Sacados a la luz por Ramón García González
Datos biográficos de Lope de Vega
Rimas
Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos
Rimas sacras
Otros sonetos
Sonetos en comedias, autos y entremeses
Sonetos en libros
Todos los sonetos encontrados en diversos lugares
A Amor le dan diversos atributos;
A Baco pide Midas que se vuelva
A breve vida exhalación sujeta,
¡A buen tiempo me cogen desengaños
¿A cuál hombre jamás le ha sucedido,
A Dios se queja la cautiva Elía:
¿A dónde llevas, infernal cochero,
A donde quiera que su luz aplican,
¿A dónde vas amenazando ausencia,
¿A dónde vas con alas tan ligeras,
¿A dónde vas, lascivo pensamiento?
A jugar me senté con la fortuna
A la esfera de Marte reservada
A la primera luz, que al viento mueve
A la sangrienta imagen de su esposo,
A las ardientes puertas de diamante,
A las perlas del alba descogían
A las reliquias que en distancia poca
¿A qué puede llegar mi desventura,
¿A qué puede llegar un mal suceso
A quien pudiera suceder la afrenta,
A Reynaldo en Sufet Sirasudolo
A su Dios, a su patria, a sus parientes
A Sumo bien, o gloria inestimable
A Temis consultó Venus hermosa,
A ti la lira, a ti de Delfo y Delo,
A ti, si más la eternidad pudiera,
A tu circunferencia de rubíes
A verte vengo, si por dicha puedo
A vos ¡oh, sacerdote soberano!,
Aborrecí querido, y olvidado
Abría el sol, dejando el Alba a solas,
Acaben hoy mis locas esperanzas
Adiós casadas, piélago de engaños;
¡Adiós, atolladeros y honduras
Adiós, Elvira: adiós, esposa y dueña;
¡Adiós, famosos muros, ciudad bella,
¡Adiós, Solteras de embelecos llenas;
Adónde huyes, si a vengarte vienes,
África adusta, que del negro Egipto
Agora sí, mi dulce amada esposa
Águila, cuyo pico soberano
¡Ah, Babilonia! ¡Cuán confusamente
Ahora hermosa Virgen, que desata
Al autor de la luz tanto desvelo,
Al hijo de la mirra, al Verbo santo,
Al hombro el cielo, aunque su sol sin lumbre
Al Olimpo de Júpiter divino,
Al pie del jaspe de un feroz peñasco
Al que roba en el monte, y en poblado
Al que sobró de buen entendimiento
Al Rey de tres personas, y uno solo
Al rey Nino Semíramis famosa
Al sepulcro de amor, que contra el filo
Al signo de León, de nueva estrella
Al sol que os mira, por miraros miro,
Al sol, en cuyos rayos se desvela
Al viento se encomienda, al mar se entrega,
¡Alado dios, vendado niño ciego,
Álamos blancos, que de verdes nuezas
Alarga riendas pensamiento loco,
Albania yace aquí, Fabio suspira,
Alcides nuevo, en cuyos hombros tiernos,
Alegres flores que con varias tintas
Alegres nuevas, venturoso día,
Alfonso y Lauro, si olvidar pudiste,
Alfredo, si yo fuera blanca aurora,
Alma cubierta de esta vil corteza,
Alma, estoy encantado? estoy perdido?
Alta sangre real, claro Felipe,
Altas montañas, donde el cielo llueve
Alto subir de la potencia ha sido
Altos montes nevados, que aun apenas
Alza la frente, de cristal ceñida,
Amando, recelar daño en lo amado,
Amanecieron en el claro oriente,
Amar por ver amar, envidia ha sido,
Amé desde el principio de mi vida,
Amó la hermosa reina del Egipto
Amor con qué te curas? Con olvido.
Amor desconcertado, qué es tu intento?
Amor grosero, acuciador del home,
Amor me puso en tanta desventura
Amor por ese sol divino jura,
Amor que no es amor, forzado el gusto,
Amor seis años ha que me has jurado
Amor, amor, porqué te llaman gloria,
Amor, amor, un hábito vestí
¡Amor, Amor, yo quedo de esta vez
Amor, de amar me reprehendo y riño;
Amor, de Salamanca me has traído,
Amor, desnudo al campo salió un día,
Amor, enfermedad de los sentidos,
Amor, mil años ha que me has jurado
Amor, no ha sido trato de hombre honrado,
Amor, no pienses que te pintan tierno,
Amor, no se engañaba el que decía
Amor, pues que de Dios te precias tanto,
Amor, quien más de ti piensa que entiende,
Amor, si entre las almas de los rudos
Amor, tiempo, ocasión, fortuna, cielo,
Amore, bosancé sa gran bellaca;
Andaba enamorada la pobreza
Andan mis males por volverme loca,
Ángel divino, que en humano y tierno
Ángel, a gran peligro os arrojastes
Anillos tiene amor de blanca nieve
Antes la tierra vestirá de estrellas
Antes que el cierzo de la edad ligera
Antes verá el bergante el almohaza
Antes verás en la cocina lumbre,
Anticipó la púrpura olorosa
Antonio, si los peces sumergidos
Aquel filosofar antiguo, Octavio,
Aquel Hércules nuevo Castellano,
Aquel verde botón, que lazo airoso
Aquesta ha sido permisión del cielo;
Aquesta pluma, célebre maestro,
Aquí arderéis, pues celos os desdoran
Aquí cuelgo la lira que desamo,
Aquí de Amor, que mata la dureza
Aquí del Rey, señores: ¿Por ventura
Aquí dio fin mi loco pensamiento,
Aquí la majestad del sol Romano
Aquí me vuelven las desdichas mías
Aquí yace el espanto y maravilla
Aquí yace la fénix de hermosura,
Aquí yace Lucrecia menos casta
Aquí, con gran placer de su heredero,
Aquí, donde jamás tu rostro hermoso
Árboles haced fiesta a mi esperanza,
Arco divino, que en color celosa,
Ardese Troya y sube el humo oscuro
Arma nacida en el infierno horrible;
Armas de amor, señora, son tus ojos,
Arrepentido amor de haber querido
Arrió a tus puertas llama: abre tus puertas,
Artífice rarísimo que a Apeles,
Así Cristo amoroso solicita
Así en las olas de la mar feroces,
Asperísimas peñas, donde apenas
Asperísimas sierras, que en altura
Ásperos Montes, de tinieblas llenos,
Áspides coge, fieras sierpes cría,
Áspides que abrasáis mi pecho infame,
Atada a un risco Andrómeda lloraba,
Atada al mar Andrómeda lloraba,
Atreviose el inglés, de engaño armado,
Aunque conozco la bajeza mía,
Aunque de roble y de laurel no enrames,
Aunque es de piedra, y su cabeza es piedra,
Aunque es verdad que tanto bien deseo,
Aunque te hiere, o Reina, el duro acero,
Aunque vengarme de tu sol pudiera,
Aura suave y mansa, que respiras
Ausencias lloro, amante omnipotente,
Ausente esposo, si en la triste nueva
¡Ay cuántas horas de contento llenas
Ay de mis pensamientos mal logrados,
¡Ay dulce puerta en cuyo mármol cargas,
Ay fuerte más cruel, Antonio mío,
¡Ay, Celia mía, más que el alba hermosa,
¡Ay, dulce libertad! ¡Cuán caro muestras,
¡Ay, fuerte obligación! ¡Ay, honra, asida
Bajaba con sus cándidas ovejas
Bajaba del nubífero Carmelo
Bañaba el sol la crespa y dura cresta
Bastaba, fiero amor, haber rompido
Beatriz, entre este dedo y el pequeño,
Belardo, que a mi tierra hayáis venido,
Belisa, por tus pies andan perdidos
Belleza singular, ingenio raro
Bellísimo animal parece el hombre.
