1
Thomas Mann, Las cabezas trocadas, traducción de Francisco Ayala. Edhasa. Barcelona, 1986.
2
Marcel Hébert, «Les martyrs céphalophores Euchaire, Elophe et Libaire», Revue de l'Université de Bruxelles, 1914, págs. 317-320.
3
Vid. P. Saintyves, «Les saints céphalophores. Étude de folklore hagiographique», Revue de l'histoire des religions, XCIX, págs. 158-231. La hipótesis de Eusèbe Salverte no es admisible (ibíd., pág. 162).
4
Act. SS., mayo t. VI, 1688, pág. 38.
5
Hébert, art. cit., pág. 316; Saintyves, art. cit., págs. 176-177.
6
Francisco de la Torre y Sevil, Entretenimiento de las musas [1654], edición Manuel Alvar, Valencia, 1987, págs. 22-23 y 122-125.
7
Vid. Fray Diego Murillo, Fundación Milagrosa de la Capilla angélica. Barcelona, 1616; Luis López, Tropheos y antigüedades de la imperial ciudad de Zaragoza. Barcelona, 1639; Jose Sayol, La leyenda de oro. Madrid-Barcelona, 1853, t. I, pág. 638 b.
8
Hace referencia a los innumerables mártires de Zaragoza (leáse el himno IV de Prudencio, In honorem sanctorum decem et ocio martyrum Caesaraugustanum).
9
Maurice Coens, Nouvelles recherches sur un thème hagiographique: la céphalophorie (Academie Royale de Belgique, Classe de Lettres, Ve serie, 48, 1962, págs. 231-253).
10
En el t. II (págs. 577b-578a) de La Leyenda de oro revisada por Don José Sayol (Madrid-Barcelona, 1853) encuentro los siguientes informes sobre este santo, muy poco conocido: por el año de 950, los moros cercaron la villa de Cerezo (Burgos), donde Víctor había nacido. El varón vivía en Oña donde un ángel se le apareció y le hizo volver a su pueblo para evitar que se rindiese. Apresado, fue crucificado y luego degollado. Con la cabeza en las manos marchó a Cerezo y, gracias al ardid de cebar una vaca con trigo, consiguió que el cerco fuera levantado. La documentación de los hechos en el siglo X parece muy segura, frente al siglo V, que por error se ha dado por algún autor.