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Antología poética

Luis Hernández

Orilla (1961)

Hemos vuelto a vivir

lo mismo

de ayer y

de mañana.

   El agua sube ya,

cubriendo

los días

y las horas;

   de mí

ya sólo queda

el mar claro y naciente,

de mí

ya sólo queda

el mar, triste, apagado.


Aunque nada hubiera

llevado al mar con mi alegría,

no sentí nunca

el sonido de las ondas,

la espuma en la ribera.

   Ahora

el amor a las playas

es demasiado

lejano.

   Sin el soplo

fugaz de la arena,

brota el mar

desde el fondo

sin hallazgo.


El agua al fondo

cortada

en la línea de las algas.

Yo pensaba en el mar

como cuando leía

y el mar sonaba igual:

   No es posible sentarse,

   los bancos están mojados,

   los bancos están mojados,

   y podridas las maderas.

Porque ahora han llegado

el mar y los senderos

a la proa en la noche

sobre ondas azules

y no puedo tomarlos.

No es posible sentarse.

Viven aún como arena

las luces de la calle.


Charlie Melnik (1962)

Quién, qué lluvia

hará surgir el día.

Ahora que no regresas

desde tu noche perfecta.


Qué poco encuentro ahora

de tus cantos

en la fuente cegada

del océano;

lo que entonces cantabas:

lluvia viril tu voz

antigua

entre la hierba:

tu viejo piano, compañero,

derribando

navíos derruidos en los días.

Ahora que no regresas,

el camino del mar

hacia la casa

lleva sólo la huella

de la imagen sin fin

de tus canciones.


Si regresaras

qué habría de decirte.


Las constelaciones (1965)

Tú debiste estar

cuando el sol y la espiga

agosto era un mes tan simple.

Agosto es el mes más simple.

Yo soy ahora quien sueña,

quien dobla lentamente

en las esquinas.


Ezra Pound: cenizas y cilicio

1

Tower of Pisa

alabaster and not ivory. Y eterno,

para ferias de fascistas

quien la canta.

Y ebrio ya de belleza y en demencia

(puede ser que sus ojos sean nuestros)

rojo mar y el adriático crepúsculo

y dos guerras herrumbradas en su frente:

Frente a la lívida amenaza de la historia:

Ezra Pound,

Ezra

y su ejército perenne en pie

de muerte.

Torre de Pisa

et cinis et cilicium.

2

Ezra:

Sé que si llegaras a mi barrio

los muchachos dirían en la esquina:

Qué tal viejo, che' su madre,

y yo habría de volver a ser el muerto

que a tu sombra escribiera salmodiando

unas frases ideales a mi oboe.

El milagro se oculta entre lo oscuro

donde olvido y memoria son tan solo

los reflejos de lo áspero y amado,

la ilusión que ha surgido del enebro.

Duramente recuerdo tus poemas,

viejo fioca,

mi amigo inconfesable.


El bosque de los huesos

Mi país no es Grecia,

y yo (23) no sé si deba admirar

un pasado glorioso

que tampoco es pasado.

Mi país es pequeño y no se extiende

más allá del andar de un cartero en cuatro días,

y a buen tren.


Quizá sea que ahora yo aborrezca

lo que oteo en las tardes: mi país

que es la plaza de toros, los museos

jardineros sumisos y las viejas:

sibilinas amantes de los pobres,

muy proclives a hablar de cardenales

(solteros eternos que hay en Roma),

y jaurías doradas de marocas.

Mi país es letreros de cine: gladiadores,

las farmacias de turno y tonsurados,

un vestirse los Sábados de fiesta

y familias decentes, con un hijo naval.

Abatido entre Lima y La Herradura

(el rincón de Hawai a diez kilómetros

de la eterna ciudad de los burdeles),

un crepúsculo de rouge cobra banderas,

baptisterios barrocos y carcochas.

Como al paso senil del bienamado, ahora llueve

una fronda de estiércol y confeti:

solitarios son los actos del poeta

como aquellos del amor y de la muerte.


