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Abajo

Sonetos de Hernando de Acuña

(Sacados a la luz por Ramón García González)


Hernando de Acuña




ArribaAbajoBiografía

Nace en Valladolid el año 1518. Su familia pertenecía a la nobleza y desde muy joven se dedicó a la vida militar; enrolándose bajo las órdenes del marqués del Vasto con quien participó en la guerra del Piamonte. Ocupando el puesto de su hermano Pedro en cuyo lugar perdió la vida. Durante su vida militar estuvo bajo el protectorado del emperador Carlos V, encargándole el rey diversos trabajos literarios sobre distintos personajes.

En sus versos cantó a dos damas cuyos nombres de Silvia y Galatea aparecen a lo largo de su estancia hacia 1543 en Tesino. Detenido por los franceses es rescatado por el emperador nombrándole gobernador de Querasco. Finalmente participó en la famosa batalla de San Quintín.

Sobre 1560 deja la vida militar y se traslada a España, casándose con una prima suya llamada Juana de Zúñiga. Residiendo el matrimonio en Granada.

Su verso más conocido y el que le dio más fama entre sus contemporáneos ha sido sin duda el que dice «Un monarca, un imperio y una espada», en honor de Carlos V. Endecasílabo que figura en el soneto «Al Rey Nuestro Señor».

Muere en Granada en 1580.

De su vida familiar poco se sabe. En algunos escritos figura que su viuda publicó en Madrid a su muerte sus Poesías varias en 1591, si bien también se cita en otras biografías que la edición de sus obras fue en la ciudad de Salamanca.








ArribaAbajo- I -


Al Rey Nuestro Señor


Abajo   Ya se acerca, Señor, o ya es llegada
la edad gloriosa en que promete el cielo
un grey y un pastor solo en el suelo
por suerte a vuestros tiempos reservada;

    ya tan alto principio, en tal jornada,  5
os muestra el fin de vuestro santo celo
y anuncia al mundo, para más consuelo,
un Monarca, un Imperio y una Espada;

    ya el orbe de la tierra siente en parte
y espera con toda vuestra monarquía,  10
conquistada por vos en justa guerra,

   que, a quien ha dado Cristo su estandarte,
dará el segundo más dichoso día
en que, vencido el mar, venza la tierra.




ArribaAbajo - II -


ArribaAbajo    Cuando era nuevo el mundo y producía
gentes, como salvajes, indiscretas,
y el cielo dio furor a los poetas
y el canto con que el vulgo los seguía,

    fingieron dios a Amor, y que tenía  5
por armas fuego, red, arcos y saetas,
porque las fieras gentes no sujetas
se allanasen al trato y compañía;

   después, viniendo a más razón los hombres,
los que fueron más sabios y constantes  10
al Amor figuraron niño y ciego,

   para mostrar que de él y de estos hombres
les viene por herencia a los amantes
simpleza, ceguedad, desasosiego.




ArribaAbajo- III -


Soneto sobre la red de amor


ArribaAbajo   Dígame quién lo sabe: ¿cómo es hecha
la red de Amor, que tanta gente prende?
¿Y cómo, habiendo tanto que la tiende,
no está del tiempo ya rota o deshecha?

   ¿Y cómo es hecho el arco que Amor flecha,  5
pues hierro ni valor se le defiende?
¿Y cómo y dónde halla, o quién le vende,
de plomo, plata y oro tanta flecha?

   Y si dicen que es niño, ¿cómo viene
a vencer los gigantes? Y si es ciego,  10
¿cómo toma al tirar cierta la mira?

    Y si, como se escribe, siempre tiene
en una mano el arco, en otra el fuego,
¿cómo tiende la red y cómo tira?




ArribaAbajo- IV -


Respuesta


ArribaAbajo   De Amor se hace, y por él mismo es hecha
la red de amor que tanta gente prende,
y como la refuerza el que la tiende,
no está ni puede estar rota o deshecha.

