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Anales galdosianos

Año XII, 1977

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ArribaAbajoNota preliminar

El volumen XII de Anales galdosianos presenta una serie de interesantes estudios que nos llevan de La Fontana de Oro a Ángel Guerra. Notamos, como fenómeno interesante, que hay una gran preponderancia de crítica galdosiana escrita en inglés por hispanistas británicos y norteamericanos. En los últimos volúmenes de Anales galdosianos el lector asiduo habrá ya notado la falta de balance que solíamos conseguir entre las contribuciones escritas en inglés y en español.

El primer estudio que presentamos expone ejemplos prácticos del uso de «la psicología de las masas» que hace Galdós en su novela La Fontana de Oro, uso que antecede a las primeras manifestaciones teóricas hechas por Ferri y Sighele en Italia, por Le Bon en Francia y por Freud en Viena.

En este volumen experimentamos con una nueva política editorial que creemos será útil a los lectores: la de publicar, en lo posible, pares de artículos sobre una misma novela. Así, por ejemplo, el lector encontrará dos estudios sobre cada una de las siguientes novelas: La desheredada, Realidad, El amigo Manso y Tristana.

El primer artículo sobre La desheredada examina los manuscritos de los capítulos II y III de la novela para demostrar cómo cambió o evolucionó la caracterización del personaje la Sangüijuelera y cómo los cambios que Galdós va introduciendo al escribir la obra fueron necesarios para destacar la función de este personaje en la novela. El segundo artículo explora, una vez más, el complejo problema del «naturalismo» de La desheredada concluyendo que el destino de Isidora no corresponde ni al de una historia de decadencia naturalista, ni a una en la que un autor de mentalidad didáctica imparte un «castigo» al personaje principal, sino más bien una auténtica tragedia humana. Según el autor, en esta novela se detecta una madurez en la visión trágica de Galdós que se basa en el concepto de la imposibilidad de completarse, de alcanzar un sentido de totalidad entre el ser y su realidad circundante. Así, «lo que le falta a un enfermo le sobra a otro».

Las obras literarias deben ser reinterpretadas por cada generación de lectores. En este volumen presentamos dos nuevas interpretaciones de Realidad. La primera, desde el punto de vista del concepto galdosiano del cristianismo. La segunda, desde un enfoque psicoanalítico. En ambos casos los resultados nos muestran que Orozco, «el hombre nuevo» para Casalduero, no es sino un hombre bastante convencional y que es Augusta la que se destaca como «la mujer nueva», en un caso, o como una especie de «santa», precursora de la «figura evangélica», en el otro. Ambos artículos nos hacen ver la complejidad psicológica de los personajes principales de esta novela dialogada.

Otra de las más discutidas novelas de Galdós, El amigo Manso, se estudia desde dos enfoques distintos: el estructuralista, que, en este caso, se vale del método onomástico utilizado por Galdós, para elucidar no sólo el proceso creativo de ésta -y otras novelas de este autor- sino también para mostrar que su estructura es una elaboración del motivo de la mansedumbre; y el del homo ludens, o sea, el del novelista que juega con el arte de su novela e invita al lector a que entre dentro de este juego -en este caso, el juego de la autonomía   —4→   ficticia de esta novela, que va comentando pari pasu el acto de novelar.

Uno de los artículos sobre Tristana analiza al personaje principal desde el punto de vista de la psicología jungiana, y hace hincapié en dos aspectos para explicar el desintegramiento del psique en la protagonista: la relación con Horacio en términos de la figura del animus que, gradualmente, va transformándose, con la ausencia, en el «amado fantasma» y en el «Divino amado»; y las cuatro etapas que los jungianos han definido como el proceso de desarrollo del psique femenino. Con este enfoque espera reconciliar las divergentes opiniones de los dos primeros críticos de esta novela, la Pardo Bazán y Clarín.

El segundo examina y trata de dar una explicación satisfactoria para el sentimiento de desilusión que los críticos han expresado sobre Tristana. Se examinan varias circunstancias que pueden explicar el hecho de que esta novela no llegara a colmar la medida de su posible excelencia. Se arguye que Galdós, en términos artísticos, sólo pudo ver el fenómeno social del feminismo en términos de las relaciones inter-personales entre los personajes; y se apunta la paradoja de que Tristana, en su búsqueda de una vida satisfactoria, utiliza al hombre como modelo, de modo que el hombre es, a la vez, su enemigo y su salvación. Se presenta, por último, como una novela en la que Galdós experimenta conscientemente con nuevos caminos, caminos que ya le había llevado a presentar, tres años antes, la muerte de Federico Viera desde dos diferentes perspectivas. Poco importa si, en el último análisis, el experimento falla. Si Tristana desilusiona, esta desilusión es significativa.

El estudio sobre Ángel Guerra apunta el cambio que se opera en Galdós de su interés en los procesos históricos a una búsqueda de soluciones ahistóricas, excepto que los problemas históricos se niegan a desaparecer. Ángel Guerra representa el primer ejemplo de una novela en la que Galdós trata de comprender la visión evangélica de la caridad. Contrasta a Fortunata y Jacinta con Ángel Guerra: en la primera novela Galdós ensaya la posibilidad de una renovación desde dentro; en la segunda presenta un rechazo total del orden establecido.

Por último, presentamos un documento que nos ofrece la perspectiva de Galdós en cuanto al asesinato del Obispo Martínez Izquierdo, tal y como el novelista la expone en tres artículos escritos para La Prensa, de Buenos Aires. Y, en un ensayo-reseña se nos da una evaluación del primer tomo de la monumental bibliografía de Galdós compilada por don Manuel Hernández Suárez.

Esperamos que los lectores encuentren útil este nuevo volumen de los Anales galdosianos.

La Dirección.



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