Bien al contrario pienso yo dar medio
Bien fue de acero y bronce aquel primero,
¡Bien haya, Amor, el tiempo que he vivido
Bien pensará quien viere, Paz hermosa,
Bien pudo yo pintar una hermosura,
Bien puede este jardín, Otavia ausente,
Bien sé yo, que Angelín incorruptible,
Bien sé, cabellos, que los cercos de oro
Bien, Roma, los que sirven los abonas,
Blancos jazmines, encarnadas rosas,
Blancos y verdes álamos, un día
Blando sueño amoroso, dulce sueño
Bosque del río de Madrid, no puedo
Brama el mar, y la pobre navecilla
Bramaba el mar, y trasladaba el viento
Brota diluvios la soberbia fuente,
Bruta atalaya, inaccesible peña,
Burguillos, el raguallo no me ofrece
Buscaba Magdalena pecadora
Cadenas desherradas, eslabones,
Cae sobre el dragón que le ha mordido
Caen de un monte a un valle entre pizarras
Caiga el hermoso como cedro y palma,
Camarón más sonante, que no el Dux
Cándida Virgen, soberana Astrea,
Cándida y no pintada mariposa
Cansada barca, que a morir navega,
Canta Amarilis, y su voz levanta
Canta cisne Andaluz, que el verde coro
Canta con dulce voz en verde rama
Canta la edad primera los amores,
Canta pájaro amante en la enramada
Carbón me pide Inés, que la criada
Cárcel, prueba de amigos y venganza,
Casarme quiere este tirano impío
Casáronme mis ojos, mis oídos,
Cayó la torre que en el viento hacían
Cayó la Troya de mi alma en tierra,
Cayose un escarpín de la derecha
Céfiro blando, que mis quejas tristes
Celebran viejo y nuevo Testamento
Celebró de Amarilis la hermosura
Celia, pues en tus ojos los humanos
Celos hacen a veces buen efecto,
Celos que amor en las sospechas cría
Celos, que tantas veces me habéis dado
Celoso Apolo en vuestra sacra frente,
Cesen tus aguas, conjurado cielo,
Ciego, a quien faltan ojos, y no llanto,
Ciencia es saber, que con ingenio y arte
Cierto Fiscal del mundo impertinente
Circe, que de hombre en piedra me transforma,
Clarinda, Amor se corre y no consiente
Claro cisne del Betis, que sonoro
Claudio, después del Rey, y los tapices
Claudio, si no inventé las vigoteras,
Cleopatra a Antonio en oloroso vino
Codro, el temor con la piedad venciendo,
Como a muerto me echáis tierra en la cara;
Como al reclamo acude el pajarillo,
Como de aquella imagen que recibe
Como es el sol la causa conficiente,
Como es la patria celestial colonia,
¿Cómo es posible que de bueno den
Como esclavo que en el Argel vivía
¿Cómo podré, Señor, querer quereros?
¿Cómo puede guardarse el dilatado
¿Cómo puede, Señor, justificarse
Como si fuera cándida escultura
Como suele correr desnudo atleta
Comparaba un discreto el casamiento
Compusieron de vos Palas altiva,
Compuso un sabio, cuya pobre suerte
Con ánimo de hablarle en confianza
Con cuales ojos te miro, Teodora,
Con dulce voz, y pluma diligente,
Con el marfil, que al Africano diente
Con el tiempo el villano a la melena
Con imperfectos círculos enlazan
Con imposible gloria amor me exhorta;
Con inmortal valor y gentileza,
Con justa causa agradecido al cielo
Con lágrimas escucha Masinisa
Con los deseos de Raquel servía
Con nuevos lazos, como el mismo Apolo,
Con pálido color, ardiendo en ira,
Con presunción de bélico soldado
¡Con qué artificio tan divinas sales
¡Con qué justa razón a la esperanza
Con ser Cristo de Dios la fortaleza,
Con tal secreto me rendí ha seis años
Con tierna edad y con prudencia cana
Con una risa entre los ojos bellos
Concediendo el gran Júpiter las fiestas,
Confuso y atrevido pensamiento,
Conjúrote, demonio culterano,
Contaba, Clori, ayer un estudiante
Conteniendo el Amor y el Tiempo un día
Corona, ilustre luz, baña y colora
Corren los días, y el que ya los pasa,
Corrida de ofreceros plata y oro,
Cortada en un cristal en agua pura
Cruel amor, ¿tan fieras sinrazones
Cruz soberana, donde el Verbo humano
Cual engañado niño que, contento,
¿Cuál es el miserable caminante
Cual hombre, o Clara, no sintió tu afrenta
Cual reo, en tanto, que la juez escribe
Cual sube el sentenciado la escalera
Cuando a las armas inclinó la mano
Cuando con puntas de marfil labrado
Cuando de mi atrevido pensamiento,
Cuando del mundo universal las llaves
Cuando digo a Lucinda que me mata
Cuando el mejor planeta en el diluvio
Cuando el sujeto que se quiere y ama
Cuando elegante de los dos idiomas,
Cuando en el nido el pajarillo asiste
Cuando en la mar el bello sol se esconde,
Cuando en mis manos, Rey eterno, os miro,
¿Cuándo en tu alcázar de Sión y en Beth
Cuando feroz al carro de Belona
Cuando imagino de mis breves días
Cuando la madre antigua reverdece,
Cuando lo que he de ser me considero,
Cuando los celos en sospecha andan,
Cuando me paro a contemplar mi estado
Cuando memorias sin azul me dieran,
Cuando mi libertad, contemplo y miro
Cuando pasó con Cristo fugitivo
Cuando pensé que estaba la fortuna
Cuando pensé que mi tormento esquivo
Cuando pensé que os daban más cuidado,
Cuando por este margen solitario
Cuándo será mi tránsito?
