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Volumen 18 - carta nº 273

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A   FELIPE ROBLES DÉGANO

2 junio 1905 [*]

Mi apreciado amigo: Aunque muy rápidamente, por no consentir otra cosa mis ocupaciones, he recorrido el tratado de Ortología y Métrica castellana que Vd. publica, y que me propongo estudiar con el detenimiento que reclama la importancia del asunto y el método enteramente nuevo con que Vd. discurre sobre él. Este método es, á mi juicio, el único rigurosamente científico, pues no parte de hipótesis arbitrarias, como en tantos otros prosodistas, ni de la impertinente aplicación de las reglas de la métrica antigua á la nuestra, sino que induce sus leyes de la observación del uso de Castilla y de la práctica de los buenos poetas de todos tiempos, estudiados no ocasionalmente y en tal ó cual pasaje, sino en el cuerpo entero de sus composiciones, ó en el mayor número de ellas, diligentemente escudriñadas verso por verso. Si alguna vez se engañara el autor por no haber podido consultar las ediciones originales, sino únicamente el texto de la colección Rivadeneira, que en muchos casos dista de haber sido críticamente fijado, es tanto el número y variedad de ejemplos libres de toda sospecha de error ó adulteración tipográfica, que bastan en este caso para establecer la regla, y para dar base positiva á nuestra ortología, enderezando el uso vicioso y restableciendo el legítimo. Seria preciso escribir un libro tan nutrido y voluminoso como el de Vd. para apreciar cada una de sus conclusiones, pero creo que desde luego puede afirmarse que gracias á esta obra, capital en la materia, dejará de ser un laberinto la teoria de la recta pronunciación de nuestra lengua, y de las leyes de nuestro ritmo, como todavía lo era, á pesar de los beneméritos y muchas veces afortunados esfuerzos de Sicilia, Bello y los prosodistas que les han sucedido.

Sirven, además, estas investigaciones para resolver curiosos problemas de historia lingüística y literaria. Gracias á ellas, pueden seguirse las modificaciones de nuestra pronunciación á través de los tiempos, apreciarse el influjo de las escuelas poéticas y de los autores más señalados, y hasta rechazarse por razones ortológicas la falsa atribución de algunas obras, como Vd. mismo lo ha hecho respecto de las comedias Cautela contra cautela y Los Amantes de Teruel que se han impreso á nombre de Tirso de Molina, y la titulada Primero es la honra que el gusto, la cual figura sin razón en el teatro de Rojas.

La erudición de buena ley que en todo el libro de Vd. campea, el profundo conocimiento que muestra de las dos prosodias latina y castellana, sin involucrar torpemente la una con la otra, la sencillez apacible de su estilo, y sobre todo la claridad y orden lúcido con que expone tan complicada y sutil doctrina, amenizan en todo lo posible una materia que de suyo es árida y que sin duda por eso casi nadie estudia formalmente, ni era facil de estudiar en la mayor parte de los tratados que teníamos. Entregada, pues, la prosodia al empirismo de los versificadores, que por lo general desdeñan ó descuidan la lectura de nuestros poetas de la edad clásica, únicos maestros y guías en esta parte, no pueden menos de trascender a nuestra métrica todos los resabios y corruptelas del mal uso, imposibles ya de reformar algunos de ellos.

Mucho pueden contribuir, sin embargo, á una saludable reforma trabajos tan sólidos y bien meditados como el de Vd. por el cual de nuevo y muy cordialmente le felicita su amigo

M. Menéndez y Pelayo

 

[*] [Fecha escrita por la misma letra de quien al final del pliego escribe:] Avila, 28 de octubre de 1925. Para honrar la memoria del Maestro, hago donación de esta para mí preciosa carta a su biblioteca. Felipe Robles Dégano. Prof. de Metafísica en el Seminario.