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Volumen 5 - carta nº 118

De EMILIA PARDO BAZÁN
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

La Coruña, 6 junio 1881

Caro amigo: ¡cuanto me satisface encontrarle á V. como esperaba, leal y tolerante en aceptar la contradiccion, hasta cuando viene de personas tan inferiores á V. como yo en inteligencia y sabiduria! Este rasgo de imparcialidad me indica que no yerran mis afectos, en la predileccion que me inspira el moderno Pico de la Mirándola. Agradézcole además singularmente que corrija las pruebas, porque en la Revista de España hubieran maltratado, segun todas las probabilidades, el artículo, especialmente en la parte de citas de idiomas extranjeros.

Entrando en la cuestion palpitante, diré á V. que su famoso brindis ha sido comidilla general de España por espacio de medio mes. Falta hacia que algo picante y original salpimentase esas insulsísimas fiestas del Centenario, donde todo el mundo se dedicó á admirar sin saber qué, ni porqué. A la verdad, V. les ha dado la animacion que les faltaba. Pero en cambio ¡qué de anatemas y de elogios le llovieron en derredor! — Ya sabe V. que yo soy la mas tolerante criatura que existe, dado mi órden de ideas; sin embargo, cuando tengo alrededor mucha gente que no piensa como yo, me entran ganas de cuestionar: lo que me pasó en casa de Victor Hugo. Comprendo que V. que tiene harta ménos flema, encontrase placer grandísimo en la protesta del banquete. Me parece verle á V. con la corbata desatada, muy sofocado y echando chispas (como el dia de la batalla con Calderon en mi casa) y a todos los extranjeros ébahis, y á los del signo de la bestia hechos unos venenillos.—Una felicitacion más ¿qué le importa á V.? Sin embargo, reciba la mia, por su sinceridad, su valor y la elocuencia y gallardía del discurso. Solo hago una restriccion: ya comprenderá V. que me refiero á lo de la barbarie germánica, de la cual estoy muy prendada como V. sabe.

He encargado las obras que V. me indica sobre Ramon Lull, no sé si me llegarán á tiempo para el trabajo de Filósofos franciscanos , que ya estoy manejando.—Como en Julio se terminará la obra entera, me bullen en la cabeza planes de otra, que ha tiempo proyecto — Tratase de un estudio sobre Filósofas y Teólogas españolas del Renacimiento , donde trataria de la V. de Agreda (que me interesa mucho) y de Sta. Teresa, por supuesto; con otras diosas menores. He visto en un libro de V. (Ciencia española) que el Sr. Laverde tiene preparado algo de escritoras españolas . Como la salud de este Sr. no le permitira, de fijo, hacer su obra ¿cree V. que tendria inconveniente en facilitarme sus apuntes, bien para que yo tomase de ellos los datos necesarios (declarándolo por supuesto ante el publico, solemnemente) bien para que solamente aprovechase las indicaciones bibliográficas, fuentes &. a ? — Por ahora no me urge nada de esto: pero es una preparacion; si a V. le viene á cuento preguntarselo a Laverde (a quien yo no trato) le agradeceré que me trasmita la respuesta.

V. no podrá ver a mis amigos; pero ellos se desquitan. Lo menos cien mil escaramuzas he sostenido ya en defensa del que llaman mi sabio . Lo gracioso es que como no le pueden negar á V. la ciencia, echan por otros caminos, y le regatean hasta la última partícula de mérito no mnemotécnico .—A mí me salen con que le defiendo á V. porque es mi correligionario, y yo les contesto entregando á sus iras a otros varios en quienes se da la misma condicion, pero que no son V.—Por otra parte, la verdad se impone, y al fin vienen á convenir en que efectivamente el oro es oro. Cuando se trató del Discurso de la Academia, hubo quien se entusiasmó con él excluyendo sus demás libros. Díjele yo al que era: «Pues apenas contiene idea que —si expresada aquí en forma mas concreta y galana— no esté eruditamente desenvuelta en los Heterodoxos y Ciencia Española». Calló el tal; y sospeché que no habia leido los libros que excluía. Cuando un autor se impone por su valer, es frecuente el ardid de hacerle la guerra consigo mismo, elogiando algun trabajo suyo para despreciar los demás.

He visto el artículo de Valera, sobre los Heterodoxos , en la Revista de España. No me pareció tan elegante como otros escritos suyos, y lo hallé un si es no es sofístico. Veremos en qué para.

Mi novela está impresa. En muy mal tiempo cae. Yo quisiera que hubiese salido antes del Centenario, pero no fué así. Supongo que Mourel enviará á V. uno de los primeros ejemplares, conforme á mi deseo. Tiene además erratas, muchas y gordas: no correjí yo las pruebas, y el corrector se permitió enmendarme la plana á veces, poniendo guttapercha en vez de gutapercha y wagon por vagon.

Adios, carísimo Marcelino. Cuando salen esos 3. os Heterodoxos que sospecho han de mover el zipizape máximo y monumental? — Su devota amiga

J. Emilia