Cuando sin penas yo pudiera amaros
Cuándo verán mis tristes pensamientos,
Cuando voy a tu cruz para valerme,
Cuantas cosas formó naturaleza
¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
¡Cuánto debe Joseb, rey soberano,
¡Cuánto debes, amor, a aquellos ojos,
Cubierta de lucidas banderolas,
Cubran tus aguas, Betis caudaloso,
Cubre banda de pájaros difusa
Cuelga sangriento de la cama al suelo,
Cuelgan racimos de ángeles, que enrizan
Cuéntame, Lidia, que la Reina Helena
Cuentan de un rey que a un árbol adoraba,
Cuenten luego novelas y ocasiones
Cuidados de mi amor, ¿quién os anima
Cuidados míos: muy aprisa intenta
Culpa he tenido, España belicosa,
Daba sustento a un pajarito un día
Das en decir, Francisco, y yo lo niego,
De azules rayos coronó la frente
De dulces seguidillas perseguidos,
De este mi grande amor y el poco tuyo
De hoy más las crestas sienes de olorosa
De hoy más, claro pastor por quien restauro
De la abrasada Eclíptica, que ignora,
De la alta empresa reprehendo y riño
De la beldad divina incomprensible
De la ignorancia en que dormí recuerdo
De la prisión del Etna se desata
De la salutación que el ángel santo
De letras grandes el ajeno escrito,
¿De qué sirve esconderse de tu flecha,
De verdes mantos las cortezas cubre
De vos se queja la pobreza humana,
Deja el pincel, rosada y blanca Aurora,
Deja los judiciarios lisonjeros,
Deja, Pascual, las berzas y el repollo,
Dejaba a un sauce el instrumento asido
Dejadme un rato, pensamientos tristes,
Dejando el campo de Agramante, vengo
Dejaste, ingrata, divertida, en vano
Dejó su dulce y regalada esposa,
Del alma, o Lidia, son o cuerda, o loca,
Del árbol Angelín incorruptible,
Del corazón los ojos ofendidos
Del templo de la Fama en alta parte
Denme de noche por detrás un tajo,
Desata el capirote y las pigüelas,
Descalzo el pie sobre la arena ardiente,
Desde el agua del rígido Mosela,
Desde esta playa inútil y desierto
Desde estas playas bárbaras, y costas,
Desde que viene la rosada Aurora
Deseando estar dentro de vos propia
Deseo de saber tan propio al hombre
Deseos de ser Dios que se atrevieron
Deseos de subir adonde pueda
¡Desiertos campos, soledad gustosa,
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
Desnuda los esmaltes de jilguero,
Despedazados mármoles, desnudos
Despierta, o Betis, la dormida plata,
Despliega el Alba la purpúrea Rosa
Desprecia el Saladino la venida
Desprecia invicto, y formidable espanta,
Detén el curso a la veloz carrera,
Di, Lucinda, el honor y el ser honrada
Diamante del amante más perdido,
Dichosa la nación, pues la ha tenido
Dichoso aquel que en mudas soledades
¡Dichoso el bien nacido, el noble, el grande,
¡Dichoso el labrador, que del arado
Dieron por competencia los Planetas
Dígame quien lo sabe o quien lo entiende.
Digna será de vos, señor Cupido,
Digna siempre será tu docta frente,
Digo, Señor, que luego al mismo punto
Dijo Laura que celos son heridas
Dios de mi alma, inmenso Señor mío,
Dios de mis padres, no es soberbia mía
Dios mío, sin amor ¿quién pasará?
Discreta fuera yo, sino quisiera
Disgustos tiene mi querido esposo;
Dispuso amor que en el amor hubiese
Divina fuente perenal, de donde
Divina fuente, celestial, perenne,
¡Divina tabla, celestial pintura
Divino Jehová, principio y fin
Divino labrador, honor de España,
Divino sucesor del nuevo Alcides,
Divino vencedor, de amor vencido,
Don Félix, si al amor le pintan ciego,
Don Juan, el hilo de oro de tu intento
Don Juan, no se le dar a un hombre nada
Doncella en los pimpollos de Abril nace
Dormido Manzanares discurría
Dos cosas despertaron mis antojos,
Dos glorias satisfacen al pobrete
Dos serafines, celestial porfía,
Dudoso estado a lamentar me obliga
Duerme el sol de Belisa en noche oscura,
Duerme seguro el Nazareno fuerte,
Dulce cosa es amor mientras promete;
Dulce desdén, si el daño que me haces
Dulce desdén, ¿a qué remota parte,
Dulce fueras, amor, dulce y sabroso,
Dulce pastor que nuestro valle pisa
Dulce Señor, enamorado mío,
Dulce Señor, mis vanos pensamientos
Dulce tormento do el amor se vía
Dulcísima Isabel, no te encarezco
Dura cosa es servir tirano dueño,
Dura necesidad, madre afrentosa
Ea, instrumentos rotos y civiles
Echaban los romanos a las fieras,
Echado en este suelo, o luces bellas,
Echando al mayor mundo todo el velo,
El agua que corrió de clara fuente
El ánimo solícito y turbado,
El ave santa, en cuyo pico asido
El cabello tendido por el manto,
El cielo está cansado de sufrirme,
El cielo estuvo sobre Atlante fijo;
El Cristiano valor, que habéis mostrado
El cuerpo de Faetón Climene mira
El fuego inexorable, ya piadoso,
El galán de la linda bigotera,
El hombre es ese triste peregrino,
El libre pajarillo se cautiva
El mismo tiempo corre que solía,
El pastor que en el monte anduvo al hielo,
El principio del nombre de mi dama
El santo reino de Jebus adquiere
El sátiro, que vio primero el fuego
El sucesor del Gótico arrogante,
El tiempo, a quien reviste el tiempo en vano,
El tierno niño, el nuevo Isaac cristiano
Empresa grande fue romper con Argos
En ánimo, Señor, de tiernas damas
En ausencia de Antón, dulce vaquero
En caja tersa, en seno nacarado,
En competencia el Tibre, el Ebro, el Tajo,
En confusión estoy, y justamente,
En duda de mis celos honra grave,
En el papel de mi confusa vida,
En el sereno campo de los cielos
En esta inútil, si florida huesa,
En esta tabla de tu cruz divina
En esto de pedir, los ricos, Fabio
En estos prados fértiles y sotos
En la margen del Tajo la divina
En la plaza da voces libremente,
En la Troya interior de mi sentido
En láminas de plata, en letras de oro,
En las riberas del egipcio Nilo,
En libertanzas de soltera vida
En mar y tierra, en fuego, el pensamiento
En Ptolemayda, por ganar la espada
¿En qué bárbara tierra me guardara
En señal de la paz que Dios hacía
En tanto que deshace el claro Apolo
En un arco de perlas una flecha
En vano os levantasteis, pensamiento,
En vano sigo un loco pensamiento.
En vano, locos pensamientos míos,
Enamorado está mi pensamiento
Encaneció las ondas con espuma
Enferma Clori de tus ojos bellos,
Engaño es grande contemplar de suerte
Engendra al Hijo el Padre sempiterno,
Enterraron un mico los persianos
Entre aquestas columnas abrasadas,
Entre las armas del sangriento Marte,
Entre las soledades, don Francisco,
Entré por laberintos tan extraños
Entre tantas guedejas y copetes,
Entre zarzas, cambrones, llamas, fuego,
Entro en mí mismo para verme, y dentro
Envía la cabeza Tarudante
Envuelto el cielo en confusión oscura,
Era la alegre víspera del día,
Era la mula de un Doctor hallada
Erase el mes de más hermosos días,
Es alma todo aquello que en mí siento
Es el amor reloj desconcertado,
Es la mujer del hombre lo más bueno
¿Es Sol este hombre? sí, que resplandece;
Esclavo de mis ojos, ya he sabido
España bella, que de Hispán te llamas,
España, de Poetas que te honoran
Españoles gallardos, norabuena
Esparcido el cabello por la espalda
Espera, ingrato, y mira lo que debes
Esperanza del bien que me entretiene,
Espíritus sanguíneos vaporosos
Esta cabeza, cuando viva, tuvo
Esta del cielo imitación sagrada,
Esta, a quien ya se le atrevió el arado,
Esta, Príncipe excelso, cifra hermosa
¿Estáis contentos de mi engaño, engaños?
