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El parecido en la Corte

Agustín Moreto



PERSONAJES
 

 
DON FERNANDO DE RIBERA.
DON LOPE LUJÁN.
DON LUIS.
DON DIEGO.
DOÑA INÉS.
DOÑA ANA.
LEONOR,   criada.
DON FÉLIX.
DON PEDRO LUJÁN,   viejo.
TACÓN,   criado, gracioso.
LAÍNEZ,   vejete.
UN CARTERO.
 

La escena es en Madrid.

 




ArribaAbajoJornada I

 

Calle.

 

Escena I

 

DON FERNANDO y TACÓN, de camino.

 
DON FERNANDO
No vi mujer más hermosa.
TACÓN
Señor, ¿has perdido el seso?
DON FERNANDO
Que fuera poco confieso,
según bizarra y airosa
en aquella iglesia entró, 5
llevándome tras su brio
los ojos y el albedrío.
¡Qué linda mano sacó
a la pila! donde infiero
que de amor la ardiente fragua 10
quiso avivar con el agua.
TACÓN
Pues ¿era hisopo de herrero?
DON FERNANDO
Era a una azucena igual,
era un cristal cada dedo,
que sacudiéndole...
TACÓN
Quedo;
15
que se quebrará el cristal.
DON FERNANDO
Por aquí venir la vi,
pues en la iglesia hay sermón,
yo he de esperarla, Tacón,
por si vuelve por aquí. 20
TACÓN
¿Es de veras, o es un poco
de culebra?
DON FERNANDO
¿Estás sin tino?
¿Yo burlarme?
TACÓN
Lo imagino,
por no pensar que estás loco.
DON FERNANDO
¿Locura es el alborozo 25
de tan divinos amores?
TACÓN
¡Virgen de Regla! Señores,
este caballero mozo,
que hoy se apea en esta villa,
es porque vean su quimera, 30
don Fernando de Ribera,
de los guapos de Sevilla.
Hizo allá algún desatino,
y huyendo el riesgo al proceso,
como le cogió el suceso 35
nos pusimos en camino.
Cuantas prendas y dineros
traía el desventurado,
hasta Madrid ha gastado;
con que llegamos en cueros. 40
Y acabados de llegar
a esta calle (que entre tantas,
la llaman de las Infantas),
porque se vino a apear
donde el mozo ha de vivir 45
de las mulas, sin tener
con qué almorzar y comer,
ni saber dónde dormir,
ni amigo que ir a buscar,
de una dama que ha encontrado 50
dice que se ha enamorado,
y que la quiere esperar.
Pues a mí el toro de Europa
me espere, si yo aquí más
parare.
DON FERNANDO
Ten, ¿dónde vas?
55
TACÓN
A un convento.
DON FERNANDO
¿A qué?
TACÓN
A la sopa.
DON FERNANDO
Después de saber quién es,
para eso hay tiempo.
TACÓN
Eso niego,
comamos antes, que luego
cualquiera cosa es después. 60
DON FERNANDO
Si no sé dónde posar,
¿dónde he de ir?
TACÓN
Perderé el seso;
pesia mi alma; pues ¿por eso
te paras a enamorar?
¿Aquí a una dama tan ancha 65
en ayunas has de hablar?
¿Vas a obligarla a pecar,
o a sacarla alguna mancha?
Yo, en viéndome sin un sueldo,
de enamorar me retiro; 70
que en ayunas un suspiro
es lo mismo que un regüeldo.
DON FERNANDO
Aunque el pensar me lo impida,
que es locura, he de saber
quién es la mejor mujer 75
que he visto en toda mi vida.
TACÓN
En Madrid, si al rededor
de este barrio vueltas das,
ciento y cincuenta hallarás
que te parezcan mejor. 80
¿No ves que en esta materia
de cualquier ciudad de allá
vienen las damas acá,
como mulas a la feria?
DON FERNANDO
Pues nada que hacer tenemos, 85
no he de perder la ocasión.
TACÓN
Pues si esto es resolución,
esperemos.
DON FERNANDO
Esperemos.
TACÓN
Y ya que hemos de esperar
mientras se acaba el sermón, 90
¿no me dirás la ocasión
que a esto le pudo obligar?
¿Cómo han sido tus fortunas,
y a qué en Madrid has entrado?
Refiéreme tu cuidado; 95
que aún deso estoy en ayunas.
DON FERNANDO
Oye, Tacón, mi desdicha,
ya que es preciso el sabella.
TACÓN
Pues me desayuno en ella,
dila, y hágote salchicha. 100
DON FERNANDO
Ya sabes cómo en Sevilla
