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LV

    »Pues sienta quien siente, si sentido basta,
después de tal sueño yo cuál fincaría;
por cierto non creo que en Tebas Yocasta,  435
por bien que recuente su triste elegía,
la su dolor fuese egual de la mía,
nin de la Troyana, por mucho que Homero
describa el su caso e sueño más fiero,
como soberano de la poesía.  440


LVI

   »Ya los corredores de Apolo robaban
del nuestro horizonte las obscuridades,
e las sus fermosas batallas llegaban
por los altos montes a las sumidades;
e bien como el Teucro e los eneades  445
firieron las haces e señas de Turno,
rompió la tiniebra, el aire nocturno,
e fizo patentes las sus claridades.


LVII

   »Las nobles servientes las ricas cortinas
corrieron del lecho, e me demostraban  450
cómo ya las lumbres, al alba confinas,
los cultivadores al campo llamaban;
e sentí compañas que murmureaban
por todo el palacio en son de tristeza,
e yo sospechosa, pospuesta pereza,  455
temiendo inquiría de lo que tractaban.


LVIII

De cómo fue presentada la carta de las señoras reinas de Castilla e de Portugal a la señora reina madre, en la cual face mención de la batalla e presión de los reyes e infante

    »E como Fiameta con la triste nueva
que del peregrino le fue reportada,
segund la tu mano registra e aprueba,
la más fiel de aquellas, non poco turbada,  460
la infecta carta, del lucto sellada,
con húmido viso me representó;
cuál era su forma e qué concluyó
quiero que te sea por mí relatada.»


LIX

Comienza la carta

    «Los altos corajes, reina venerable,  465
mayormente aquellos que naturaleza
formó del comienzo de sangre notable,
non debe sobrarlos ninguna aspereza;
ca los que pacientes sostienen graveza
han de la Fortuna loable victoria,  470
e d'estos ficieron los sabios memoria,
a quien non sojudga dolor nin tristeza.


LX

   »Lo cual, precedentes recomendaciones,
las humiles fijas a ti recordamos,
por cuanto las graves estimulaciones,  475
non somos silvestres que non las sintamos;
mas cuando en aquellas constantes llamamos
la gracia de Aquel que fizo a Balán
mudar el intento, e tuvo el Jordán,
a todas estrellas e fados sobramos.  480


LXI

   »Dejado el exordio, la triste materia,
o muy cara madre, conviene tocar;
ca nuevas circundan las playas de Iberia
e son afirmadas por fama vulgar,
que naves son vueltas en el fondo mar  485
de los españoles contra ginoveses
e de tarentinos contra milaneses;
pues fablen poetas, que bien han logar.


LXII

   »E cese la pluma sotil de Lucano
de púnico bello, e non fable Homero,  490
ca por bien que canten el sitio troyano
e pinten el día de Humacia más fiero,
si dejan las fablas e tocan el vero,
por cierto non creo poderse fallar
tan crua batalla en tierra ni'n mar,  495
si el reportante non fuere grosero.


LXIII

Comienza la batalla

   »E serás tú, Ponza, jamás memorada
por esta lid fiera, cruel, sanguinosa,
e habrá tu nombre perpetua durada,
e de todas islas serás más famosa.  500
En ti fue cridada con voz pavorosa
en los dos estoles, ¡batalla! ¡batalla!...
Viril fue la vista que pudo miralla
sin temor de muerte, e más que animosa.


LXIV

   »Non a tan grand ira cierto provocó  505
la muerte del ciervo al pueblo latino,
nin la de la tigre en saña inflamó
a los succesores del Agenorino;
nin creo resollo libial viperino
más contaminase ninguna ferida  510
que fizo a la gente la espantosa crida,
por donde el efecto fadado previno.


LXV

   »Aquí las enseñas fueron desplegadas,
así de los reyes como de varones,
e todas las naves de fecho entoldadas  515
e vistos en pronto inmensos pendones:
en unos las cruces, en otros bastones,
en los otros pomas, lirios e calderas,
en otros las jarras, en otros veneras,
en otros castillos e bravos leones.  520


LXVI

   »En la parte adversa, bien como señora
o reina de todos, era la bandera,
la cual contenía la devoradora
bicha milanesa, fiera e temedera.
E luego cercana como compañera,  525
era la cruz, señal genovesa;
águilas e flores en la grand empresa
honraban las proas por la delantera.