    Hermosura es el arco que Amor flecha;  5
del cual ninguna fuerza se defiende,
y el gusto humano es quien le da y le vende
de diversos metales tanta flecha.

    Nace niño, y por horas crece y viene
a ser más que gigante y, siendo ciego,  10
vuélvese en Argos al tomar la mira

    y un monstruo tan extraño, que, aunque tiene
en una mano el arco, en otra el fuego,
con mil tiende la red y con mil tira.




ArribaAbajo - V -


ArribaAbajo   Lo que es mortal padece esta prisión,
que lo inmortal, señora, está en la vuestra;
ésta tiene de mí sólo la muestra
la vuestra tiene el alma y corazón.

   Por donde yo no hallo por razón  5
que a Fortuna llamar deba siniestra,
pues ella me guió con mano diestra
a veros y a sufrir por vos pasión.

   Así de todo el mal en que me ha puesto,
cuando pienso este bien en que me puso,  10
no sólo le perdono su mudanza,

   pero aún no estando satisfecha de esto,
de cualquier otro mal también la excuso
salvándose de veros mi esperanza.




ArribaAbajo- VI -


ArribaAbajo   De la alta torre al mar Hero miraba,
al mar, que siempre más se embravecía,
y esperando a Leandro se temía
mas siempre con temerse le esperaba.

   Cuando la tempestad ya le acababa  5
de su vida la lumbre, y de su guía,
y el cuerpo sin el alma a dar venía
do el alma con el cuerpo deseaba,

    en esto la triste Hero, esclareciendo,
vio muerto a su Leandro en la ribera  10
del viento y de las ondas arrojado,

   y dejóse venir sobre él, diciendo:
«Alma, pues otro bien ya no se espera,
éste al menos te será otorgado».




ArribaAbajo- VII -


El Viernes Santo al alma


ArribaAbajo   Alma, pues hoy el que formó la vida
y el que tiene poder sobre la muerte,
sólo por remediar tu eterna muerte
dio el precio inestimable de su vida,

    mira que es justo que en ti tengan vida  5
los méritos y pasos de su muerte,
y conoce que es viento, sombra o muerte
cuando el error del mundo llama vida.

   Y así podrás, saliendo de esta muerte,
entrar en posesión de aquella vida  10
que no la acabará tiempo ni muerte.

    Endereza el camino a mejor vida,
deja el siniestro que te lleva a muerte,
que el derecho es más llano y va a la vida.




ArribaAbajo- VIII -


ArribaAbajo    Como vemos que un río mansamente
por do no halla estorbo, sin sonido,
sigue su natural curso seguido,
tal que aun apenas murmurar se siente;

    pero si topa algún inconveniente  5
rompe con fuerza y pasa con ruido,
tanto que de muy lejos es sentido
el alto y gran rumor de la corriente:

    por sosegado curso semejante
fueron un tiempo mis alegres días,  10
sin que queja o pasión de mí se oyese;

    mas como se me puso amor delante,
la gran corriente de las ansias mías
fue fuerza que en el mundo se sintiese.




ArribaAbajo- IX -


ArribaAbajo   Dijo el doctor Petrarca sabiamente:
«Pobre y desnudas vas, Filosofía»,
lamentando su tiempo en que antevía
las faltas y miserias del presente;

    do el vicio reina ya tan sueltamente,  5
que valen poco, y menos cada día,
la bondad, el saber, la valentía,
del mejor, o más sabio, o más valiente.

    Mas cuanto el mal está más encumbrado
y el mundo aprueba más lo que debiera  10
tenerse por infamia y maleficio,

    tanto merece ser más estimado
el virtuoso obrar, pues ya no espera
la virtud premio, ni castigo el vicio.




ArribaAbajo- X -


ArribaAbajo    Huir procuro del encarecimiento,
no quiero que en mis versos haya engaño,
sino que muestren mi dolor tamaño
cual le siente en efecto el sentimiento.

    Que mostrándole tal cual yo le siento  5
será tan nuevo al mundo y tan extraño,
que la memoria sola de mi daño
a muchos pondrá aviso y escarmiento.

