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191

234-23. A esto alude también Luis Vélez de Guevara en El Diablo Coivelo (Madrid, 1641; edición Bonilla; Madrid, 1910; pág. 63), donde dice el infernal camarada del estudiante: «nuestra caida fue tan apriesa, que no, nos dexò reparar en nada, y a fee que si Luzifer no se huuiera traido tras de si la tercera parte de las estrellas, como repiten tantas vezes en los autos del Corpus, aun huuiera mas en que hazeros mas garatusas la Astrologia.» La tradición procede de la historia del dragón bermejo del Apocalipsis (XII, 4). Fray Francisco Ximénez (La natura angelica, edición de 1527; I, capítulo XVI) se funda en este texto de San Juan para probar que el número de ángeles no es infinito. (N. del E.)

 

192

238-6. Hubo en tiempos de Cervantes un centro en Roma, frecuentado por la gente comercial, y donde banqueros y cambistas, por su mayor parte genoveses y florentinos, tenían sus oficinas. De este centro, la calle más importante era la via dei Banchi, que hoy es, en parte, la via Banchi vecchi; está muy cerca del Tíber, cuya dirección sigue, y forma la continuación de la via del Banco di S. Spirito, la cual desemboca en el puente de San Angelo. De todos estos detalles de Roma trata Alfred van Reumont, Geschichte der Studt Rom, tres tomos; Berlín, 1868 (con índice minucioso). (N. del E.)

 

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243-18. Duarte dice aquí el texto; pero evidentemente debe leerse «de Zárate», pues se refiere al antes mencionado.

Francisco López de Zárate, natural de Logroño, murió, según Nicolás Antonio, en 5 de marzo de 1658, de más de setenta años de edad. Fue soldado, y entró luego al servicio de D. Rodrigo Calderón. Escribió: Epitalamio en las bodas de los Serenissimos D. Felipe y D.ª Isabel (1615); Varias poesias (1619); una octava en loor de la Redvction de las letras, y arte para enseñar a ablar los mvdos, de Juan Pablo Bonet (Madrid, 1620); versos para la Ivsta Poetica y Alabanzas jvstas que hizo la insigne villa de Madrid al bienauenturado San Isidro, recopiladas por Lope (Madrid, 1620); soneto en loor de Sossia persegvida, de Juan Bautista de Sossa (Madrid, 1621); versos incluidos en la Relacion de las fiestas qve ha hecho el Colegio imperial de la Compañia de Iesus de Madrid en la canonizacion de San Ignacio de Loyola y S. Francisco Xauier, de Monforte y Herrera (Madrid, 1622); otros en la Relacion de las fiestas que la insigne villa de Madrid hizo en la canoniçacion de... San Isidro, de Lope (Madrid, 1622); otros en loor del Desengaño de Amor en rimas, de Pedro Soto de Rojas (Madrid, 1623); otros alabando el Orfeo de Pérez de Montalván (Madrid, 1624); décima en loor del Amor con vista, de Juan Enríquez de Zúñiga (Madrid, 1625); Obras varias (Alcalá, 1651; segunda edición de las Varias poesias, con la tragedia de Hércules Furente y Oeta); Poema heroico de la invencion de la Crvz por el emperador Constantino Magno (dedicado al Rey; Madrid, 1648; pero el Privilegio primero fue dado en 1629)193.1; versos incluidos en la Pyra religiosa, etc., de José González de Varela (Madrid, 1642); otros en la Relacion de la Memoria fvneral... a la muerte de la catolica D.ª Isabel de Borbon, por J. E. Jiménez de Enciso (Logroño, 1645); ídem en la Pompa fvneral. Honras y exequias en la muerte de... D.ª Isabel de Borbon (Madrid, 1645); ídem en El monte Vesvvio, de Juan de Quiñones (Madrid, 1632); y versos laudatorios del Avla de Dios, de Miguel de Dicastillo (Zaragoza, 1637). Quintana, en su Musa épica, reprodujo fragmentos del poema sobre La invencion de la Cruz, desmesuradamente elogiado por Cervantes. Lope de Vega alabó también en varios lugares la belleza de los versos de Zárate, y Herrera Maldonado, en su Sanazaro español (Madrid, 1620), escribía:


   «De Zárate la pluma milagrosa
a España el siglo de oro resucita.»



