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Volumen 8 - carta nº 298

De JUAN VALERA
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Bruselas, 18 marzo 1887

Mi querido amigo Menéndez: Aunque está haciendo un tiempo espantoso y los caminos de España tal vez estén de difícil tránsito por las nieves, todavía no acierto a explicarme la falta que tengo de cartas de todos mis amigos. Mi larga ausencia hace, sin duda, que me desdeñen o me olviden

Confieso que me duele el desaire que me ha hecho Cánovas en no contestar a la cariñosa carta que le escribí. Lo de menos es que ponga o no Prólogo a mis novelas. Más que el deseo de ser prologuizado por él, me movió el gusto que yo tenía en darle muestra lisonjera de mi consideración, y esto más por gratitud y por afecto que con mira interesada de ganarme el suyo. En la vida entraron cálculos de ninguna clase de éstas en mi cabeza. Estoy, pues, muy lastimado y desengañado.

También me carga y aflige que no llegue a salir el tomo II de mis obras completas, que publica Catalina.

Tengo muchísimas otras quejas de todos. Y francamente, por más que escudriño en mi conciencia, no veo yo que he pecado nunca sino de puro bonachón.

Vd., que es generoso, y hasta pródigo de alabanzas, me dice repetidas veces que mis Apuntes le gustan, y aun añade que le han gustado al mismo Cánovas, a Gabriel Rodríguez, al Padre Mir, a Alarcón y a otros. Será así; pero se conoce poco que los artículos gusten. Ningún periódico publica y reproduce un solo párrafo de ellos. Y Catalina, por más que le ruego, no empieza a imprimirlos en tomo. ¿Será, acaso, que esté yo ya como el Arzobispo de Granada, que mis obrillas huelan a apoplejía y que Vd. no quiera darme el mal rato de decírmelo? Todo lo supongo y todo lo temo, viendo lo olvidado que me tienen Vdes.

Sin embargo, y como quiera que sea, yo no desisto de escribir. Ahora quiero escribir como nunca, y más que nunca. Yo no he sido orador, ni político; todos mis compinches han figurado y faroleado más. Me han arrinconado aquí, y yo, por mi miseria y por las necesidades de mi familia, he cargado con esto, que deseo soltar, pues no tengo ilusiones de diplomático, ni de estadista, ni de nada activo. La vejez y los disgustos me han quitado también toda afición a los amoríos. En esto estoy hecho un santo. Toda mi vida, pues, toda mi energía se ha refugiado en la escritura, y como para vivir es menester objeto en que gastar la vida, yo quiero gastar escribiendo la que me queda, aunque ni como escritor me hagan caso.

Con el artículo X de los Apuntes he terminado la serie. Hoy sale para Madrid el artículo X. Si no hay tiempo para que salga en el número de la Revista del 25 de este mes, saldrá en el del 10 de abril.

Si los Apuntes se han de vender algo en tomo, conviene que no salgan fiambres, que se impriman en seguida.

Ahora escribiré en la Revista de otras cosas.

Tengo alguna esperanza de que Albareda me pague, y necesito dinero. Todo, aunque sea una mezquindad, viene bien.

Como nada me ha dicho usted del artículo IX, publicado días ha, temo que le haya cansado.

Algo me consuela y me alienta el ver que a algunos de los del oficio no les han parecido mal mis artículos, ya que Cubas, López Guijarro, el Marqués de Figueroa, Lapoulide y Narciso Oller me han enviado sus últimas novelas, con muy amables dedicatorias y escribiéndome muchas finuras. Créame Vd. que estoy harto ya de extranjis y que tengo nostalgia.

Mi sueño dorado sería vivir ahí sin ahogos; pero mi mujer sostiene que en Madrid todo está carísimo; me prueba casi que ahí no podemos vivir cesantes. Esto es cruel. Esto es terrible, porque yo suspiro por la cesantía, y acabaré por hallarla o provocarla a que venga, aunque sea menester retirarme a Cabra a hacer vida punto menos que eremítica. Adiós. Escríbame, consuéleme algo, y créame su afmo. y buen amigo

J.Valera

 

Valera-Menéndez Pelayo , p. 359-361.