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El hombre pacífico

Comedia en un acto

Manuel Bretón de los Herreros



portada



  —105→  

Representada por primera vez en el teatro del Príncipe el día 7 de abril de 1838.



PERSONAJES
 

 
DOÑA RAMONA.
CASILDA.
DON BENIGNO.
DON MAMERTO.
DON LORENZO.
UN ALCALDE DE BARRIO.
DON SIMÓN.
MATEO.
 

Madrid. Sala con puerta a la derecha del actor; dos en el foro, una de ellas con vidrieras y un balcón a la izquierda. Entre los muebles habrá, sobre un velador, una pecera con agua, y en ella un pez. La puerta con vidrieras es la del dormitorio de DON BENIGNO.

 




Escena I

 

MATEO. DON BENIGNO. DOÑA RAMONA.

 
 

(Aparece MATEO tendido en un sofá y roncando. El teatro está únicamente alumbrado por la luz, ya agonizante, de una lamparilla puesta sobre una mesa. Al levantarse el telón suenan dentro fuertes campanillazos.)

 
BENIGNO

 (Dentro, gritando.) 

¡Mateo!
RAMONA

 (Lo mismo.) 

¡Jesús!... ¡Mateo!
MATEO

 (Levantándose sobresaltado.) 

¿Quién...? ¡Allá van!
RAMONA

 (Dentro.) 

¡Vamos, plomo!
 

(MATEO bosteza esperezándose, y con mucha sorna sale por la puerta de la derecha.)

 
BENIGNO

 (Dentro.) 

¡Por Dios, hombre, date prisa!

 (Dentro.) 

RAMONA
¡Abre con dos mil demonios!
BENIGNO

 (Dentro.) 

¡Gracias a Dios!
RAMONA

 (Dentro.) 

¡Qué dormir
5
tan bestial! Echa el cerrojo.
 

(Entran en la escena DON BENIGNO y DOÑA RAMONA; aquel vestido de moro, y ésta de vestal, y soltando al entrar DON BENIGNO un capote viejo, y DOÑA RAMONA su capa. Cada cual trae una careta en la mano. Poco después vuelve MATEO.)

 
¡Ah! Ya me veo en mi casa.
¡Gracias a Dios poderoso!
El sillón... ¡No puedo más!

 (Se deja caer en una poltrona.) 

RAMONA
No te hacía yo tan flojo. 10
Por una noche de baile...
Yo estoy lista para otro
si se ofrece.
BENIGNO
Sea Dios
loado que al alboroto
puso fin del carnaval, 15
y aunque el ayuno es penoso,
bien venga el miércoles flaco
y mal haya el martes gordo.
Bacanales y chacotas,
—106→
bailoteos y retozos 20
y bullicios, no se han hecho
para hombres de tomo y lomo.
Por darte gusto, Ramona,
he sido una noche loco,
pero ¡una y no más!
RAMONA
¿Qué valen
25
pocas horas de reposo
perdidas por un placer
que es el compendio de todos?
¡Qué variedad de disfraces!,
¡qué universal alborozo!, 30
¡qué música!, ¡qué salón!
¡y qué olvido venturoso
de los años y las penas!
¿Quién...?
BENIGNO
Hermana, yo perdono,
como se suele decir, 35
por el coscorrón el bollo.
A vosotras las mujeres,
aunque tengáis más otoños
que un palmar, os vuelve el juicio
la danza, y yo no me asombro; 40
que, hablando en la jerigonza
política, el sexo hermoso
siempre se inclina al partido
del movimiento. Nosotros
nos conocemos mejor, 45
y dejamos a los mozos
esas locuras. Buen vino,
buena mesa, buenos troncos
en mi chimenea, y paz,
y de la cama al birlocho...; 50
y más que el vulgo me llame
estacionario o retrógrado.
MATEO
¿No se ha divertido usted,
señor?
BENIGNO
Ahí está el negocio.
No hubiera sufrido tanto 55
toda la noche en un potro.
Antes de salir de casa
ya había sudado el hopo
abigarrando mi cuerpo
con todos estos engorros. 60
Compromisos de mi hermana
nos agregan cuatro tomos...,
y yo pago los billetes
y el carruaje a peso de oro;
y aun esto poco importara, 65
que nunca he sido roñoso
pero a mitad del camino
vuelca el simón en el lodo.
Medio a nado, medio a rastra,
misto entre reptil y congrio, 70
salgo al fin de la escotilla
cuando Dios llovía a chorros.
El albornoz y el turbante
como puedo me compongo;
para entrar en el salón 75
me abro1 paso con los codos,
y ya entonces señalaba
treinta grados el termómetro.
¡Qué confusión! ¡Qué apreturas!
Ya me dislocan este hombro 80
de un pechugón; ya me pisan
en el callo más hermoso;
ya en un reflujo violento
de aquel agitado golfo
aturdida una chufera 85
me mete en la boca el moño;
quiero ver bailar, y dice
el bastonero que estorbo;
busco asiento, y no lo hallo;
resuelvo tomar un polvo, 90
y ¡adiós caja! Otro empellón
la envía echando demonios.
Salgo al pasillo, y me hielo;
vuelvo al salón, y me ahogo.
La marea, a mi pesar, 95
me lleva después a un corro
donde al verme unos mozuelos
tan campante y tan orondo,
gritan: ¡un moro, muchachos!
Somos felices. ¡Un moro! 100
Quién me soba, quién me abraza,
quién me da paz en el rostro,
juegan al tieso conmigo,
me ponen mazas de a folio...
Sigo la broma, y repiten; 105
me quejo, y me llaman tonto;
que cada cual interpreta
la libertad a su modo,
y al paso que ellos son libres
para triturar al prójimo, 110
si su talle o su disfraz
no parecen de buen tono,
no le es lícito a un cristiano
el disfrazarse a su antojo.
Entre tanto la careta 115
me lacera entrambos ojos,
el turbante me derriba,
me duelen los hipocondrios,
una beata me hiere
con un alfiler de a ocho, 120
pierdo a mi dama, y me roban
el pañuelo de los mocos.
Voy al ambigú: ya es tarde;
sólo queda medio pollo,
y ese flaco, y ese frío, 125
y el pan... cociendo en el horno,
y el agua tarda una hora...,
y me la suben del pozo.
Bajo a las salas de juego;
me encuentro sin saber cómo 130
entre dos pugiladores
que se sacuden el polvo
sobre un «venga acá ese duro»
y un «quítese allá el tramposo»;
y sin ponerlos en paz 135
salgo abofeteado y roto.
Harto de tantos percances,
y mustio, y manido, y sordo
de tal guirigay, de tanto
me conoces, te conozco; 140
decido volverme a casa,
y en aquel pasillo lóbrego
—107→
espero mi capa en vano
tres cuartos de hora redondos.
Al fin tomo en su lugar 145
un balandrán asqueroso;
salgo a buscar mi simón;
no parece: fui tan bobo
que adelantado pagué...,
y he aquí el premio que logro: 150
a la ida, batacazo
y a la vuelta, a pie. Si cojo
tras de esto una pulmonía
hago un pan como un bizcocho.
MATEO
¡Pobre señor!
RAMONA
Ya se ve,
155
como criado en Pancorvo,
tú no sabes los estilos
de Madrid...
BENIGNO
Por san Ambrosio,
no hablemos ya del asunto,
que no es hora de coloquios. 160
Mateo, enciende una vela,
que quiero acostarme pronto.
MATEO

