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Volumen 5 - carta nº 303

De JUAN VALERA
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Cintra, 12 junio 1882

Mi querido amigo Menendez: Desde que volví de Madrid á Lisboa deseo y me propongo escribir á Vd. y luego no lo hago; tanto puede mi desidia y la postración de espíritu en que he caído.

Anteayer de mañana llegué á este ameno retiro, donde he alquilado casa para que mi familia veranée, como la moda elegante lo exige ya en todas las tierras, sin remedio y en virtud de un imperativo archi-categórico.

Aunque yo iré á menudo á Lisboa, adonde me dirigirá Vd. sus cartas, si, como espero, se mueve á escribirme, siempre tendré aquí tiempo de sobra para leer, aburrirme y escribir algo de lo mucho que he prometido escribir.

El prólogo de las poesías de Vd. será de lo primero que yo escriba. Deseo que salga lo menos mal que yo pueda y sepa. Mucho hay que predicar para convertir al buen gusto al público español, pero aunque yo atinase á predicar muy bien, sería predicar en desierto. Acabo de leer en los periódicos un nuevo pequeño poema, que pasma, enamora y seduce. Se titula, creo, Las mujeres y las flores ó algo así. Muerde de cursi, de falso sentimentalismo y de prosaismo ridículo en la expresión, que quiere pasar por sencilla y es afectada. Donde esto se aplaude, los buenos versos no es posible que agraden ya; las vanas doctrinas estéticas no es, posible que se entiendan. y cuenta que yo quiero mucho a Campoamor y me duele tener que decir esto de sus pequeños poemas, aunque sea en el seno de la confianza y con todo sigilo; pero no lo puedo evitar: los pequeños poemas me hacen el efecto del Observatorio rústico de D. n Gregorio de Salas, si el Observatorio rústico fuese más gringo y menos castizo, y si en vez de mostrar afectos naturales, llanos y como Dios manda, me saliese con abominables y alambicadas ternuras.

Estoy como quien hace la puntería a ver si da en el blanco. No hago más que poner la mira, ya aquí, ya allí, a ver si atino con una bonita novela para Catalina.

Desde hace más de un mes ando revolviendo en la cabeza argumentos y caracteres, sin acabar de fijarme en nada.

¿Y el 3. r tomo de los heterodoxos, salió ya? Mi curiosidad es grande, por mil razones: sobre todo porque no me explico cómo se las habrá Vd. compuesto para hablar de los vivos y calificarlos ó no de hereges.

Cuando esté completa toda la obra, no deje Vd. de enviarme el 3. r tomo para mí y, si puede, envíe un ejemplar completo para el singular sabio Latino Coelho, que no dudo que le estimará.

Liniers ha tenido la bondad de enviarme un nuevo tomo de artículos que ha publicado. Hay en él, en mi sentir, mil cosas graciosas y no pocas muy sentidas. Es raro que sean casi siempre, en España, los clericales, los neos ó como queramos llamarles, los acusados de parciales del oscurantismo, los que muestran en sus escritos más verdadera ilustración y mas elegante cultura.

Este fenómeno es tan raro (á los ojos de un liberal algo racionalista se entiende) que yo cavilo sobre él y siento el prurito de escribir una disertación para explicarle racionalmente.

Cuando Vd. me escriba, aunque yo gusto más que nada de literatura y de cuanto á ella se refiere, le suplico que me hable también de la high life de Madrid, de las damas á quienes Vd. visita, etc. Esto tambien me divierte.

A los compañeros Tamayo, Cañete, Alarcón, los Guerras y Catalina no deje Vd. de dar muy cariñosas expresiones mías.

¿En qué asunto se fija Vd. por último, para su Discurso de recepcion en la Academia de la Historia? ¿Quien le vá á contestar á Vd.?

Los Heterodoxos pueden venir con toda seguridad por la estafeta, que el 5 de julio sale del Ministerio de Estado para esta Legacion. A este fin, puede Vd. entregar con tiempo los libros a mi primo D. Joaquín Valera, que vive calle de Leganitos, n.º 13, pral.

Conservese Vd. bueno y creame siempre su muy constante, verdadero y afmo. amigo

J. Valera

 

Valera - Menéndez Pelayo, p. 123-125.