    Así, leyendo o siéndoles contadas
mis pasiones, podrán luego apartarse  10
de seguir el error de mis pisadas.

    Y a más seguro puerto enderezarse,
do puedan con sus naves despalmadas
en la tormenta de este mar salvarse.




ArribaAbajo- XI -


ArribaAbajo    En extrema pasión vivía contento
por vos, señora, y cuánto más sentía
sólo un mirarme o veros deshacía,
o al menos aliviaba, mi tormento.

    Hora quisiste que de fundamento  5
cayese en tierra la esperanza mía
con declararme lo que no entendía,
de torpe hasta mi entendimiento.

    De esto nació un desdén por cuya mano
en término muy corto se ha deshecho  10
la fábrica que Amor hizo en mil años.

   Yo miro, ya seguro desde el llano,
el risco en que me vi y el paso estrecho,
quedando ya seguro de mis daños.




ArribaAbajo- XII -


ArribaAbajo   ¡Oh celos, mal de cien mil males lleno,
interior daño, poderoso y fuerte,
peor mil veces que rabiosa muerte,
pues bastas a turbar lo más sereno!

   Ponzoñosa serpiente, que en el seno  5
te crías, donde vienes a hacerte
en próspero suceso adversa suerte
y en sabroso manjar cruel veneno.

   ¿De cuál valle infernal fuiste salido?
¿Cuál furia te formó?, porque natura  10
nada formó que no sirviese al hombre.

   ¿En qué constelación fuiste nacido?,
porque no sólo mata tu figura,
pero basta a más mal sólo tu nombre.




ArribaAbajo- XIII -


Ícaro


ArribaAbajo   Con Ícaro, de Creta se escapaba
Dédalo, y ya las alas extendía,
y al hijo, que volando le seguía,
con amor maternal amonestaba:

    Que si el vuelo más alto levantaba,  5
la cera con el sol se desharía,
y en el mismo peligro le pondría
el agua y su vapor, si más bajaba.

    Mas el soberbio mozo, y poco experto,
enderezóse luego al alo cielo  10
y, ablandada la cera en la altura,

   perdió las alas, y en el aire muerto,
recibiéndole el mar del alto vuelo,
por el nombre le dio la sepultura.




ArribaAbajo- XIV -


Faetón


ArribaAbajo    Con tal instancia siempre demandaba
el gobierno del sol por solo un día,
que, aunque no convenirle conocía,
Febo al hijo Faetón se lo otorgaba.

   Ya el carro y los caballos le entregaba  5
con que la luz al mundo repartía,
poniéndole delante el mal que habría
si en el camino o en el gobierno erraba.

   Mas él, de la oriental casa salido,
fue el orbe y hemisferio traspasando  10
con furia y con desorden tan extraña,

   que el carro, los caballos y él, perdido,
sobre el lombardo Po cayó, abrasando
riberas, aguas, montes y campaña.




ArribaAbajo- XV -


ArribaAbajo   La red de amor, pues por Amor es hecha,
no es de maravillar si a tantos prende
ni que, pues él la coge y él la tiende,
la guarde sin estar rota o deshecha;

   ni que, del arco que Amor hace y flecha,  5
trabaje en vano aquel que se defiende,
ni que se engañe quien le da y le vende,
mirando y deseando, tanta flecha.

    Es niño y vence, porque él solo viene
a poder lo imposible, tal que ciego  10
muy cierta, sin mirar, toma la mira,

   y nos hace sentir que a un tiempo tiene
las manos en el arco y en el fuego,
y prende con la red, y abrasa y tira.




ArribaAbajo- XVI -


ArribaAbajo   La red de amor es invisible y hecha
de suerte que, sin verse, enlaza y prende,
y de valerle tanto al que la tiende
procede el nunca estar rota o deshecha.

   Deleite forja el arco que Amor flecha,  5
del cual nuestro valor mal se defiende,
y el flaco natural le da y le vende,
para daño del mundo, tanta flecha.