 (Tomando una vela, y dirigiéndose adonde está la lamparilla.) 

Voy al instante.

 (Al encender la vela apaga la lamparilla.) 

¡Por vida...!
RAMONA
¿En qué estás pensando, topo?
BENIGNO
¡Sea por amor de Dios! 165
RAMONA
¡Dejarnos ahora ese trompo
a oscuras!
BENIGNO
¿Cómo ha de ser!
Trae la caja de los fósforos
que está sobre mi mesilla
de cama. Ve poco a poco. 170

 (MATEO entra a tientas en la alcoba.) 

RAMONA
Dios ponga tiento en sus manos.
BENIGNO
¿Los encuentras?
MATEO
 (Dentro.) Ya los topo.

 (Sale de la alcoba desatentado.) 

¿Dónde está usted?
BENIGNO
Por aquí.
MATEO

 (Tropieza en el velador y derriba la pecera.) 

¡Jesucristo!
RAMONA
¡Malos lobos
te coman!
BENIGNO
¡Vaya por Dios!
175
¿Te has hecho mal?
RAMONA
¡Ya me ha roto
la pecera!
MATEO
Tropecé...
RAMONA
¡Maldito! ¿No tienes ojos?
MATEO
Sí tengo, pero no son
de mochuelo.
RAMONA
¡Alma de chopo!
180
BENIGNO
Por las ánimas benditas,
no riñáis ahora vosotros.
Sin moverte de tu sitio,
Mateo, enciende en el forro
de la caja una cerilla. 185
MATEO

 (Abriendo a tientas la caja.) 

Sí, señor, voy...
RAMONA

 (Se dirige al balcón tentando las paredes.) 

Es ocioso.
Yo abriré el balcón, que el alba
es ya, si no me equivoco.
 

(Abre el balcón y empieza a rayar el día, aumentándose la luz por grados.)

 
BENIGNO

 (Santiguándose.) 

Bendito sea por siempre
y alabado...
RAMONA
¡Qué destrozo!
190
¡Bruto!
BENIGNO
La redoma, pase;
¡mas mi pez de grana y oro
palpitando por el suelo
separado de su undoso
elemento... Y es milagro 195
no andar por aquí el morroño,
que a haberlo olido, ya fuera
sepulcro del pez su estómago.
Metedle en otra vasija,
que es animal en quien pongo 200
mi cariño por callado
y pacífico.
RAMONA
Sí, corro
a traer la palancana.


Escena II

 

DON BENIGNO. MATEO.

 
BENIGNO
Desnúdame tú, bolonio.
MATEO

 (Le empieza a desnudar.) 

Vamos allá.
BENIGNO
Lo primero,
205
quítame este promontorio
de la cabeza. Por fin
no ha sido pesares todo,
que al atravesar la pieza
donde estaban los periódicos 210
tuve el gusto de abrazar
a don Lorenzo del Olmo,
mi buen amigo y paisano.
MATEO
¿Sí?
BENIGNO
Desde el año dieciocho
no le veía. Ha sufrido 215
mil reveses, mil trastornos,
cárceles, emigraciones...,
mas hoy está fuerte, gordo,
opulento, y muy bien quisto,
—108→
y es coronel... Mucho gozo 220
tuve en verle.
MATEO
Y yo celebro...
BENIGNO
Hoy comerá con nosotros.


Escena III

 

DON BENIGNO. DOÑA RAMONA. MATEO.

 
 

(DOÑA RAMONA trae una palancana con agua, echa el pez en ella y recoge los cascos de la redoma.)

 
BENIGNO

 (Ya medio desnudo.) 

¡Cuidado, no me le estrujes!
Sígueme tú al dormitorio,
y, por Dios, mucho silencio,
que quiero dormir un poco.


Escena IV

 

DOÑA RAMONA.

 
No hay duda. Era don Mamerto.
Su misma cara, su voz...
Él me conoció sin duda
y tomó pipa. ¡Traidor!... 230
Si te echo la vista encima,
falso, no he de ser quien soy,
o me has de pagar...


