51
Véase «Un escudo de armas», ed. Aguilar, pp. 811-812.
52
Sobre este tema Palma cita repetidas veces a Córdova y Urrutia, a Rezabal y su Tratado del real derecho de las medias anatas... (1792) y a José Ortega de Avilés y su Ciencia heroica reducida a las leyes del blasón (1780).
53
En «Un virrey y un arzobispo» Palma deja de lado el aspecto militar y la política exterior en que insiste la relación de mando del virrey conde de Superunda y al contrario enfatiza las catástrofes durante dicho gobierno. Véase Conde de Superunda: Relación de gobierno del Perú (1745-1761), Madrid: CSIC, 1983. Lo mismo se puede decir acerca de la evocación del conde de Chinchón en «Los polvos de la condesa»: el orden de los sucesos en el párrafo histórico está invertido en relación a la memoria virreinal además de que muchos hechos han sido eliminados. Véase J. L. Múzquiz de Miguel: El conde de Chinchón, Madrid: CSIC, 1945.
54
En su
artículo «Diccionario histórico» de 1872
Palma escribía acerca de la obra de Mendiburu: «Las biografías de Armendáriz,
Amat, y Abascal son, en nuestro concepto, las mejores
páginas del libro»
, ed. Aguilar, p. 1469.
55
Mendiburu dedica
cuatro páginas al proceso contra Antequera (pp. 159-164) y al papel de los jesuitas en
dicho caso mientras Palma lo descarta en unas tres líneas
(«Quizá en otra ocasión
nos ocupemos de la famosa causa del oidor don José de
Antequera, caballero de Alcántara, a quien los jesuitas
sacrificaron con ruindad»
, ed. Aguilar, p. 545).
56
Guillermo Lohmann, op. cit., p. 29.
57
Ibid.
58
Véase en la edición Aguilar pp. 275-277.
59
Véanse «La emplazada», «Muerte en vida»... Para la comodidad del lector contemporáneo Palma acude a las nominaciones geográficas nacidas de la Independencia.
60
Véase la alusión a las luchas en Potosí en «De potencia a potencia» (ed. Aguilar, p. 329). Será el tema de la tradición de la Tercera Serie «Una aventura del virrey-poeta» (ed. Aguilar, pp. 304-314).