoveva en un tiroteo; las adopciones de huérfanos de guerra que generosamente hicieron los chamorros, la gran ayuda que las Mercedarias recibieron del capitán Tighe, capellán de un grupo de los bombarderos B-29 con base en Saipán, y, que además las ayudó a que construyesen la Casa Matriz de la Orden en América, necesaria para atender las misiones de Marianas y Carolinas; y, en fin, muchos más sucedidos que se complementan con un Apéndice del Padre José María Tardío S. J., que estaba en Micronesia desde 1930.

     Finalmente queremos mencionar la figura de Remedios P. Castro, autora del Prólogo de esta obra, cuyo heroico comportamiento, durante todo el tiempo de [182] la guerra, fue fundamental para la supervivencia de los misioneros; en estas Memorias queda amplia constancia de ello. Aquella joven chamorra realizó su sueño de ser una de las Hermanas Misioneras Mercedarias de Berriz, ya que tanto la Hermana Angélica y sus compañeras, el P. Tardío y el resto de los miembros de aquel grupo de españoles fueron, por su valor y ejemplaridad, inspiración permanente para que ellos continuaran la misión con su propio pueblo chamorro; y textualmente dice: �...nunca olvidaré los sacrificios de esas personas... en una cultura que no era la de ellos y que eventualmente se tornó hostil a sus vidas, pero persistieron... algunos dieron su vida, otros continuaron con su trabajo... estoy siguiendo el ejemplo de ellos... y por siempre estaré agradecida por la inspiración que me dieron�.

     El libro incluye unas interesantes fotografías de los protagonistas del relato y de otros sucesos, así como una pequeña bibliografía. Todo ello completa este bello y emocionante relato.

JOSÉ LUIS PORRAS



DRIVER, Marjorie, y BRUNAL-PERRY, Omaira: Architectual Sketches of the Spanish Era Forts of Guam, Micronesian Arca Research Center Educational Series n� 17. University of Guam, 1994. Edición bilingüe inglés-español.

     En tamaño gran folio apaisado, publica el Centro de Investigaciones de la Micronesia este segundo volumen dedicado a las fortificaciones españolas en Guam. El primero, titulado Spanish Forts of Guam, lo fue en 1979, subvencionado por la Universidad de Guadalajara (México), cuya ciudad mostraba así su hermanamiento con la de Agaña en Guam.

     La presente publicación, basada en los fondos del Servicio Histórico Militar de Madrid, se estructura de la siguiente forma: cada boceto aparece acompañado de su correspondiente explicación o descripción. Por cada una de las construcciones hay dos bocetos: el original hecho sobre el terreno, y una copia al parecer realizada en Manila. Todos están fechados alrededor de 1830, mostrando el conjunto de las fortificaciones militares españolas de aquellos años.

     Se estudian las Baterías de San Rafael, Santiago de Orote, Santa Bárbara, Santo Ángel, San José, y la Soledad. Los Fuertes de San Rafael, Nuestra Señora de los Dolores, Santa Águeda y Santa Cruz. El Depósito de pólvora de Santa Bárbara y su Cuerpo de Guardia.

     En la Introducción se nos explica la historia de todas las fortificaciones que, durante la época española, se construyeron en Guam, así como el destino que han tenido. Hoy en día quedan sólo restos parciales de ellas, si bien parece que existe la voluntad popular y oficial de reconstruirlos, pues el pueblo de Guam manifiesta un interés creciente en conocer los detalles de su pasado hispánico, y, al mismo, de conservar o revitalizar las huellas materiales de aquellos tiempos.

     Por lo que afecta a la verdad histórica y, en este caso concreto, a España, hemos de agradecer el extraordinario interés que desde hace muchos años sigue mostrando el Micronesian Area Research Center por preservar la huella hispánica en las Marianas, acopiando documentación, bibliografía y materiales de todo tipo para ayudar a un mejor conocimiento de ese pasado que en realidad pertenece ya a los marianos, tanto de Guam como del resto de las islas. [183]

     La labor de transcripción y traducción de Marjorie Driver y de Omaira Brunal-Perry es digna de la mejor alabanza.