Escena V

 

DOÑA RAMONA. MATEO.

 
MATEO

 (Cerrando las vidrieras de la alcoba.) 

Y usted
¿no piensa acostarse?
RAMONA
No,
235
que hoy tenemos convidado.
MATEO
Sí; me lo ha dicho el señor.
RAMONA
Y es mi cumpleaños, y hay mucho
que trajinar. Ahora voy
a quitarme estos arreos 240
virginales, y los dos
acordaremos después
los platos que ha de haber hoy.


Escena VI

 

MATEO. DON BENIGNO.

 
 

(DON BENIGNO permanece en la alcoba.)

 
MATEO
Quien de la noche hace día
se acuesta al salir el sol:
es natural. Esa... bruja, 245
con más años que la tos,
aún quiere folías; y ella
es la que al santo varón
de don Benigno ha sacado
de quicio. Al diablo te doy, 250
cotorrona con tus...

 (Suena música dentro y hacia la alcoba de DON BENIGNO.) 

¿Qué oigo!
¿Música en casa? ¡Y por Dios
que están tocando de perlas!
Como que me gusta el son,
y casi me baila el cuerpo... 255

 (Dentro tocando la vidriera.) 

¡Mateo!
MATEO

 (Acercándose.) 

¡Se despertó!
Mándeme usted.
BENIGNO
¿Qué jolgorio
es ese? O soñando estoy,
o creo que aún no he salido
de aquel maldito salón. 260
MATEO
Es música.
BENIGNO
Ya la oigo.
Mas ¿qué vecina parió?
¿Qué novedad...? Y a estas horas...
Aún no apunta mi reloj
las siete.
MATEO
Como no sea
265
que la señora...
BENIGNO
El fagot
me está zumbando en los sesos.
Llama a mi hermana.
MATEO
Ya voy.

 (Desde la puerta de la izquierda.) 

¡Señora!
BENIGNO
¡La hora es cómoda
para un do-re-mi-fa-sol! 270


Escena VII

 

DOÑA RAMONA. MATEO. DON BENIGNO.

 
RAMONA

 (Ya vestida de casa.) 

¿Qué quieres?
MATEO
Yo, nada. El amo...
BENIGNO

 (Todavía dentro de la alcoba.) 

¿Puedes tú darme razón
del objeto de esa murga?
RAMONA
Hoy cumplo años...
BENIGNO
¡Pecador!...
¡Maldito si me acordaba...! 275
RAMONA
Habrá corrido la voz...
BENIGNO
Aunque tú no eres duquesa
—109→
ni jefe de batallón
pase la música, pero
¡tan temprano! Es un horror. 280
RAMONA
Aunque estimo el agasajo,
no los he llamado yo.
BENIGNO
¡Ya escampa!
RAMONA
Voy a decirles
que se vayan.
BENIGNO
¡Sí, por Dios!
RAMONA
Habrá que darles un duro... 285
BENIGNO
¿Eso más? ¿Quién los llamó?
RAMONA
Justo es...
BENIGNO
Bien; con tal que callen,
dales aunque sean dos.


Escena VIII

 

MATEO. DON BENIGNO.

 
 

(Un momento después de salir DOÑA RAMONA cesa la música. DON BENIGNO permanece en la alcoba.)

 
BENIGNO
¡Señor, que no ha de poder
dormir un hombre de honor 290
a quien no desvelan trampas,
ni mujer, ni...
MATEO
Ya cesó
la música. Cojo ahora
la ropa, cierro el balcón
y... pase usted buena noche. 295

 (Dentro gritería de mujeres.) 

Mas ¿qué gritos...?
BENIGNO
¡Voto a briós!
UNA MUJER

 (Dentro.) 

¡Embustera!
RAMONA

 (Dentro.) 

¡Lechuzona!
OTRA MUJER

 (Dentro.) 

¡Deslenguada!

 (Sigue el vocerío.) 

BENIGNO
Es maldición.
Está visto. Ven aquí.
Voy a vestirme.

 (Desde la puerta da ropa MATEO a su amo para que se vista.) 

¡Qué atroz
300
quimera!
MATEO
La vecindad
toda está en revolución.
ALCALDE

 (Dentro.) 

¡Silencio!
RAMONA

 (Dentro.) 

¿Cómo se entiende?
Yo no callo. Soy quien soy
y ella es una...
BENIGNO
La heroína
305
de esa trágica función
es mi hermana. ¿Oyes, Mateo?
Por la Virgen de la O,
anda a ver si la apaciguas.

 (MATEO sale corriendo.) 

ALCALDE

 (A la puerta.) 

Sí, señora.
RAMONA

 (Entrando.) 

No, señor.
310


Escena IX

 

DON BENIGNO. DOÑA RAMONA. EL ALCALDE.

 
 

(EL ALCALDE viene con levita de nacional, insignias de sargento primero y gorra de cuartel.)