murió mi padre don Pedro
de Ribera, a quien mi hermana
doña Ana y yo los trofeos
de su sangre y sus hazañas 105
heredamos a su aliento,
con mas de cien mil ducados,
que no fue el menor entre ellos.
Yo, que quedé mozo y libre,
rico y noble, y no muy cuerdo, 110
seguía entre mis locuras
la vana opinión de aquellos
que piensan que está el decoro
en sobras del lucimiento,
y gastan lo que heredaron 115
como bien que no adquirieron.
Pasado el año del luto,
que se pasa recibiendo
pésames, cuentas, cobranzas
y muchos casamenteros, 120
eché carrozas, libreas,
galas, dando en el dinero
como si fin no tuviera;
que el que no llenó el talego,
como no le vio vacío, 125
cree que ha de estar siempre lleno.
Andaba entonces tan vano,
tan necio, loco y soberbio,
que pensaba yo que honraba
al que quitaba el sombrero. 130
¡Qué necedad! Porque en ser
muy cortés un caballero
no gasta nada; y en dar
su hacienda a vanos empleos,
gasta el honor, pues se quita 135
para adelante el respeto;
que al pobre, aunque noble sea,
miran todos con desprecio.
La hacienda hoy es calidad,
la cortesía es un viento, 140
y el que la excusa por verse
lleno de galas y excesos,
es necio, soberbio u simple;
pues es, trocando los frenos,
pródigo de lo que es mucho, 145
de lo que es nada avariento.
De aquellos era yo entonces,
que de mirarlos con ceño
o sin él hacen ofensa,
y traen en la vista el duelo. 150
Esta es graciosa locura,
pues quieren los que hacen esto
saber lo que el otro calla,
construyéndole el silencio.
Si a mí no me dice nada, 155
aunque él se ofenda allá dentro,
¿Por qué he de hacer yo a mi enojo
la lengua de su secreto?
Demás de que, si él oculta
algún rencor en su pecho, 160
vano antes y agradecido
que ofendido estarle debo;
pues si con causa o sin ella
tiene su enojo encubierto,
u de temor me lo encubre, 165
o lo calla de respeto.
Con esto me hice malquisto,
tanto, que ya a los empeños
les sobraba mi ocasión,
porque me buscaban ellos. 170
Todo el día era pendencias,
y como, gracias al cielo,
tan bien heredé a mi padre
las manos como el dinero,
siempre yo fui el retraído, 175
y los heridos los presos;
que en teniendo un hombre fama
de osado, mata sin riesgo,
porque siempre la justicia
acude a prender al muerto. 180
Salí bien de todas ellas,
pero pobre, a poco tiempo;
que como de mis delitos
tuvo la culpa el dinero,
también él pagó la pena. 185
Y al cabo, de todos ellos
quedé libre, pero pobre;
que un mozo rico y travieso
es como lienzo en lejía,
que, aunque mas se ensucie el lienzo, 190
se limpia allí, mas también
se rompe. Yo fuí lo mesmo;
porque mientras me duró
para lavar mis excesos,
con la lejía del oro 195
quedé limpio y roto a un tiempo.
Cesaron libreas y coche;
no creerás el sentimiento
con que en esta descalcez
entré en los años primeros. 200
Y cuando mas lo sentí,
fue cuando, tras haber hecho
tanto ruido con lacayos
el día de coche nuevo,
se vio andando a pie, obligada 205
mi vanidad por su empeño,
a prevenir de zapatos,
papeles para el invierno.
Y esto no fue lo peor,
sino que con el dinero 210
perdí la comodidad,
pero no el arrojamiento.
Proseguí mis travesuras
de modo, que fui el objeto
del rigor de la justicia, 215
y ya con más propio riesgo;
que, como quedé desnudo,
las heridas del proceso,
en pasando del vestido,
es fuerza entrar en el cuerpo, 220
de estos forzosos temores
resultó el no estar atento
al cuidado de una hermana
moza, hermosa y con empeños,
