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Escena I

EL BARÓN
¡Válgate Dios por el hombre!
Cuando no nos hace falta,

 (Se sienta junto a una mesa en que habrá dos luces.)  

a las cuatro de la tarde
está metido en la cama;
y hoy, que me interesa el verle, 5
no parece por su casa.
¡Oh, si a cuenta de la dote
quisiera dar unas cuantas
onzas!... ¡Gran golpe!... Es verdad
que el tal abuelito es caña, 10
muy socarrón...


Escena II

 

EL BARÓN, LEONARDO.

 
 

LEONARDO sale hablando entre sí; al ver al BARÓN, exclama, complacido de hallarle.

 
LEONARDO
Qué mujer,
¡Qué carácter, qué ignorancia...
qué insensible!... ¡Ah!...
BARÓN

  (Aparte, con timidez.) 

¡Malo! Ahora
este demonio me envasa.
LEONARDO
Señor Barón.
BARÓN
¡Oiga! ¿Qué
15

 (Levantándose.) 

se ofrece?
LEONARDO
Cuatro palabras.
BARÓN
Decid catorce, y sentaos;
que no es bien que...
LEONARDO
Nada, nada.
Estoy bien así... ¿Sabéis
quién soy?
BARÓN
Yo no; pero basta
20
veros, para conocer
que sois hombre de importancia.
Tomad asiento.

 (Vuelve a sentarse.) 

LEONARDO
Ya he dicho
que no.
BARÓN
Bien.
LEONARDO
A mi me llaman
Leonardo, soy un vecino 25
de este pueblo. Esa muchacha
me quiere...
BARÓN
¿Quién?
LEONARDO
Isabel.
BARÓN
Ya.
LEONARDO
Yo la quiero. Se trata
de violentar su albedrío,
y a mí, de veras, me enfada 30
este proyecto. La niña
os aborrece de ganas,
y pensar, ni por asomo,
que porque su madre es fatua,
y vos un señor, o un pillo, 35
(que de esto no sé palabra)
por eso, ella y yo, debemos
tolerar ofensa tanta;
es locura. De los dos
uno solo ha de lograrla; 40
con que, si sois... ¿Quién lo duda?,
caballero, y os agravia
el que intenta disputaros
el cariño de una dama,
esta noche a media noche 45
os espero, en esas tapias,
cerca del camino. Allí
veremos quien...
BARÓN
¡Qué bobada!
¡Eh! No, señor; yo no quiero
mataros, no.
LEONARDO
Muchas gracias;
50
pero ha de ser.
BARÓN
¿Ha de ser?
¿Y a media noche?
LEONARDO
Sin falta.
BARÓN
Allí en las tapias de...
LEONARDO
Sí;
cosa de un tiro de bala
de aquí... Pero, si queréis, 55
yo os esperaré en la plaza;
iremos juntos.
BARÓN
No tal,
yo iré solo... Ello me causa,
cierto, me da compasión,
así, por una niñada... 60
¡Qué diantres! ¡Quitar la vida
a un hombre de circunstancias
como vos!
LEONARDO
No os dé cuidado.
BARÓN
¿Qué edad tenéis?
LEONARDO
La que basta
para no temer la muerte. 65
BARÓN
¿Tenéis madre?
LEONARDO
Sí, y hermanas...
¿Y vos qué tenéis, cordura,
o miedo o como se llama?
BARÓN
¿Miedo yo?
LEONARDO
Digo, pudiera
suceder.
BARÓN
¡Qué petulancia!
70

 (Se levanta con viveza.)  

¡Qué insulto!
LEONARDO
¿No la tenéis?
Pues bien, espero que vaya
el señor Barón.
BARÓN
Sin duda.
LEONARDO
¿A las doce?
BARÓN
Hora menguada
para vos... Iré a las doce. 75
LEONARDO
Adiós.

 (Hace que se va y vuelve.)  

BARÓN
Agur.
LEONARDO
Aún me falta
que decir; porque no quiero
dejaros en ignorancia.
Ved que si no vais, la burla
os ha de salir muy cara; 80
y donde quiera que os vea,
solo o con gente, con armas,
o sin ellas, en la calle,
en cualquiera parte... en casa,
en la iglesia, os atravieso 85
el pecho de una estocada.


