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El horóscopo del hijo del Rey Alcaraz en el «Libro de buen amor»

James Pyle Wickersham Crawford





Nuestro destino está regido por la posición de las estrellas en el momento de nuestro nacimiento, nos dice Juan Ruiz en el Libro de buen amor, y para probar su aserción, refiere, como de costumbre, una historia (estrofas 129-139). Cuando nació un hijo al rey moro Alcaraz, éste llamó a cinco astrólogos para leer el horóscopo del niño. Sus profecías no consolaron mucho al rey. «Apedreado ha de ser», dijo uno de los maestros; «ha de ser quemado», afirmó otro; «el niño ha de ser despeñado», juzgó el tercero; «el infante ha de ser colgado», dijo el cuarto; «morrá en agua afogado», pronosticó el último. Viéndose imposibilitado de conciliar juicios tan contradictorios, el rey tuvo por impostores a sus astrólogos y los echó a la cárcel.

Algunos años más tarde, cuando el infante había llegado a la juventud, el rey le dio permiso para ir de caza con su ayo. De pronto estalló una tempestad y empezó a granizar. El ayo, recordando las profecías, trató de buscar amparo para el joven, pero ha de cumplirse lo ordenado por Dios:


   Ffaciendo la grand piedra, el infante aguijó;
pasando por la puente, un grand rrayo le dio;
fforadóse la puente, por allí se despeñó;
en un árbol del rrío de sus faldas se colgó.
   Estando asy colgado ado todos lo vieron,
afogóse en el agua, acorrer non lo pudieron;
los çinco fados dichos todos bien se conplieron.
Los sabios naturales verdaderos salieron.

En un artículo del Sr. F. Castro Guisasola1 se dice que la fuente de esta historia se encuentra en el epigrama siguiente de Matthieu de Vendôme, conservado en varios códices desde el siglo XII:


   Cum mea me mater gravida gestaret in alvo,
quid pareret, fertur consuluisse deos.
   Phoebus ait 'puer est', Mars 'femina', Juno 'neutrum':
jam, qui sum natus, Hermaphroditus eram.
   Quaerenti letum dea sic ait 'occidet armis',
Mars 'cruce', Phoebus 'aqua'. Sors rata quaeque fuit.
   Arbor obumbrat aquas; conscendo labitur ensis,
―quem tuleram― casu, labor et ipse super.
    Pes haesit ramis, caput incidit amne, tulique
―vir, femina, neutrum― ilumina, tela, crucem.

Si el Sr. Castro Guisasola hubiese tenido ocasión de consultar la edición del epigrama hecha por el Sr. L. Traube2, hubiera visto que la triple profecía de muerte se halla en el Roman de Merlin y también en la Vita Merlini. Según el Roman de Merlin de Robert de Boron3, después que Pendragón fue nombrado rey, uno de los barones se enojó del crédito que el rey daba a Merlin y pidió permiso para poner a prueba su don de profecía. El rey consintió, y convinieron en que el barón fingiera una enfermedad y que el rey preguntara a Merlin de qué muerte moriría el barón. Merlin replicó : «Sire, vous m'avés priié que je vous die de sa mort. Je le vous dirai. Or sacés bien le jour que il morra il kerra de son cheval et brisera le col. Et ensi partira le jour de vie Luego el barón se disfraza, fingiendo otra vez una enfermedad, y ruega al rey que pregunte a Merlin si recobrará la salud. Merlin, bien enterado del engaño, asegura al enfermo que no morirá de su mal. Éste vuelve a preguntar de qué mal morirá, y Merlin responde: «Le jour que tu morras seras tu trouvés pendus El barón se alegró mucho de estos juicios contradictorios y logró permiso para ponerle a prueba una vez más. Se disfrazó de monje, y Merlin fue llamado para decirle su género de muerte. Merlin, con apariencia de ira, dijo al abad: «Sire, il s'en puet lever, se il veut. Car il n'a mal et por nient m'en essaie. Car il le couverra morir de deus mors que je li ai dites et je li dirai la tierche plus diverse que nule des autres deus. Car après le brisier dou col et que il pendera noiera il.» Otra vez el barón ruega al rey que no crea a un hombre tan indigno de confianza como Merlin, y el rey promete no fiarse de él hasta que las profecías salgan falsas o verdaderas.