     Hay un Apéndice de Notas aclaratorias y una Bibliografía. Solamente hemos observado una errata en la página 56, Fernando II por Fernando VII; y un error debido al original español que es confuso, los oficiales de artillería Daoiz y Velarde no estuvieron en Marianas: como todos sabemos se sublevaron contra Napoleón en 1808 y murieron heroicamente.

     La publicación es muy hermosa: en la cubierta anterior figuran el �Fondeadero de Umatac en la Isla de Guam�, de Fernando Brambila (Expedición Malaspina) existente en el Museo Naval. En la cubierta posterior �vista de los fuertes de la bahía�, tomada de la obra de Urville Voyage de l'�Astrolabe� (París 1830-33). En la p. 61 aparece el Escudo de Armas Real de España, que estaba, cuando llegaron los americanos en 1898, en el Palacio de Agaña; hoy en día se encuentra en el interior del Palacio del Gobernador de Guam.

JOSÉ LUIS PORRAS



Filipinas y Sudeste Asiático

PRIETO LUCENA, Ana María: El contacto hispano-indígena en Filipinas según la historiografía de los siglos XVI y XVIII. Universidad de Córdoba, Servicio de Publicaciones, 1994. 396 pp.

     La Profesora Prieto ha conseguido sistematizar diversos aspectos de la historia de Filipinas, especialmente los relativos al primer contacto y al asentamiento de los españoles, y a las características culturales de la sociedad prehispánica del Archipiélago, utilizando, como fuente básica y fundamental, diferentes crónicas escritas por los españoles durante los siglos XVI y XVII.

     De la importancia de estas Crónicas podemos juzgar por el hecho de que, al no existir fuentes documentales indígenas, son ellas las únicas que nos han transmitido el, en muchos aspectos, nebuloso pasado prehispánico de las islas, por lo que se convierten en un rico venero de noticias etnohistóricas, antropológicas, sociológicas y de diverso tipo.

     El examen de cada una de las Crónicas revela la diferente atención que cada autor prestó a algún asunto o materia en particular, pero el conjunto de todas ellas permite un estudio global al complementarse unas con otras. Para esto, la autora ha hecho un trabajo realmente exhaustivo, pues empieza analizando trece crónicas: desde la de Pigafetta, que fue la primera, hasta la de Gaspar de San Agustín sobre la conquista de Filipinas (1565-1615) escrita a finales del siglo XVII, es decir que el campo cronológico de casi dos siglos permitió a los últimos cronistas analizar, con cierta perspectiva histórica, una serie de hechos que en un primer momento pudieron haber sido descritos con apasionamiento o falta de objetividad. Esta situación ha permitido a la Dra. Prieto exponer en otros capítulos facetas importantísimas de la vida indígena relacionadas con el medio ambiente, forma de vida, creencias, vida de sociedad y otras que repasaremos enseguida.

     La obra está perfectamente estructurada. El primer Capítulo trata de los cronistas y de sus respectivos trabajos, dando una detallada información sobre cada uno de ellos y sobre el contenido de sus Crónicas. La falta de espacio nos impide algún comentario en particular, [184] aunque no nos resistimos a mencionar, como una especie de llamada a los estudiosos españoles en general, que la obra de Miguel de Loarca Tratado de las Islas Filipinas... permanezca aún en el Archivo General de Indias en calidad de manuscrito original, no habiendo sido publicado más que por Blair and Robertson en 1906, lo cual creemos que es un poco chocante.