Escena III

 

EL BARÓN, solo.

 
BARÓN
¡Estamos bien!... ¡Yo salir!...
Y el tal hombre tiene trazas.

 (Paseándose.)  

De hacer lo que dice... ¡Yo
salir!... Saldré; pero falta 90
saber por dónde... Sí, el aire
seco de Illescas me daña...
Cosa de miedo no tengo...
Él me conoció en la cara
que no soy espadachín... 95
Esto de que yo me vaya
sin dar un susto al zurraco
del viejecito, es chanada.
Eso no... ¿Pues que en Illescas
se sabe más que en Triana? 100
Las ocho...

 (Saca el reloj.) 

Pero, si espera
en efecto, si se enfada
porque no voy, si me encuentra
luego y me... ¡Cosa más rara!
¡Calle! Ya está el otro aquí. 105


Escena IV

 

DON PEDRO, EL BARÓN.

 
BARÓN
Si os ha dicho la criada
que os fui a buscar, sería
mejor que a mi me avisaran
y hubiera pasado allá.
DON PEDRO
A mí no me han dicho nada, 110
ni vengo por vos. Quería
hablar un rato a mi hermana
de un chisme que me han contado.
Una especiota, de tantas
que corren por el lugar... 115
Es la gente muy bellaca,
y sobre una friolera
miente, desatina, y hablan
cosas que... ¡Vaya!
BARÓN
¿Y en fin,
qué ha sido?
DON PEDRO
Nada en sustancia;
120
pero que, tal vez, pudiera
tener resultas muy malas.
Mi hermana no considera
estas cosas; tiene en casa
una muchacha, y la pobre 125
chica, honesta, bien criada,
que nunca ha dado ocasión
a decir una palabra
contra su conducta; pierde
por su madre, lo que gana 130
por sí.
BARÓN
Doña Isabelita
es un conjunto de gracias
y perfecciones, y el verla
oscurecida, eclipsada
en un lugarote, expuesta 135
a que la entreguen mañana
a un rústico labrador,
sin modales, ni crianza,
ni estudios; da compasión.
Bien que no falta, no falta 140
quien tal vez sabrá extraerla
de esta atmósfera, elevarla
a mayor sublimidad,
y hacer que en ella recaigan,
y en su familia, los dones 145
que la fortuna contraria
les negó.
DON PEDRO
¡Qué tontería!
No señor, no es desdichada
tanto como vos decís,
ni tan oscura y opaca 150
la atmósfera, ni hay eclipses,
ni es menester levantarla
tan alto... ¡Qué! No, señor.
En este lugar se casan
muy bien las niñas. Es cierto 155
que no hay aquí (y es desgracia)
una juventud de alcorza,
corrompida y perfumada,
cigarrera, petulante,
ociosa, habladora y fatua, 160
como la que he visto yo
ir bailando contradanzas,
allá en la Puerta del Sol.
De eso no tenemos nada...
Pero hay jóvenes honrados, 165
ricos, de buena crianza,
atentos, que nunca insultan
al decoro de las canas.
Que a las mujeres, ni las
adoran ni las ultrajan, 170
las estiman; que si ignoran
las locas extravagancias
que inventa el lujo, se visten
como la modestia manda...
La instrucción no es mucha, pero 175
tienen aquella que basta
para ser hombres de bien;
para gobernar su casa,
dar buen ejemplo a sus hijos,
y hacerles amable y grata 180
la virtud, que ellos practican.
Isabel no está enseñada
a otra cosa, ni la inquietan
ambiciosas esperanzas.
Tiene un novio que la quiere, 185
ella le estima en el alma,
yo soy contento y espero
que no pasen dos semanas
sin que haya boda... Tendremos
gran comida, trisca y danza, 190
y a la tarde, chocolate,
agua de limón y horchata.
BARÓN
Mucho me admira ese modo
de pensar.
DON PEDRO
Y a mi me pasma

 (Imitando el tono grave y ponderativo del BARÓN.) 