Estando ausente de tus ojos bellos,
Estas las cosas son que hacen la vida
Estas postreras lágrimas te ofrezco,
Este cordero humilde, o niño bello,
Este de Apolo singular tesoro,
Este es el fin de un loco atrevimiento,
Este es el punto a que llegar desea
Este mi triste y miserable estado
Este que en el jardín de vuestra cara
Este sepulcro lagrimoso encierra
Este Triunfo de amor, que imita el celo
Este vínculo noble de las cosas
Este, si bien Sarcófago, no duro
Esto de imaginar si está en su casa,
Esto es amar, esto es temer, que en esto
Estos los sauces son, y ésta la fuente,
Estos sepulcros de mayor decoro
Estos, que presumió mármoles Parios
Estrella de Jacob, vara de Aarón,
Estrella, de tus negras, celestiales
Excelsas torres y famosos muros,
Excelso monte, cuya verde cumbre
Extraños aunque nobles pensamientos,
Fabio, cuanto se quiere, trata y mira,
Fabio, después que a mis indignas manos
Fabio, notable autoridad se saca
Fabio, yo creo que eres más valiente,
Fábricas de la tierra, polvo, nada;
Fálaris, el tirano de Agrigento,
Faltaron con el tiempo riguroso
Famosa armada de estandartes llena,
Farol de amor, que siempre resplandece
Fenisa Dido, que en el mar Sidonio
Fenisa, más sabrosa que una nuez,
Feria después que del arnés dorado
Feroz león, la planta fiera en vano,
Fértil Vega de Apolo cultivada,
Filis, alma del alma, tu hermosura
Filis, verte criar un ave admira
Fingido amigo, en las lisonjas tierno,
Flaco, amarillo, lánguido y sediento
Flechas de Amor, de plomo y de oro puro,
Flora, aunque viva, para el mundo muerta,
Florentín engañoso, ingrato Albano,
Formando Bathuel castillos de oro
Fórmanse los dos campos, y consulta
¿Fortuna, que a Sevilla me trajiste
Francisco, cuyo santo humilde celo
Fue célebre Jahel, porque la frente
Fue Troya desdichada y fue famosa,
¡Fuese enojado! Amor, ¿qué culpa tengo
Fuese, que es hombre, y despreciado olvida;
Fugitiva Eurídice entre la amena
Fugitivo cristal, el curso enfrena
¡Furiosa guerra del entendimiento!
Galán de verde vas, hermano Alcino,
Galán Sansón tenéis, señora Arminda;
Gaspar, si enferma está mi bien, decilde
Gente llama la caja belicosa
Gentil ha sido el fin con que remata
Gertrudis, siendo Dios tan amoroso
Gózase el labrador en buenos años
¡Gran cosa un rey: de sólo Dios depende!
Gran tiempo me ha tenido amor humano,
Guerra, quién te inventó? si soy injusta,
Habiendo hecho en ti naturaleza
Habla Tebandro, y saca de la frente
Hablaba el mundo en una lengua sola,
Hablaros quiero y descortés aguardo
Hablé atrevida, porque no hay pisada
¡Hago testigos a estas verdes plantas,
Halla el herido ciervo de la hierba
Halló Baco la parra provechosa,
Halló la flauta Pan, Palas la oliva,
Halló las artes el ingenio humano,
¿Hay alguna mujer que más confusa
Hay cosa que se iguale en las pasiones,
¿Hay desventura igual? ¿Cuál hombre ha sido,
Hay más en que me siga mi fortuna,
¿Hay más extraño amor? ¿Pero qué digo
¡Hayas del monte, en qué piedad tan justa
Hércules de Alcumena giganteo,
Herida vais del Serafín, Teresa,
Hermosa Babilonia, en que he nacido
Hermosa cara, no os vendáis barat,
Hermosa Parca, blandamente fiera,
Hermosa variedad, centro de España,
Hermosa Virgen, cuando el tempo santo
Hermosa virgen, cuyo cuerpo santo
Hermosa Virgen, si alabaros quiero
Hermosas aguas, puras, cristalinas,
Hermosas plantas, árboles y flores,
Hermoso desaliño, en quien se fía
¡Hermoso sangrador, dulce barbero,
Hermoso sois, sin duda, pensamiento;
Hermosos ojos, rayos habéis sido
Hermosos ojos, yo juré que había
Hiedras que, de estos álamos esposas,
Hija del tiempo, que en siglo de oro
Hijos de amor, aunque de amor bastardos,
Hizo el divino Salomón eterno
Hizo naturaleza con desvelo,
Hombre mortal mis padres me engendraron,
Hombre soy, como eres; no te espantes
Honra bien sabe lo que sois, bien sabe
Horas feas leona mi leona
Hoy el airado mar blancas arenas
Huesos que a tantos les habéis quitado
Huid fieros espíritus, que tiene
Humilla al sol la coronada frente,
Humíllense a tu sacro Mausoleo
Hurta los rayos al dorado hermano,
Huyendo voy de todo el bien que tengo,
Iguálase a mi mal algún tormento?
Imaginanzas del bien mío perdido
Impide Mafadal el puerto santo
Ínclita pesadumbre, que a las bellas
Incrédulo es amor, y amor es cosa,
Inés, cuando te vi, te amé; no pude
Inés, sin verte. el alma te adoraba,
Inés, tus bellos, ya me matan, ojos,
Influya el cielo, influyan los planetas
Ingrato dueño mío, aunque pretendas
Ingratos canes, para mí dañosos
Inmenso monte, cuya blanca nieve
Inquietud en el alma, que el sosiego
Invención de algún Ángel, y no bueno,
Ir y quedarse y con quedar partirse,
Iras de amor, estrellas enemigas,
Jacinta, alto sujeto de hermosura,
Jamás me diste, amor, algún contento
Jaque de aquí con este santo Roque,
José, ¿cómo podrá tener gobierno
Juana, mi amor me tiene en tal estado,
Juana, para sufrir tu amado brío
Juanilla, por tus pies andan perdidos
Junta las piedras amoroso el trato,
Justa y Rufina, hermanas valerosas,
Justas quejas que derramaba al viento,
La antigua edad juzgó por imposibles
La Blanca en el valor, venida a España,
La calidad elemental resiste
La clara luz en las estrellas puesta
La clara y blanca luna se oscurece,
La dulce flauta de los Dioses risa,
La dulce lengua de engañoso estilo
La Esposa enferma, de su amor quejosa,
La fama que del Tibre a la ribera,
La firma de ser hombre cualquier hombre
La hermosa Reina, que en su claustro santo,
La hermosa y muy discreta gallardía,
La honra del casado es fortaleza
La lengua del amor, a quien no sabe
La locura del mundo me defiende,
La madre de las ciencias, donde a tantos
La mano, cuyo sois, si con vos diera,
La más altiva y próspera victoria,
La más blanca paloma, que en la fuente
La muerte para aquél será terrible
La noche viene descorriendo el velo
La nueva juventud gramaticanda,
La opinión general pinta desnudo
La parte doce de los peces de oro
La que venció desnuda, ahora armada,
La Reina de Sicilia con Rugero
La rosa de Amarílida hermosura,
La rosa primitiva, que del velo
La rueda de los orbes circunstantes
La santa Virgen, que en la sacra idea
La siempre excelsa, grave y gran coluna,
La sombra del difunto Norandino
La tierra al alto cielo agradecida
Lágrimas que partiendo de mi cielo
Las Águilas de Carlos soberano,
Las altas luces, despeñado en ellas,
Las dos luces del mundo en mortal velo,
Las injurias que tocan al ser hombre,
Las máquinas que tienen más grandeza
Las parias, Ataúlfo, alfaquí santo
Laura gentil, que coronar pudieras
Laura, ¿quién son aquellos embozados,
Lazos de plata, y de esmeraldas rizos,
Le donne, y cavalier, le arme, gli amori,
Leña del sacrificio riguroso
Leonardo ilustre, valeroso armífero,
Letras del alma, espejo cristalino,
Levantareme de la seca tierra,
Libros, quien os conoce y os entiende,
Liñán, el pecho noble sólo estima
Lisardo mío, si en mi pensamiento
Lisboa, por el Griego edificada,
Livio, yo siempre fui vuestro devoto,
Llamaron los filósofos la luna
Llamas y huyes, quieres y aborreces,
Llamé mi luz a la tiniebla oscura,
Llegó Celia a beber: ¡dichosa fuente!