   Amor es fuerza indómita, aunque viene
en figura de niño, y aunque es ciego,  10
sola su voluntad es punta y mira;

    y así, pudiendo cuanto quiere, tiene
en una mano el arco, en otra el fuego,
cuando tiende la red y cuando tira.




ArribaAbajo- XVII -


ArribaAbajo    De oliva y verde yedra coronado,
cuando el rayo de sol es más caliente,
vueltos los ojos a una clara fuente,
y al pie de un alto pino recostado,

   sin acuerdo de sí ni del ganado,  5
que de pacer dejaba al son que siente,
así soltó la voz suavemente
de amores un pastor apasionado:

   «Las ondas cesarán del mar profundo,
por latas cumbres subirán los ríos,  10
sin hoja verde nos vendrá el verano

   y oscuro hará el sol antes el mundo
que, aunque refuerce Amor los males míos,
a Silvia deje de adorar Silvano».




ArribaAbajo- XVIII -


ArribaAbajo    Pastora en quien mostrar quiso natura,
a la miseria de este bajo suelo,
la más cierta señal del bien del cielo
y un claro sol en la tiniebla oscura,

    si pastoral ingenio a tanta altura  5
pudiese levantar su corto vuelo,
que cantase Damón cuanto consuelo
es verte y no te ver cuál desventura,

   desde el un polo al otro se sabría
que no yo solo, más cualquier que ausente  10
de tu presencia vive, oh Galatea,

   debe sentir la misma pasión mía,
pues sola en ti se halla juntamente
cuanto bien se procura y se desea.




ArribaAbajo - XIX -


ArribaAbajo   Mientras amor con deleitoso engaño
daba color a la esperanza mía,
el seso, lo mejor que él entendía,
declarar procuró mi mal extraño.

   Pero ya que llegar a ser tamaño  5
le vio, y que iba creciendo cada día,
dejó la menos necesaria vía
por más considerar el propio daño.

    Desde allí, va en silencio y noche oscura,
con mil acuerdos de mi bien pasado  10
y del presente mal, paso mi vida,

    que en tal extremo está de desventura,
que, si hay firmeza en miserable estado,
ni puedo ya subir ni dar caída.




ArribaAbajo - XX -


ArribaAbajo   Nunca me vi tan solo ni apartado,
que lo pudiese estar de un pensamiento
que me renueva el doloroso cuento
de mi estado presente y del pasado;

   do Amor, por verme siempre lastimado  5
con apariencias de contentamiento,
modera su rigor, y luego siento
con esperanza mi dolor mezclado.

   Entran luego los dos en su porfía,
donde en fin el temor vence la prueba  10
y pierde la esperanza mal fundada.

    En esto estoy mil veces cada día,
y siempre el mismo caso me renueva
tristes congojas y, pasión doblada.




ArribaAbajo- XXI -


ArribaAbajo    Vivir, señora, quien os vio, sin veros,
no es por virtud ni fuerza de la vida,
que, en partiendo de vos, fuera perdida,
si el dejaros de ver fuese perderos;

   mas de tantos valor es el quereros,  5
que, en teniédoos el alma en sí esculpida,
de su vista y memoria, que no olvida,
ninguna novedad basta a moveros.

   Así, aunque lejos de vuestra presencia,
vos sola me estaréis siempre presente  10
y no me faltaréis hora ninguna,

   sin que pueda tenerme un punto ausente
el áspero desdén, la cruda ausencia,
nueva llaga de amor, tiempo o fortuna.




ArribaAbajo- XXII -


Soneto en prisión de franceses


I


ArribaAbajo    Como el poderos ver, señora mía,
me sustentaba sin usar de otra arte,
cuando en segura y reposada parte
Fortuna tanto bien me concedía;

   así, después que por contraria vía  5
volvió su rueda, y con el fiero Marte,
sin que cese su furia ni se aparte
de mí, los dos me dañan a porfía,

   ni su poder ni la prisión francesa,
do por nuevo camino me han traído,  10
privarán de su bien mi pensamiento;

   con que no sólo ningún mal me pesa,
mas aun, señora, viéndome perdido,
conozco que lo estoy, y no lo siento.