el vuestro. ¿Queréis que sea 195
vizcondesa o almiranta?
BARÓN
Quisiera verla feliz.
DON PEDRO
Pues si lo queréis, dejadla.
BARÓN
Pero, si la suerte hiciese
que se la proporcionara 200
otro destino mejor...
DON PEDRO
¿Mejor que verse casada
a su gusto, en su lugar?
No puede ser.
BARÓN
Yo pensaba
que su madre, en este caso, 205
debiera ser consultada
y obedecida.
DON PEDRO
Su madre
es una pobre aldeana,
y no sabe más de mundo
que los chiquillos que maman. 210
Pero no importa. El encargo
de convertirla y sacarla
de error, no es cosa difícil;
y a pesar de su ignorancia,
dentro de muy pocas horas, 215
conocerá quien la engaña.
BARÓN
¿Pues quién se atreve?...
DON PEDRO
Hay bribones
que viven de enredo y trampa.
BARÓN
¿Qué me decís?
DON PEDRO
Sí, señor;
pero a bien que están tomadas 220
las callejuelas, y espero...
BARÓN
¿Pero, qué ha sido? ¿Qué pasa?
DON PEDRO
No es cosa, un cierto sujeto
que ignora, según la traza,
con quien las ha, miente, pilla 225
dinero, adula a mi hermana,
introduce enemistad
en nuestra familia, y causa
mil disgustos... Pero, el tal
picarón, que así nos trata, 230
o se arrepiente esta noche,
o le enterramos mañana.
BARÓN
¡Oiga!... Pues...

 (Con turbación.) 

Señor Don Pedro,
si me permitís que vaya...
Tengo que escribir... Estuve 235
a buscaros... solo, para
tener el gusto de veros,
y... pues...
DON PEDRO
Ya estoy.
BARÓN
Aunque basta
para mayores empresas
la prudencia consumada 240
que os adorna; si queréis
valeros de mí, me holgara
infinito concurrir
en cuanto yo pueda y valga,
a vuestros fines.
DON PEDRO
Lo estimo.
245
BARÓN
Os tengo afición, y cuantas
veces os miro, me acuerdo
de Pero Núñez de Vargas,
mi bisabuelo. El retrato
que tenemos en mi casa 250
tanto se os parece, que...
DON PEDRO
¡Calle! Sí, la misma gracia
BARÓN
Sí, la misma gracia
de mirar, la ceja corba,
y esa nariz prolongada, 255
robusta y...
DON PEDRO
¡Cierto que es buena
fatalidad! Quien pensara
que...
BARÓN
¿Cómo?
DON PEDRO
Digo que es fuerte
desdicha. Un señor de tanta
suposición parecerse 260
a un pobre demonio, es gaita.
BARÓN
Pues no lo dudéis.
DON PEDRO
Ya estoy.
BARÓN
Diez mil escudos me daba,
en onzas de oro, mi primo,
el duque de... Por la tabla 265
no más.
DON PEDRO
¿Sin el marco?
BARÓN
Pues,
sin el marco.
DON PEDRO
¡Pieza rara
será el tal cuadro!
BARÓN
Allí tengo
todo lo mejor de Italia...
DON PEDRO
Buenas noches.
BARÓN
A más ver,
270
repito lo dicho, y...
DON PEDRO
Gracias,
señor Barón.
BARÓN

  (Aparte. Toma una luz y se va por la puerta del foro.) 

¡Este viejo
es un talego de maulas!


Escena V

 

DON PEDRO, ISABEL.