 
ALCALDE
¡Después que el barrio alborota
a la autoridad insulta!
Ocho ducados de multa,
o ¡a la cárcel la marmota!
RAMONA
Hermano, vuelve por mí, 315
que este sayón me atropella.
ALCALDE
La atropelladora es ella.
RAMONA
No doy un maravedí.
BENIGNO
¿Qué es esto? ¡Señor! ¿Qué es esto?
RAMONA
Aquella infame mujer, 320
maldecida de cocer,
culebrón, cara de cesto...
ALCALDE
¿Oye usted? Ya se desata
otra vez en desvergüenzas.
BENIGNO
Tiene razón. Mal comienzas. 325
Al grano. ¿De qué se trata?
RAMONA
Ahí encima, en las guardillas,
una vecina soez
al son de rudo almirez
entonaba seguidillas. 330
Oigo el destemplado estruendo,
me asomo por la cocina,
y digo: ¡Por Dios, vecina,
que mi hermano está durmiendo!
Responde por la ventana: 335
¿Qué es dormir? ¡A buena hora!
Yo guiso y canto, señora,
cuando me da la real gana.
¡Canario con los señores!
Si tales son, ¡vaya, vaya!, 340
múdense donde no haya
vecinos madrugadores.
Yo replico, y hecha un ascua
dándome donde me duele,
me pone, como se suele 345
decir, de ropa de pascua.
Y vuelve con más ahínco
al canticio y al mortero;
de oírla me desespero;
le digo cuántas son cinco... 350
Ya la casa alborotada,
todos hablan por los codos,
—110→
y uno a uno salen todos
los trapos a la colada.
En esto el señor se acerca 355
y me multa a fuer de alcalde...
sobre injuriarme de balde
una grandísima puerca.
ALCALDE
Aunque usted así lo cuente
atenuando la cuestión, 360
por su propia relación
se confiesa delincuente.
Ningún código español
ni privilegio enriqueño
manda que se guarde el sueño 365
A quien se acuesta con sol.
La vecina -estos son hechos-,
con su salsa y su canticio
estaba en el ejercicio
de sus civiles derechos. 370
Fuera injusta tiranía
consentir que a troche y moche
bailen ustedes de noche...
y ella no cante de día.
Paso lo de puerca, paso 375
lo de culebrón, que soy
tolerante; pero voy
a lo sustancial del caso.
Si a la casa se consulta,
usted turbó su sosiego, 380
no las seguidillas; luego...
debe usted pagar la multa.
RAMONA
Pero ella...
BENIGNO

 (Abriendo una gaveta y sacando dinero.) 

La autoridad
del barrio tiene razón.
RAMONA
Pero...
BENIGNO
¿Ocho ducados son?
385
Tome usted,

 (Da el dinero al ALCALDE.) 

RAMONA
¡Qué iniquidad!
BENIGNO
¡Mujer!...
RAMONA
Por tu causa riño
con la vecindad...
BENIGNO
¡Mujer!...
No lo eches más a perder.
RAMONA
¡Así pagas mi cariño! 390
BENIGNO
Bien me estaba yo sin él,
y excusármelo debías
si para mostrarlo habías
de alborotar el cuartel.
Ten de mí más caridad 395
cuando en caso igual me vea...,
y que el remedio no sea
peor que la enfermedad.
Ya con patriarcal pachorra
me dormía, y si tal vez 400
me arrullaba el almirez,
me despertó la camorra;
y de todo esto resulta,
Ramona, que no he dormido,
y tuya la culpa ha sido..., 405
¡y yo he pagado la multa!
ALCALDE
Ahora es preciso que toque
otro punto, porque soy,
lo dice el traje en que voy,
autoridad in utroque. 410
Si usted no lo toma a mal,
que me reconozca espero
por su sargento primero
en la milicia local.
BENIGNO
Y a mí ¿qué ley me sujeta...? 415
ALCALDE
Es usted desde este día
miembro de mi compañía.
Tome usted la papeleta.
BENIGNO

 (Examinándola.) 

Mi nombre es este, es verdad;
pero, hombre, yo estoy exento... 420
ALCALDE
Lo manda el Ayuntamiento.
BENIGNO
Es una arbitrariedad.
ALCALDE
Y para que usted trabaje
ahí le dejo en la antesala
los diez cartuchos con bala, 425
y el fusil, y el correaje.
No a la voz sea usted sordo
de la patria...
BENIGNO
Eso es magnífico,
mas ¡yo que soy tan pacífico
y tan grandevo y tan gordo...! 430
ALCALDE
No hay excusa.
BENIGNO
¡Hombre!...
ALCALDE
¡Ea, pues...!
BENIGNO
¡Si la ley...!
ALCALDE
¡Estacionario!
BENIGNO
¡Exime al quincuagenario,
y peino cincuenta y tres!
ALCALDE
Usté es hombre de vigor, 435
recio, de firme estructura,
y a tener más estatura
pudiera ser gastador.
BENIGNO
Aunque en la apariencia sano,
porque me cuido con tónicos, 440
poseo alifafes crónicos
como cualquier ciudadano,
y en fin la edad...
ALCALDE
¡Eh!
BENIGNO
¡Por Dios!...
ALCALDE
Habrá errado usted la cuenta.
La edad que usted representa 445
es de treinta a treinta y dos.
BENIGNO
No hay tal, y probar espero...
ALCALDE
Bien, eso..., a quien lo mandó.
Mañana, de guardia.
BENIGNO
¿Yo?
¡Cielo!... ¿Adónde?...
ALCALDE
Al Saladero2.
450
BENIGNO
¡Oh! Pero...
ALCALDE
Si usted rehúsa...
—111→
y aún conserva su nombre primitivo.
BENIGNO
Sin aprender el oficio...
ALCALDE
Cuando es penoso el servicio
ningún patriota lo excusa. 455
BENIGNO
¿Y si yo pruebo aquí mismo
que sólo sirvo de estorbo...?
¡Ah! ¡No traje de Pancorvo
mi partida de bautismo!
ALCALDE
Ya he dicho que yo no entiendo... 460
BENIGNO
Mas con la fe de mi hermana,
que es tres años más anciana,
probaré... Tráela corriendo.
RAMONA

 (Sofocada.) 

¡Tres años! No puede ser,
y hablar de edades aquí... 465
BENIGNO
Tráela, y verás...
RAMONA
La perdí.
BENIGNO
Pero...
RAMONA
Abur. Tengo que hacer.


Escena X

 

DON BENIGNO. EL ALCALDE.

 
BENIGNO
¡Oh sexo frágil y vano!
Por no confesar que es vieja,
consentirá esa pelleja 470
que fusilen a su hermano.
ALCALDE

 (Yéndose.) 