Vox horrísona (1970, póstumo)

A todos los prófugos del mundo, a quienes quisieron contemplar el mundo, a los prófugos y a los físicos puros, a las teorías restringidas y a la generalizada.

A todas las cervezas junto al mar.

A todos los que, en el fondo, tiemblan al ver un guardia.

A los que aman a pesar de su dolor y el dolor que el tiempo hace florecer en el alma.

Abel, Abel, qué hiciste de tu hermano

di, qué hiciste,

con el tallo de tu cuerpo siempre pito

las sandalias lustradas y tus veintes.

No mirabas las ubres de las vacas

ni el coloquio escondido de tus perros,

solo el humo de tu ofrenda que ascendía

como ascienden las moscas hacia el cielo.

Sin embargo

yo he visto a tu hermano y lo conozco

persiguiendo la cólera entre vainas

entre campos de trigo

con los sucios vapores de su llanto

reposando en la tierra

como pronos cadáveres sin deudos

dime entonces qué hiciste

hoy que yace tu hermano tan al este.

Tú que nunca pensante que para otro

era duro de roer el Paraíso.


A un suicida en una piscina

No mueras más

oye una sinfonía para banda

volverás a amarte cuando escuches

diez trombones

con su añil claridad

entre la noche

no mueras

entreteje con su añil claridad

por lo que Dios más ame

sécate

contémplate en el espejo

en el cual te ahogabas

quédate en el tercer planeta

tan solo conocido

por tener unos seres bellísimos

que emiten sonidos con el cuello

esa unión entre el cuerpo

y los ensueños

y con máquinas ingenuas

que se llevan a los labios

o acarician con las manos

arte purísimo

llamado música

no mueras más

con su añil claridad.


Lima, 8 de agosto de 1971

Into the glories of th'almighty sun

Andrea Marwell




Soy Luisito Hernández

CMP 8977

ex campeón de peso welter

interbarrios; soy Billy

The Kid, también,

y la exuberancia

de mi amor

hace que se me haga

un nudo en el pulmón.

Y el amor lo vierto.

Algo de común hay

con el agua el amor.

Algo existe en H2O

que es más que espejos

acequias, ríos,

albercas, estanques y

¿por qué no? océanos.

Soy materialista:

j'appelle un chat, chat

o, mejor aún, creo escribir

sin segundas intenciones

más bien por llevar

un ideal. Cierto ideal

que podría ser

el no tolerar

ante mí el sufrimiento

y he ahí la flor

no permitir ante mí...

Mejor cantemos una melodía

que proviene de nosotros,

y es muy nuestra,

puesto que esta canción

tiene en sí existencias

como toda canción

«Qué es aquella flor

que llevas

puede ser ya marchita

una flor de lejanos días

y te dirá de mí».

Los malos no tienen canciones

y creo que la poesía

es entregar al universo

el propio corazón

sin desgarrarse

«O make me a mask».

Únicamente un ejemplo:

La poesía conduce

hacia la propia destrucción

Poor Dylan Thomas!

Now Say nay

ahora si no

pero el sufrimiento

es un camino

plagado de peligros

e innecesario, no llores

Dylan, no llores Paul Verlaine

soy materialista

«En el corazón tenía

la espina de una ilusión

logré arrancármela un día

ya no siento el corazón».

Quizá por ello diría

¡Ay, no sufrir, poetas!

Mejor escribir algo

que sea el mundo

a través de tus ojos

and through your eyes

to your heart

qué diré entonces

qué es lírica

creo que el ser humano

está hecho a imagen

y semejanetc.

Visto así, la poesía

sería creación.

Mas no. Poesía

es evitar el dolor

a quienes en tu camino etc.

Juro por Apolo Musagetae

Citaredo, dios de la medicina

y la poesía

no tolerar ante mí

el dolor: los cromáticos

yates tiene un tenue

tacto de belleza

Oder-Dichtung und wahrheit

los polícromos barcos

llevan un impalpable

amor, amor que basta

para que la bóveda celeste

y los parques

y tantas cosas

así es; que si Dios

no existe

qué importa

pues de todas formas

existe

esta es la soñada coherencia.