 
DON PEDRO
Mucho miedo lleva el nieto
de Pero Núñez... ¡Qué charla 275
tiene! Y...
ISABEL
Señor.
DON PEDRO
Isabel:
¿Qué es eso? ¡Qué acongojada
estás, qué triste!
ISABEL
¿Queréis
que no lo esté? Ni esperanza
de consuelo tengo ya, 280
viendo que el ruego no basta,
ni la sumisión, ni el llanto,
ni razones, ni amenazas.
En vano Leonardo quiso
persuadirla y moderarla; 285
más la irritó.
DON PEDRO
Ya lo sé
ya me lo ha dicho... Y estaba
enfadadillo además.
En la juventud nos falta
moderación... Ni es posible 290
usar de aquella templanza
que dan los años. Leonardo
se ve ofendido, mi hermana
es terca, no será mucho
que de una en otra palabra, 295
la disputa haya venido
a parar, en lo que paran
todas, cuando las pasiones
nos acaloran y arrastran.
ISABEL
Es verdad, bien lo temí... 300
Se lo dije; pero estaba
empeñado en verla.
DON PEDRO
Y bien,
¿cómo ha de ser? Es desgracia
inevitable.
ISABEL
Tal vez
otras mayores me aguardan. 305
¿Sabéis que intenta reñir
con El Barón?... Si esto pasa...
Si muere... O vuelve culpado
de un homicidio, ¡qué infausta
victoria! ¡Qué objeto horrible 310
para mí!
DON PEDRO
No temas nada,
Isabelita. Valor.
¿Presumes tú que llegara
a tener efecto, haciendo
yo papel en esta farsa? 315
No por cierto. El tal Barón
no gusta de cuchilladas.
Leonardo, al salir, le dijo
que a las doce le esperaba
ahí fuera. Esta sería 320
resolución temeraria
y necia, en otra ocasión.
Pero como aquí se trata
de acosarle, de aburrirle,
de obligarle a que se vaya 325
o que desista, y nos diga
claro y en pocas palabras
que es un tunante, conviene
llenarle de miedo al mandria,
y ya lo está. No hay peligro. 330
El uno teme y se guarda,
y al otro le guardo yo.
Ten segura confianza
en mí.
ISABEL
Sólo en vos pudiera
tenerla.
DON PEDRO
Verás burlada
335
la malicia de tu huésped.
Verás que tu madre acaba
de conocer hasta dónde
las apariencias engañan.
Sí, consuélate. Ya sabes 340
que siempre he sido en tu casa
tu amigo y tu protector;
que no hay cosa, por extraña
que fuese, que me detenga,
cuando de tu bien se trata. 345
¿No te acuerdas de que siendo
chiquitita, me llamabas
el otro papá? ¿Que has sido
alivio de mis desgracias?
Que en esta ocasión, soy yo 350
quien ha de suplir la falta
de tu buen padre; y hará
que vivas afortunada
y muy contenta... ¿Lo sabes?
ISABEL
Sí señor, lo sé.
DON PEDRO
Pues calma
355
esa agitación.
ISABEL
Mi llanto,
mi turbación, no la causa
el temor... Ya es alegría,

 (Besando la mano a DON PEDRO, y acariciándole.) 

ternura, dulce esperanza,
y agradecimiento.
DON PEDRO
Vamos
360
un minuto, ¡eso faltaba!
ISABEL
¡Querido padre!
DON PEDRO
¡Hija mía!
ISABEL
¿Me queréis?
DON PEDRO
Pregunta es vana.
¿No te he de querer? ¿No ves
que a mi también se me arrasan 365
los ojos?... Pero, tu madre
viene.
ISABEL
Ya no me acobarda
su vista, pues tengo en vos
un amigo que me ampara.


Escena VI

 

DON PEDRO, LA TÍA MÓNICA, ISABEL.

 
TÍA MÓNICA
¡Oiga!... Los dos en consulta. 370
¿Qué negocios de importancia
tendrán que tratar? ¿No he dicho

 (A ISABEL.) 

mil veces que no me salgas
acá afuera?
ISABEL
Yo salí...
TÍA MÓNICA
Ya sabes que no me agrada 375
tanto palique.
ISABEL
Señora,
sí...
TÍA MÓNICA
Vete. Tú la levantas
de cascos, tú me la pierdes.
 

(ISABEL hace una cortesía y se va.)