LXVII

   »Las gruesas bombardas e rebabdoquines
de nieblas fumosas el aire enllenaban,  530
así que las islas e puertos confines
apenas se vían, nin se devisaban;
Jove non se cree, cuando recontaban
que vino a la niña tebana tronando,
viniese tan fiero, el cielo inflamando,  535
como aquellas fustas cuando se allegaban.


LXVIII

   »E como el granizo que fiere en linera
traído del viento aquilonar,
inmensas saetas de aquella manera
ferían los nuestros por cada logar.  540
Allí todas gentes cuitaban llamar
"¡Sant Jorge!" con furia, como quien desea
traer la victoria la crua pelea,
jamás non pensando poderse fartar.


LXIX

   »¿E quién contaría los muchos linajes,  545
alcuñas e reinos que allí se nombraron
de diversos modos, así los lenguajes,
cuando los estoles en uno aferraron?;
ca dubda es aquellos que más se esforzaron
a saber del cuento, poderlos contar,  550
pues solos aquellos, a quien da logar
el tiempo, diremos, e nos recontaron.


LXX

   »La gente de España llamaba: "¡Aragón!",
e todos "¡Navarra!" los de su cuadrilla;
e los que guardaban el noble pendón  555
do era pintada la fogosa silla,
llamaban "¡Mallorca, Cerdeña, e Cicilla,
Córcega e Sessa, Salerno e Taranto!";
e todos ferían, pospuesto el espanto,
así virilmente que era maravilla.  560


LXXI

   »Allí se nombraban los Lunas e Urrea,
Ixar e Castro, Heredia, Alagón,
Lihori, Moncayo, Urrias, Gurrea,
con otros linajes de noble nasción;
pues vamos aquellos que allende Monzón  565
habitan o moran, e non se detenga
el nuestro proceso, mas presto devenga
por sus rectos cursos en la conclusión.


LXXII

   »Allí se nombraban Mazas e Boíles,
Pinoses, Centellas, Soleres, Muncadas,  570
e los Arenoses, varones gentiles,
e muy muchas otras progenies honradas.
E como las flamas son más avivadas
feridas del viento, así se avivaban,
cuando sus linajes e alcuñas llamaban,  575
a facer ningunas las lides pasadas.


LXXIII

   »Allí se nombraban los de Barcelona,
e los llobregates e de Rosellón,
allí los de Pradas e los de Cardona,
e los Perelloses e de Cervellón;  580
allí muchos otros que mi locución
a contar no basta de perpiñaneses,
e del Principadgo, de ampurdaneses,
e muchos que dejo de aquende Aviñón.


LXXIV

   »Allí se nombraban los de Sandoval,  585
los de Avellaneda e Sotomayor;
Castro e Mendoza con saña mortal
mostraban quién eran en la grand furor.
Fajardos e Angulos, pungidos de honor,
buscaban las proas a grand diligencia;  590
Ávalos e Puelles con tanta femencia
non menos facían, pospuesto temor.


LXXV

   »Las gentes contrarias llamaban "¡Milán!",
e "¡Génova!" muchos, con asaz vigor;
pues crean aquellos que creer querrán,  595
también el poeta como el orador,
que dubda es de reyes nin d'emperador
fallarse en las mares tal flota jamás,
tan bien ordenada, nin por tal compás,
nin tan deseosa de ganar loor.  600


LXXVI

   »Allí se nombraban Grimaldos e Doria,
Acescos, Catanios, Negros e Damar,
allí Desireo, de insigne memoria,
Espíndolas, Cibos e Iuso de Mar;
gentiles Vivaldos, Marbotes, Lercar,  605
Cigaulas, Fragosos e Justinïanos,
Cibus, Cinturios e Italïanos,
e otros que dejo por non dilatar.


