Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice Siguiente




ArribaAbajoLlamo al toro de España

Es un poema en alejandrinos asonantes con un verso tetrasílabo ínter estrófico, excepto dos (Víbrate y sálvate) o como emblema al inicio del poema en imperativo.

En este poema reconozco cierta similitud con Llanto a la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (1934), de García Lorca, a la muerte del torero sevillano y mecenas artístico, cogido en la plaza de Manzanares por un toro de Ayala en 1934. A quien también le lloró Rafael Alberti en Verte y no Verte (1935), y el propio Miguel en Cita fatal, en Poemas Sueltos (1933-1934). No me refiero ya a la similitud entre: Llanto y Llamo, no, sería afinar demasiado, sino en palabras como «bronce y piedra» que veremos más adelante, o las desmesuradas visiones metafóricas de ciertos verbos surrealistas. Algunos investigadores creen que tiene influencia de Poeta en Nueva York, sin embargo, esto no es posible ya que esta obra se editó por primera vez en 1940, un año después de El hombre acecha. E incluso en Fuerza del Manzanares ya alude MH a La voz del bronce no hay quien la estrangule.

El toro representa, no a la España geográfica sino al pueblo español86, a los españoles agredidos en su libertad. Desde la antigüedad y el mítico rey de Tartessos Geryón, donde los toros y los bueyes fueron considerado animales sagrados, y de alguna forma emparentado con las fuerzas divinas de un ser enviado por los dioses para ayudar al hombre en duro el trabajo de sobrevivir. En tauromaquia aparece el toro como símbolo de la perfección de la fuerza pura que lucha por sobrevivir. Y además emparentados con los toros ibéricos de Guisando, en una demostración de virilidad, coraje y fuerza más allá de lo terrenal. Los berracos ibéricos encaramados a las entradas de los pueblos de Castilla. O actuales monumentos al toro, caso de la manada de cinco bronces bravos en la plaza de España, frente al coso alicantino.

Para profundizar en la tauromaquia nada más aconsejable y provechoso que leer la enciclopedia del vallisoletano José María Cossío, patrón y protector de Miguel Hernández. Además de recopilación de abundante poesía sobre el toro y la influencia de Rafael Morales Poemas del Toro, según Arturo del Hoyo.

En este poemas MH nos muestra a un toro mermado en su «vitalidad trágica», moribundo, ya no es el toro aquel de Perito en lunas (conocidos títulos por las anotaciones que el propio poeta dictó a Federico Andreu Riera)87 cuernos como luna menos cuarto. Con el lomo de colores, que entero y veloz, como una flecha sale del arco contra los picadores, en un irreconocible hipérbaton:


Por el arco, contra los picadores,
del cuerno, flecha, a dispararme parto.



Tampoco es el toro de amor del soneto que empieza con el verso en encabalgamiento de como el toro he nacido para el luto y el dolor, o ese toro telúrico que se crece en el castigo, en los desplantes de la amada, y que «lleva al cuello un vendaval sonoro», un cencerro, que «sigo y te persigo», pero al final «burlado» por los devaneos posiblemente debido a las traiciones de Maruja Mallo, según algunos autores. Ella había pintado los decorados para Los hijos de la piedra.

En este poema el toro aparece en el último tercio, ha doblado la patas, está noqueado, como el toro de España, al final de la Guerra Civil. Con los imperativos de álzate, levántate, despierta, le pide que tome aire, aliento, que respire luz-vida, que concentre la fuerza de los mares bajo su piel cerrada. Cerrada como la tela de una talega (piel-talega) que guarda la carne, esqueleto y sangre.

Continúa el poema pidiéndole al toro que despierte, le recuerda que un toro bravo se crece en el castigo cuando le acomete con traiciones lobunas. Pero el toro resopla, ahora le pide que se levante con ese despliega tu esqueleto, enarbola tu frente con rotundas hachas- (saca los temibles cuernos), dos herramientas de asustar a los astros, y sigue con astas de tragedia. Sigue el poema repitiendo cinco veces: toro. Recuerdo ese repetido emblema del poema de Federico: «qué terrible cinco de la tarde, eran las cinco en punto..., eran las cinco en todo los relojes...»

Desencadénate. A desollarte vivo vienen lobos y águilas (el enemigo fascista en otra alusión es el grajo) que han envidiado siempre tu hermosura de pueblo.

Yérguete. No te dejarás castrar... tus atributos de varón abundante aprecio similitud con «por varón en la ingle con un fruto»88 , por esa mano felina que pretende arrancártelos de cuajo. Son las garras del tigre rememoradas en el hombre, ya explicadas en Canción Primera.

Víbrate. No quiere que le absorban el tesoro de la sangre, que no le quiten los ojos en arrebatarán los ojos minerales. El adjetivo «mineral» muy usado por Miguel, esos ojos de carbón, o «metal fresco», o ese «azabache de cristal negro» de los ojos de Platero de Juan Ramón Jiménez. Uso de la incoherencia surrealista y sensorial de «ojo mineral» con sangre dura de Ignacio, en el poema de Federico. O como acaba la estrofa con torrencial mercurio.

Revuélvete. Vuelve al puro surrealismo incoherente al dictado de la escritura automática y la imagen surrealista con quisiera quitar la piel al sol. Una de la metáforas más desmesuradas que he leído jamás, tan sólo comparable al Himno al sol de Espronceda, cuando escribe: «Para y óyeme, ¡oh sol!, yo te saludo / y estático ante ti me atrevo a hablarte». Se refiera a despellejar la piel del toro de España como al sol de España. Repite lo de castrar, con ese poder de fecundar las piedras. Federico ya recoge y repite en el símbolo complejos de «piedra», unas veces como muerte, otras como «la piedra es frente» o inmisericorde que no empapa la sangre de Ignacio.

Abalánzate. Empieza el verso en el bronce y en la piedra has mamado. Bronce como esculturas de los toros. Reconocemos «bronce» en un poema de García Lorca:


Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
la cabeza levantada
y los ojos entornados.89



En el soneto número 17 de El rayo que no cesa, ya lo había recogido en el verso 7, el sentido de la piedra como poder primigenio, con y su vasto poder de piedra y pino...

En la ilustración aparece en primer plano el toro dormido en la dehesa, detrás la famosa foto de Robert Capa, de un miliciano alcoyano en el momento caer abatido, y en segundo plano una columna de estilo mudéjar que nos da idea de la España más tradicional, y con un sol, como un inevitable icono de nuestro país.

Ilustración 2. Llamo al toro de España



Anterior Indice Siguiente