Lo dicho.
BENIGNO
Dios me es testigo...
ALCALDE
No hay recurso.
BENIGNO

 (Cuadrándose y llevando la mano al gorro militarmente.) 

¡Mi primero...!
ALCALDE
O mañana al Saladero,
o tres guardias de castigo. 475


Escena XI

 

DON BENIGNO.

 
¡Oh Dios de los ejércitos
que en el cielo me oís!,
¿hay más calamidades
que lluevan sobre mí?
Ni el sufrido Tobías 480
ni el humilde David
tantas tribulaciones
pudieran resistir.
¡Ay! ¡En hora menguada
me vine yo a Madrid! 485


Escena XII

 

DON BENIGNO. DON LORENZO.

 
LORENZO
¡Benigno, amigo!... Abrázame.
BENIGNO
Con mucho gusto, sí...
LORENZO
Antes que tu comida
sazone el perejil,
te vengo a ver, que siempre 490
tu apasionado fui.
BENIGNO
Gracias.
LORENZO
¿Cómo tan triste,
Benigno?
BENIGNO
¡Ay infeliz!
Mal haya la galera
que me trajo a Madrid. 495
LORENZO
Pues ¿qué te pasa?
BENIGNO
Prófugo
del pueblo en que nací,
temiendo los estragos
de la guerra civil,
y ya viudo, a Dios gracias, 500
del bello serafín
cuyo rabioso genio
tanto me hizo sufrir,
por la paz suspiraba;
¡y la busqué en Madrid! 505
Seis días hace hoy miércoles
que el Manzanares vi,
y ya en ellos fui blanco
de desventuras mil.
Anoche, sobre todo, 510
lució desde el zenit
el astro que me aflige,
más negro que un candil;
y si mal en Pancorvo,
peor me va en Madrid. 515
Siquiera allí no hay máscaras
como las hay aquí,
ni hermanas que su enero
transformen en abril,
músicas, ni almireces, 520
ni vecinal motín,
ni jefes in utroque,
ni multas, ni fusil...
Amigo ¡es mucho cuento
la corte de Madrid! 525
LORENZO
Si no eres más explícito,
no entiendo, por san Gil...
BENIGNO
Me explicaré despacio.
Ahora baste decir
que tantas desventuras, 530
¡ah, nunca lo creí!,
mi proverbial paciencia
han puesto ya en un tris...
¿Y aún habrá quien celebre
la villa de Madrid? 535
LORENZO
Somos amigos íntimos:
si de algo sirvo, di...
BENIGNO
El golpe más terrible
de mi fortuna ruin
es haberme alistado 540
en la milicia...
LORENZO
¿A ti?
BENIGNO
Las leyes no me imponen
tal carga concejil,
y aunque mis años cuento...,
los niegan en Madrid. 545
Mientras presento auténtica
la fe de que nací,
—112→
que la facción rebelde
no dejará venir,
soldado soy, Lorenzo, 550
y este cuerpo gentil
irá mañana adonde
diz que solían ir
antaño los que llaman
gorrinos en Madrid. 555
LORENZO
¿La papeleta...?
BENIGNO
Mírala.

 (Se la da.) 

LORENZO
Fácil es conseguir,
que te excusen
de caja y de clarín.
La ley te exime, y basta 560
que salga yo por ti.
Adiós, que el tiempo vuela.


Escena XIII

 

DON BENIGNO.

 
¡Gracias a Dios que al fin
un rayo de consuelo
me amaneció en Madrid! 565


Escena XIV

 

DON BENIGNO. DOÑA RAMONA. CASILDA.

 
RAMONA
Adelante, señorita,
adelante sin recelo,
que mi hermano es muy benigno,
su nombre lo está diciendo,
y no podrá rehusar, 570
a fuer de buen caballero,
el amparo que le pide
en su amargo desconsuelo
menesterosa doncella
blanco del furor paterno. 575
BENIGNO
¡Una doncella en mi casa!
Señorita, yo no tengo
el honor de conocer...
CASILDA
¡Ah! Sí, señor, es muy cierto.
Pero en tal apuro..., a título 580
de vecina..., aquí me vengo.
He debido a esa señora
mil corteses cumplimientos
de su ventana a la mía;
y además, el buen concepto 585
que en el barrio goza usted
me ha decidido...
BENIGNO
Agradezco
tanto favor; pero, hablando
con la franqueza que suelo,
aún agradeciera más 590
que usted me excusara el riesgo
de hospedarla, por razones
que se ocurren al más lerdo;
y entre ellas porque, a Dios gracias,
aún tengo mi alma en mi cuerpo, 595
y para mí no es costal
una niña de ojos negros.
CASILDA
¡Me arroja usted de su casa!
¡Me niega el agua y el fuego!...
¡Maldición!... Se cumplirá 600
mi atroz destino funesto.
Sí, que la misión fatídica
de este ser perecedero
que llaman mujer, y es flor
que besa y destruye el cierzo, 605
fósforo que alumbra y muere,
ráfaga que pinta en sueños
el delirio del amor,
y fantástico compendio
de tinieblas y de luz, 610
de triaca y de veneno...
BENIGNO
¡Tu, tu, tu...! ¡Qué algarabía...!
Déjese usted de retruécanos,
que, a Dios gracias, ya acabaron
las máscaras.
CASILDA
¡Justo cielo!
615
El alma de ese hombre es clásica,
como es compacto y obeso
su material individuo...,
y no es posible entendernos.
Su misión sobre la tierra 620
es comer como un mostrenco,
dormir como un ganapán...,
y al fin morirse de viejo.
BENIGNO
¡Oiga usted, niña!...
CASILDA
En sus fibras
nada responde al acento 625
del trovador melancólico,
ni su embotado intelecto
analiza los latidos...
¡ay!... de un corazón enfermo.

