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RUBIO JIMÉNEZ, Jesús: La renovación teatral española de 1900, Madrid, ADE, 1998.

 

42

El texto figura en la ya citada edición de Jesús Rubio Jiménez, op. cit, pp. 215 y 21

 

43

Serie de artículos dedicados al teatro nacional. Alejandro Miquis (Anselmo González), textos reproducidos en la edición de Jesús Rubio Jiménez, op. cit.

 

44

DÍEZ-CANEDO, Enrique, op. cit., tomo I, pp. 29-34.

 

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Eduardo Marquina (1870-1946), dramaturgo que cuenta con éxitos teatrales como La hijas del Cid (1908), Doña María la Brava (1909), En Flandes se ha puesto el sol (1910), por recoger tan sólo los textos estrenados por María Guerrero.

 

46

Gregorio Martínez Sierra (1881-1947). Poeta, escritor y dramaturgo. Fue director de arte y consejero de Catalina Bárcena y formaron una prestigiosa compañía.

 

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Francisco Villaespesa (1877-1936). Autor muy influido y enamorado de la poesía de Rubén Darío. Fundó la Revista Latina junto a Emilio Carrere. Conoció a Juan Ramón. Su actividad poética se inició en 1898 con Intimidades y Flores de almendro; en el resto de su amplia obra destacan libros como: La musa enferma, 1901; Tristitia rerum, 1906; El jardín de las quimeras, 1909; Los remansos del crepúsculo, 1911; y Tierras de encanto y maravilla, fechada en México en 1918. Tuvo preferencia por lo arábigo-andaluz para escribir su teatro poético; entre sus textos para teatro destacan: El alcázar de las perlas, 1911, y Aben-Humeya, 1913.

 

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Luis Fernández Ardavín (1891-1962). Poeta y dramaturgo español nacido en Madrid. Lo mejor de Fernández Ardavín es la versificación; lo peor, la composición dramática y los anacronismos. Se aprovechó del éxito de Feliú y compuso La hija de la Dolores (1927). Tradujo a Sófocles, Goethe y Balzac. Sus obras más conocidas son: Rosa de Francia, La vidriera milagrosa (1925), La florista de la reina (1939), El doncel romántico y La dama de armiño (1922).

 

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Manuel y Antonio Machado (Manuel 1874-1947) (Antonio 1875-1939). Su obra teatral, escrita en común, no es muy extensa. En 1926, Desdichas de la Fortuna o Julianillo Valcárcel; en 1932, La duquesa de Benamejí, escrita en verso y prosa; Juan de Mañara, 1927; Las Adelfas, 1928; La Lola se va a los puertos, 1929, y La prima Fernanda, 1931; escritas todas en verso a excepción de la mencionada. El hombre que murió en la guerra, escrita en prosa y no estrenada hasta 1941. Asimismo, adaptaron para la escena comedias de Lope de Vega como El perro del hortelano o La niña de plata, así como Hernani de Víctor Hugo.

 

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DÍEZ-CANEDO, Enrique: op.cit., tomo I, p. 80. Dice así: «Tampoco sirven mal esas cualidades a las del actor que, con gran acierto, ha resucitado anoche el drama de Feliú y Codina en el teatro Español. El señor Calvo cede con sobrada complacencia a la fluidez del verso en las obras del teatro clásico, al desenfreno habitual en las de nuestros poetas románticos. Más contenido aquí, acierta mejor con el tipo imaginado por el poeta. A veces, sin embargo, el exceso de ademán con el brazo derecho y la inmovilidad del izquierdo, la tendencia a cerrar los ojos mientras declama, deslucen la inteligente manera con que ha visto su personaje. La verdad es que no comprendemos muy bien las apreciaciones últimas, ¿le gustó o no? Porque no es posible ver «inteligentemente» el personaje y luego hacerlo con unos tics que parecen personales, cosas del oficio de critico en todos los tiempos.