en que yo mismo la puse 225
con mis locos desaciertos.
Pues ella viviendo sola,
y yo en mi retraimiento,
quedó sin guarda mi honor,
y este tan justo recelo 230
me llevaba allá las noches,
con temor de algún exceso.
Que halló después mi desdicha.
Pues una noche (aquí el pelo
se me eriza) no te espante, 235
que este fue el lance primero
que en mi pecho caber pudo
de veras un sentimiento,
porque a todos los demás
mi condición, cuyo extremo 240
es hacer chanza de todo,
nunca dio lugar adentro.
Llevado pues una noche
del cuidado de mis celos
entré por la puerta falsa 245
de un jardín, cuando al encuentro
un hombre, que la aguardaba,
me salió osado, diciendo:
«Caballero, vuelva atrás.»
Cuál se quedaría mi aliento 250
mira tú, considerando
que al ir a mi casa veo
quien, ya como dueño della,
me trató con tal desprecio.
«¿Quién lo dice?» pregunté. 255
«Quien tiene orden de su dueño
para guardar esta puerta.
Pues yo del mismo la tengo
para saber quién sois vos,»
le dije. «No la obedezco,» 260
me respondió. Repliquéle:
«Pues de otra usaré que tengo
para mataros y entrar,
y quemar cuanto esté dentro.»
A esto respondió su espada, 265
y al ruido de los aceros
salió otro, que dentro estaba;
y contra mi los dos puestos,
me tiraron de lo fino.
Mejoréme yo; mas esto 270
de pintarle la pendencia,
ya pienso que estoy riñendo,
y no puedo hacerlo a espacio.
Acercábanse, y matélos:
uno cayó sin hablar, 275
el otro quedó pidiendo
confesión; y yo, ofendido,
pasé por encima de ellos
a buscar mi aleve hermana.
Y su cuarto discurriendo, 280
en toda la casa hallé
sino de mi voz el eco;
que huyó sin duda el peligro,
avisada del estruendo.
Viendo incierta mi venganza, 285
y tan preciso mi riesgo
que, aunque pudiera salvarme
por lo honrado del empeño,
ya el cúmulo de mis causas
me hallaba sin el respeto 290
del oro (que fue mi escudo,
o mis escudos lo fueron);
y que mi hermana tendría
el sagrado de un convento;
público mi deshonor, 295
mi venganza sin remedio,
pues tomando la que pude,
no me la dio entera el cielo,
a huir se determinó
de mi afrenta mi desvelo. 300
Y hallándote a ti en la calle,
sin referirte el suceso,
del modo que nos hallamos,
sin prevención ni dinero,
nos pusimos en camino, 305
y hoy en la corte nos vemos
sin arrimo, sin amparo,
pobres, sin conocimiento,
sin albergue ni esperanza
de tenerle. Esto prevengo 310
para que cuando me ves
arrebatado y suspenso
de una hermosura que he visto,
y estando, como me veo,
desvalido, esta pasión 315
halla lugar en mi pecho,
tú con tu donaire añadas,
para remate del cuento,
a todas estas locuras
lo que me está sucediendo. 320
TACÓN
¡Jesús mil veces, Jesús!
Si trayendo ese veneno
en el cuerpo, sin matarte,
ha entrado amor en tu pecho,
digo que ya no me admiro 325
de que no reviente luego
quien bebe agua tras tocino.
¿Habrá algunos en Toledo
que te igualen la locura?
DON FERNANDO
Yo, Tacón, te la confieso. 330
TACÓN
Un loco hay que dice que es
el Papa, y el Rey su suegro,
y que está canonizado
noventa veces. Mas esto
¿qué va que no pesa tanto 335
como esto, aunque tenga el peso
una que vende besugos?
DON FERNANDO
Las locuras que yo he hecho
todas han sido a este tono.
TACÓN
Ya, Señor, que aquí nos vemos, 340
tú, que otra vez has estado
aquí, si mal no me acuerdo,
¿qué barrio es este en que estamos?
DON FERNANDO
Los Capuchinos son estos
de la Paciencia.
TACÓN
Sin duda
345
se me ha metido en el cuerpo,
pues te he podido sufrir.
¿Y esta iglesia?