LXXVII

   »Non son los martillos en el armería
de Milán tan prestos nin tan avivados  610
como la batalla allí se fería
con ánimos duros e muy denodados;
ca unos caían en el mar llagados,
e otros en prompto las vidas perdían,
e otros sin piernas e brazos se vían,  615
así fieramente eran afincados.


LXXVIII

   »El peso de Mares non punto mostraba
favor a ningunos, nin se conoscía,
así que la brega jamás non cesaba,
e de todas partes la furor ardía;  620
mas los sabios Janos con artillería
rompían las fustas e las foradaban,
e todas cautelas e artes buscaban,
por haber del fecho final mejoría.


LXXIX

   »En el filo estaba la lid espantosa,  625
así como el Febo en el medio día,
tocando el efecto, dejando la glosa,
asaz trabajada la caballería,
la principal nave do la señoría
real navegaba, rompidos los robres,  630
así receptaba las aguas salobres
que era miraglo que non se fondía.


LXXX

    »Los grandes naucheres, sentido aquel daño
universalmente, como se sentía
por toda la flota, e cruel engaño,  635
cuitaban el tracto e la pleitesía.
Mas ¿quién vos dirá la extrema porfía
que se sostenía por non se rendir?;
ca Libio dubdara poderla escrebir,
vista la defensa que allí se facía.  640


LXXXI

   »E como del fuego la yerba curada
veloce s'aprende, universalmente
por toda la flota fue voz divulgada
qu'el Rey se anegaba; e de continente
los nobles hermanos con toda la gente  645
sintieron aquella tristeza e dolor
que los de Cartago por su emperador,
la vez postrimera que fue padesciente.


LXXXII

La presión de los señores reyes e infante

    »Así, concluyendo, la flota fue presa
con todos los reyes, duques e varones,  650
e puesta en Saona la notable presa,
en lo cual se acuerdan las más opiniones.
Leídos, oh Reina, los tristes renglones,
pues viven, espera, que Dios es aquel
que puede librarlos, como a Daniel,  655
e fizo a David en sus impresiones.»


LXXXIII

La muerte de la señora reina de Aragón, madre de los reyes

   Leída la carta o letra, cayó
en tierra, privada de fabla e sentido,
e de todo punto el ánima dio,
non menos llagada que la triste Dido;  660
e luego las otras el más dolorido
duelo comenzaron que jamás se falla
ser fecho en el mundo, nin por la batalla
do Lucio fue muerto e Varro vencido.


LXXXIV

Invocación

   Aquí Calïope, Molpómone e Clío  665
e las otras musas, pues voy comediando,
dad remos e vela al flaco navío
en el fondo lago dond'entro dubdando;
ca yo non soy Marcia, mas fuigo su bando,
nin loo las fijas del rey Perineo,  670
e vuestros favores invoco e deseo,
e qu'el sacro Apolo me vaya guiando.


LXXXV

De cómo la Fortuna en feminil forma vino a consolar a las señoras reinas e infante

   La madre de Alecto las nuestras regiones
dejara ya claras al alba lumbrosa,
así que patentes eran las visiones;  675
e non era alguna que fuese dubdosa,
cuando en presencia la muy poderosa
deesa rodante me fue demostrada
con grand compañía, ricamente ornada,
en forma de dueña benigna e piadosa.  680


LXXXVI

    Así como nieve por quien pasa yelo,
después comovida del vulturno viento,
era su imagen e forma del cielo
e todos sus actos e su movimiento.
Así de mirarla estaba contento  685
que jamás quisiera de allí se alejara;
pues voy al arreo, e baste su cara
ser más que la luna fermosa, sin cuento.


LXXXVII

    Vestía una cota de damasco vis
de muy fina seda e ricas labores,  690
de color de neta gema de Tarsis,
sembrada de estrellas de muchos colores:
las unas mostraban los grandes calores,
e otras el tiempo de fría invernada,
e otras causaban ventura menguada,  695
e otras triunfos e grandes honores.


LXXXVIII

   Ceñía una gruesa cinta de caderas
con doce morlanes, ricamente obrados
de oro, con piedras de muchas maneras,
segund que por orden serán recontados:  700
era en el primero, de cuernos dorados
e piel, un Carnero, e luego siguiente
un Toro emplentado, fermoso e valiente,
como si corriese, los pies levantados.