Llevaba un ciego al hombro los despojos
Llevome Febo a su Parnaso un día,
Llora Isabela, Henrico la pretende,
Lloran la ausencia del verano hermoso
Llorar cuando nací, señal fue cierta
Lloved nubes al justo, aquel Eterno,
Loco, atrevido pensamiento mío,
Lope dice, Señor, que a vuestro abuelo
Lope Meléndez, si el amor es fuego,
Lope, yo quiero hablar con vos de veras,
Los celos, que debieran ser temidos
Los Cristianos Latinos la sagrada
Los ojos de la envidia que excedieron
Los que a tus plantas su hermosura aplican,
Los que en sonoro verso y dulce rima
Los que fuera del curso y armonía,
Los tigres ablandé, paré los ríos,
Los trabajos extraños y excesivos,
Lucas, tan justamente peregrino
Luciente estrella con quien nace el día,
Lucinda, el alma, pluma y lengua mía
Lucinda, yo me siento arder, y sigo
Luz de mis ojos, yo juré que había
Maestro mío, ved si ha sido engaño
¡Maldiga el cielo firmas y papeles,
Mano amorosa a quien amor solía
Marchitas plantas, ramos, fruto y rosas,
Marcio, yo amé, y arrepentime amando
Más eres sol, que sastre, ¡extraño caso!
Más quiero oír un vos, más un desprecio
Mata a Caribe Silva Lusitano
Mata, desdeña, abrasa, hiela, enciende
Matilde, no te espantes que felino
Mató a Isabela un pronto paroxismo,
Mató, para vengar a Filomena,
Meliso, amor no es calidad ni elige
Memorias de Madrid: pues no pudiste
Menos hizo Lisímaco saliendo
Merezca yo de tus graciosos ojos,
Mi bien nacido de mis propios males,
Mi Dios, cuando por burlas fui cristiano
Mi padre, que contigo, Leonor mía,
Mientras el Austro rompe el pardo lino
Mientras Héctor divino despojaba
Mil veces he advertido en la belleza,
Mil veces que me obligan ocasiones,
Mintió Juanilla entonces, como ahora
Miró Dios soberano la pureza
Mis pasos engañados hasta ahora
Mis recatados ojos, mis pasiones,
Mísero Manzanares, ¿no te basta
Montes de la sagrada Palestina,
Montes de Miraflor, altas montañas,
Montes se ensalzan y dilatan ríos,
Montes, do yace la famosa cueva
Mucho parece este español sirena,
Muere la vida y vivo yo sin vida
Muere la vida, y muero yo sin vida,
Muérome por llamar Juanilla a Juana
Mujeres fueron los primeros males;
Mujeres que a casar tan fácilmente
Muros de Roma, plazas, teatros, cuevas,
Muy flaca es la mujer, o tú muy fuerte,
Nace del dulce pensamiento mío
Nace en Egipto el fiero cocodrilo,
Nace en el hombre, cuando al mundo nace
Nacen algunos hombres de tal modo
Nací en España, el Reino de Toledo,
Nací en la alta Alemania, al mundo espanto,
Nací rey; pobre soy, secreto vivo.
Nacieron en Madrid el docto Herrera,
Nació el valor para sufrir desdichas,
Nació en tu misma patria, o gran Narbona,
Nació una fuente clara y deleitosa,
Navega en ondas por camino incierto,
Negra, desaseada, descompuesta,
Ni sé de amor, ni tengo pensamiento
Ni sé si vivo, ni sé si estoy muriendo,
Ningún hombre se llame desdichado,
Ninguno por más sabio que haya sido
Niño inocente, que el rigor tirano
Niño pequeño, que alcanzaba apenas
Nise, tu gran virtud, que de ninguna
No es esta del invicto Marco Albano
No es este el don, que al labrador robusto,
No es firmeza de amor entristecerse,
No es mucho que Israel las aguas corte
No es muerto aquel que muere, si en la vida
No espanta al sabio, ni ha de ser temida
No estuvo Gerineldos en Sansueña
No fueron vistos todos los queridos
No hay cosa de temor que no se nombre
No hay cosa más sujeta a destemplanza
No hay oro con esmaltes diferentes,
No hay que esperar, Olimpo, de mi vida
No importa bien nacidos pensamientos,
No me quejara yo de larga ausencia
No por guardar a la mujer se puede
No puede haber amor que iguale al mío;
No queda más lustroso y cristalino
No sabe que es amor quien no te ama,
No sale de las puntas del cogollo
No sé que siento del desdén que veo,
No sé que tengo, dulce pensamiento,
No sé que tiene Albano, que estos días
No sé quien ama donde no es querido,
¡No siendo Fénix, que imaginas dando
No siento ¡oh muerte! que a mi espalda vienes,
No suele el temeroso navegante,
No te engrandezcas ya, ¡oh mar de España!
No te fatigues, Celio, porque veas,
No tiene tanta miel Atica hermosa,
No ¡por Dios!, dijo la celosa dama,
Noche la más oscura que se ha visto,
Noche siempre serena, cuyo velo
Noche, fabricadora de embelecos,
Noche, que das descanso a cuanto vive,
Non queda más helado y pavoroso,
Notable engaño y opinión te ciega;
Nuevo ser, nueva vida, aliento nuevo,
Nunca me vi tan lejos de temeros,
Nunca, tirano amor, de tus embustes
O bien hallan las lágrimas lloradas
¡O gran Virgilio, si sangrientas vieras
O mal, que cielo dio para castigo,
¡O Palabras de Dios, cuánta ventaja
¡O qué envidia me da, Fernando, el hombre,
¡O quién muriera por tu amor ardiendo
¿O quién te amara, dulce vida mía,
O sean justos, Fabio, o sean injustos,
O siempre en la piedad más generosas,
O tú buen hombre, o tú cualquier que seas,
O viña de Engadi, no de Naboth,
Océano mar, que desde el frío Arturo
Ocioso, Helena, fue vuestro presente
¡Oh cintas verdes, por mi bien halladas,
¡Oh confusión de mi amoroso engaño!
¡Oh ingenio y hermosura para sabios!
¡Oh lágrimas de amor, dulce violencia!
