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Volumen 16 - carta nº 312

De JUAN VALERA
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

[Madrid], 17 diciembre [1901]

Mi muy querido amigo Menéndez: Aunque supongo a Vd. muy engolfado en sus fecundas tareas literarias, me decido a escribirle pidiéndole consejo y auxilio.

Dentro de cuatro o cinco días, o de una semana a lo más, aparecerá el primer tomo de mi Florilegio, que irá a escape a manos de Vd. por correo y en paquete certificado.

El Florilegio constará de cinco tomos y no de cuatro, y aunque la introducción y las notas casi llenarán dos tomos, siempre me quedará muchísimo espacio para poner versos en abundancia. Quiero yo que todos los versos sean buenos, pero me conformaré con incluir en la colección algunos medianos, cuando sean sus autores o hayan sido famosos, empingorotados o populares. Así, por ejemplo, ¿qué cree Vd. que debo poner del Conde de Cheste?

A causa de su gran popularidad he querido yo poner algunos versos de El curioso parlante, pero he hallado tan insulsos y tan vulgares los que he leído, que me repugna darles cabida. ¿Cree Vd. que Don Modesto Lafuente (Fray Gerundio) tiene algo que pueda insertarse sin que disuene demasiado por rastrero y pedestre?

De Larra, de Balmes, de Donoso Cortés, de González Bravo, de Ríos Rosas, de Pacheco y de otros por el estilo, hay algo y ¿puede Vd. enviarme algo que no sea muy detestable o que no sea tampoco muy insignificante? Ya se entiende que de tales señores, como por ejemplo del mismo Cánovas, sólo me alegraría yo de incluir en mi colección una muestra, pero muy pequeñita, a no ser que alguno de ellos compusiese, en sus buenos tiempos, algunos versos bonitos que se hayan escapado a mi corta erudición y que de fijo conocerá Vd., que no sé cómo diablos lo ha leído y lo conoce todo.

¿Qué podré poner en mi colección, que no sea muy malo, de Ochoa, de Príncipe, de los Asquerinos y de otros por el mismo orden? ¿Qué de Bernardo López García y de Monroy, que en otros días no faltó quien quiso que los tragásemos como genios?

Si halla Vd. en su biblioteca la oriental del cristiano de la cruz colorada, de Larrañaga, le suplico que haga sacar copia y me la remita.

Lo mismo digo de los versos a Higiara de nuestro Don Aureliano.

García Gutiérrez, Tamayo y Baus, Gil y Zárate y otros dramáticos, que fueron muy celebrados, ¿dejaron escrita alguna poesía lírica que merezca salir del olvido?

Hay que tener en cuenta que mi colección ha de ser selecta; pero que, a pesar de esto, no quiero excluir de ella las muestras, cortúnas para que no cansen ni aburran, de los que fueron muy aplaudidos y celebrados, si no como líricos, como oradores, políticos, dramaturgos, periodistas, literatos, eruditos, etc., etc.

Supongo que habrá Vd. escrito ya, con la maravillosa facilidad que le es propia y que yo envidio, su contestación al discurso de Ramón Menéndez Pidal. Mucha gana tengo ya de escribir mi contestación al discurso de Ortega Munilla, pero me siento tan premioso y tan flojo, que nada he hecho todavía, salvo leer o más bien escuchar la lectura de todas las obras, que no son pocas, del susodicho «academicando».

Adiós. Perdone la lata de mis encargos y cuente siempre con el entrañable afecto de su amigo Juan Valera

 

Valera - Menéndez Pelayo , p. 567-569.