 (Se sienta con muestras de abatimiento.) 

BENIGNO

 (A DOÑA RAMONA.) 

¿Qué diablos de jerigonza 630
es esa, que no comprendo
ni una sílaba?
RAMONA
Sin duda
perdió la infeliz el seso
víctima de alguna ardiente
pasión...
BENIGNO
¡Pues estamos frescos!
635
¿Por qué has abierto mi casa
a semejante embeleco?
CASILDA

 (Levantándose.) 

Resuelta estoy. ¿Qué es la vida,
sino un vegetal infierno...?
BENIGNO
¿Qué dice?
RAMONA
¡Quiere matarse!
640
CASILDA
Un hierro... Un lazo... Prefiero
la estrangulación. ¡Adiós!
RAMONA
¡Qué lástima!
CASILDA
¡Y plegue al genio
de las tumbas que algún día
—113→
no te maldiga en el lecho 645
con infernal carcajada
mi descarnado esqueleto!
BENIGNO

 (Deteniéndola.) 

Espere usted... ¡Pobrecilla!
Capaz será en el acceso
de su demencia... Ea, vamos, 650
recobre usted el sosiego,
y contando con mi apoyo
dígame, sin aspavientos,
lo que siente y lo que busca.
CASILDA
Siento en mis venas el fuego 655
del amor, amor romántico,
inescrutable y eterno.
BENIGNO
¡Eh! Ya presumía yo
que habría amor de por medio.
CASILDA
Y busco hospitalidad 660
y favor contra un protervo
tirano...
BENIGNO
¿Y quién es?
CASILDA
Mi padre.
BENIGNO
¡Cómo! ¡Un padre...!
CASILDA
Sí por cierto.
¿Y qué padre, o qué marido,
o qué tutor, o qué suegro, 665
hermano, o tío, no son
tiranos del bello sexo?
BENIGNO

 (A DOÑA RAMONA.) 

¡Ay! loca de atar.
RAMONA
No va
tan descaminada en eso.
CASILDA
Amo, porque la misión 670
de la mujer...
BENIGNO
Bueno, bueno,
lo sé. Al grano.
CASILDA
Soy amada;
quiero casarme...
BENIGNO
¡Acabemos!
CASILDA
¡Mi padre..., ¡bárbaro padre!,
no quiere admitir el yerno 675
que yo le elegí, y furioso
pone mi amor en secuestro,
y ya que no a la Siberia...,
me envía a Navalcarnero!
Yo, como aquel general, 680
a la estratagema apelo
de la fuga, y aquí aguardo
a mi querido Mamerto.
RAMONA
¡Mamerto ha dicho!
BENIGNO
Eso es dar
un escándalo, y no puedo 685
permitir... Dígame usted
quién es su padre, y yo espero
convencerle...
CASILDA
No. ¡Imposible!
BENIGNO
Y aún mejor en mi concepto
será que se vuelva usted 690
a su casa. Yo me ofrezco
a acompañarla y...
CASILDA
¡Jamás!
Antes iré al cementerio.
RAMONA
¿Mamerto se llama?
CASILDA
Sí.
RAMONA
¿Su apellido?
BENIGNO
Vamos presto;
695
si no, doy parte...


Escena XV

 

DON BENIGNO. DOÑA RAMONA. CASILDA. DON MAMERTO.

 
MAMERTO
¡Casilda!
RAMONA
¡Es él!
CASILDA
¡Dueño mío!
RAMONA
¡Perro!
MAMERTO
(¡Doña Ramona! ¡Perdido
soy!)
RAMONA
¡Traidor!
CASILDA
¿Qué oigo!
BENIGNO
¿Qué es esto?
RAMONA
Ese hombre me pertenece. 700
CASILDA
¿En qué fundas tu derecho,
senectud?
RAMONA
Hay tribunales,
y yo tengo documentos.
MAMERTO
¡Mi bien...! (¡Maldición!) Señora...
(¡Condenación!)
BENIGNO
¡Eh! Silencio.
705
No alborotemos el barrio.
Señorita... Caballero...
RAMONA
Diez años ha que me dio
palabra de casamiento;
huyó después el malvado 710
y no he vuelto a verle el pelo
hasta anoche...
CASILDA
¡Fementido!
Después que por ti atropello...
RAMONA
¡Villano! Por él vendí
mis viñas y mis majuelos... 715
MAMERTO
Yo diré...
BENIGNO
¡Paz, por Dios, paz!
No he dormido. Estoy enfermo...
CASILDA
Los más sagrados deberes;
después que por ti me he expuesto
a una horrible emigración... 720
BENIGNO
Si hablamos todos a un tiempo...
RAMONA
¡Comerme mi patrimonio!...
BENIGNO
¿Cómo es posible entendernos?
RAMONA
¡Abusar de mi candor!
Dar un cuarto al pregonero... 725
CASILDA
¡Abominación! ¡Infamia!
BENIGNO
¡Basta!
MAMERTO

 (A CASILDA.) 

Miente.

 (A DOÑA RAMONA.) 

Yo no niego...
RAMONA
¡Mi honra!
CASILDA
¡Tu mano, o la muerte!
BENIGNO
¿No hay quién me ampare? ¡Mateo!
  —114→  
MAMERTO
¡Qué situación!
RAMONA
¡Hiena!
CASILDA
¡Monstruo!
730
RAMONA
¡Ah! ¡No puedo más!

 (Se desmaya, en brazos de DON MAMERTO.) 

CASILDA
¡Yo muero!

 (Se desmaya en brazos de DON BENIGNO.) 