¡Oh noche desigual, del sol ausencia
Oh nunca fueras África desierta
¡Oh prolijo esperar de un bien en duda!
¡Oh qué secreto, damas o galanes,
¡Oh verdugo del alma, la esperanza!
¡Oh vida de mi vida, Cristo santo!
¡Oh, amado sin igual tormento! ¡Oh dura,
¡Oh, cuánto debe a la bondad divina
¡Oh, engaño de los hombres!, vida breve;
¡Oh, noche oscura! Alivio a los mortales
¡Oh, noche, que por sendas mal formadas
¡Oh, pues, qué linda cosa el casamiento
¡Oh, santas soledades, cómo vemos
Ojos de mayor gracia y hermosura,
Ojos, por quien llamé dichoso al día
Olas del mar furiosas me parecen
Opuesto al Español, como al Tebano
Orgulloso arroyuelo, a quien ha dado
Oscura noche, capa de traidores,
Oscura y siempre triste y enlutada,
Oscuro laberinto, caos confuso,
Oscuro laberinto, cárcel fuerte,
¡Otra vez, fuentes y árboles sombríos,
Padre de los humanos, Amor ciego,
Padre del Cielo, a cuya diestra y gloria
Padre Eterno increado que pusiste
Padre que engendras ab eterno el Verbo,
Paloma blanca y cándida que al suelo
Papeles rotos de las propias manos
Para cortar a Clori los cabellos,
Para cortar la pluma, en un profundo
Para el columpio, que no es justo, para
Para imitar el coro soberano
Para lucir misericordias tuyas
Para mostrarse Dios amante fino
¿Para qué dejas, olvidado Eneas,
Para que no compréis artificiales
¿Para qué se lamentan por historias
Para tomar de mi desdén venganza,
Para tomar la flecha se aperciben
Para vencer de amor el desafío,
¿Parca, tan de improviso airada y fuerte
Parece que estos pasos temerosos
Paredes altas, españoles muros,
Parte, dulce sirena, en mis oídos,
Pártese el sol por el umbral dorado
Pasa en alarde el campo Castellano,
Pasa la mar el mercader que aspira
Pasa la nave igual al pensamiento;
Pasa Ricardo, rey de Inglaterra,
Pasaba el claro Eveno a Deianira
Pasan el mar mis tristes pensamientos
Pasando el mar el engañoso toro,
Pasando un valle oscuro al fin del día,
Pasé la mar, cuando creyó mi engaño
Paso Amadís, que el Reino del espanto
Paso las negras aguas del Leteo,
Pasos de mi primera edad que fuiste
Pastor divino, Soberano, Eterno,
Pastor, que con tus silbos amorosos
Pedro una vez que de la escuela vino,
Pedro, a la sangre que por vos vertida
Peligro tiene el más probado vado;
¡Peñascos Altos, de la mar batidos,
Penélope dichosa, no disputo
Peniso amigo, codiciar mi muerte,
Pensaba la moral Filosofía
Pensamiento de amor mal empleado,
Pensando que era flor una mañana
Perderá de los cielos la belleza,
Perdiose el hijo eterno de María,
Peregrino Abraham intenta asilo
¿Perlas, Juana, en tus ojos, cuya risa
Permíteme, hermosura, que te nombre
Pero, Señor, si en vuestra cruz os miro
Picó atrevido un átomo viviente
Pide el amante celos al marido,
Pidió Faetón al Sol el carro de oro,
Piña, al tiempo veloz, porque devora,
Píramo triste, que de Tisbe mira
Plantas sin fruto fértiles de rosas,
Plega a los cielos, adorada Elisa,
Pleitos, a vuestros dioses procesales
¡Pluguiera a Dios que sin hablar me oyeras
¡Pluguiera a Dios que sin hablar pudiera
-Pluma, las musas, de mi genio autoras,
«Pobre y desnudas vas, Filosofía»,
Poco más que mediana de estatura,
Poderosa potencia, entendimiento,
Podrá ser que mirando los cabellos
Poned la limpia mesa a Cristo, y coma,
¿Por Betsabé, David no mató a Urías?
Por celebrar Domingo soberano
Por convidado un sátiro tenía
Por labios de coral la blanca Aurora
Por no creer, importunada, nada
¿Por qué lo que por mí pasar pudiera?
Por ser veloz el Sol alegra el mundo,
Por uno y otro bárbaro soldado
Por ver si queda en su furor deshecho
Porcia puede buscar ardiente fuego,
Prendas del alma que os adora y ama,
Preti, la muerte que con pie invisible
Primero que mi amor, Celia divina,
Primero, mi Lisardo, habrá firmeza
Principios de virtud que no sabía,
Probemos esta vez el sufrimiento,
Próspera me sucede la Fortuna,
Protógenes, después de conocida
Pruebo a engañar mi loco pensamiento
¿Puedo creer que aquesto es verdad? Puedo,
Puertas, como se abrió la cárcel fuerte
Pues Marqués, yo me parto en busca suya,
Pues si todas las lágrimas lloradas
Pues si yo te olvidare eternamente,
Pues ya murió el pastor Melquisedech,
Pues ya se pasó el día que alegraba
Pues, primero, mi bien, los elementos
Pululando de culto, Claudio amigo,
Purpúrea esfera, que al Amor venganza
Purpúreo Febo despreciando el suelo,
Pusieron los armígeros gigantes
Puso tan grande amor, si amor se llama,
Púsose Amor en la nariz el dedo,
¿Qué aguardas, ignorante pensamiento,
Que al fin te vas, ingrata, vuelve y mira
¿Qué amaba a Enrique la cruel Violante?
Que amor de ociosidad principio tiene,
¿Qué armas son estas, qué guión colgado
¿Qué basilisco de mis ojos fieros,
¡Qué bien se echa de ver, divino Diego,
¡Qué bien un sabio, celos, os pintaba
¿Qué buscas, incansable pensamiento,
¿Qué ceguedad me trajo a tantos daños?
¿Qué culpa tuve yo, fortuna esquiva,
¿Qué dicha de las otras se adelanta,
¿Qué es aquesto? Lisardo se ha atrevido
¿Qué es esto, Amor? Si ya doña Ana sabe
¿Qué es esto, locos, pensamientos míos,
¿Qué es esto, que tan presto en la templanza
¿Qué es esto? dijo el Israelita, viendo
¿Qué es la causa que un hombre valeroso
Que estimará mi amor, dice Clavela,
¿Qué estrella saturnal, tirana hermosa,
Que eternamente las cuarenta y nueve
Qué extrañas, confesiones, qué desvelos,
Qué fin puede esperar un loco engaño,
¿Qué haces pensamiento? -Estoy pensando
¿Qué importa que la mar su arena envuelva
¿Qué intentan imposibles mis sentidos,
¿Qué me queréis, amor, que me persigues?
Qué mi humildad la presunción dilate,
¿Qué monstruo, tiene Libia, por su ardiente
¿Qué nuevo encantamiento amor pretende?
Que otras veces amé, negar no puedo,
Qué paz gozara el mundo, sino hubiera
¡Qué poco dura el bien a un desdichado!