Escena II

 

DON DIEGO, que observa retirado. Dichos.

 
DON FERNANDO
El Caballero
de Gracia, y esta la calle
de la Reina.
TACÓN
Estáte quedo,
350
señor, porque he reparado
que aquel hombre que está atento
te ha estado mirando mucho.
DON FERNANDO
No le conozco, ni pienso
que otra vez le vi en mi vida. 355
TACÓN
Acá viene; ponte al sesgo,
por si es algo de cuidado.
DON DIEGO

 (Aproximándose.) 

¿Si es él? El es, o estoy ciego.
Pues ¿qué dudo? Él es sin duda.
DON FERNANDO
¿Mandáis algo, caballero? 360
DON DIEGO
En la voz le he conocido.
¿Don Lope amigo?
TACÓN
¿Qué es esto?
DON DIEGO
¿Sin avisarme, en Madrid
don Lope de Luján? ¡Cielos!
TACÓN
Tú lo eres, por si es pulla. 365
DON FERNANDO
¿Habláis conmigo?
DON DIEGO
¡Eso es bueno!
Al cabo de catorce años,
que os juzgué en las Indias muerto
sin haber a vuestro padre
dado aviso en tanto tiempo; 370
habiendo agora venido,
¿con tan ingrato silencio
os queréis disimular?
DON FERNANDO
Caballero, no os entiendo.
DON DIEGO
Pues no tenéis que encubriros, 375
fiado en lo que habrán hecho
los años, que aun hoy estáis
como os fuisteis, vive el cielo;
y cuando vuestro semblante
no os manifestara, el eco 380
de vuestra voz no pudiera
engañarme. ¿Venís bueno?
DON FERNANDO
¿Qué es esto, Tacón?
TACÓN
Rey mío,
¿da usted de almorzar con eso?
Porque estamos en ayunas, 385
y el cómo se da comiendo.
DON FERNANDO
Mirad que estáis engañado.
DON DIEGO
Don Lope amigo, ¿qué es esto?
No le deis a mi memoria
tal desagradecimiento. 390
Mirad que a tiempo venís
que vuestro padre don Pedro
ha heredado a vuestro tío,
y tiene solo en dinero
más de ochenta mil escudos. 395
TACÓN
¡Ay Dios! ¿Luego es muerto el viejo?
Dadme un abrazo en albricias.
DON FERNANDO
Tente; ¿qué haces, majadero?
TACÓN
¿Qué he de hacer? Mi amo es don Lope,
señor, que lo está fingiendo 400
porque viene por la posta,
y quiere estar encubierto
hasta que llegue la ropa,
por no ir a su padre en cueros.
DON DIEGO
Pues ¿yo no le he conocido? 405
TACÓN
Claro está, ¿no se está viendo
que es Lope hasta las entrañas?
DON DIEGO
Dadme los brazos.
DON FERNANDO
¿Qué es esto?
TACÓN
Hombre del diablo, ¿qué quieres,
ya desbuchado el secreto? 410
Si saben que ya eres Lope,
¿qué sirve hacerte Lorenzo?
DON DIEGO
Don Lope, por vuestra vida,
no dilatéis el consuelo
a vuestro padre, que juzgo 415
que le haga mozo el contento.
mas esperad; que a la vuelta
de aquella calle le dejo,
y quiero ir por las albricias.
No os vais, por Dios; que ya vuelvo. 420

  (Vase.) 



