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A. de Castillo Solórzano, Donaires del Parnaso. Por don Alonso del Castillo Solórzano, Gentil hombre del Marqués de Villar. Al Excelentísimo Señor Don Antonio Sancho Dávila y Toledo y de San Román, Señor de la Casa de la Villa de Toro y Villanueva de Gómez, Comendador de Mançanares, por la Orden de Calatrava y Gentilhombre del Rey N. S. Con privilegio. En Madrid, por Diego Flamenco. Año de 1624, 8 hojas preliminares + 132 foliadas; 8.°. Sobre el concepto «ayuda» (1681, 7), en proximidad con «boticario», E. Hopkins Rodríguez, «Carnavalización de mitos clásicos en la poesía de Juan del Valle y Caviedes», La tradición clásica en el Perú Virreinal, Teodoro Hampe Martínez (comp.), Lima, Sociedad Peruana de Estudios Clásicos, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1999, págs. 173-190, anota que «en esta invocación burlesca Apolo, «dios de poetas», es transformado en «primer boticario» por conexión con «ayuda», término de la práctica médica de la época que se refiere a enema, lavativa, y que en un segundo sentido alude a la inspiración solicitada al dios» (pág. 180).

 

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Este tipo de pretericiones aparece en otras fábulas de Caviedes. Así, en la de Narciso y Eco: «la hermosura de la ninfa / no me es posible copiarla, / porque sólo tengo sombras / y los colores me faltan. / Mas esta pintura es / de imprenta, si era de estampa, / que en mirándose Narciso / se imprimía en tinta blanca» (1681, 85-92). Véase J. del Valle y Caviedes, Obra completa, pág. 513. Lo mismo ocurre en la Fábula burlesca de Júpiter e Ío: «Lo que el retrato encubría / colores imaginarias / la retraten, porque de esto / mis pinceles se retractan» (1681, 65-68). Cf. J. del Valle y Caviedes, loc. cit., págs. 581-588 (pág. 583).

 

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G. del Corral, La Cintia de Aranjuez, ed. J. de Entrambasaguas, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Biblioteca de Antiguos Libros Hispánicos, 1945, explica en la «cama sexta»: «Adviértase que Gerardo era alto de cuerpo, jugador, y que escribía sus versos con algún género de libertad venérea. Faltábanle algunos dientes. ¿Qué desmesurado jayán es éste (dijo Apolo) que parece maroma arrojada de la polea del cielo? ¿Qué descomunal estatura? Sospecho que podrá en cuclillas espulgar a Golias; y que le pueden servir de dijes las torres de San Salvador y Santa Cruz. Por este se debió de decir, antes que por Polifemo, que arrellanado en este monte puede batir esas estrellas con el dedo» (pág. 190). Indico en cursiva los conceptos repertoriados por Caviedes en su romance.

 

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I. Arellano, Comentarios a la poesía satírico burlesca de Quevedo, Madrid, Arce Libros, pág. 49. Véase también P. Jauralde, «La poesía festiva de Quevedo: un mundo en libertad», Sobre poesía y teatro, ed. C. Cuevas, Málaga, UNED, 1989, págs. 41-71. F. Bernardo de Quirós, op. cit., pág. 314, respetando la tonalidad jocosa de Castillo, asume esta doble representatividad: «El Cíclope enamorado / de Galatea, que pudo / en virtud ser Abadesa / de la guantería de Burgos, / arietes apacentaba, / no sé cierto si eran suyos, / por las márgenes frondosas / del más abundante fluvio» (1656, 57-60). También copia este recurso Miguel de Barrios en el romance «A Polifemo y Galatea». Su fábula, excepto el monólogo del cíclope, es narrada por el poeta, que interviene continuamente en el relato e incluso se preocupa por cómo pueda quedar la pintura de sus personajes ante el lector.

 

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L. de Góngora, Obras completas, ed. A. Carreira, Madrid, Biblioteca Castro, 2000, I, págs. 337-351. Cito siempre por esta edición.