     En los Capítulos II y III se estudia, a través de las mencionadas Crónicas, el descubrimiento de la Especiería, con los antecedentes portugueses y las sucesivas expediciones españolas hasta la llegada de la de Legazpi-Urdaneta, que origina el primer contacto cultural con Filipinas. Este asentamiento, aparte del trascendental descubrimiento del viaje de vuelta a Nueva España, motivó la aparición de una serie de hechos que, a su vez, generaron problemas objeto de debate y consulta: los conciertos de paz con los indígenas; el abastecimiento de los españoles; la polémica sobre la guerra justa; la legalidad de la esclavitud y el derecho a exigir tributos a los indígenas. Estos últimos temas no están suficientemente explicados por los cronistas, por lo que hay que recurrir, como hace la autora en ciertos casos, a otras fuentes paralelas: tratados específicos sobre algunas cuestiones; documentos, y correspondencia escrita.

     Los Capítulos IV, V, VI y VII cuyo contenido ya hemos adelantado, constituyen quizá la parte más atractiva ya que suministra datos y detalles menos conocidos o no tan divulgados como los históricos, por lo que hay que agradecer a la Dra. Prieto el haber aclarado muchos textos de farragosa lectura, presentándolos claros y precisos. Entre ellos está el reino vegetal y su riqueza; los animales y su influencia en la vida indígena; los recursos minerales y su aprovechamiento. Otros aspectos son los caracteres étnicos; la diversidad lingüística; adornos corporales; tatuajes; vivienda; ritos; ídolos; sacrificios; culto a los muertos etc... Por último nos presenta la estructura interna de la sociedad filipina, es decir la organización política y social, la administración de justicia, y las normas de cortesía y trato.

     El Glosario de términos filipinos sacado de las Crónicas estudiadas, nos parece uno de los más completos de los publicados hasta ahora, y constituye una formidable ayuda para el investigador. Todo se completa con unas amplias y detalladas Fuentes Historiográficas y Bibliográficas, también de gran interés.

     Esta obra es fruto de la inteligente laboriosidad intelectual de la Profesora Prieto Lucena, que ya ha publicado otros trabajos sobre el archipiélago, pero a la que hay que insistir para que nos siga ilustrando sobre tantos aspectos, aún poco o nada conocidos, de la presencia de España en Oriente.

JOSÉ LUIS PORRAS



MANCHADO LÓPEZ, Marta María: Conflictos Iglesia-Estado en el Extremo Oriente Ibérico, Filipinas (1767-1787), Universidad de Murcia, 1994. 243 pp.

     En la segunda mitad del siglo XVIII, se produjeron en Filipinas una serie de graves sucesos que afectaron seriamente a la gobernabilidad de aquellas lejanas tierras de la Corona de España. Casi desde los mismos comienzos del asentamiento hispano, había sido tarea difícil mantener el debido equilibrio entre las autoridades civiles y las religiosas, pero al correr de los años los antagonismos se fueron concretando en cinco figuras: los Regulares, es decir los miembros de las corporaciones religiosas (Agustinos, [185] Franciscanos, Dominico, Jesuita, etc.); los Seculares (clero secular); los Obispos, encabezados por el Metropolitano de Manila; el Gobernador, y, por último, la Corona.

     De la actuación de estos componentes surgieron una serie de conflictos jurisdiccionales, cuyo origen estaba tanto en la Visita Diocesana como en el Real Patronato, ya que ambas habían sido eludidas siempre por los regulares. Las especiales características que ofreció la presencia española en el Archipiélago: aislamiento; escaso mestizaje; normas de actuación misionera distintas a las de otros lugares; y otro conjunto de factores, provocaron una serie de conflictos, agudizados a mediados del siglo XVIII, que constituyen el marco en que se desenvuelve el magnífico trabajo de la Dra. Manchado López.

     La autora esboza la historia de Filipinas desde la conquista espiritual hasta el establecimiento de la organización Diocesana, con la evolución histórica de las controversias en torno a la Visita Diocesana y al Real Patronato.