«Après che lonc tans avint un jour que li preudom qui ensi devoit morir chevauchoit a grant plenté de gent, et vint a une riviere. Et seur cele riviere avoit un pont de fust, et ses palefrois achoupa et chei a genous. Et cil broncha aval et chai sur sen col en tel manière que il le brisa, et li cors torna outre et chai en l'iaue en tel manière que uns des paus qui avoit esté du pont viés feri parmi sa roube, si que ses rains remesent en haut, et remest pendant la teste contreval, si que la teste et les espaules remesent en l'iaue. Et cil si avoit avoec lui ses gens qui che virent. Et li cris fu grans levés si que la gent de la vile l'oirent, si acoururent par le pont et par l'iaue as nés au plus tost qu'il porent. Et quant il furent venu, si disent li preudomme a chiaus qui le traisent de l'iaue: "Signour, prendés garde se il a le col brisié". Et cil le gardent et dient que oil sans faille. Quant cil qui estoient avoec l'oirent, si s'en esmervillierent moult et dient: "Voirement dist il voir, Merlins, qui dist que chis hom briseroit le col et penderoit et noieroit. Moult par est faus qui ne le croit et canque il dist, que il nous samble bien que il dist voir"».4



Las dos primeras profecías de la historia del hijo del rey Alcaraz no sé presentan aquí, pero las tres últimas corresponden a las profecías encontradas en la versión francesa. En ambos casos la muerte sorprende a un joven mientras está cruzando un puente en una cacería, elementos que no se encuentran en el epigrama latino. El manuscrito de que se sirvieron Gaston Paris y Ulrich para su edición fue escrito a fines del siglo XIII o a principios del XIV, y deriva de un poema sobre Merlin, compuesto por Robert de Boron, del cual sólo se conservan 504 versos. La versión en prosa se difundió por varios países, y la historia de la triple profecía de muerte se encuentra, por ejemplo, en El baladro del sabio Merlín5, impreso en Burgos en 1498, en la versión inglesa en prosa6 (circa 1450-1460) y en la versión métrica de Henry Lovelich7 (circa 1450).

Hace muchos años Paulin Paris8 notó que la historia de las tres profecías contradictorias se encuentra también en la Vita Merlini (circa 1148), atribuida a Godofredo de Monmouth. En esta versión (versos 403-415) la reina trata de desacreditar a Merlin, poniendo a prueba su arte de adivino. Tres veces hace llamar a un niño, con cambio de ropa en cada ocasión, y pregunta a Merlín cuál será su género de muerte. Cada vez Merlin le profetiza una muerte diferente: caerá de una peña alta, morirá colgado de un árbol, morirá ahogado. La reina está muy contenta del buen éxito de su artimaña, pero, en efecto, se cumplen todas las profecías de Merlín. El niño, llegado a la edad varonil, da caza cierto día a un ciervo, cae de un peñasco, se ahoga en un río que corre al pie de éste, y su cuerpo queda colgado de un árbol que estaba a orillas del río.

Parece que la fuente de este episodio de la Vita Merlini se encuentra en los dos fragmentos de Lailoken que dio a conocer el Sr. H. L. D. Ward9. En el primero, Lailoken hace una triple profecía respecto de su propia muerte. Un día, mientras que Kentigern, el famoso santo escocés, canta misa, Lailoken estorba la ceremonia gritando y pidiendo comunión. Kentigern envía un mensajero a decirle que se calle, pero en balde. Tres veces habla con él el mensajero, y en cada ocasión el loco dice que está para morir y profetiza para sí mismo una muerte distinta: «Hodie lapidibus obrutus et fustibus defungar». «Hodie corpus meum perforabitur veru ligneo acuto, et sic deficiet spiritus meus». «Hodie in undis absorptus, vitam presentem terminabo». Y, en efecto, se cumplen sus profecías : «Sed quoniam ea que a domino sunt predestinata nequeunt pretermitti, quin ea oporteat fieri, contigit ut eodem die a quibusdam regis Melfredi pastoribus usque ad mortem lapidatus ac fustigatus, casum faceret in mortis articulo, ultra oram Trauedis fluminis preruptam, prope opidum Dunmeller, super sudem acutissimam, que in aliqua piscaria erat inserta, et transfixus per medium corpus, inclinato capite in stangno, spiritum sicut prophetauerat, domino transmisit».

