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Volumen 5 - carta nº 181

De JUAN VALERA
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Lisboa, 6 octubre [1881]

Mi muy querido amigo D n Marcelino: Esta mañana recibí el ejemplar de las conferencias sobre Calderon, que Vd. tan amable y cariñosamente me dedica.

Doy á Vd. mil gracias y doy tambien la enhorabuena á los editores Catalina y Calonge por lo primoroso y elegante de la edicion.

No lo he podido leer todo, pero algo he leído y lo hallo discretísimo, ingenioso y atinado, como toda obra de Vd., que es ya el más erudito de nuestros escritores y uno de los mas agradables y que vá á ser el mas fecundo: prodigiosamente fecundo. Admiro y envidio la facilidad de Vd. para el trabajo.

A mí no me cunde el tiempo. Mientras menos tengo que hacer, menos hago. Mientras más reposo y solaz parece que voy á tener para escribir, menos escribo. Sin darme cuenta de ello, tonteando, se me han ido en Lisboa meses y meses y nada he hecho, ni siquiera divertirme, pues esto es aburrido de veras.

Ahí hay movimiento en los espiritus; aquí no le hay, y yo he menester que me muevan y me arrastren, si he de hacer algo.

Estoy, ademas, muy decaído y enfermizo. Siento que la vejez, no robusta, sino decadente, se me viene encima á más andar; por donde a veces me inclino a largarme de aquí y retirarme a mi lugar con libros, a ver si allá compongo algo serio y meditado, antes de morirme. Tengo varios planes que deseo realizar.

Parece que no, pero aseguro á Vd. que la pérdida de mis libros me ha servido de pretexto, si no de motivo, para no hacer aquí nada. La tal pérdida me ha contrariado sobremanera.

Los discursos sobre los Místicos es una vergüenza mía que no aparezcan; mal ó bien, voy a sacudir la pereza y á escribir sobre ellos. Ya iré enviando á Vd. cuartillas, que Vd. rellenará y completará como guste.

Entre mis muchísimas tonterías he hecho una colosal que dificulta mi ida á Madrid y casi imposibilita mi estancia en Madrid, por más de veinte días, mientras me dure este empleo. No me he hecho cargo de los dineros que da el Gobierno para gastos de representación; salvo cuando el ministro es un señor rico por su casa, sirven para que el ministro se los guarde y viva en la fonda o en una casita modesta, y he puesto casa, como debe tenerla todo un ministro de España aquí. De resultas, me he convertido en ostra o en caracol o en otro molusco de los que llevan siempre la casa pegada y no pueden separarse de la casa sin perder la propia sustancia y parar en completa ruina. Según el Reglamento de la carrera diplomática, al ministro que se va con licencia le quitan toda asignación para gastos de representación. Ya se hará Vd. cargo de que teniendo aquí casa, muebles, vajilla y demas primores, yo contaba y cuento con esa asignación para pagarlos

Si me voy ahí y me quitan la asignacion, ¿con qué los pago? Vd. dirá o pensará que he procedido como un idiota ó como un loco sabiendo esto; pero ¿qué le hemos de hacer, si soy así?

Si no fuese por esta estupidez mía, de que ya no puedo volverme atrás, ya hubiera ido yo á Madrid varias veces y seguiría yendo. Ahora, si voy, será a costa de enormes sacrificios que me traerán ahí de tal talante y lleno de preocupaciones económicas de las más crueles. Sin embargo, iré pronto por ahí, aunque sea por pocos días.

Crea Vd. además, que, al cabo, no es lo peor esto de la asignacion y de la casa abierta aquí con toda pompa. Lo peor es que me falta salud. Si yo la tuviese, escribiría; ya vale algo lo que se escribe, y esto que sacase yo me seria ayuda de costas para estos gastos diplomáticos. Lo peor es, asimismo, que tengo el ingenio seco como esparto, que no me siento con ánimo para el trabajo, que pierdo el tiempo no sé cómo.

Mi carta va siendo una sarta de lamentaciones, lanzadas sin orden en el papel. Otro día haré por escribir con reposo y menos atropelladamente. Ya en otra carta hablaré también de Lidia. Hoy diré solo que Glicera, Rodopis, Lidia y todas las demas, no merecen que un hombre del entendimiento de Vd., que tan util y glorioso es para la patria, se atormente ni un minuto.

Alvarez, el de Sevilla, me ha hecho nueva edicion de Poesía y arte de los árabes, algo chapucera. Supongo que Alvarez habrá remitido a Tamayo diez ejemplares para los Académicos que no tengan la obra y no desdeñen el tenerla.

¿Cómo vá el 3. r tomo de los Heterodoxos? Yo sentiría en el alma quedarme sin concurrir con Vd. á la traduccion en verso y comentada de Esquilo; pero no me quejaré si Vd. se cansa de aguardar que yo haga algo, y con esa facilidad maravillosa que tiene, lo hace Vd. todo solo.

Creame siempre su muy cariñoso y constante amigo

J. Valera

 

Valera - Menéndez Pelayo , p. 98-100.