Cantos del otro yo
Como raudal helado de altas cumbres
Vengo a expresar en ti mi angustia loca
El pescador trepó sobre un peñasco
Allá en la torrentera
Amo este burgo frente al mar abierto
¿Os acordáis, señora
Condesa muy cristianísima
Era hacia el medio día en la montaña
Jardín de lo pasado
Déjate amar de lejos todavía
Y atesoraba el alma perla a perla
En el silencio de la media noche
En este mar de fondo en que naufrago
Yacía allí tendido junto al fuego
Todo de gala
Leo a Juliano, emperador y héroe
En lecho de pedrería
Desde el balcón de mi alcoba
Acodado en la arena de la playa
Valle entre verdes colinas, abierto
Tarde de Mayo sobre el monte Ulía
Preciosa extranjera
Sobre el jardín del Rey en Miramar
Canta el mar
Era hacia la madrugada cuando
Era un minero
Hace dos noches una borrasca cogió a su paso
Cuando
Yacía absorto en pensamientos del más allá
Poeta milanés, calvo y «fundador de escuela»
Mujer
Volver de algunos sueños
Anochecer, en la desierta playa
One fine body…