Poemas recogidos en cuadernos

Survival Grand Funk1

Ricardo Wagner se quedó en Venecia

Strawinsky retornó a Venecia

Ezra Pound like to the lark at break

of day

arising

und sein Herz träumte zarte Fabeln

sie wollen zu Lido

Lido de Venezia

en el mar Adriático

hay la mar de peces tragos

de cereza chilcanos de guinda

los pisos de Venecia

dorados por la espuma del licor

si es que atardece

hay algo que nos permite

la expresión ramas

y una especie de liana

que me deja pensativo.


As when by night the Glass
of Galileo… observes

Imagin'd Lands and Regions in the Moon

John Milton




O ese excelente gigante

Homero ciego

rodeado por el aire

compañero celeste

rapsoda botellas

parques

y bajo el verdor

de Otoño

los astros

incesantes.


Chanson d' amour

Y sin saberlo

por tu corazón

muero. Duermes

pero en tu sueño

vives,

y esa es para mí

la vida:

tú, viviente,

y, en tu sueño,

vivo.

Y, anhelante,

el asfalto

y, anhelante,

la fina lluvia

y oscuro

y hacia ti

y con tu recuerdo

el recuerdo

de las veces

que sin verte

no hay más

el mar

o tú, el mar

y los peces, los ahogados,

los despojos.

Las charcas

de junto al mar.


Preludios y fugas2

Tomaban cerveza

hasta que la dotación

del patrullero

PL 45

hizo lo que siempre hacen.


Felipe Pinel es un

hombre que existió

en vano, en vano, y

que, en vano, fue

un médico honrado

como Hermann

Rorschach y como

Sigmund Freud.

Pero hay cosas

en vano que valen la

pena.


Preludio número 8 en La Menor

Los campos del trigo

de mi Rusia natal

son como los campos

verdes de mi España

el sol de mi Barranco

natal

es del dorado color

de Lima mi ciudad

el mismo sol

del planeta donde

yo haya nacido

es el mismo sol

que como estrella

bendice al niño

o recibe la bendición

de los ojos claros

del anciano

las monedas

de Jesús María

mi barrio natal

tienen el extraordinario

brillo

de todo lo que amamos

los ojos de mi amor

perdido

tienen el extraordinario

brillo

de lo que alguna vez amamos.

El brillo de los vidrios

en la pista

cascos de cerveza

vitrinas coloreadas

con la lentitud

de la tarde invernal

hay algo en la niebla

que aún merece

ser de nombre amor

y también

nostálgico; un amor

la canción que amó

tiene la suave tersura

de un mundo anterior

en un árbol

descansa el Universo

que aún merece

el Reflejo

en las tiendas

coloreadas

los ovillos

los muñecos agujas

flores mermelada risas

de una madera

demasiado firme

es la vida

pero lleva

la escritura

del tiempo


Jesús María, distrito creado el 13 de diciembre de 1963

Los ojos del niño Mozart

son los ojos del niño Rimbaud

los ojos del torturado

cuerpo

del poeta Rimbaud

son los ojos de los niños

las jerarquías de ángeles

son: Ángeles,

Arcángeles Tronos

Potestades Dominaciones

Querubines

y Serafines.


Los laureles

se emplean

en los poetas

y en los tallarines


Se sintió primero

con la tristeza

de un niño solitario

y luego con la grandeza

de un niño solitario

y escribió la Sonata

en Si bemol mayor

que es el monumento

de su amor.


El estanque moteado I, 6 canciones rusas4

La canción - M. Balakireff

Dicen que soy un soñador

que sueña

y otros dicen de mí

adiós. Me voy a otro lugar

y si la tristeza

me alcanza

y si la tristeza me alcanza

me cubriré con el agua

de la mar. Y no he más

de morir

y no he más.


Vier letzte Gesänge

1

Tengo la dulce sensación

de haberse visto

y contigo luces

cielo tiempo flores

y un amor

2

Y la lengua

del mudo

ha de cantar

3

¿Recuerdas tú La Primavera?

