11
Howard Phillips LOVECRAFT, Supernatural Horror in Literature, Nueva York, Dover Publications, 1973, p. 47 y passim; TODOROV, obra citada, p. 35 y passim; Irène BESSIÈRE, Le Récit fantastique, París, Librairie Larousse, 1974, p. 24; Louis VAX, Las obras maestras de la literatura fantástica [París, 1980], versión castellana de Juan Aranzadi, Persiles, núm. 130, Madrid, Taurus Ediciones, 1980, pp. 19-28; Jacques FINNÉ, La Littérature fantastique. Essai sur l'organisation surnaturelle, Bruselas, Éditions de l'Université de Bruxelles, 1980, p. 44.
12
LOVECRAFT, Supernatural Horror in Literature, pp. 12-16.
13
Ambrose BIERCE, Ghost and Horror Stories, ed. E. F. Bleiler, Nueva York, Dover Publications, 1964, p. 136.
14
E. RAMÍREZ ÁNGEL, Zorrilla. El más grande poeta de la raza, Los Hombres de Nuestra Raza, Madrid, Ediciones Nuestra Raza, S. A. (principios del siglo XX), pp. 83-86. Estas anécdotas las saca Ramírez Ángel de los Recuerdos del tiempo viejo del propio Zorrilla.
15
F. HERNÁNDEZ-GIRBAL, Manuel Fernández y González. Biografía novelesca, Madrid, Atlántico Biblioteca, 1931, pp. 116-120.
16
Esta forma de
meditación que engendra seres fantásticos, con la
cual se iluminan los orígenes de las Leyendas, es
hasta tal punto una constante de la vida psíquica y
artística de Bécquer, que se encuentran muestras en
escritos suyos que ninguna relación directa tienen con su
obra fantástica propiamente dicha, por ejemplo, el trozo
siguiente del ensayo «A la claridad de la luna»:
«En esas noches serenas, y a la
claridad de la luna, la imaginación ve aparecer sobre el haz
de la Tierra todos los quiméricos seres de la leyenda. Los
gnomos, vigilantes de los tesoros ocultos, abandonan las minas de
metales preciosos [...], las ondinas rompen el muro transparente de
su cárcel y sentadas a la orilla de las aguas peinan sus
largos y húmedos cabellos; todos los seres
fantásticos e invisibles que se ocultan en el seno de la
Tierra, flotan en el aire [...]. Ésas son las noches en que
los genios impuros congregan sus asambleas, y las brujas y los
vampiros danzan en torno a Luzbel prestándole
homenaje»
(OC, 654).
En otra noche semejante Gustavo debió de inspirarse para las
leyendas tituladas «El gnomo» y «Los ojos
verdes», pues aquí aparecen soñadas unas
figuras muy parecidas a los personajes de esos relatos.
17
Ya BENÍTEZ señaló el uso en las Leyendas de la tradición fingida, que él llama leyenda ideal, al lado de la auténtica, que llama leyenda tradicional (Bécquer tradicionalista, pp. 105-107). Benítez también se nos adelanta en parte al llamar a Bécquer «prefolklorista», pero como el suyo es un estudio de la temática tradicional, no diserta sobre los métodos de la encuesta folklorista becqueriana en el campo y los pueblos para recoger material transmitido por la vía oral, ni sobre la incorporación de tal metodología al contexto ficticio de las Leyendas.
18
Obras completas del P. Luis Coloma, S. L., 4.ª ed., Madrid, Editorial Razón y Fe, 1960, p. 62.
19
En Gustavo Adolfo Bécquer, ed. Sebold, p. 63.
20
Sobre éstas, véase Rubén BENÍTEZ, Bécquer tradicionalista, pp. 160-162.