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A columpiarme
vengo
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Alguien dio a
algún resorte
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Alguien trajo una
rosa
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Como agua
bendita,
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Como la flor cortada
que en un cuenco de barro
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Como una piedra
pongo la palabra
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Con esta sola
mano
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Con la cuchilla
fría
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Con la luna de
agosto
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Contemplado del
hombre, siendo sólo
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Cuando
vengas,
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Cuántas
veces, echada
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De ciego es mi
cantar,
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De entre todas las
cosas
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De los
aceites,
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Despierto. Pesa el
sol sobre mi rostro
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Donde ya no hay
palabras,
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El ascensor de casa
de mis padres,
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En las horas
oscuras
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En su hábito
oscuro, con los brazos abiertos,
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Es ahora la
vida
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Es hermosa esta
noche de verano,
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Es un puente que
acerca
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Esclava del
capricho
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Está el
día que casi
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Esta lágrima
ardiendo que tomó
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Esta piedra se
quiere duradera,
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Estuvimos enfermos,
se quebraban
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Hablar de un peso
extraño, acaso de un fantasma
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Hace ya cierto
tiempo
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Hay días en
que el cuerpo nos sorprende,
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Hay un himno en la
noche más oscura
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He fumado en las
pausas de la vida
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Hoy te has ido de
fiesta con amigas,
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La infancia en mi
memoria es un derroche,
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La tarde nos sugiere
su fragante verdad,
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Llama fría
del alba, te conozco:
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Lo que al día
le pido ya no es
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Naciste
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Nada tienes que ver
con lo divino,
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No persigue en su
vuelo esta paloma
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Os debo un
madrigal,
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Por la esfera y la
cruz
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Que nuestras manos
puedan
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Quisimos apurar, por
celebrarnos,
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Quizá debiera
hoy felicitarme,
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Rayó la tarde
vertical,
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Religiones y credos
te desprecian, carne,
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Reventado clavel
blanco y distante,
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Tarde azulada,
inmensa,
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Voló,
voló la urraca
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