ArribaAbajo- XXIII -


Soneto en prisión de franceses


II


ArribaAbajo    Cuando contemplo el triste estado mío
y se me acuerda mi dichoso estado,
hallo mi ser en todo tan trocado,
que pensar tuve bien es desvarío.

    Con mi memoria por mi mal porfío,  5
pues, sino es esperanza en bien pasado,
y en ella con razón fui confiado,
con muy mayor ahora desconfío.

    Ausencia, de pasiones padre y fuente
junta con el temor de vuestro olvido,  10
del cual aun en presencia me temía,

   hacen con fuerza del dolor presente
parecerme, según ya estoy perdido,
que ni fue ni vi entonces lo que vía.




ArribaAbajo - XXIV -


Soneto de Silvano a su pastora Silvia


ArribaAbajo   Cuando la alegre y dulce primavera
a partir sus riquezas comenzaba,
y de los verdes campos desterraba
aquella estéril sequedad primera,

    un pastor triste y solo en la ribera  5
de Tesín gravemente suspiraba,
y vi que en un alto olmo que allí estaba
con un hierro escribió de esta manera:

   «Si, de amor libre, por aquí pasare
acaso algún pastor, cualquier que fuere,  10
huya de esta ribera y de este llano,

   que, cuanto más sin pena se hallare,
si a Silvia la cruel pastora viere,
por ella morirá como Silvano».




ArribaAbajo- XXV -


ArribaAbajo   La grave enfermedad que en Silvia vía
lloraba triste su pastor Silvano,
cuando, mirando en la siniestra mano,
le vio un agudo hierro que tenía,

   así diciendo: «De la furia mía  5
guárdese todo corazón humano».
¿Y qué hará con alegre gesto y sano
la que doliente y tal esto hacía?

   Mostró que, pues peligro descubierto
tan claro desengaña al que le viere,  10
huyan todos la muerte conocida,

   porque el daño mayor está encubierto,
que el triste que a quererla se atreviere
harto más aventura que la vida.




ArribaAbajo - XXVI -


ArribaAbajo    Estas palabras de su Silvia cruda
puso Silvano en esta haya umbrosa:
«Silvia, do vemos de cruel y hermosa
tales extremos que el mayor se duda,

   conociendo mi mal y que su ayuda  5
es sola en mi remedio poderosa,
mírame y de cruel en piadosa
muestra querer mudarse, y no se muda.

   Con tales muestras me sostiene en vida,
hasta que muerte o más dichoso hado  10
me aparten del Tesín y su ribera.

   Y si esto puede una piedad fingida,
considera, pastor enamorado,
lo que podría hacer la verdadera».




ArribaAbajo- XXVII -


ArribaAbajo    Amor y un gran desdén, que le guerrea,
han ya venido a singular combate;
no hay quien entre ellos de concierto trate,
por do fuerza será que el fin se vea.

    Mas mi razón vencida, que desea  5
que el fiero vencedor se desbarate,
para que tanto mal no se dilate,
de nuevo armada, en mi favor pelea.

    Ya Amor con dos contrarios se congoja,
y en su poder, do tanto confiaba,  10
no se asegura ya ni se confía.

   Del arco tiene ya la cuerda floja,
ya vuelve las saetas a su aljaba,
ya de mi libertad se acerca el día.




ArribaAbajo- XXVIII -


Soneto en la muerte del Marqués de Vasto,
y este primero habla con la Marquesa


ArribaAbajo   Alta señora, que en la edad presente
divina más que hermana hermosura
y mil dotes de cielo y de ventura
os hacen un milagro entre la gente;

    de cuyo resplandor el mundo siente  5
que en nuestra vida trabajosa y dura
nos hace clara de la noche oscura,
como el bien más perfecto y excelente;

    aunque causa tan justa os haya dado
para llanto y dolor la cruda muerte,  10
contra quien no hay reparo ni remedio,

    el saber de que el cielo os ha dotado
ponga en el llanto doloroso y fuerte,
si fin no puede ser, al menos medio.