(N. del E.)

 

193.1

Salvá (Catálogo, núm. 1301) cree que esta fecha es errata, por 1619. (N. del E.)

 

194

257-20. El texto: «daneos». (N. del E.)

 

195

259-5. El texto: «Auristela». (N. del E.)

 

196

267-28. El texto: «rogalos». (N. del E.)

 

197

278-7. Con arreglo al sistema de Tolomeo, se colocaba entonces el clima decimonono alrededor del Norte, donde es el día de seis meses, y la noche de otros seis, «porque anda el sol alrededor del orizonte tres meses de subida y otros tantos de descendida, hasta que se pone a doze de Setiembre, e nunca les sale hasta diez de Março». (Alexio Venegas, Primera parte de las diferencias de libros, II, 42.) (N. del E.)

 

198

278-20. Georg., I, 29 y 30: «y los navegantes acaten sólo tu numen, y te reverencie la remota Tule.» (Traducción Ochoa.) (N. del E.)

 

199

278-24. En opinión de Vossio, la Thule de Pomponio Mela está bajo el grado 67 de latitud Norte. Cervantes, como otros varios, la identifica con Islandia. Huerta, en las Anotaciones a Plinio el Mayor, juzga que Thule «es una isleta entre las Orcades y Fare, puesta a setenta y siete grados; de suerte que está Islandia sesenta leguas de Tile, y quarenta de Fare, y más de ciento de las Orcades». Para otros, Thule es Mainland, una de las islas Shetland. (N. del E.)

 

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278-28. La fabulosa isla de Frislanda figura en mapas anteriores a la publicación del viaje de los Zeni por Niccolò Zeno, el menor, en Venecia, 1558. Este agregó a su relato un mapa en gran parte ficticio, con fecha de 1380, el cual, a pesar de su carácter poco fidedigno, fue incluido en muchas geografías desde 1561, fecha en la cual salió unido por primera vez a un Tolomeo. Véase en el tomo I la reproducción de esta primera «tabula» de las partes septentrionales, según la relación de Zeno, sacada de un Tolomeo italiano de Ruscelli, impreso en Venecia, 1561. Fuera de la rarísima edición de 1558, la historia del viaje de los Zeni fue impresa en la colección de Ramusio, Navigationi et Viaggi, segunda edición del segundo tomo; Venecia, 1574.

La parte del título de la primera edición que nos interesa, es como sigue: Dello scoprimento dell’ isole Frislanda, Eslanda, Engrouelanda, Estotilanda et Icaria, fatto sotto il polo artico da’ due fratelli Zeni, M. Nicolò il Caualiere, et M. Antonio. La narración fue creida firmemente y pareció inatacable durante siglos. Últimamente, lo relativo al mapa y al relato ha sido estudiado con esmero: The Annals of the Voyages of the Brothers Nicolò and Antonio Zeno in the North Atlantic about the End of the Fourteenth Century and the Claim founded there on to a Venetian Discovery of America. -A Criticism and an Indictment, by Fred. W. Lucas; Londres, 1898. Lucas demuestra que Niccolò Zeno, el menor, resucitó el nombre de Frislanda, haciendo de la isla una combinación ficticia de Islanda y de las Feroe. Su objeto fue atribuir a los italianos la fama de ser los primeros descubridores del continente americano. Lucas ha descubierto casi todos los lugares que Zeno pone en Frislanda, en otras islas de mapas más antiguos, como el de Olao Magno de 1539.