El claro sol brillaba

y quizás tú aún me amases

¿Recuerdas tú el claro sol?

Brillaba y sonriente

me querías tú me amaste

bajo el sol. Recuerdas el jardín

en flor me amaste

olvida mejor La Primavera


4 Dämmerung

Cómo se oculta

tras el mar

y tú también

y tú igual

así, como el mar se oculta

y tú

      la niebla

      que reluce

y no olvido tu amor

ni la noble faz

del amor

uno es el amor

y uno el atardecer.


Lima, la esponja, abril de 1974

Una forma

de escribir poesía

es vivir epigrafiando.


Una impecable soledad5

Book the first

Shelley Álvarez se sentó al piano para iniciar La Ofrenda Lírica de Bach. Al lado del pedal de resonancia brillaba al sol de otoño una botella de whisky Johnnie Walker. Y en el interior, confundido entre las líneas del Arpa, Shelley Álvarez escondía un fragmento de haschisch, tan solo por eufonía.

En el horizonte algo simulaba una luz: era el reflejo de un letrero de hojalata.

Shelley digitó La Ofrenda sin reparar en el Tiempo.

Luego cerró el piano y escuchó la Música de las Esferas. Fue entonces que ideó tomar un baño de tina.

Mientras lo hacía, en medio de avisos, voces, crujidos, surgió de la radio La Última Canción de Richard Strauss. Y el Universo alcanzó para Shelley el mc2.

Shelley Álvarez no creyó estar soñando: su perfecta formación dentro del Empirismo Inglés jamás se lo hubiera permitido.

La Canción concluyó, y Shelley recordó con Melancolía que él nunca conociera La Melancolía, ni el Temor, ni, quizás, la dicha.

Mientras se secaba leyó el poema que alguna vez dejó en un papel:

Mi primer Amor fue La Música
mi segundo mor fue el Amor
a La Música. Mi tercer
Amor fue triste y feliz

Y se entretuvo arrojando dardos para alejar su corazón de su corazón, porque el recuerdo del Amor es más fuerte que el Amor.

Pero existían los dardos, y el whisky. Y algo más: Shelley tenía en sí una cierta soledad que acompaña, una soledad que no mata: una impecable soledad.

Poseía dos pianos: un Pleyel y un Erhard, con los cuales viajaba en algún trasatlántico: de preferencia el France.

Y mostraba con indiferencia el vacío de su vida: porque no era vacío, sino plenitud.

Nunca intentó responder la pregunta, y su vanidad legendaria partía de saberse misterioso. Cuando en las tardes de verano la arena a merced del viento se extiende a impulsos de las manos de Dios que habita en los frascos de cerveza, y todo está en Fa mayor, Shelley incluso hablaba.

Y solamente por una vez nombró lo que no pudo ser. Y así como dos piano-fortes, poseía dos automóviles: un Volvo de dos puertas y otra máquina cuyo nombre no recordaba desde que escuchó Islamey y contempló el mundo con cierta aprehensión.

Ars longa
vita brevis.

Así podía leerse en sus ojos. O cuando daba color al último Concierto Romántico y primero de Prokofieff.

Pero en La Música hay algo impalpable: Beethoven murió solo, cirrótico y sordo, sin quejarse, sin dinero, sin lamentables homenajes, sin autocompasión. Único en un mundo del sonido. Un sordo cuya flor era si no la vibración, el alma. En qué blanco Amor residiría su fuerza.

Credo in unum Deum
Wir betreter Feuertrunken
in deine Heiligtum

Shelley brindó con el Johnnie Walker, imaginándolo el vino del Rhin, la patria de Beethoven.

Y después por la valentía, tan admirable como el abandono. Y luego por la ternura que se asemeja a alguna palabra que en nadie encontró corazón:

Una impecable soledad. […]


Book the second

2

Ciclo del jardín
o Ilustraciones al
Primer Concierto de
Sergei Prokofieff

Shelley Álvarez improvisó arpeggios con la mano izquierda durante dos horas; seguidas estas, anduvo por el jardín pleno el corazón del aire lento y una Flor del Estío que no he de olvidar.