     Luego se adentra en el meollo de su trabajo, estudiando la figura del Arzobispo de Manila Don Basilio Sancho de Santa Justa y Rufina, su �reformismo�, y su enfrentamiento con las órdenes religiosas, especialmente con los jesuitas al principio, pues posteriormente fueron los agustinos de la Pampanga los sujetos principales del conflicto por su oposición, entre otras cosas, a la secularización de las Parroquias, opinión compartida con la mayoría de los regulares.

     El Gobernador Simón de Anda, de heroico comportamiento frente a la pasada invasión inglesa, intervino también en la polémica en su deseo de que el Real Patronato se acatase y se respetasen los derechos de la Corona. El litigio fue largo y complicado: los agustinos fueron expulsados de la Pampanga; se cubrieron algunas parroquias con clero secular indígena, poco preparado; el Alcalde Mayor también participó en los problemas; el Consejo de Indias dictaminó oportunamente; y por último la Real Cédula de 11 de diciembre de 1776, solucionó parcialmente la controversia, pero no la resolvió como era de esperar.

     La autora describe minuciosamente todo el proceso y hemos de destacar la claridad con que lo hace, pues pese al rigor científico que utiliza, examina la documentación de forma tal que va ganando el interés creciente del lector, como si de un relato se tratase. Estupenda obra, fundamental ya para conocer el entramado de lo sucedido en Filipinas en pleno siglo de la Ilustración.

JOSÉ LUIS PORRAS



ALÍA PLANA, Jesús María: El Ejército Español en Filipinas. El período romántico, Tabapress, Madrid 1993 pp. 133.

     El asentamiento hispano en las Filipinas se caracterizó, desde su inicio, por la escasa participación militar. El Ejército fue un componente claramente minoritario entre los diversos estamentos que formaron la población del Archipiélago. Tanto es así, que hubo que recurrir al concurso de los indígenas para organizar unas Fuerzas que tuviesen una cierta entidad. A este respecto, hay que resaltar la fidelidad de las tropas filipinas, especialmente la de los pampangos, sin la cual la permanencia de España frente a los numerosos ataques exteriores, especialmente de los holandeses, hubiese sido casi imposible.

     Si bien la bibliografía específica sobre el tema no es muy abundante, existen, por el contrario, numerosos y conocidos trabajos sobre diversos aspectos de [186] la intervención militar, como, por ejemplo: asaltos y levantamientos de los chinos; intento de invasión japonesa; expediciones a Borneo; construcciones de murallas y fuertes; ocupación inglesa; guerra de Conchinchina, etc. Por ello es importante esta obra que comentamos pues aunque la época que estudia esté limitada al período romántico, es decir a mediados del s. XIX, abarca mucho más espacio de tiempo, dando datos complementarios que, sin profundizar demasiado, permiten considerarla como un resumen de la historia del Ejército Español en Filipinas.

     Antes de comentar el Álbum de la Infantería y Caballería española del Ejército de Filipinas... 1856, que es la base de este libro, el autor examina brevemente los antecedentes desde la llegada de Magallanes y luego de López de Legazpi, hasta el nombramiento como Capitán General de Manuel Pavía y Lacy, Marqués de Novaliches, que tomó posesión del mando y administración del Archipiélago en 1854. Este Gobernador fue el que renovó el sistema imperante hasta entonces, mediante la creación de nuevos organismos que no sólo afectaron a la organización militar sino al aspecto de los soldados. Si del s. XVIII tenemos láminas con sus uniformes en el Archivo General de Indias, del s. XIX apenas han llegado hasta nosotros. El Álbum de 1856 destaca entre tan escasa iconografía, no sólo por la calidad y número de sus reproducciones, sino también por sus cualidades artísticas y su exotismo.

     Alía nos da información sobre las circunstancias históricas y los detalles técnicos de la obra, autor y lugar de composición. A continuación estudia las Enseñas y Cuerpos que figuran en el Álbum, añadiendo multitud de datos de gran interés: tránsito del Tercio al Regimiento en 1754; la creación en España del Regimiento de Asia, que no tuvo mucho éxito; el hecho de que el Cuerpo de Sanidad Militar sufrió muchas bajas, por el contagio con las enfermedades tropicales que trataba de combatir, y el papel de los Capellanes, de enorme importancia en un ejército como el español.

