Visor de obras.

Volumen 8 - carta nº 138

Madrid, 16 noviembre 1886

Mi querido amigo D. Juan: A estas horas ya debe de estar en manos de Vd. una carta mía en que le daba cuenta de la publicación del artículo quinto acerca del naturalismo y de la excelente impresión que me había producido, sabiéndome a poco, como vulgarmente se dice. La Revista de España ha estado un mes entero sin publicarse. Indudablemente el administrador que Albareda tiene aquí es un desidioso incorregible. Creo, no obstante, que Vd. debe seguir mandando a dicha Revista los artículos sobre el naturalismo, porque la serie está empezada y se lee con gran avidez por todas las personas discretas. Ayer mismo, sin ir más lejos, me habló de ellos con extraordinario aunque justísimo encomio don Gabriel Rodríguez.

Mi opinión es, pues, que Vd. dé todos sus artículos (excepto la carta preliminar) a la Revista de España, cualesquiera que sean sus intermitencias y eclipses. Esta publicación fragmentaria no perjudica, antes bien favorece a la publicación total y en forma de tomo. Aquí es muy conveniente imprimir dos veces las cosas para que la gente se vaya enterando.

Veo que Vd. juzga con más indulgencia que yo la autobiografía literaria de la Pardo Bazán. Está bien escrita, como todo lo que ella hace, y se lee sin fastidio, pero revela en su autora una pedantería inocentísima.

Lo que yo pedía y pido a Vd. de Monseñor Namèche es un estudio acerca de Luis Vives. Sin duda me distraje y escribí Lulio en vez de escribir Vives. Me hará Vd., pues, muy señalado favor en mandarme dicho estudio acerca de Luis Vives, pues aunque no espero encontrar en él mucha luz sobre el sistema filosófico de nuestro valenciano, contendrá, a lo menos, datos curiosos acerca de su estancia en los Países Bajos, de lo cual por aquí tenemos poca noticia.

Si Vd. ve por ahí alguna publicación curiosa de filosofía o de literatura que pueda interesarme, no deje de enviármela. Por ahora lo que me interesa más es la Memoria de Namèche acerca de Luis Vives.

Créame siempre su vardadero y cariñoso amigo

Valera-Menéndez Pelayo, p . 316-317.