La extensa pradera y la noche se extendían hacia los cinemas. Y la lengua del mudo ha de cantar. Tu rostro me recuerda una vez lejana y tu Amor que no es ensueño sino Amor, The Royal Fireworks y el agua que sobrevive a un lado del Espacio, más bien yo diría en el Océano silencioso o los abismos donde las estrellas proyectiles de movimiento angular muy sensible como Van Maanen. Todo esto pensaba en tanto Shelley Álvarez.

Su nave espacial, elefante o Volvo 121 lo esperaba reposando en la bruma.

Shelley, que odiaba la ternura, no se emocionó al ver su Automóvil. Más bien le pareció hermoso y lleno de la perfección y la estultitia.

Había bebido un frasco de whisky y su alma le dijo que el ser humano sería feliz si lo quisiera. Pero aun sin whisky ya lo había pensado desde niño, durante la lectura de los versos de Roberto Browning, Yeats o Petrarca.

O sea que usted cree en los libros, le había preguntado una señora. No, dijo Percy B. Shelley Álvarez. Pero creo en los que jamás dejaron de creer que el odio aun es solo una forma del amor. Usted oculta tras su pretendido amor un inconmensurable odio. No odio a nadie, pues a nadie conozco. Soy solitario, le había contestado Shelley Álvarez. Usted es narcisista, le había asegurado un psicoanalista durante entrevistas a las cuales Shelley Álvarez asistía por visitar San Isidro. Eso no me impide tocar el piano, había susurrado Shelley Álvarez mientras navegaba hacia Marte para contemplar los canales del glorioso Schiaparelli.

Porque era evasivo: evasivo por solitario, impecablemente solitario. [...]

[...]

Shelley Álvarez o Gran Jefe Un Lado del Cielo (puesto que son uno, el primero con el piano aquí y allá, y el segundo igualmente humano, pero piel roja) tocó un Recital en una pequeña Sala de Conciertos: lo hizo por dos motivos: debido a que el piano era Steinway, y por extender sobre el espacio Islamey, Fantasía Oriental, obra de dificultad suprema, pero de sencillez infinita para alguien que hubiera navegado, como él, en el Océano Índico con Nikolay Andreiewitch Rimsky-Korsakoff. Y Rimsky o Balakireff, igualito es.

Antes del Concierto, como lo hiciera desde pequeño, rezó:

Señor: Tú que estás

en lo absurdo

y también en las latas,

la basura, la miseria,

los cintilantes tejados,

los jardines escondidos,

el amor, la brea,

la tristeza,

la desesperanza. Señor:

tú que habitas

también en los fragmentos

que quedan

tras las terribles

noches de los bares

oscuros, en las moscas,

en los callejones sin salida,

en las llagas

Señor: no me oigas:

oye más bien

lo que resonará

en la Música

Arte purísimo

que cercano

desciende y llena

si no el corazón

de otros, por lo

menos el mío,

porque soy pianista

y no sé otra cosa

además del piano

y la soledad.


Terminado lo cual, agregó un Padre Nuestro, y se dirigió al escenario.

Hay gentes que nacieron para la luz del día y hay otras que nacieron para un vago fulgor.

[...]

Libreta Bayer6

Algo me dices

pero el estruendo

de tu corazón

te oculta

de algo me hablas

pero el brillo

de tu alma

me impide.


Digamos que eres

humano

say you're a kid

and

one dark night

caminas

y alguien

te pregunta

si el agua

del mar

está hermosa,

tal vez, o

impulsado, a

merced del

Océano, nadas:

lejanamente

reconoces la

complexión dorada

del sol, his

gold complexión,

y recuerdas

asuntos muy

simples: anduviste,

y, ahora, en

la orilla,

esperando con

el sol y

una simple

botella de

vidrio cuyo

contenido:

whisky, te

anuncia

la próxima

alborada

así

de fácil

es

amar.