     También se ofrece información sobre Cuerpos que no figuran en el álbum: Artillería e Ingenieros que, sin embargo, existían en las Islas desde el asentamiento aunque sin formar, al principio, un Cuerpo Regular; Alarbarderos, creados en 1590; y las Milicias, nacidas a partir de la ocupación inglesa.

     Un capítulo especial se dedica a la expedición a la Conchinchina, a los sufrimientos soportados por nuestras tropas y al poco beneficio que España sacó de aquella intervención, pues, a causa de nuestros políticos de turno, todo quedó en manos de Francia pese a que fuimos nosotros los que llevamos el peso de la campaña. De todo esto hay pruebas documentales, como también de que los franceses al observar como los soldados filipinos resistían mejor el clima, reclutaron a tagalos para constituir sus �Batallones de tiradores annamitas�.

     La última parte del libro, la más amplia, reproduce las espléndidas láminas del álbum, incluyendo la hermosa portada, junto con comentarios, datos, aclaraciones y noticias suplementarias.

     En resumen se trata de una bellísima publicación, enriquecida además con ilustraciones del Museo Naval, del Museo Oriental de los Agustinos de Valladolid, y de otras fuentes. En las guardias figuran uniformes del Ejército de Filipinas de los años 1780 y 1787, procedentes del Archivo General de Indias.

     Como colofón del libro figura lo siguiente: �Cuatrocientos años después de que lo hiciera en Filipinas el primer libro impreso por el método xilográfico, [187] apareció en España esta obra...� Recordemos, en efecto, que de 1593 datan los Impresos Príncipes filipinos: La Doctrina Christiana en lengua española y tagala, y la Doctrina en letra y lengua china.

JOSÉ LUIS PORRAS



NGHIÊM, CHU THÁI Són, LÚU Hùng: Les ethnies minoritaires du Vietnam, The Gioi, Hanoi 1993, 2� edic. revisada. Pp. 312.

     El Sudeste asiático es una de las regiones de Asia, y del globo, más rica en minorías étnicas. Las distintas superposiciones de pueblos, que se han sucedido en la región hasta épocas relativamente recientes, han ido formando un mosaico étnico sumamente variado y complejo.

     Vietnam no es una excepción: repartidas por todo el territorio, concentradas sobre todo en el norte, pero también en el centro-sur, hay nada menos que 54 etnias, que no superan el 13% de la población (el resto lo cubre por sí sola la etnia viet). De ellas trata esta muy interesante obra, en cierto modo única, debida a tres estudiosos vietnamitas.

     El Vietnam de las minorías engloba a un gran número de poblaciones, muchas de ellas físicamente (�racialmente�) diferentes entre sí -negroides, australoides, protomalayos, y diversas mezclas- con culturas sumamente variadas, con gran diversidad cultural material y espiritual, de formas de vida, economías, organización política, ideología, manifestaciones artísticas y estéticas. Las lenguas, dialectos y subdialectos son muy numerosos -pertenecientes a tres familias lingüísticas: austroasiática (como la propia lengua vietnamita oficial, y el jmer); sinotibetana (a la que pertenece el chino); y la austronésica (de la que forman parte las lenguas malayo-polinésicas). También presentan gran diversidad demográfica, oscilando entre un millón de individuos -los jmer, muòng, tày, etc.- y unos centenares -los O-du, los ro-man, etc.-. Los autores describen los avatares históricos que han condicionado la coexistencia, la superposición o la dominación de unas etnias sobre otras, todas ellas finalmente marginadas o semisumergidas por los mayoritarios viet. Esta tendencia no ha desaparecido del todo en nuestros días: uno de los problemas de las etnias del Estado vietnamita ha sido la alternancia entre la tolerancia y el autonomismo, por un lado, y el centralismo y la represión, cuando no el abandono a su suerte, por el otro. A partir de 1945 (independencia de Vietnam), los miembros de las minorías son ciudadanos plenos y, con altibajos, en ocasiones con graves errores -a veces reconocidos- por parte del poder central, han gozado de diversos derechos. Pero las minorías han de soportar la avalancha de viet de las tierras bajas superpobladas que emigran a las tierras minoritarias, y las políticas homogeneizantes, a las que han hecho frente con éxito escaso. Además, durante las dos guerras de liberación contra Francia y contra Estados Unidos, algunas de ellas fueron utilizadas indiscriminadamente por ambas potencias extranjeras contra los vietnamitas.