Escena III

 

DON FERNANDO, TACÓN.

 
TACÓN
¿Señor?
DON FERNANDO
¿Qué dices, Tacón?
TACÓN
Que nos viene a ver el cielo
con ochenta mil ducados;
fíngete éste indiano muerto.
DON FERNANDO
Pues, loco, ¿cómo es posible? 425
TACÓN
Pues ¿en esto hay algún riesgo?
Tú eres a él tan parecido,
que dice que aun en el eco
de la voz eres el mismo;
deste caso hay mil ejemplos, 430
que han sucedido en el mundo.
DON FERNANDO
Pues si yo darle no puedo
razón de ninguna cosa
de su casa, aunque me veo
de modo que lo intentara, 435
a poder tener efecto,
siquiera por albergarme
hasta encontrar algún medio
de vivir, ¿cómo ha de ser?
TACÓN
Pues ¿para qué es el ingenio? 440
¿Hay mas de decir que vienes
cansado, y que te hagan luego
la cama, y comer muy bien,
y cenar del tenor mesmo?
Y si te preguntan algo, 445
en hallándote en empeño,
dar respuestas generales,
y suspenderlos con esto.
Por hoy, hasta que mañana
busquemos otro remedio? 450
Comámosle de una vez
medio lado a aqueste viejo;
que no es bodegón su casa,
que han de pedirnos dinero.
Y aunque se sepa el engaño, 455
señor, cerremos con ellos;
que audaces fortuna juvat.
DON FERNANDO
¿Quieres creer que no me atrevo?
Que yode poder me holgara.
TACÓN
Pues ves aquí un bravo cuento: 460
Vimos y abitémonos hoy;
que si se supiese luego,
nos llevará a un hospital,
y allá también comeremos.
DON FERNANDO
No te canses; que es locura. 465
¿Qué me miras?
TACÓN
Te estoy viendo;
vive Dios, que eres don Lope,
y tú no te acuerdas dello.
DON FERNANDO
Calla; qué va se ha acabado
el sermón, y van saliendo 470
las mujeres de la iglesia.
TACÓN
¿Agora acuerdas con esto?
Mas, sermón de capuchino
suele ser largo.
DON FERNANDO
Ya veo
a la dama que esperaba. 475
TACÓN
¡Oh, lleve el diablo sus huesos
yo apostaré que por ella
aqueste lance perdemos!


Escena IV

 

DOÑA INÉS y LEONOR, con mantos. Dichos.

 
DOÑA INÉS
Tápate, Leonor, que aquí
aún está aquel caballero 480
que nos siguió hasta la iglesia.
LEONOR
Galán es.
DOÑA INÉS
Y muy discreto;
que nos dijo dos donaires
de buen gusto y muy a tiempo.
DON FERNANDO
Yo quiero llegar a hablarla. 485
TACÓN
¡Que haya hombre que tenga aliento
de enamorar en ayunas!
Yo no he acertado requiebro
en mi vida hasta tomar
aguardiente por lo menos. 490
DON FERNANDO
Señora, por una prenda
que me habéis llevado, espero
desde que os dejé en la iglesia.
DOÑA INÉS
¿Prenda yo?
DON FERNANDO
Y de mucho precio.
DOÑA INÉS
¿Cuál es la prenda?
DON FERNANDO
Los ojos;
495
que me habéis dejado ciego.
TACÓN
Es cierto, y por eso tienta.
DOÑA INÉS
No creáis que yo os los llevo.
TACÓN
Mire usted bien en la manga.
DOÑA INÉS
Bien sé yo que no los tengo. 500
TACÓN
Yo veo uno.
DOÑA INÉS
Pues no hay otro.
TACÓN
No es muy malo; que en efecto
más vale tuerta que ciega.
DON FERNANDO
¿Daréis licencia al deseo
de que os diga adónde están? 505
DOÑA INÉS
Todo será perder tiempo.
 