 
DON PEDRO
¿Yo, mujer?
TÍA MÓNICA
Sí, tú... ¿Qué estabas
diciéndola?
DON PEDRO
Que te sufra.
380
TÍA MÓNICA
Habrás venido a inquietarla,
a llenarla de ilusiones
la cabeza, y que no haga
cosa que la mande yo.
DON PEDRO
No tal, he venido a causa 385
de que ya por el lugar
dicen todos que la casas
con El Barón; me preguntan
a mí, que no sé palabra,
y hago un papel infeliz... 390
¡Es fuerte cosa! No hablan
de otra materia en las tiendas,
en la botica, en la plaza,
en casa del alojero.
¡Y a mí no me dices nada 395
de este bodorrio!
TÍA MÓNICA
A su tiempo
lo sabrás; y esos que pasan
la vida en chismotear,
verán después si se engañan,
o aciertan.
DON PEDRO
Pero, si vieras
400
qué risa les da, y qué ganas
me dan a mí de rabiar.
¿Quién ha de tener cachaza
para sufrir que se digan
tales cosas de una hermana? 405
Yo te digo la verdad;
si quieres ver acalladas
esas voces, desmentir
los enredos que levantan
contra ti, cásala presto. 410
TÍA MÓNICA
Presto será.
DON PEDRO
Y que se vaya
ese Barón, o ese infierno,
que nos tiene alborotadas
las cabezas.
TÍA MÓNICA
Cuando quiera
hallará la puerta franca. 415
DON PEDRO
¿Y si no quiere?
TÍA MÓNICA
Si no
quiere, no tengo yo cara
ni desvergüenza bastante
para echarle de mi casa.
A un señor de su carácter, 420
a quien he debido tantas
atenciones, ¿te parece
que es regular se le hagan
esos desaires? Tú allá
con tu gramática parda 425
sabrás mucho; pero en punto
de urbanidad y crianza,
sabes muy poco.
DON PEDRO
En efecto,

 (Siéntase.)  