     Los autores dividen a las etnias minoritarias según un criterio lingüístico, de acuerdo con su pertenencia a las familias mencionadas antes y a los grupos lingüísticos englobados en ellas. En la familia austro-asiática, los grupos vietmuòng, môn-jmer, tày-thái, hmông-dao, y kadai; en la sino-tibetana, los han, y los tibeto-birmanos; y en la austronésica, el grupo malayo-polinésico. De cada grupo se describen a continuación las diferentes [188] etnias, el número de sus miembros, su situación socio-política, económica, cultural, etc. La obra se completa con una nomenclatura de etnias, cuadros sinópticos, índices, y una bibliografía.

C. A. CARANCI



Australia

PIMENTEL, Juan: En el panóptico del mar del Sur. Orígenes y desarrollo de la visita australiana de la expedición Malaspina, (1793), CSIC, Madrid 1992.

     El libro que hoy comentamos constituyó en su momento la memoria de licenciatura del autor, dedicada a analizar las razones, objetivos y resultados de la visita que la expedición Malaspina realizó en 1793 a la colonia inglesa de Nueva Gales del Sur, en Australia. Aunque forma un estudio independiente por sí mismo, cobra aún mayor valor al situarlo como el primer paso de un trabajo más amplio: la elaboración de una tesis doctoral centrada en el desarrollo y logros de la expedición Malaspina en toda su extensión, de 1789 a 1794; tesis presentada en la Universidad Complutense de Madrid en abril de 1994 y que esperamos ver publicada en breve.

     La investigación se inscribe en el esfuerzo que está realizando un sector importante de la historiografía española contemporánea con el fin de resaltar el peso que tuvieron las expediciones científicas del siglo XVIII, tanto dentro del proceso de institucionalización de la ciencia en el mundo, como en el desarrollo de la expansión europea. Desde esta óptica se subraya la multiplicidad de funciones que desempeñaron las expediciones: primero, destacando su labor como agentes de empresas coloniales con unos fines políticos evidentes; segundo, resaltando las finalidades científicas y humanísticas que conllevaron; tercero, analizando sus implicaciones ideológicas; y cuarto, poniendo de relieve la huella perenne que dejaron en los lugares que visitaron.

     El libro está dividido en tres partes: en la primera se señalan los rasgos generales del proceso de expansión europea en el siglo XVIII, se destaca la función de las expediciones dentro de dicho proceso expansivo, y se discuten los motivos por los que el Gobierno británico decidió crear la colonia australiana. De esta forma, en el primer capítulo se resaltan las razones por las cuales el Pacífico cobró importancia en la segunda mitad del siglo XVIII dentro del proceso de expansión ultramarina, destacando sobre todo cómo, una vez acabada en 1763 la Guerra de los Siete Años y consumada la independencia de las colonias británicas de Norteamérica, los Estados europeos se inclinaron hacia un nuevo ámbito de expansión: el Extremo Oriente. Pasaron a controlar las antiguas compañías comerciales que monopolizaban los mercados orientales y comenzaron a disputarse el control sobre espacios, mercados y rutas de comunicación. Este proceso vino acompañado y facilitado por el deseo de completar el conocimiento de este área, lo cual conllevó la organización de nuevas expediciones que continuaron los viajes de exploración y conquista de españoles, portugueses y holandeses en centurias anteriores, a través de una segunda oleada expansiva por el Pacífico que fue protagonizada esta vez fundamentalmente por británicos, rusos y franceses. Dentro de este proceso expansivo Juan Pimentel se esfuerza por resaltar la coincidencia entre la finalidad política y los objetivos científicos que conformaron a expediciones de la segunda [189] mitad del siglo XVIII: hubo en ellas una clara intencionalidad política, pero inseparable de unos objetivos científicos y humanísticos. La ciencia se convirtió no sólo en un instrumento para la colonización, sino también en un poderoso argumento ideológico para la expansión.

