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41

No considero apropiado incluir aquí poemas donde Gil emplea voces en su función más tradicional; por ejemplo, he eliminado de mis cálculos los poemas donde el hablante se vale esencialmente de la apóstrofe (singular o plural), o de preguntas retóricas, o de citas de otros poetas, en vez de una voz concreta y personalizada. (N. del A.)

 

42

Rovira, 269-270. (N. del A.)

 

43

Mangini, 86. (N. del A.)

 

44

Véase Debicki, 126-29; Jiménez, 209-215; y Mangini González, 41-47 y 77. Pedro Gimferrer comenta que la lectura de Gil de Biedma es una trampa para el lector, por sus intrigas, y para el crítico, porque resiste mucho el análisis tradicional (pág. 242). (N. del A.)

 

45

Jean-François Lyotard nos proporciona un excelente análisis del papel del lenguaje de la época postmoderna en las ciencias, las artes y la filosofía en su libro La Condition postmoderne: rapport sur le savoir (París, Les Editions de Minuit, 1979). (N. del A.)

 

46

Masoliver Ródenas ya ha notado que «Las afueras», un poema temprano de diversas secciones, es «difícil de penetrar» y de un contexto puramente poético (pág. 16). Ya que Gil comenzó a escribir este poema en 1951 (Mangini, pág. 201), mucho antes del fin de la época «social» de la poesía de postguerra, es evidente que su itinerario literario ya tomaba otro rumbo y que le interesaba poco el de sus contemporáneos. (N. del A.)

 

47

Rovira nota la semejanza con Dante (pág. 232), pero en realidad los ecos producidos por este poema aparecen en muchos poetas famosos. (N. del A.)

 

48

Walter J. Ong, Orality and Literacy: the Technologizing of the Word (New York, Methuen,1982), págs. 23-57. (N. del A.)

 

49

Ong, 3-15, 112-114, 102 y 164. (N. del A.)

 

50

Ellis, 238-244. (N. del A.)