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1

De la corte del príncipe don Felipe, pasó Alonso de Ercilla (1533-1594) al Nuevo Mundo en 1555 con el gobernador Jerónimo de Alderete, para la represión de la rebelión de los araucanos de Chile, y con el virrey Andrés Hurtado de Mendoza, encargado de reducir en el Perú la sublevación de Francisco Hernández Girón. Muerto de calenturas Alderete en la isla de Taboga, siguió Ercilla al virrey hasta Lima. Cuando este nombró a su hijo don García como gobernador de Chile, decidió acompañarle, saliendo de Lima en febrero de 1557. Se quedó en Chile hasta su destierro a fines de 1558 o principios de 1559 por motivo de duelo. Volvió a Lima y luego a Panamá, de donde se marchó para España en 1563. En América, pues, escribió gran parte de su poema épico en los mismos campos de batalla, como confiesa en el prólogo. Las tres partes de la obra se publicaron entre 1569 y 1589 (véase también: Luis Íñigo Madrigal, 1992: 189-203) y José Toribio Medina, 1910-1918).

 

2

Utilizaremos la edición de Isaías Lemer, Cátedra, Madrid, 1993.

 

3

En: «El Bandido de Salvador Sanfuentes: Relectura y notas sobre un olvido».

 

4

Ciriaco Pérez (1952) incluso habló, a propósito de la visión del indio en la obra, de «línea lascasiana» (Pérez citado por L. I. Madrigal, op. cit., pp. 193); por su parte, Giuseppe Bellini lleva toda la razón afirmando que no «tiene mucho sentido insistir, más allá de lo puramente anecdótico, sobre el incidente que provocó la intervención de García Hurtado de Mendoza [el destierro por duelo, véase más arriba] para explicar la posición del poeta ante los araucanos» (Bellini, 1986: 119).

 

5

Sobre la visión del indio entre los conquistadores hasta las paces de Quilín (5 de enero de 1640), véase la destacada obra de Bengoa (2007).

 

6

Como es sabido, Pablo Neruda se inspiró en gran parte de La Araucana para plasmar su visión de Tauqui Caupolicán, uno de «Los libertadores» de Canto General.

 

7

Don Carlos, en una Real Cédula de 11 de mayo de 1526, prohibió por primera vez el traslado de gelofes a las Indias. Reanudaron la prohibición la emperatriz en 28 de septiembre de 1532 y los reyes de Bohemia, como gobernadores, en 16 de julio de 1550. La emperatriz justificó su decisión por el papel que desempeñaron los gelofes, «seres soberbios e inobedientes, y reboluedores, e incorregibles» en los alzamientos de negros en las islas del Caribe. Véase también: Jean-Pierre Tardieu, 2001: 178-179.

 

8

Charles V. Aubrun, refiriéndose al hecho de que Ercilla «acude a la técnica de Boccaccio e introduce a sus personajes por medio de un encuentro casual», se pregunta si no habría leído el Decamerón. Véase: «Poesía Épica y Novela: El Episodio de Glaura en La Araucana de Ercilla», Revista Iberoamericana XXI (41-42), enero-diciembre de 1956, p. 265. No corresponde a este trabajo tratar de las influencias de la épica clásica en La Araucana; a este respecto, se consultará: Máxime Chevalier, L'Arioste en Espagne (1530-1650). Recherche sur l'influence des Rolands Furieux, Bordeaux, 1966, y María Vega de Febles, Huellas de la épica clásica y renacentista italiana en «La Araucana» de Ercilla, Ediciones Universal, Miami, 1991.

 

9

El episodio de Glaura es uno de los cinco episodios amorosos de La Araucana.

 

10

Véase: «El discurso de las armas y las letras en La Araucana de Alonso de Ercilla». En: Anuario de Pregrado 2004. Disponible en línea: <www.anuariopregrado-uchile.cl/articulos/literatura/anuario_pregrado_el_discurso_de_las_armas>.