     En este sentido, el autor entra en el debate historiográfico en torno a las causas de la expansión del siglo XVIII. Frente a las tesis defendidas por aquellos que ven a la ciencia fundamentalmente como un instrumento de la política expansiva europea, tal como hace por ejemplo Alan Frost, que presenta el ciclo expedicionario como vanguardia de la lucha mercantil y estratégica de las naciones europeas en el gran océano y hace referencia no tanto a los documentos oficiales que pregonan el amor e interés por las ciencias, sino sobre todo las instrucciones secretas que los gobiernos encomiendan a los navegantes; frente a estas tesis, decíamos, leyendo las páginas de Juan Pimentel se obtiene la impresión de que en el siglo XVIII, coincidiendo con el auge de la Ilustración, los motivos de la expansión tuvieron también tintes humanísticos y elevados.

     Buen contraste con el siglo XIX, en el cual indudablemente primaban la estrategia, la economía y la lucha por el poder mundial. Aunque es cierto que dependiendo del momento y del caso concreto que se estudie siempre hay una causa que se puede señalar por encima de las demás, sin embargo hoy en día en este debate se tiende a excluir una única razón como raíz de la expansión, y existe una mayor coincidencia a la hora de señalar la interrelación de diferentes motivos con independencia de momentos, países o escenarios: razones políticas o estratégicas; deseos de encubrir problemas internos y cohesionar a la nación gracias a la actuación en el exterior; búsqueda de mercados protegidos donde vender los productos de la metrópoli y obtener materias primas; escenarios de inversiones ventajosas; préstamos que obligaban a dependencias del prestatario y monopolios comerciales; deseos humanitarios de mejorar y cambiar los modos de vida de pueblos ajenos a la cultura occidental, supuestamente más adelantada; existencia de misiones religiosas y evangelizadoras... Sin embargo, entre las múltiples lecturas que explican la expansión imperialista del siglo pasado, no encontramos la luminosidad de los motivos científicos y humanistas que todavía Juan Pimentel refleja al estudiar una época anterior.

     Otra polémica que no evita el autor se centra en torno a las razones concretas por las que se fundó la colonia británica: de índole interno, buscando nuevos espacios donde enviar a los convictos y donde éstos pudieran redimirse de sus faltas cumpliendo una función social, dado el significativo aumento de la delincuencia en Gran Bretaña en estos años (Robert Hughes); de orden estratégico, reflejando el giro de los intereses internacionales británicos hacia el Pacífico y el Oriente (Blainey, Frost, King); de carácter económico, resaltando la progresiva importancia que estaba adquiriendo el tráfico comercial con la India y el Lejano Oriente.

     En la segunda parte Juan Pimentel analiza la manera en que la expansión británica sobre estas latitudes, y en especial la fundación de Nueva Gales del Sur, afectó a la Monarquía española. La mayor parte de las tierras bañadas por este Océano pertenecían desde siglos atrás a la Corona española, que contemplaba al Mar del Sur como un espacio propio cerrado a intrusiones, por lo que la fundación de Nueva Gales del Sur se extendió como un agravio jurídico y como una amenaza potencial, en tanto que lesionaba un antiguo derecho hispano, [190] basado en el Tratado de Zaragoza de 1529 y por los daños militares y comerciales que desde allí podía ocasionar Gran Bretaña a sus posesiones americanas y oceanianas.