LXXXIX

   Era en el tercero Géminis grabado,  705
en el cuarto Cancro, en el quinto Leo,
en el sexto Virgo, segund es pintado
en el Almagesto del rey Tolomeo;
Escorpio venía, seguiéndolo arreo,
aprés d'ellos Libra, con el Sagitario,  710
Capra en el deceno, después d'él Acario,
e último Picis del notable arreo.


XC

   Color de la piedra de topaza fina
eran sus cabellos, dorados, eguales,
e cual es el Febo cuando más se empina,  715
e muestra e reparte sus rayos diurnales;
fermosa guirnalda de ricos metales
aquellos premía, e de perlas netas,
con siete firmalles, que de las planetas
mostraban sus fuerzas e ciertas señales.  720


XCI

   Era en el primero, teniente en la diestra
la foz incurvada, el grand Cultivante,
el drago impremía su mano siniestra;
e luego el segundo el fijo Tonante.
La tercera imagen era Batallante,  725
sentado en un carro, armado e feroce;
pues basta lo dicho al que los conosce,
e quien non, aprenda del rey Atalante.


XCII

    El cuarto firmalle mostraba persona
de varón mancebo, muy claro, lumbroso;  730
de tres pies tenía preciosa corona,
e alto instrumente templaba curoso.
Era en el quinto, de gesto amoroso,
fermosa doncella en el mar nadante;
el sexto adormía con flauta sonante  735
al pastor de Io de sueño engañoso.


XCIII

    Era en el seteno doncella en un parco
o luco arbolado, siguiendo las fieras;
con flecha tendida embrazaba el arco,
segudando aquellas fasta las riberas.  740
A esta las ninfas eran compañeras,
tendiendo las redes, faciendo sus tiros;
eran así mesmo faunos e satiros
allí figurados, compañas ligeras.


XCIV

Invocación

   ¡Oh Musas! Mostradme las gentes insignes  745
que en este conclave vinieron presentes,
de toda la tierra fasta los sus fines,
ca non fallo algunos que fuesen absentes:
allí parescieron los cuatro potentes,
primero de todos, que por monarquía  750
hobieron del mundo total señoría,
con ricas tïaras e resplandescientes.


XCV

Recuéntanse los monarcas, emperadores, reyes que en esta venida acompañaban a la Fortuna

   Allí vi yo a Bello, a Nino e Sardana,
e vi a Egialo e al otro Nino,
vi a Fïalte e aquel que la vana  755
creencia antepuso al poder divino.
Allí vi yo a Caco de monte Aventino,
Asur el pomposo, e vi más a Anteo,
con insignes otros que fueron arreo,
pasado el diluvio, en error maligno.  760


XCVI

   Allí vi yo Adastro e vi a Tideo,
Ligurgo e Anfiaro e Hipomedón,
Campaneo el soberbio, e Partinopeo,
e vi a Polinices, gracioso varón;
Tïocles tebano, Drías e Cirón,  765
Cadino el mancebo, Alteo el fermoso,
Toante de Lenus, el muy valeroso,
Ispen, Arcenise, Lidus e Vacón.


XCVII

   Allí vi de Grecia los nobles hermanos
con todas las gentes que así promovieron,  770
cuando las montañas, las sierras, los planos
de Frigia enllenaron e la destruyeron.
Allí sin tardanza los jasios vinieron
con toda la casa del grand Laumedón;
allí parescieron Esón e Jasón  775
con los de Tesalia que los consiguieron.


XCVIII

   Allí vi yo a Eneas, e con él Palante,
Uríalo e Niso, e vi a Lenor,
Asillas, Cineo, a Escanio, el infante,
con otros varones del mesmo favor;  780
e vi los que fizo la madre de Amor
pintar en la tarja con toda la Italia,
e los que regaron la nava farsalia
de sangre romana con loco furor.


