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«Cordilleras», de «Anteparaíso» [Selección de poemas]

Raúl Zurita








/CI/


Se hacía tarde cuando ya tomándome un hombro
me ordenó:
«Anda y mátame a tu hijo»
Vamos -le repuse sonriendo- ¿me estás tomando el pelo acaso?
«Bueno, si no quieres hacerlo es asunto tuyo,
pero recuerda quién soy, así que después no
te quejes»
Conforme -me escuché contestarle- ¿y dónde
quieres que cometa ese asesinato?
Entonces, como si fuera el aullido del viento
quien hablase, Él dijo:
«Lejos, en esas perdidas cordilleras de Chile»




Con la cara ensangrentada llamé a su puerta:
Podría ayudarme -le dije- tengo unos amigos afuera
«Márchate de aquí -me contestó- antes de que
te eche a patadas»
Vamos -le observé- usted sabe que también
rechazaron a Jesús.
«Tú no eres Él -me respondió- ándate o te
rompo la crisma. Yo no soy tu padre»
Por favor -le insistí- los tipos que están
afuera son hijos suyos...
«De acuerdo -contestó suavizándose- llévalos
a la tierra prometida»
Bien: ¿pero dónde queda ese sitio? -pregunté-
Entonces, como si fuera una estrella la que
lo dijese, me respondió:
«Lejos, en esas perdidas cordilleras de Chile»






/CIII/


Despertado de pronto en sueños lo oí tras la
noche
«Oye Zurita -me dijo- toma tu
mujer y a tu hijo y te largas de inmediato»
No macanees -le repuse- déjame dormir en paz,
soñaba con unas montañas que marchan...
«Olvida esas estupideces y apúrate -me urgió-
no vas a creer que tienes todo el tiempo del
mundo. El Duce se está acercando»
Escúchame, -contesté- recuerda que hace mucho
ya que me tienes a la sombra, no intentarás
repetirme el cuento. Yo no soy José.
«Sigue la carretera y no discutas. Muy pronto
sabrás la verdad»
Está bien -le repliqué casi llorando- ¿y dónde
podrá ella alumbrar tranquila?
Entonces, casi como si fuera la misma Cruz la que se
iluminase, Él contestó:
«Lejos, en esas perdidas cordilleras de Chile»



en CORDILLERAS
de Anteparaíso (1982)





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