ArribaAbajo - XXIX -


Al Marqués de Pescara


ArribaAbajo    Señor, en quien nos vive y ha quedado
el gran nombre del Vasto y, su memoria,
después que de esta breve y transitoria
a al vida inmortal mudó su estado,

    donde desprecia nuestro bajo grado  5
y goza para siempre inmensa gloria,
quedando en todo verso, en toda historia,
del mundo eternamente celebrado;

    mirad cuán ancha y espaciosa vía
os muestran sus hazañas inmortales  10
de haceros inmortal entre la gente,

    y seguid su valor, que con tal guía
los más famosos no os serán iguales
del siglo ya pasado o del presente.




ArribaAbajo- XXX -


Epitafio para la cámara donde murió el dicho Marqués


ArribaAbajo    Sólo aquí se mostró cuanto podía
en daño universal la cruda muerte,
do su fuerza valió contra el más fuerte,
y su valor contra el que más valía.

   Por donde a Italia, cuanto bien tenía  5
y en eterno dolor se le convierte,
y el gran Marqués ha mejorado suerte,
aunque acá la más alta poseía.

   Sus muchas partes sobrenaturales,
un esfuerzo, un saber nunca igualado,  10
un ser no concedido a mortal hombre,

    con mil famosos hechos inmortales,
a la inmortalidad han consagrado
este lugar y su tan alto nombre.




ArribaAbajo- XXXI -


Epitafio para la sepultura del mismo


ArribaAbajo    Aquella luz que a Italia esclarecía
y ahora con morir la ha oscurecido,
aquel alto valor que siempre ha sido
columna do virtud se sostenía,

    aquel saber de donde procedía  5
el remedio y restauro en lo perdido;
aquel sublime esfuerzo, tan temido,
del fuerte corazón que no temía.

   aquel gran ser do junto se hallaba
el consejo y efecto, en paz y en guerra,  10
para hazañas de inmortal memoria;

    y, en fin, a quien el mundo no bastaba,
aquí lo cubre muerte en poca tierra,
y lo que mereció goza en la gloria.




ArribaAbajo- XXXII -


ArribaAbajo   Como aquél que a la muerte está presente
de su señor, a quien ponzoña ha dado,
y, ya que remediarle es excusado,
procúralo y del hecho se arrepiente;

   así mi voluntad, ahora que siente  5
no poder ya mi mal ser remediado,
muestra dolerse de lo que ha causado,
y el remedio procura vanamente.

   Bien simple y vanamente lo procura,
que, aunque en algo pudiera aprovecharse,  10
Amor, que puede, lo contradiría.

   Aquí pondría sus fuerzas la ventura
y, viendo que el efecto era dañarme,
mi señora también se esforzaría.




ArribaAbajo- XXXIII -


ArribaAbajo   Como al tiempo al llover aparejado
se conforman con él la tierra y viento,
así todo dolor, todo tormento,
halla conformidad en mi cuidado.

   Que en tanto el mal de amor es extremado,  5
en cuanto se parece al que yo siento,
y en tanto es congojoso el pensamiento,
en cuanto con el mío es comparado.

    Por do, viendo en cualquiera que padece
dolor conforme por alguna vía,  10
es fuerza que de entrambos sienta pena.

    Así descanso nuca se me ofrece,
que si acaso se alivia el ansia mía,
Amor me la renueva con la ajena.




ArribaAbajo- XXXIV -


ArribaAbajo    Así, cual de mi mal he mejorado,
se me hubiera doblado el accidente,
yo tengo por muy cierto que al presente
me hallara, mi señor, muy aliviado;

    que, si de sus congojas y cuidado  5
se alivia todo espíritu doliente,
aliviárase un cuerpo mayormente
al son de un dulce estilo delicado.