XCIX

   Vi a Latino con muchos latinos,  785
e con él a Turno e los de Laurencia,
vi a Micencio e los tiburtinos,
a Lauso e a Virbio, de noble presencia;
vi muchos otros de aquella valencia,
Mesafo e a Umbro, e vi los sabinos,  790
vi los semnitas, de memoria dignos,
con otros que hobieron de allí dependencia.


C

    Vi los Felipos e los Faraones
con los macedonios e gentes de Egipto,
e vi de los tribos sus generaciones,  795
segund que Moisén los puso en escripto;
vi los jüeces, de quien non repito
sus nombres e actos, e vi de Israel
todos los reyes que fueron en él
fasta la venida de Jesu bendicto.  800


CI

Invocación

   Muchos otros dejo porqu'el femineo
linaje non finque del todo olvidado;
pues vos, que mostrastes fablar a Magneo,
otorgadme, Musas, que en metro elevado
recuente las reinas e donas de estado  805
que en este concilio fueron ayuntadas,
de quien ya la tela cortaron las fadas,
porque el mi proceso non quede menguado.


CII

Recuéntanse las dueñas

   Allí vi de Pigmalïón el hermana,
e vi Semíramis e Pantasilea,  810
Tamaris, Marpasia, Hipólita e Ana,
e la muy famosa sebila Heritea;
vi a Casandra e vi Almatea,
e la Fectunisa, e vi a Medusa,
Hipremestra, Oenone, Laudomia e Creusa,  815
Erato e Circe, a Manto e Medea.


CIII

   Vi Licomedia e vi Erudice,
Emilia e Tisbe, Pasife, Adriana,
Atalante e Fedra, e vi Cornifice
e vi Sémele, fermosa tebana;  820
vi más a Europa, cual forma diafana,
e vi a Cenobia, e vi a Filomena,
Progne e Griseida, e la madre Almena,
e las que altercaron sobre la manzana.


CIV

    Vi a Camila e vi a Penolope,  825
e ambas las griegas fermosas hermanas,
vi a Daimira e la de Redope,
e la triste Hécuba con muchas troyanas;
vi las de Tebas e las argïanas
Yocasta e Argía, Ismene, Antigona,  830
vi Policena, Brezaida, Ansiona,
e muchas insignes matronas romanas.


CV

   Allí vi a Rea, mujer de Tarquino,
Marcia e Lucrecia, Hortensia e Paulina,
Sempronia, Suplicia, Prene de Agratino,  835
Poncia e Cornelia, Triaria e Faustina;
vi más Antonia, Julia e Agripina,
Hipo, Virgínea, Bronice, Venturia,
Proba e Majulia, Hipsícrata e Curia,
e más Fectunisba, de memoria digna.  840


CVI

   ¿Pues qué más diré?... que cuantos abarca
varones e dueñas, e son memorados
en el su volumen del «Triunfo», Petrarca,
allí fueron todos vistos e juntados;
los unos vestidos, los otros armados,  845
segund los pintaron las plumas discretas
de los laureados e sacros poetas
en las sus historias, e son recontados.


CVII

De cómo las señoras reinas e infante se inclinaron a la Fortuna

   Las tres nobles dueñas, la clara deesa
vista, non tardaron, ca presto sintieron  850
que fuese del cielo deal maestresa,
e muy reverentes a ella salieron;
e todas las otras, desque así las vieron,
ficiéronle salva, ca non denegaban
la venusta sangre, e así lo mostraban,  855
e muy egualmente callaron e oyeron.


CVIII

Comienza el razonamiento de la Fortuna a las señoras reinas e infanta

   Cual trompa celeste e voz divinal,
comenzó Fortuna tal razonamiento:
«Dios vos salve, reinas del siglo humanal,
subjetas al nuestro fatal movimiento.  860
Yo soy aquella que por mandamiento
del Dios uno e trino, qu'el grand mundo rige
e todas las cosas estando colige,
revuelvo las ruedas del grand firmamento.


CIX

   »Yo parto los reinos, coronas e honores,  865
tïaras, imperios a vos los vivientes;
trayo en bajeza los superïores,
e sus bienes paso a muy pobres gentes.
Yo fago a los unos a tiempo placientes,
e tristes a otros, segund la razón  870
de sus nascimientos e costelación,
e todos estados me son obedientes.


