Visor de obras.

Volumen 7 - carta nº 256

Washington, 22 junio 1885

Queridísimo amigo Marcelino: Ayer supe la muerte de mi pobre hijo Carlos. Tenía dieciséis años. Era amable, cariñoso, inocentísimo para su edad, agil, inteligente, robusto: todo le sonreía y él sonreía a todo. Y la muerte se lo ha llevado. Imagine Vd. mi dolor.

Acudo á Vd. como a uno de mis mejores amigos, buscando en Vd. consuelo, si es posible.

Sobre mi dolor, me atormenta la más angustiosa inquietud por la ignorancia en que estoy de la suerte de mi demás familia.

Esta carta va derecha a Santander, donde le supongo.

Créame Vd. su afmo. amigo

Valera-Menéndez Pelayo, p. 216.