     En este contexto, se decidió enviar una expedición para subsanar la falta de información de primera mano sobre el temido enclave. De esta forma se organizó la mayor empresa científica en Ultramar de todo el Setecientos español, la Expedición Malaspina. Fue una empresa científica a la vez que política. Su misión fundamental era obtener información. Sus trabajos debían servir para defender y mejorar las posesiones españolas y para modernizar el sistema de administración colonial. Un viaje científico y político alrededor del mundo, con el fin de cartografiar las costas, levantar el perfil del litoral americano del Pacífico, estudiar la naturaleza, investigar las sociedades y las administraciones de las posesiones ultramarinas. Un vasto proyecto interdisciplinar, un gran esfuerzo institucional destinado a ejecutar modélicamente un inventario de su Imperio buscando modernizar su economía, su sociedad, sus instituciones.

     En la tercera parte el autor describe lo que constituyó propiamente la estancia de la Expedición en Puerto Jackson resaltando tres funciones: su labor como embajada itinerante; el trabajo como academia científica; aquellos méritos por los cuales los miembros de la expedición se ganaron el calificativo de filósofos del Mar del Sur. Tras este triple estudio subyace el propósito de poner de relieve la �naturaleza camaleónica� de la expedición, la multiplicidad de papeles que desempeñó simultáneamente, su pluralidad, la riqueza histórica de los hechos y de los discursos.

     En tanto que embajada itinerante, describe las relaciones entre la Expedición y los colonos británicos. En uno de los párrafos más bellos del libro explica cómo aquellos que llegaban con el fin político de obtener información sobre unos potenciales enemigos, eran recibidos no como súbditos de una nación rival en Europa y en Ultramar, sino como miembros hermanados de una comunidad científica universal, en la que se puso de manifiesto la �unión sagrada� entre sabios y navegantes. De esta forma pone de relieve la cordialidad y la colaboración entre ambos grupos. En tanto que academia científica, la Expedición se convirtió en una poderosa máquina destinada a recolectar datos. En treinta días obtuvo una precisa radiografía del establecimiento inglés, contando con la plena colaboración de los británicos. La labor de los expedicionarios incluyó también un amplio juicio crítico de las posibilidades de la colonia, de su significado en el contexto del mundo hispano, del experimento penal inglés y de los efectos de la colonización sobre el mundo aborigen. Por ello se convirtieron también en Pensadores, en Políticos, en Filántropos, con mayúsculas, de la manera que estos términos se entendían en el siglo de las Luces. De ellos brotó un rico discurso ideológico a través del cual se revelaron como auténticos filósofos viajando por el Mar del Sur. Es interesante constatar la modernidad de su discurso intelectual, excepcional en los márgenes de la Ilustración española. Qué lástima que sus opiniones no tuvieran repercusión en la política y administración colonial que siguieron aplicándose en décadas sucesivas. De ahí la facilidad extrema con que se produjo el 98, la pérdida de las colonias, en todos los ámbitos posibles.

     Al finalizar un libro de tan agradable y fácil lectura no queda más que el deseo de resaltar sus logros: Pimentel ha huido del camino más fácil, esto es de la mera descripción narrativa de la expedición y de la reproducción sucesiva de textos y [191] documentos. Ha tratado, por el contrario, de insertar la expedición en un contexto muy determinado caracterizando sus elementos y ha procurado encontrar su significado dentro de dicho contexto. El lenguaje es claro, ágil, rico y preciso, permitiendo al lector deleitarse no ya con el contenido del libro, sino con la simple lectura del texto. Este trabajo se encuentra entre las investigaciones más interesantes que se realizan en España en la actualidad.

LOLA ELIZALDE

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