En el segundo fragmento, el rey Melfred mete a Lailoken en la cárcel, y este da instrucciones respecto a su entierro, porque dice que ha de morir de tres maneras distintas. Cuando alcanza su libertad, descubre al rey el adulterio de la reina. Ella trata de desacreditar al adivino, señalando la imposibilidad de una triple muerte, pero el rey no la cree. Más tarde, la reina consigue su venganza. Lailoken muere a manos de algunos pastores y recibe el epitafio siguiente:


Sude perfossus, lapidem perpessus et undam;
Merlinus triplicem fertur inisse necem.

Aquí se identifica Merlín con Lailoken; pero según Ward, esta identificación representa una adición posterior, debida a la influencia de la Vita Merlini.

A pesar de estos documentos, no se puede decir que la historia de la triple muerte se refiriera por primera vez en Escocia. El Sr. J. D. Bruce10, al hablar de estas versiones, dice que la historia de la triple muerte se encuentra en el Oriente, pero no he podido hallarla en las literaturas orientales. Es posible que Juan Ruiz recibiera esta historia del Oriente, o puede ser que su versión represente una combinación interesante de elementos orientales y occidentales.

En cuanto al epigrama de Matthieu de Vendôme, era conocido en el Renacimiento, y fue atribuido a varios autores del siglo XV. Nadie ha señalado, que yo sepa, su traducción por Cristóbal de Castillejo en un epigrama titulado A un hermafrodito:


   Cuando mi madre cuitada
en el vientre me traía,
viéndose grave y pesada,
diz que a los dioses, penada,
consultó qué pariría.
Febo dijo: Varón es;
Marte, hembra, y neutro, Juno.
Yo, naciendo, era después
hermafrodito, y de tres,
dijo verdad cada uno.
   Preguntado el fin qué habría
tras esto, dijo la Diosa
que con armas moriría;
y más dijo, que sería
muerto de cruz espantosa.
Febo dijo: «En agua espera
acabar su triste vida.»
La suerte, en fin, de cualquiera
dellos en mí fué cumplida,
y por mi mal valedera.
   En un árbol que hacía
sombra al agua me subió
la triste ventura vía,
do la espada que ceñía
abajo se me cayó;
y yo, acaso desdechado,
también allí desbarré;
y cayendo así turbado,
sobre ella quedé colgado
de las ramas por el pie.
   La cabeza encontinente
fué en el agua zapuzada,
y el cuerpo quedó pendiente,
quedando yo juntamente
mal herido de mi espada.
Y desta suerte pendiendo,
perdí la vida y la luz.
Al fin merecí, muriendo,
hembra, macho y neutro siendo,
muerte de agua, hierro y cruz.11



Es evidente que imitación de este epigrama es el del poeta valenciano Jaime Falcó, que empieza así:


Alma Venus praegnans cum jam
      prope partus adesset
consuluit Parcas quid paritur foret.

Parece que esta composición alcanzó gran popularidad en España. Fue traducida en un soneto por uno de los hermanos Leonardo de Argensola12; por el canónigo Salinas, en una versión publicada en la Agudeza y arte de ingenio, de Gracián (cap. XXXIX); por Agustín de Salazar y Torres, en silva; por el padre jesuíta José Morell, que la publicó en sus Poesías selectas (1683), y por Francisco de la Cueva13. También forma parte del argumento de La fiera, el rayo y la piedra, de Calderón de la Barca.





 
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