la tal noticia no es falsa.
TÍA MÓNICA
¿Qué noticia?
DON PEDRO
La de estar
430
persuadida y confiada
en que El Barón ha de ser
tu yerno... ¡Ilusión más rara
no se dará!... ¡Vanidad
maldita!, ¡que así nos saca 435
de juicio y nos pierde!... Un hombre
de tan ilustre prosapia,
primo de condes y duques,
biznieto de Doña Urraca
y chozno del rey Don Silo; 440
venir a hacernos la gracia
de casarse con tu hija...
¡Qué desatino!
TÍA MÓNICA
¿A qué llamas
desatino? ¿Por ventura,
te parece cosa mala, 445
cuando vemos favorable
la ocasión, aprovecharla?
¿Será la primera vez
que un caballero se casa
con una mujer humilde? 450
¿Quién ignora lo que arrastra
una pasión?
DON PEDRO
¡Qué pasión,
mujer, ni qué calabaza!
¡Cuidado que!... ¿Dónde has visto
pasiones de esa calaña? 455
En las comedias que vienen
Príncipes de Dinamarca
vestidos de jardineros
y están de amores que rabian
por alguna pastorcita, 460
con su zurrón y sus cabras.
Se dicen flores, hay celos,
desdenes, lloros, mudanzas...
Se casan al fin, y luego
salen con la patochada 465
de que la tal moza es hija
del duque de Transilvania
y otros delirios así;
pero en el mundo no pasa
nada de eso.
TÍA MÓNICA
¿No?
DON PEDRO
Jamás.
470
Y cuando en amores trata
algún señorón con una
jovencilla biencarada,
huérfana, plebeya y pobre,
ojo avizor, que allí hay trampa. 475
No, señor; los matrimonios
de esa gente no se entablan
por trato y cariño. Cogen
la pluma y en una llana
de papel suman partidas. 480
Cuatro y dos seis, llevo nada;
ocho y siete quince, llevo
una, y cuatro cinco; sacan
el total al pie, y según
lo que en el ajuste ganan, 485
hay boda o no hay boda... Y sea
la novia gibosa y chata,
y tuerta, y el novio manco,
vizco, gotoso y con sarna;
conózcanse mucho o nunca 490
se hayan hablado palabra,
con amor o sin amor...
¡Bendígalos Dios! Se casan.
TÍA MÓNICA
Eso sí, como te dejen
hablar, piquito no falta, 495
ni murmuración... En fin,
si te incomoda y te enfada
cuanto digo y pienso, vete.
Déjame en paz, no me traigas
cuentos, ni alborotes más 500
con esas extravagancias
a tu sobrina. Yo soy
la que debe gobernarla,
sé lo que más la conviene;
nadie como yo se afana 505
tanto por ella... Es mi hija,
y a este amor ninguno iguala.
DON PEDRO
¿Y por ese amor, la quieres
precipitar, entregarla
a un hombre desconocido, 510
trapalón, tuno de playa?...
¡Y tú tan boba!... No ves
que es un pícaro y te engaña,
¿no lo ves?
TÍA MÓNICA
No, porque tengo
antecedentes que bastan 515
a persuadirme. Tú no
los tienes, por eso ensartas
tanto disparate.
DON PEDRO
Pero
yo te concedo de gracia
que es un señor, que él y el rey 520
meriendan juntos. ¿Qué sacas
de aquí? ¿Le darás tu hija?
TÍA MÓNICA
¿Tuvieras tú repugnancia
en dársela?
DON PEDRO
Sí.
TÍA MÓNICA
Se ve
que no eres su madre, y hablas 525
como un viejo sin cabeza.
DON PEDRO
Hablemos claro, hermana.
Ese cariño de madre
que me ponderas con tanta
frecuencia, no es el motivo 530
que te dirige; y si tratas
de engañarme a mí, no pierdas
el tiempo. Mira, tú rabias
por hacer gran papelón.
Siempre has sido tiesa y vana, 535
muy amiga de mandar,
enemiga declarada
de quien tiene más dinero,
mejor jubón, mejor saya
que tú. Te comes de envidia 540
cuando ves que a las hidalgas
las llaman Doñas, te lleva
Dios cuando las ves sentadas
en la iglesia junto al banco
de la justicia, y por darlas 545
que merecer, por vengarte
de la humillación pasada,
eres tú capaz, no sólo
de entregar esa muchacha
a un hombre indigno, sino 550
de ponerte a la garganta
un dogal.
TÍA MÓNICA
¿Yo?
DON PEDRO
Tú... ¿Qué ideas
tienes tan descabelladas
de grandeza? ¿No es verdad
que ya a tus solas aguardas 555
el feliz momento, en que
oigas que todos te llaman
Excelencia; que señoría
es cosa bien ordinaria?
¿No es cierto que allá en tu mente 560
el plan de vida repasas
que has de tener? Coches, modas,
brillantes, sedas y holandas,
mesa para los hambrientos
que por lo que adulan tragan... 565
Baile, academias, teatros,
solemne robo de banca;
prodigalidad, miseria,
orgullo, bajeza y trampas.
Llamar cultura a la infame 570
depravación cortesana,
bestia a todo hombre de bien,
y a todo acreedor, canalla...
¿No es ese tu plan? ¿No es esta

 (Levantándose.) 

la gran fortuna que guardas 575
a mi sobrina infeliz?...
Y esa ambición insensata,
esa vanidad, ¿te atreves
a desmentirla y llamarla
amor de madre?
TÍA MÓNICA
¿Me quieres
580
dejar en paz? Vete, calla.
DON PEDRO
¿Sabes el mal que apeteces?
¿Sabes tú que donde falta
moderación, no hay placer?
¿Sabes que donde no haya 585
virtud, no hay felicidad?
TÍA MÓNICA
Hombre, por Dios, no me hagas
desesperar.


Escena VII

 

EL BARÓN, LA TÍA MÓNICA, DON PEDRO.

 
 

Sale por la puerta del foro con una luz en la mano, que dejará sobre la mesa.