CX

   »De lo que se engendra yo soy el actora,
e quien lo corrompe non es sinon yo;
de lo que más valen yo soy la señora,  875
e de mí resciben los daños o pro.
La noble Dardania, ¿quién la fabricó,
desde los sellares fasta los merletes?,
e puse en el agua las armas e fletes
de la gente griega que la destruyó.  880


CXI

   »Yo fice los pueblos de Tebas e Atenas,
e las sus murallas levanté del suelo;
de mí rescibieron folganzas e penas,
e prósperas fice las lides de Bello.
Al ave de Jove complí de grand vuelo,  885
e puse discordia entre los hermanos;
todas las cosas vienen a mis manos,
si prósperas suben, así las asuelo.


CXII

    »Ca d'otra manera los unos serían
monarcas del mundo e grandes señores,  890
e otros, languiendo, de fambre morrían,
e sin esperanza las gentes menores.
Mas bien como vuelvo los grandes calores
por tiempos en aguas e nieves e fríos,
así mudo estados e los señoríos,  895
e presto por tiempo mis dulces favores.


CXIII

   »Nin son las mis gracias e mis donadíos
de una manera, quiero que sepades;
ca bien que los parto, como propios míos,
también señoríos como dignidades,  900
a unos prorrogo las prosperidades
de padres en fijos, e más adelante,
a otros doy sceptro e silla triunfante,
en tanto que turan sus mesmas edades.


CXIV

   »Pero nin por tanto los tales pensad  905
non viven del todo así reposados,
que tal fue la regla de humanidad
después que a mis leyes fuestes sojudgados,
que a tiempo se fallan bienaventurados,
sojuzgan e vencen las tierras, los mares;  910
en otro les vuelvo la cara de Mares,
e los dominantes fincan dominados.


CXV

   »Ca, reinas muy claras, si yo permitiera
e diera las riendas a vuestros maridos,
¿cuál es el mundo que ya sostuviera  915
sus altos corajes, feroces e ardidos?
Por cierto Levante ya daba gemidos,
e todas las Galias e gentes d'Hungría,
e se me quejaban los del Mediodía
así como pueblos del todo vencidos.  920


CXVI

   »Por tanto en efecto la su detención
que fuese convino e fue destinado;
mas non vos temades de larga prisión,
como d'Él que puede sea denegado.
Habed esperanza, fuit el cuidado  925
que así vos fatiga, tormenta e molesta;
cantad alleluya, que ya vos es presta,
e non memoredes el tiempo pasado.


CXVII

   »E non solamente serán delibrados
e restitüidos en sus señorías,  930
mas grandes imperios les son dedicados,
regiones, provincias, ca todas son mías.
E d'este linaje, infinitos días
verná quien posea grand parte del mundo;
habed buen esfuerzo, que en esto me fundo,  935
e cesen los plantos e las elegías.


CXVIII

    »Los cuales, demás de toda la España
habrán por heredo diversas partidas
del orbe terreno, e por grand fazaña
serán en el mundo sus obras habidas.  940
Al su yugo e mando vernán sometidas
las gentes que beben del flumen Jordán,
d'Eufrates e Ganges, del Nilo; e serán
vencientes sus señas e nunca vencidas.»


CXIX

El fin que la Fortuna face al su razonamiento

   Con tales palabras dio fin al sermón  945
aquella imperante sobre los vivientes,
e non punto lata fue la ejecución,
ca luego delante me fueron presentes
los cuatro señores, libres e placientes,
de quien mi «Comedia» e proceso canta;  950
pues note quien nota maravilla tanta,
e vos, admiradvos, discretos oyentes.


CXX

Acábase el tractado llamado Comedieta de Ponza

   Con cándidos rayos forzaba el aurora
la espesa tiniebla, e la compelía
a dejar la España, así que a deshora  955
la magna princesa e su compañía
me fueron absentes; pues ¿quién dubdaría
si fui desplaciente e muy consolado,
visto tal caso e tan desastrado,
después convertido en tanta alegría?  960





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