    Yo conozco, señor, doliente o sano,
deberos tanto, que no sé en que suerte  10
os me pueda mostrar agradecido:

    sólo tendréis de mí, como en la mano,
que a nadie es vuestro mal tan grave y fuerte,
ni vuestro bien de nadie es tan querido.




ArribaAbajo- XXXV -


ArribaAbajo    Tan hijos naturales de Fortuna
son la desigualdad y el desconcierto,
que jamás permitió llegase a puerto
virtud muy rara ni bondad ninguna;

    y si ésta ha de temer en parte alguna  5
de mostrar disfavor tan descubierto,
que en vos lo temerá tengo por cierto,
aunque siempre a lo bueno es importuna.

    Las virtudes en voz son principales
y, a su despecho, vemos que han sacado  10
de su poder y mando vuestra suerte.

   Lo menos son los bienes temporales,
pues la desigualdad de todo estado
al fin viene a igualarse con la muerte.




ArribaAbajo- XXXVI -


ArribaAbajo    ¡Cuál doloroso estilo bastaría,
en el común dolor que nos aterra,
a mostrar parte, o lamentar la guerra
que al mundo le hizo muerte en sólo un día,

    cuando dispuso de quien disponía  5
del mundo, con valor tal, que se encierra
muerto, más inmortal, en poca tierra
el que todo le amaba y le temía!

    Y como otro dolor no se ha igualado
al de este triste y lamentable caso,  10
así debe llorar eternamente;

   y el nombre justamente tan nombrado
del Vasto, por las cumbres del Parnaso
celebrándose irá de gente en gente.




ArribaAbajo - XXXVII -


ArribaAbajo   En cuanto la materia es más subida
y más se aparta de profanidad,
en tanto, señor, vuestra habilidad
ha quedado de mí más conocida.

    Y pues el santo tiempo nos convida  5
a dejar todo vicio y vanidad,
volvamos con amor y caridad
a Cristo, que es bondad summa cumplida;

    y olvidando por él toda otra cosa,
vaga de su pasión el fundamento,  10
para la gloria que apetece, el alma;

   que, sin él, vuestra vida trabajosa
es nave rota que le falta el viento
y en playa de enemigos queda en calma.




ArribaAbajo- XXXVIII -


ArribaAbajo   Contra la ciega y general dolencia
de la triste ignorancia miserable,
que de común se ha hecho comportable,
siendo tan insufrible pestilencia,

    quiero que valga en esto mi sentencia:  5
que vuestro dulce estilo tan loable
os hará en Helicona memorable
sin contraste ninguno o diferencia;

    ya vuestro claro ingenio nos lo muestra,
y ya el fruto gentil que de él procede  10
a la cumbre del monte os encamina,

    do subís sin errar por la vía diestra
camino que a tan pocos se concede,
que ya por vuestro mal no se camina.




ArribaAbajo- XXXIX -


ArribaAbajo    Cierto no puede ser sino buen hora
en la que yo tomé tal presupuesto,
como ver la hermosura de aquel gesto
que con tanta razón esta alma adora;

   mas no penséis que no la veo ahora,  5
que el espíritu siempre está dispuesto
a ver la ausente, y mi memoria en esto
se engrandece, se ensalza, y se mejora,

   ved cuánto, que no puedo ya conmigo,
pensando que estos ojos lo han de ver  10
como con los del alma ya la veo;

   y pensando este bien, de ufano digo:
¡quién pudo jamás tanto merecer,
o que más alto fin, tiene el deseo!




ArribaAbajo- XL -


ArribaAbajo    Atenta al gran rumor la musa mía
del armígero son de Marte fiero,
cesó del dulce estilo que primero
en sujeto amoroso se extendía;

    mas ahora, con la vuestra en compañía,  5
me vuelve al sacro monte, donde espero
levantarme más alto y, por grosero,
dejar con nuevo canto el que solía.

    Así sus horas con la espada a Marte,
y los ratos del ocio con la pluma  10
pienso, señor, enderezar a Apolo;

   dando a los dos de mí tan larga parte,
y tomándola de ellos tal, que en suma
no me cause tristeza el verme solo.

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