¡Qué presto que se ciega el más prudente
¿Qué pretende mi loco pensamiento
¡Qué propio es en amor, cómo lo cantan,
Que pudo imaginar mi pensamiento,
Que puede amor durar sin esperanza
¿Qué puedo ya esperar, desesperado
¿Qué Schythia fiera, qué Cimeria oscura
Que siendo la virtud digna de amarse,
¿Qué sirve huir de lo que voy siguiendo?
¡Qué tarde, mal y nunca amor perfecto
¿Qué te han hecho tus pies, o Clara amiga,
¿Qué tempestad es esta que me embiste
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Que Tomé de Burguillos me llamase,
Quedan los campos cuando el sol se zampa
Quedó toda mujer, por ley divina,
Quejosas, Dorotea, están las flores
Querida esposa, en este alegre día
Querido manso mío, que viniste
Querido manso mío, que vinistes
Quien a ninguno amó, cuanto podía,
Quien amanece al sol, quien al sol dora,
Quien dice que al amor engendra el trato,
Quien dice que en mujeres no hay firmeza,
Quien dice que fue Adonis convertido
Quien dice que pobreza no es vileza,
Quien dice, que es amor cuerpo visible,
¿Quién eres, Celemín? ¿quién eres, fiera?
Quién es amor? infierno de la vida,
¿Quién es aquel Atleta esclarecido,
¿Quién es aquel hermoso lince humano
Quien fía de mujer algún secreto
¿Quién llora aquí? -Tres somos, quita el manto.
Quien no ha visto la guerra, también diga
Quien no sabe de amor, viva entre fieras,
Quien no sabe del bien del casamiento
¿Quién no se muere de tu amor, si mira
Quien no supo del mal, dice un poeta
¿Quién pensara que amor se me atreviera,
Quien rinde tantos hombres con la espada,
Quien se puede alabar después de veros,
Quien supiere, señores, de un pasante
¿Quién te debe, Señor, lo que te debo?
¿Quién te dio tanta dicha y osadía,
Quien una araña vil sustenta y cría
Quien vive larga vida, no se espante,
Quien, puesto en la ocasión, victoria espera,
Quiero escribir y el llanto no me deja
Quiso naturaleza, en un perfecto
¡Quítenme aqueste puente, que me mata,
Rábano os juzgo, ¡oh, Laura!, muy lavado,
Reinaldo fuerte en roja sangre baña
Reliquias ya de navegante flota
Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa,
Retira del balcón la gallardía,
Retrato mío, mientras vivo ausente,
Ricardo toma puerto, aunque lo impide
Ricardo, cuando salgas de esta vida,
Rinda a la estampa de tu excelsa planta
Rinde tu ciencia, y con temor retira
Robada Elisa del feroz Conrado
Rompa con dulces números el canto
Rompe el tridente azul rota barquilla,
Rompe las conchas Hércules famoso
Rompen las aves la región del viento,
Rosa gentil, que al alba de la humana
Rosela, si yo fuera el rico suelo
Rota barquilla mía que, arrojada
Ruinas son las que miras, caminante,
Saca en el Marzo agricultor moderno
Saca la exhalación el sol dorado,
Sacó Dios del pesado cautiverio
Sacó Moisés de Egipto al pueblo Hebreo,
Sacras luces del cielo, yo he cantado
Sale a la aurora en verde error la rosa,
Sale el sol por el cielo luminoso,
Sale la Aurora en su oriental esfera,
Sale la Envidia del oscuro infierno,
Sale la nave próspera y bizarra
Sale la nave, y sale la esperanza,
Sale Marcela, y perdonad, os ruego,
Salen los rayos del señor de Delo
Salieron a campaña en desafío
Salió Faetón y amaneció el Oriente
Salve divino faro, honor del suelo,
Sangrienta la quijada, que por ellas
Santísima amistad, cuando contemplo
Santo primo de Dios, gloria del Cielo,
Seguiré las estampas, áspid fiero,
Selvas de Arcadia, montes, y riberas,
Sembrando en tu Arenal mis esperanzas,
Semíramis no diera muerte a Nino,
Señor divino, tierno soy; ya veo
Señor Liñán, quien sirve sin estrella
Señor Lope, este mundo todo es temas;
Señor, cuando yo miro mi ignorancia,
¡Señor, que de esa cándida cortina
Señor, que en esa cruz, por darme paz,
Señor, si fuiste en humano velo
Señor, si yo contase los favores
Señor, si yo era bárbaro, no tengo
Señora mía, lágrimas derramo
Señora mía, si de vos ausente
Señora mía, vos habéis querido
Señora, aunque soy pobre, no venía
Señoras Musas, pues que siempre mienten,
¿Señores Españoles, qué le hiciste
Sentado Endimión al pie de Atlante,
Sentado estaba el padre de las gentes
Sepulta el Rey Inglés a Claridoro,
¿Será bien aguardar, cuerpo indiscreto,
Serrana celestial de esta montaña,
Servir diciendo un hombre lo que siente,
Seyano, aleves culpas, graves penas,
Si al espejo Lucinda para agravios
Si al espejo venís a enamoraros,
Si alguno justamente quejas forma
Si amare cosa yo que Dios no sea,
Si Amor sus flechas y el infierno el fuego,
Si Atenas tus pinceles conociera,
Si cada vez que un hombre murmurase
Si como fuiste extremo de hermosura
Si como son cepillo y sierra viles
Si cuando coronado de laureles
Si culpa el concebir, nacer tormento,
Si cumplo con la lengua Castellana,
Si de la sombra de tu cuerpo santo
Si de piel asperísima vestido,
Si de Poetas la abundancia apruebas,
Si desde que nací cuanto he pensado,
Si digo a Juana, cuanto hermosa, fiera,
Si el Espíritu Santo os va dictando,
Si el mundo todo en mi poder tuviera,
Si el padre universal de cuanto veo
Si el soberano Alá ciño mi frente
Si en alegre color, si en negra tinta
Si en el poyo más limpio y más pestífero
Si en la parte duodécima tuviera
Si en la región líbica o maura
Si en un carcaj dorado están metidas
Si en una argolla atados los más fieros
Si entré, si vi, si hablé, señora mía,
Si es el instante fin de lo presente,
Si es niño amor, no quiero que me nombre
Si es tanta gloria estar a los umbrales
Si estáis enfermos, dulces ojos claros,
Si estás, Lucía, a sombra de algún chopo
Si estoy a no pecar determinado,
Si Etnas tus ojos son y Citia el pecho,
Si Federico aquesta noche intenta
Si Feliciano por amor suspira
Si fue descuido, mi cuidado siente
Si fue mayor la gloria y noble el pago
Si fuera cierto aquel error pasado,
Si fuera de mi amor verdad el fuego,
Si fuera en rostro un ángel de los Cielos,
Si fuera en rostro, un Ángel de los cielos,
Si fuera yo la juventud florida,
Si fui más luz que el sol, si mi nación,
Si gasta el mar la endurecida roca
Si habéis visto el Sofí, sin caperuza
Si haré Comedias, me preguntas Cloro,
Si la grana del labio Celia mueve,
Si la más dura encina que ha nacido
Si la mujer es de importancia al hombre,
Si lo perfecto agrada, quien escribe
Si lo puedo decir, a mi malicia
Si no bastan aquestos desengaños,
Si palabras son viento, si declara
Si palos dais con ese palo hermoso,
Si para comparar vuestra hermosura
Si pudiera mirar como en espejo
Si quise bien seis años, como entiendo,
Si quise, si adoré, ¡qué error terrible!
