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41

El texto tiene numerosas y minúsculas variantes (Alín, n.º 14). Menéndez Pidal incluyó el cantar en su conferencia, a la que tanto me he referido (p. 108). Cfr. Alonso-Blecua, n.º 249; Sánchez Romeralo, n.º 384.

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42

Mis referencias al Arte se hacen por la edición de E. Alarcos García (Madrid, 1954). Para la difusión del texto en otras compilaciones, cfr. Margit Frenk, Dignificación, pp. 45-46; Alonso-Blecua, n.º 453 (p. 201); Alín, n.º 610; Sánchez Romeralo, n.º 268. El cantar pasó a El villano en su rincón (acto II, edic. BAAEE, p. 112 a).

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43

«Revue Hispanique», VIII, 1901, p. 312 a, n.º 14.

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44

Cfr. Cantos de boda judeo-españoles. Madrid, 1971, pp. 256-257 y Sánchez Romeralo, n.º 553.

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45

Cejador, I, n.º 1031 (p. 270). Alonso-Blecua, n.º 237; Alín, n.º 806.

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46

No extraña el feliz hallazgo de Machado: «Lope escribió desde España y para España. Su índice peculiar lo llevó a identificarse con el mundo que lo rodeaba y a hacer suyas la riquísima tradición y la múltiple realidad de su país [...] Pero Lope es también "poeta popular" en un sentido más concreto y limitado, más de acuerdo con la idea que automáticamente evocan en nosotros, hoy, esas dos palabras [...] a sus estrechas relaciones con la poesía popular» (Margit Frenk, Lope, poeta popular, «Anuario de Letras», III, 1963, p. 255). Cfr. Henríquez Ureña, op. cit., pp. 257-259. Años después de todo lo que por aquí cuento, la Residencia de Estudiantes, y como homenaje a Lope, publicó la música de sus canciones: se había cerrado un ciclo. (Treinta canciones de Lope de Vega puestas en música por Guerrero, Orlando de Lasso [...] y transcritas por Jesús Bal. Madrid, 1935.)

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Es la que empieza Reverencia os hago, incluida en Los Prados de León, según dejo constancia en el lugar pertinente del texto y, habría que añadir, Al pasar el arroyo, conocida desde 1916, como he dicho antes.

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Aunque en 1922 se disculpaba con Gerardo Diego, que le había invitado a una lectura de Imagen en el centro (Macrì, op. cit., p. 47). Para el curso 1919-1920, Machado se trasladó de Baeza a Segovia y -nos dice- «desde 1919 paso la mitad de mi tiempo en Segovia y en Madrid la otra mitad, aproximadamente».

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49

No todos los biógrafos se hacen cargo de esto, pero es sabido, aunque luego se inclinara por la filosofía (vid., por ejemplo, Manuel Tuñón de Lara, Antonio Machado, poeta del pueblo. Barcelona, 1975, p. 64). El cambio de actitud y las preferencias por las clases de Bergson no significa nada para lo que digo en el texto.

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50

El romancero -poesía tradicional también- tuvo que ver, y no poco, en la creación del poeta: «yo aprendí a leer en el Romancero general, que compiló mi buen tío don Agustín Durán; pero mis romances no emanan de las heroicas gestas, sino del pueblo que las compuso y de la tierra donde se cantaron» (Poesías Escogidas. Madrid, 1917, p. 150). Conviene no olvidar el testimonio de Demófilo, que he transcrito en la p.

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