Expondremos en resumen lo que hemos podido averiguar sobre Frislanda, añadiendo la noticia de algunos mapas no conocidos por Lucas. En el importante mapamundi catalán (1375) atribuido a Cresquez lo Juheu, y dibujado para Carlos V de Francia, y en otro de Andrea Bianco (1436), se ve una isla cuyo nombre se lee hoy difícilmente: unos eruditos leen Stilanda, y otros, Frilanda; resultando correcta esta última forma, serían aquéllas las más antiguas fechas en las que nuestra isla figuró en un mapa. En el siglo XV pueden notarse las formas Frilanda, Fislanda, Fixlanda, Frixlanda, y se supone que el nombre del país de Frisia influyese en el modo de escribirlas. Algunos mapas típicos del siglo XV han sido publicados en las siguientes revistas: «Società geografica italiana», Studj biografici e bibliografici, etc., II, Mappamondi, carte nautiche, portolani, etc., per G. Uzielli e P. Amat di S. Filippo; ediz. sec., Roma, 1882, página 236, núm. 404, anon., sec. XV (fine): «Atlante di carte nautiche in 4 fogli, mss., etc. Redatte in lingua spagnuola o meglio catalana, etc. Ha le Isole britanniche e la Frixlanda senza nomi di porti, etc. Al norte la Scozia e la Frixlanda.» -Zür Geschichte der Erdkunde in der letzten Hälfte des Mittelalters, etc., von H. Wuttke, en los tomos VI y VII del Jahresbericht des Vereins zür Erdkunde zu Dresden; Dresden, 1870; pág. 60, número 2; cinco hojas (tabulae nauticae), dibujadas entre 1471 y 1483; al Norte de Irlanda se ve Islanda, y al Noroeste de Irlanda, Frixlanda, con nueve nombres de lugares. Véase Tafel VI, a, a la cual se refiere el número 2 de la página 60. Ya Colón conoció el nombre de Frislanda. Según Las Casas, Historia de las Indias, Madrid, 1875, I, pág. 48, Tile era Frislanda para él. Tile no está en el mapa últimamente citado, ni Groenlanda tampoco. Es de sumo interés el hecho de que, según parece, el primer gran mapamundi que contiene Frislanda sea el formado (1500) en el Puerto de Santa María por el conocido Juan de la Cosa, compañero de Colón en su primer viaje de descubrimiento. Dicho mapamundi se conserva en el Museo Naval de Madrid; fue encontrado en París en 1832, y adquirido por el Gobierno español en 4020 francos. Consúltese el folleto Maps, etc., selected to represent the development of map-making from the first to the seventeenth century, by E. L. Stevenson (The Amer. Geographical Society); New York, 1913. Hacia 1500, y tal vez siguiendo la obra de La Cosa, se hizo otro mapa importante, conservado en la Biblioteca de Pesaro (Italia): éste trae Frilanda al Oeste de Irlanda. Niccolò Canerio de Genova, en su carta de navegar, hacia 1502, pone Frislanda al Norte, e Islanda al Noroeste de Escocia. Del mismo año 1502 es el mapa de Cantino, conservado en la Biblioteca Real Estense de Módena; en él se ve Frislanda también al Norte de Escocia. El famoso mapamundi de Waldseemüller (1507), recién descubierto, y de importancia por ser el primero que contiene el nombre de América, no trae Frislanda; pero sí figura ésta en la segunda edición, de 1516, copiada tal vez del mapa de Canerio. En la de 1507, sin embargo, se ve Thile al Este de las Orcades, e Islanda muy al Norte; la edición de 1516 omite Thile, quizá porque Canerio no la da tampoco. El primer mapamundi de Mercator (Gerard Kaufmann), 1538, sólo da Islandia y Groenlandia. La rarísima carta náutica de Olao Magno (Venezia, 1539), de la cual, entre otras, se sirvió Niccolò Zeno para la composición de su mapa, trae Thule, con una inscripción que le asigna más de treinta mil habitantes. Un folleto agregado al mapa dice vagamente que, para algunos, Tyle es Islanda; pero, en su libro de gentibus septentrionalibus (1555), Olao afirma que Islanda no es sino la ultima Thule de los antiguos escritores.