Si se sustenta amor con esperanza,
Si se usaran amigos de esta suerte,
Si todas las espadas que en diez años
Si todas las espadas, que diez años
Si vanas son las esperanzas mías
Si vas a conocer un gran Poeta,
Si verse aborrecido el que era amado
Si ya después de Leviatán vencido
Si yo en mi vida vi la Polyanthea,
Si yo las flechas del amor tuviera,
Si yo tuviere gusto, airados cielos,
Siempre te canten, santo Sabaot,
Siendo de amor Susana requerida,
Siete meses, Filena, son cumplidos,
Siete veces ha dado el cielo vuelta
Silvio en el monte vio con lazo estrecho
Silvio, ¿para qué miras las ruinas
Símbolo de la paz te cupo en suerte,
Sin fuego, sin paredes, sin tapiz
Sin mí he quedado, ¡oh bella labradora!
Sin pagar nueve mesas de posada,
Sirvan de ramo a sufridora frente
Sirvió Jacob los siete largos años,
Sit, o sancte Hymene, hace dies clara,
Soberano Pastor y Juez inmenso,
Soberbias torres, altos edificios
Soberbio un guante que se vio cordero,
Soberbios edificios, torres bellas,
Sobre ocho veces treinta el sol corría
Solicitad del bien de lo que se ama,
Solicitud del bien de lo que se ama,
Soñaba, Conde, que esta gran Sirena,
Sosiega un poco, airado temeroso,
Soy gentil, aunque no soy gentilhombre;
¿Soy yo, por dicha, pensamiento mío,
Sube tal vez alguna débil parra,
Subí, llegué, toqué, cometa he sido,
Subid sin miedo ¡ay, dulces pensamientos!
Subió atrevido miserable Enano
Sucede oscura sombra al sol ausente,
Suele el astuto y práctico hortelano
Suele en oscuro y tímido aposento
Suele sonarse, que hace un rey la guerra
Suelta mi manso, mayoral extraño,
Suena el azote, corredor Apolo,
Sueño, que fuiste como dulce empeño,
Sufre la tempestad el que navega,
Surca del mar de amor las rubias ondas
Suspenso aquel divino movimiento
Suspenso está Absalón entre las ramas
Tan vergonzosa Venus, tan mirlada
Tantas virtudes, honras, glorias, famas,
¡Tanto mañana, y nunca ser mañana!
Tarda Lope, y camina mi deseo,
Tardar en convertirse error notable,
Templará los discordes elementos
Tened piedad de mí que muero ausente,
Teócrito Español, en quien se humana
Teresa, yo soy tuyo y tú eres mía.
Testigo he sido de esta dulce historia,
Tiene el Líbano un árbol, planta rica
Tiernos, enamorados ruiseñores,
Tierra, que para ser de mí cavada,
Tiraba rosas el Amor un día
Tiraban Dios y el hombre al blanco un día
Todo es trazas, amor, todo es engaños.
Todos los atributos que tenía
Todos te pintan encarnado y blanco,
Tomé la pluma, Fabio, al gallicinio,
Tomó las brasas Porcia, casta esposa
Topáronse el amor desnudo y ciego
Topé mil sombras y ánimas en pena
Traidor fue Paris por la bella Elena;
Trajo un galán de noche una ballesta
Trece son los tudescos que el hosquillo
Trepa amorosa vid la Primavera
Tres meses ha que en estos montes vivo,
Tres veces encendió la luz Febea
Triste Reina de Nápoles, ¿qué estrella
Tristezas, si al hacerme compañía
Tristezas, si el hacerme compañía
Tú de ningún lugar, Dios, circunscrito,
Tu dulce voz, cual suele en Primavera
Tú que Epitafios a los vivos haces,
Tú que la tabla de Susana miras,
Tu ribera apacible, ingrato río,
Tú sola peregrina no te humillas,
Tú, que para estudiar a Dios amores,
Tuvo la mano Mucio largo espacio
Tuvo Platón por firme fundamento,
Ultima es ya persecución sangrienta
Un áspid traje dentro de mi pecho,
Un despeñado arroyo, que campea
Un gran Cortés y un grande Cortesano,
Un instrumento mismo sonoroso
Un lebrel Irlandés de hermoso talle,
Un pajarillo el niño Amor tenía
Un sabio llamó ley a la hermosura,
Un sabio rey de Persia, desde veinte
Un soneto me manda hacer Violante
Un término leal, un noble trato,
Una morena y otra blanca dama,
Una moza de cántaro y del río,
Válate Dios el charco, el que provocas
Veinte veces el sol, lámpara hermosa
Venció Alejandro mi constante pecho;
Vengo por vos y así será imposible
Venturoso rincón, amigos mudos,
Veranse haciendo verde Primaveras
Verdad debe de ser que de la rama
Verdes álamos altos, cuyas copas
Versos de almíbar y de miel rosada
Versos de amor, conceptos esparcidos,
Vete a roer legajos procesales,
Vete despacio, pensamiento mío;
Vete seguro, que te rasgue el sayo,
Vi por mi mal, tus ojos, Isabela;
Víboras trae y áspides consigo
Vides y harpadas nueces a labores
Viendo la hermosa y cándida Azucena,
Viendo que iguala en su balanza Astrea
Vierte racimos la gloriosa palma,
Vio la mujer que el blanco y rojo fruto
Vireno, aquel mi manso regalado
Virgen gloriosa, cándida, aromática,
Virgen hermosa, oliva cuyas flores
Virgen, del mar Estrella, Sol del mundo,
Virgen, en vuestro vientre santo estuvo
Vivas memorias, máquinas difuntas,
Vive en las flores del rosado Oriente
Vos conocéis, Señor, la compostura
Vos, de Pisuerga nuevamente Anfriso,
Voy a la muerte huyendo de la vida,
Vuesamercé se puso a la ventana,
Vuestra merced se temple en darle penas,
Ya Belicón, que al Español mataste,
Ya cuando el sol en sombras se volvía,
Ya me espantaba yo que la fortuna,
Ya no es amor el atrevido arquero
Ya no quiero más bien que sólo amaros,
Ya que la hablar me quitas, a lo menos
Ya sólo de mi engaño me sustento;
Ya vengo con el voto y la cadena,
Yace a la sombra, que la gran montaña
Yace en la parte que es mejor de España
Yace entre estos pirámides marchitos,
Yacen en este mármol la blandura,
Yo Bragadero, valenzuela en raza,
Yo Carlos, por mi parte descendiente
Yo dije siempre, y lo diré, y lo digo,
Yo dormiré en el polvo, y si mañana
Yo he visto en tierra y mar casos extraños,
Yo me muero de amor, que no sabía,
Yo muero y vivo, yo me hielo y ardo,
Yo no espero la flota, ni importuno
Yo no quiero más bien que sólo amaros,
Yo pagaré con lágrimas la risa,
Yo que en fiera a las fieras excedía;
Yo soy la casta Dido celebrada,
Yo vi crecer las esperanzas mías;
Yo vi la más hermosa labradora,
Yo vi sobre dos piedras plateadas
Yo vi, yo me admiré; mas de admirarme,
Yphis después de la amorosa queja
Zeuxis, pintor famoso, retratando
One fine body…