 
BARÓN
¿Permitís
que un solo instante os distraiga
de vuestra conversación? 590
TÍA MÓNICA
No era cosa de importancia,
y aunque lo fuese...
BARÓN
Me alegro
de hallaros juntos... Yo estaba
indeciso... Pero es fuerza
salir una vez de tantas 595
inquietudes; explicarme
con claridad, no dar causa
a disgustos, ni sufrir
en mi decoro la mancha
más pequeña. Yo, señor 600
Don Pedro, por la desgracia
que acaso sabéis, me vi
en la situación amarga
de abandonar mis amigos
mis conveniencias, mi patria... 605
Disfrazado, fugitivo,
hube de fingir en varias
partes, nombre y calidad;
y cuando después de tantas
desventuras, vi lucir 610
algún rayo de esperanza,
vine a este pueblo creyendo
que estar a poca distancia
de la corte me sería
favorable. Vuestra hermana 615
me vio, la conté mi historia,
condolióse al escucharla,
me hospedó aquí, donde a fuerza
de atenciones no esperadas,
y tal vez no merecidas, 620
alivio hallaron mis ansias.
Isabel... ¿Cómo pensáis
que fuese fácil tratarla,
sin quererla bien?... Yo os ruego
que no os alteréis, me falta 625
poco que añadir, y espero
que tendréis la tolerancia
de no interrumpir a quien
por última vez os habla.
Digo que la quise bien; 630
y aunque su madre os lo calla,
traté de hacerla mi esposa,
en la segura esperanza
de conseguirlo, y creyendo
que vos no perdierais nada. 635
Pero he visto que en el pueblo
se murmura, se propagan
mil calumnias contra mí.
Hay alguno que nos guarda
la puerta, y tan atrevido 640
que me insulta y me amenaza;
hay alguno que desprecia
mi carácter, que me trata
de seductor, y...
DON PEDRO
¿Por quién
lo decís?
BARÓN
Por nadie, tantas
645
injurias no las toleran
los Benavides de Vargas...
Con dos renglones pudiera
confundir a quien me agravia,
y... no lo haré... Tengo ya 650
noticia de que me aguardan
en la corte; mi contrario
está preso, el rey me llama,
quiere verme, y es preciso
que con diligencia parta. 655
Pero en tanto, no os daré
disgusto. El tiempo que haya
de estar en Illescas (puesto
que hasta pasado mañana
no vendrán mis coches) pienso 660
alojar en la posada
que cuando vine ocupé,
y os juro que de esta casa
saldré luego que amanezca;
y aunque en el pueblo quedara 665
muchos meses, nunca en ella
pondré los pies. Ya que tanta
ofensa ha sido aspirar
a esta unión abominada,
ahí os queda la infeliz 670
Isabel, sacrificadla...
Yo la quise hacer dichosa;
vos no queréis, y esto basta.
TÍA MÓNICA
¡Válgame Dios! Pero...
BARÓN
No,
no os canséis.
TÍA MÓNICA
¡Fuerte desgracia
675
es esta!... Porque otros digan...
Mientras yo no he dado causa;
mientras la niña está pronta
a lo que su madre manda...
¡Ánimas benditas, pues 680
cierto!... ¿Y tú qué dices?
DON PEDRO
Nada.
que El Barón habla muy bien,
que le tomo la palabra,
que si la cumple, debemos
darle todos muchas gracias... 685
Y que me voy a acostar.
TÍA MÓNICA
¡Qué necedad, qué ignorancia!
¡Si es muy tonto!... Pero yo,
Señor, por qué...
DON PEDRO
Consoladla,
Señor Barón.
BARÓN
No hay remedio.
690
TÍA MÓNICA
¡Qué mujer tan desdichada!
BARÓN
Es preciso hacerlo así,
lo exigen las circunstancias;
mi estimación es primero
que mi amor.
DON PEDRO

 (Aparte.) 

¡Que zalagarda
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me ha querido armar!... Adiós,
Mónica, duerme y descansa.
Señor Barón, buenas noches.
¿Quedamos en que mañana,
luego que amanezca?...
BARÓN
Sí.
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DON PEDRO
¿Os iréis a la posada?
BARÓN
Ya lo he dicho.
DON PEDRO
¿Y no volvéis
aquí?
BARÓN
No.
DON PEDRO
¿Y así que os traigan
el equipaje, los tiros
y las carrozas de nácar, 705
os vais?
BARÓN
Me iré.
DON PEDRO
Lindamente.

 (Aparte.) 

Pues con todo, no me engañas.

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