Después de la publicación en 1558 del mapa de Zeno, la isla de Frislanda tiene una historia muy interesante. Entró íntegro y por primera vez, como queda dicho, en las geografías llamadas de Tolomeo, según la edición italiana de Ruscelli, Venetia, 1561, y el año siguiente salió en la latina de Moletius, también en Venecia. Con la Nuova tavola settentrionale (que reproducimos en el tomo I), va en el original una descripción de las costumbres del Norte, en gran parte fantástica, y es posible que influyera en las ideas de Cervantes. Los principales cartógrafos de la segunda mitad del siglo XVI, Mercator y Abraham Ortelio, también incluyeron en sus publicaciones la materia de Zeno: el primero en su mapamundi (Duisberg, 1569), y el segundo en su Theatrum orbis terrarum (dos mapas) (Amberes, 1570). Hondius, sirviéndose de los grabados de Mercator, imprimió el mapa de Zeno en 1595 y 1605; pero en su magnífico mapamundi de 1611 trae solamente Islandia y Groenlandia, lo cual indica que ya no creía el célebre cartógrafo en tal isla. El mapa de los Zeni reaparece durante todo el siglo XVI y gran parte del XVII, influyendo en el carácter de los mapamundis de las partes septentrionales; y el cuento del viaje de Niccolò y Antonio se tuvo por auténtico hasta nuestros días. Todavía en cierto globo terráqueo hecho en Roma en 1695 por Dominico de’ Rossi, se lee Frislant.

El mejor mapa para explicar y elucidar el Persiles se encuentra en un Tolomeo latino (Venetiis, 1596): Geographiae vniversae tum veteris tum novae absolutissimum opus duobus voluminibus distinctum, etc., folio 95 verso, pars secunda. En él se ve a Groenlandt muy al Norte, y al Este de ella el mare congelatum; al Sur de Groenlandt están Islant o Thule y Frisland; al Sudeste de esta isla figuran Hibernia y Anglia; al Norte de Anglia, Scotia y Scetland (tal vez la isla Scinta de Cervantes; pero véase lo que decimos en la Introducción acerca de las nociones geográficas del Persiles); y luego, al Este, Norvegia, Dania y Gotland (la isla). El último Tolomeo que hemos tenido a la vista es uno italiano, Padua, 1621, que da aún Frislanda y Thyle.

Es muy posible que Niccolò Zeno, el menor, encontrase algunos papeles o cartas, como él dice, que tratasen de cierto viaje realizado por antepasados suyos en el Norte; pero ya está claramente comprobado, según hemos advertido, que debió de inventar la mayor parte del relato, sirviéndose para ello de varias fuentes, tales como las Historias de Indias, el libro de Bordone, De tutte le ìsole del mondo, el de Olao Magno, y otros varios autores. De las muchas cosas increíbles que cuenta Zeno del Norte, lo más interesante es la ficción del monasterio de Santo Tomás, indicado en el mapa que reproducimos. Como no se ha descubierto ningún documento ni dato que compruebe la relación, y todos los inteligentes están de acuerdo en rechazar la existencia del monasterio en tal sitio, la historia se diputa por invención del autor. La idea de fuentes termales en esas regiones pudo proceder de Olao Magno; pero lo demás es, sencillamente, absurdo. Pedro Ordóñez de Cevallos, en su Viage del mundo, Madrid, 1614, repite, entre otras consejas, la del monasterio de Santo Tomás, al folio 274 vuelto. El estilo del cuento de Zeno demuestra la influencia de la novela contemporánea de aventuras. Como muchos héroes, Niccolò Zeno, el mayor, fue llevado por las olas y por los vientos de una parte a otra, sin saber jamás dónde estaba. En todo ello se parece bastante a nuestro Persiles. Consúltense, además de las citadas, las dos espléndidas publicaciones de A. E. Nordenskiöld: Facsimile-Atlas to the early History of Cartography with reproductions of the most important maps printed in the XV and XVI Centuries (traducción de J. A. Ekelöf y C. R. Markham), Stockholm, 1889; Periplus-an Essay on the early History of Charts and Sailing-directions (traducción de F. A. Bather), Stockholm, 1897. (N. del E.)