Una impecable soledad / Roman

Libro cuarto o quinto

Samuel Taylor Álvarez recorrió el singular teclado del Pleyel con esa, su extraña manera. Cantaba a Brahms ahora. Y su alma estaba plena de forestas y, único, de tiempo Adagio. La languidez habitaba en sus ojos, y así los añicos de losetas, astillas, anemonae y joyas del mar. Shelley Álvarez comprendió que la ducha lo esperaba: para tomar del devenir el sonido auténtico; para mirar al paso de las ventanas, las estaciones: Las cuatro estaciones a una vez: el transcurrir del año en un instante. Y cubrió de shampoo la habitación inesperada y sonrió.

[...]

El jardín de plástico7

Los cromáticos

yates cruzan

el mar azul

yo oí tu voz

sobre el césped

de vinilo

cuando las montañas

mueven a la fe

yo vi tu faz

deleitosa y supe

del estanque umbrío

lejos en el valle

down in the valley

los cromáticos yates

surcan el césped

de vinilo yo comprendí

tu Amor

el Amor

que no frecuenta

el Tiempo

el Amor

que se enlaza

en las tardes

del Otoño dorado

entre los puentes

ramas enredaderas

y una extraña costumbre

de amar. Aserrín

ramas enredaderas

y todo el trasfondo

inexistente; y humana

sólo la emoción

perdura y sólo

las tardes y los yates

agregando al mar

una distinta espuma

vidrios distantes

delicados

ramos olvidados

de flores

por alguien

que portaba

geranios malvas

para cubrir

un instante

y suprimir

de una vez

por fin

con la tristeza.


Sólo la emoción

perdura. O también

tu faz quien sabe

si aún en un plateado

muelle marino

recibe del Sol

el instante perfecto

y se dibuja

limpiamente

sobre aquel amado

Mar del Sur

todo perdura

y limpiamente.


Chanson d'Amour

Sólo tuve

un Amor humano

porque el Amor

no es cielo

por eso tengo

algunas astillas

en el corazón

pero el Amor

es el cielo

quise decir:

no es ciego

pero soy Billy

The Kid

y como voy

herido por la

espalda he

dejado a mi

Amor, que no

me espera,

porque el Tiempo

es breve; pero

me ama.


Los poemas del ropero8

Wipfeln ist Ruth


Anciano Uber Alle

El día en el cual

tu belleza compitiese

diríamos con el murmullo

de la ronda

de las campanillas

y deslizándose

la tarde: tú no

llamabas en ayuda

a los Astros

sino a aquello

que es tuyo

en la vereda

brotaba la garúa

soy uno de los

que aman la paz

de la hierba

porque para vivir solo

hay que ser un animal

o un dios

entre las espirales

de las estrellas.


Ven a mí

voy a ti

pese a que ya hemos

ido

tan terrible

es el amor

es irreparable.


Soy uno de los 3.1416

que contemplan

la faz del césped

y tras el césped

la tierra poblada

de fulgor que no cesa

y más allá el mar

no soñado, del Océano

del Sur, pues la Poesía

es la verdad: así oí al áulico.


Cuaderno: Aristóteles. Metafísica9

Elogio de la Medicina

La Medicina nació

cuando alguien

vio en la mirada

de otro a un ser

idéntico a él, pero

sufriente

Hipócrates dijo: quitar

el dolor es tarea

divina

Freud fue un gran

médico pues no

toleró el dolor

ni en sí mismo

lo único que no

tiene sentido

es el dolor.


Little Requiem

A ese concha

de su madre

me lo llevan

al calabozo,

dijo el Mayor:

y entonces

le preguntaron:

Señor

¿Cuántas veces

se perdona?

Y él les respondió:

setenta veces

siete

ese es un huevonazo

       porque ellos

verán a Dios

mataron

a Patita de Cuy,

un delincuente

al que adelantaron

la muerte y el dolor

porque suyo

es el reino

de los cielos

      No temas, pequeño,

      hijo mío, ásete

      de mi mano

y la lengua del mudo

cantará.


Urania

To know
even hate
is but a mask
of love

Roberto Browning




I'm a lonely man, d'you

know?

It's funny.