MAMERTO
¡Maldita! ¡Si te murieras...!
BENIGNO
Pues, señor..., del mal el menos.
MAMERTO
No vuelve.
BENIGNO
¿Qué haré? ¡Socorro!


Escena XVI

 

DON BENIGNO. DOÑA RAMONA. CASILDA. DON MAMERTO. MATEO.

 
MATEO
Don Simón Yáñez del Fresno 735
pregunta...
MAMERTO
(¡Su padre! ¡Malo!)
BENIGNO
Que entre.
MAMERTO
(Pies, ¿para qué os quiero?)
 

(Suelta a DOÑA RAMONA en el sillón, y huye por la puerta del foro que guía a lo interior de la casa.)

 
MATEO

 (A la puerta de la derecha.) 

Que pase usted adelante.
BENIGNO
¡Agua y vinagre! ¡Corriendo!
 

(Vase MATEO corriendo y vuelve poco después con agua y vinagre.)

 


Escena XVII

 

DON BENIGNO. DOÑA RAMONA. CASILDA. DON SIMÓN. MATEO.

 
SIMÓN
No me engañó la tendera. 740
Aquí está. ¿Qué veo! Usted
es el raptor.
BENIGNO
¡Yo raptor!
SIMÓN
¡Con más años que Noé
seducir a una doncella!
No me queda más qué ver. 745
BENIGNO
¡Otro diablo! Usted se engaña.
SIMÓN
Aún me lo niega el cruel
con el cuerpo del delito
entre sus brazos!
BENIGNO
Pardiez
si este cuerpo es delincuente, 750
no he delinquido yo en él.
MATEO
Agua y vinagre.
BENIGNO
Por Dios,
acude...
MATEO
¿A dos de una vez?
BENIGNO
Socorre a esa mala pécora:
yo entre tanto... Espera; ven; 755
mojaremos el pañuelo
en vinagre...
 

(Lo hace así, y lo aplica a la nariz de CASILDA. MATEO procura que vuelva en sí doña RAMONA.)

 
SIMÓN
¡Avilantez
como ella! ¡Hija vil!...
BENIGNO
¡Cachaza!
Ahora lo que es menester
es...
SIMÓN
¡Que se muera!
BENIGNO
¡Un cristiano
760
dice eso!
SIMÓN
¡Infame!
¡Y a quién!
BENIGNO
¡A su hija!
SIMÓN
¡Usted la defiende!
¿Qué más prueba?
BENIGNO
¡Hombre de hiel!
¡Pobre criatura!
 

(CASILDA se remueve.)

 
MATEO
¡Nada!
¡Se aprieta tanto el corsé...! 765
CASILDA

 (Suspirando.) 

¡Ay!
BENIGNO
Respira.
SIMÓN
Sin perjuicio
de acudir mañana a un juez,
hoy nos veremos las caras
usted y yo.
BENIGNO
¡San Miguel!
Esto me faltaba ahora. 770
RAMONA
¡Ay Dios! Yo fallezco.
MATEO
(Amén.)
SIMÓN
Armas, hora, sitio...¡Pronto!,
que quiero abrevar la sed
de mi venganza.
BENIGNO
¡Dios mío!
Le juro a usted por mi fe 775
que soy la primera víctima
de ese rapto. Otro doncel...
CASILDA
¡Ah! Mi padre...
SIMÓN
Usté es su cómplice.
CASILDA
¡Padre!...
BENIGNO

 (Irritado.) 

¿Hay hombre más soez?

 (A CASILDA.) 

Ya no hay paciencia... Alma mía, 780
ya que su mal proceder
me trajo el infierno a casa,
¡defiéndame usted con cien
demonios que se la lleven!
CASILDA

 (De rodillas.) 

Sí, padre mío, a esos pies 785
confieso...
SIMÓN
¡Aparta!
BENIGNO

 (A DOÑA RAMONA.) 

Habla tú,
—115→
que bien lo sabe hacer.
RAMONA

 (Sin moverse.) 

¡Ah!
CASILDA
¡Padre!
BENIGNO
Mil cogotones
me diera en esa pared.
CASILDA
¡Perdón, perdón, padre mío! 790
Un hombre sin Dios, sin ley...
Don Mamerto... Él y sus versos...,
y el abate Lamennais...,
y Bug-Jargal... ¡Miserable!
y Cuasimodo... Pequé... 795
Mi corazón... era un tonto,
y mi cabeza... un Babel.
SIMÓN

 (Algo aplacado.) 

¡Hija ingrata! ¡Deshonrar
a un padre que por tu bien
se desvelaba!...
CASILDA
Por dicha,
800
tardío, padre, no es
mi arrepentimiento.
RAMONA
(¡Ay cielos!
¿Y el mío?)
SIMÓN
Alza, mala piel...
Cuando tú veas el sol...
CASILDA
¡Papá! No lo haré otra vez. 805
SIMÓN
No obstante, irás a un convento
hasta que curada estés
de esa romántica fiebre.
BENIGNO
Bueno fuera que también
la acompañase mi hermana. 810
RAMONA
¿Yo?
BENIGNO
¡Quítese!... ¡A la vejez
viruelas!
SIMÓN

 (A DON BENIGNO.) 

Usted perdone
que la ira...
BENIGNO
No hay de qué;
pero ya estoy tan mohíno
que me importa un alfiler 815
morir, matar... Voto a briós...


Escena XVIII

 

DON BENIGNO. DOÑA RAMONA. CASILDA. DON SIMÓN. EL ALCALDE. MATEO.

 
ALCALDE

 (A DON BENIGNO.) 

Dese usted preso.
BENIGNO
¿Yo?
ALCALDE
Usted.
BENIGNO
¿Y quién me prende? ¿El alcalde
de barrio, el sargento..., o quién?
ALCALDE
El alcalde y el sargento. 820
BENIGNO
Pero sepamos por qué.
ALCALDE
Por encubridor de prófugos
malhechores.