 

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I. Arellano, «La anatomía grotesca en la caricatura quevediana», Poesía satírico-burlesca de Quevedo, Pamplona, EUNSA, 1934, págs. 260-263. Véase sobre la flatuosidad, el borgorigmo y otros derivados en Caviedes, E. Ballón Aguirre, «Joglería colonial peruana: de crepitus ventris y halitus poeticus», Lexis, XXIV, 2, 2000, págs. 197-207.

 

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F. de Quevedo, Un Heráclito cristiano, Canta sola a Lisi y otros poemas, ed. y estudio preliminar de L. Schwartz e I. Arellano, Barcelona, Crítica, 1998, págs. 285-286: «Érase un hombre a una nariz pegado, / érase una nariz superlativa, / érase una nariz sayón y escriba, / érase un peje espada mal barbado, / era un reloj de sol mal encarado, / érase una alquitara pensativa, / érase un elefante boca arriba, / era Ovidio Nasón más narizado, / érase un espolón de una galera, / érase una pirámide de Egipto, / las doce tribus de narices era, / érase un naricísimo infinito, / muchísimo nariz, nariz tan fiera / que en la cara de Anás fuera delito». J. del Valle y Caviedes, Obra completa, págs. 588-589, ya había adoptado el tema y sus dispositivos anafóricos en los sonetos «Narigón y letrado, se concibe» y «Tu venera desmienten tus narices». J. Sepúlveda, «Aspectos estilísticos», pág. 128, opina que «la dirección en la que se suele mover Quevedo es la del paralelismo y la anáfora, modelo que le permite la repetición de un esquema hasta el enriquecimiento de un retrato caricaturesco mediante el simple encaje de elementos nuevos en un esquema ya fijado». Véase también A. Azaustre Galiana, «Paralelismo, compositio y estilo en dos sueños y dos fantasías morales de Quevedo», Edad de Oro, XIII, 1994, págs. 7-21. Sobre el paralelismo entre nariz y falo, remito a M. G. Profeti, «Dall'ossessione anale al «naso», Quevedo la scrittura e il corpo, Roma, Bulzoni, 1984, págs. 199-225.

 

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Tenemos una imagen parecida en el Romance a Polifemo y Galatea de M. de Barrios, op. cit., pág. 81: «El naricísimo poste / apuntalaba su andamio / con un mirador arriba / y dos ventanas abajo» (1656, 33-36).

 

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Según G. Bellini, Quevedo in America, 1974, págs. 34-35, «l'affinità maggiore di Caviedes con Quevedo sta sopratutto nell'intima amarezza con cui entrambi contemplano l'avaria del loro mondo, più cupa e desolata in Quevedo, talvolta più aparentemente divertita in Caviedes, ma nella sostanza non meno sofferta. Per tal moldo, se Quevedo è il grande satirico e moralista della Spagna del secolo XVII, Caviedes lo è, con una punta meno di moralista e con un acento più critico nei confronti della religione e delle autorità costituite, per la Lima del suo tempo».

 

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Véase M. Bajtin, La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento, Madrid, Alianza Universidad, 1987, pág. 25. Según F. Luciani, «Juan del Valle y Caviedes: El Amor médico», Bulletin of Hispanic Studies, LXIV, 4, 1987, págs. 337-348, «Caviedes commonly refers to the female genitalia as the llaga, then his metaphoric system becomes complete: arrow-wound, lance-eye, syringe-anus, phallus-vagina, all related by parallel antitheses of life-death, illness-remedy, and sight-blindness (remembering that one of the effects of venereal disease can be the loss of eyesight)» (pág. 345). D. R. Reedy, op. cit., pág. 74, matiza que «whenever allusions are made to the genitalia or to indecent acts, they are always carefully cloaked in metaphorical language. Thus, the allusion becomes less offensive to the reader than a direct reference, and it would seem justifiable to assert that in most cases they in no way detract from the artistic merit of a poem».