Escena XIX

 

DON BENIGNO. DOÑA RAMONA. CASILDA. DON SIMÓN. EL ALCALDE. MATEO. DON LORENZO.

 
LORENZO
 (Entrando.) ¿Qué oigo!
BENIGNO

 (Viéndole.) 

Ven:
sácame de este conflicto;
o si no, dame un cordel 825
para ahorcarme.
ALCALDE
De esta casa
ha salido habrá unos diez
minutos un perillán
que ha conseguido prender
mi ronda; un tal don Mamerto... 830
RAMONA, SIMÓN y CASILDA
¡Don Mamerto!
BENIGNO
¡Calle! ¿Aquel...?
CASILDA
¡El seductor!
RAMONA
¡El perjuro!
BENIGNO
Pero ¿por dónde se fue?
ALCALDE
Se descolgó por el patio...,
y usted le ayudó tal vez. 835
BENIGNO
No es verdad. Aquí se entró
de rondón...
CASILDA
Cierto.
RAMONA
Sí.
MATEO
Pues.
SIMÓN
Alcalde, yo lo aseguro;
y pues ya cayó en la red,
vamos, Casilda, que aquí 840
nada tenemos que hacer.
CASILDA
Muchas gracias, don Benigno.
¡Románticas, aprended!


Escena XX

 

DON BENIGNO. DOÑA RAMONA. DON LORENZO. MATEO. EL ALCALDE.

 
RAMONA
Sobre don Mamerto caiga
la cuchilla de la ley, 845
que es el hombre más perverso
que come pan.
ALCALDE
Ya lo sé;
por eso la justicia
días ha andaba tras él
pero es fuerza que el señor 850
sea arrestado también
hasta que pruebe...
BENIGNO
Sargento,
ya he probado hasta la hez
el cáliz de la paciencia,
y por vida de Luzbel 855
que estoy harto hasta no más
de ser tan hombre de bien;
y a mí no me prende nadie,
o ¡voto a... y por vida de...!
que hago antes una de pópulo 860
bárbaro y arde el cuartel...;
—116→
y me prenderá por algo
el que me quiera prender.
LORENZO
No lo hará el señor alcalde
cuando sepa el interés 865
que yo tomo...
ALCALDE
¡Don Lorenzo!
En medio de este Babel
no había visto...
LORENZO
Si basta
que yo mi caución le dé...
ALCALDE
¡No ha de bastar? Un sujeto 870
de conocida honradez
y de arraigo, un defensor
de la patria, un coronel...
Yo, llevado de mi celo
patriótico... Ya se ve..., 875
como el preso entre otras gracias
tiene también la de ser
faccioso, y estaba fresco
el lance del almirez,
y ese señor repugnaba, 880
no ha mucho, pertenecer
a la milicia...
BENIGNO
Ya he dicho
que me exceptúa la ley.
Yo puedo amar a mi patria
y a Cristina y a Isabel 885
sin dar que reír al pueblo
en la guardia, en el retén,
con mis remos de galápago
y mi panza de tonel.
Pago mis contribuciones, 890
que no lo hacen más de seis;
si comercio, abono siempre
los derechos de arancel;
respeto a la autoridad;
de nadie recibo prest; 895
voto según mi conciencia;
no consagro en el papel
sentimientos filantrópicos
que he de desmentir después,
ni voceo, ni conspiro, 900
pero no adulo al poder;
por la causa nacional
cualquier sacrificio haré;
pero despojar no puedo
de las canas a mi sien, 905
de la tos a mis pulmones,
ni de la gota a mis pies;
ni puedo volverme mozo
siendo ya Matusalén;
ni para ponerme flaco 910
me he de quedar sin comer.
ALCALDE
Todo eso será muy cierto,
pero mañana hará usted
centinela...
LORENZO
No la hará.
Tome usted su baja.

 (Le da una papeleta.) 

ALCALDE

 (Examinándola.) 

¿A ver?
915
Está en regla.
BENIGNO

 (Abrazando a DON LORENZO.) 

¡Amigo mío!
ALCALDE
Haré que el cabo furriel
nombre a otro, y que recojan
los chismes...
BENIGNO
No es menester.
Mateo los llevará. 920
MATEO
Con mucho gusto.
ALCALDE
Ea pues,
ya no hay nada de lo dicho.
Que ustedes lo pasen bien.


Escena XXI

 

BENIGNO. DOÑA RAMONA. DON LORENZO.

 
LORENZO
¡Pobre amigo! Tan honrado,
tan bueno...
BENIGNO
¿Adónde me iré
925
que lo sea impunemente?
LORENZO
¿Qué se yo? Difíciles;
que aquí y en todo país
si el hombre se hace de miel,
moscas le comen.
BENIGNO

 (Caviloso.) 

Si hubiera
930
monjes cartujos, a fe
que con ellos... -En Madrid
yo no he de acabar el mes.-
Los cuácaros... Entre cuácaros
estaría como un rey. 935
LORENZO
Despacio lo pensaremos
cuando más sereno estés.
RAMONA
Yo, víctima desdichada
de la más negra doblez;
yo, que te amo tan de veras, 940
Benigno, te seguiré
adonde quiera que vayas,
a fuer de hermana y a fuer
de criatura sensible
y de compañera fiel. 945
BENIGNO
¿Tú conmigo? Vade retro!
Ya tu cariño probé,
y todas mis desventuras
acaso han nacido de él.
RAMONA
Bien sabe Dios...
BENIGNO
No te canses,
950
porque hablas con la pared.
Nuestros genios son opuestos;
Y, acabando de una vez,
yo suspiro por la paz;
este es mi supremo bien..., 955
y no es posible gozarla
al lado de una mujer.



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