(Bajan la voz.)

 
TACÓN
Y usted ¿me dará un oído
que me lleva? ¿No habla? ¡Bueno!
Yo sin oído estoy sordo,
usted muda, mi amo ciego; 510
con que, ciego, sordo y mudo,
entre todos tres hacemos
el diablo de la Cuaresma.
LEONOR
Muy bien y muy...
TACÓN
Pues ¿qué es esto?
Habló el buey, y dijo mú. 515
DOÑA INÉS
Para el agradecimiento
de esa voluntad, que acaso
fingís, basta en mi el exceso
de escucharos en la calle;
que yo no acostumbro hacerlo. 520
Y os ruego que aquí os quedéis;
que no soy mujer que puedo
ir de nadie acompañada.
Ven, Leonor.
DON FERNANDO
¿Podré a lo menos
seguiros, para saber 525
en qué casa el alma dejo?
DOÑA INÉS
El que la sepáis o no,
no os será de algún provecho.
Haced lo que os diere gusto.
TACÓN
¿A quién, digo, seguiremos? 530
LEONOR
¿Seguir a quién?
TACÓN
A ese brio.
LEONOR
Sígale; mas es mal pleito.
 

(Vase con DOÑA INÉS.)

 
DON FERNANDO
Yo he de ir tras ellas, Tacón.
TACÓN
¿Estás loco? Vive el cielo,
que echan un tufo a doncellas, 535
que penetra hasta los sesos.
DON FERNANDO
Voy; no las pierda de vista.

  (Vase.) 



Escena V

 

TACÓN.

 
Señores, el caballero
del Febo era patarata
con este hombre; el juicio pierdo. 540
¿Habrá en los nominativos
caso como este? Mas ¡cielos!
El que hizo a mi amo Luján
(que es maestre, a lo que pienso,
de la orden de Lujanes) 545
se viene hacia mi derecho;
y un viejo de poco acá,
que no ha tres días que es viejo:
Don Pedro se ha de llamar;
por si importa, estoy en ello. 550


Escena VI

 

DON PEDRO, DON DIEGO, TACÓN.

 
DON DIEGO
Aquí le dejé ha un instante.
DON PEDRO
Estoy loco de contento;
¿mi hijo don Lope está vivo?
DON DIEGO
Este es el criado.
TACÓN

  (Aparte.) 

A ellos.
DON PEDRO
Amigo, ¿servís a Lope? 555
TACÓN
¿Qué modo de hablar es eso,
«servís a Lope?» ¿Qué es Lope?
¿Tengo yo semblante o gesto
de criado de poeta?
DON PEDRO
¿No me entendéis?
TACÓN
Ya lo entiendo.
560
Mi amo no es Lope, rey mío.
DON PEDRO
Pues ¿por qué respondéis eso?
TACÓN
Porque mi amo es don Lope
de Luján, más caballero
que el caballero Danzado. 565
DON PEDRO
Pues dadme los brazos luego,
amigo; que es mi hijo Lope.
TACÓN
¿Qué escucho? ¿Vos sois don Pedro
de Luján?
DON PEDRO
Si, amigo mío.
TACÓN
Los pies mil veces os beso. 570
DON PEDRO
¿Dónde se ha ido mi hijo?
TACÓN
Aquí volverá al momento.
¿Que vos sois su padre?
DON PEDRO
Sí.
TACÓN
¿Queréis creer que aun no lo creo?
DON PEDRO
Pues ¿eso dudas?
TACÓN
¿Su padre?
575
DON PEDRO
Pues ¿por qué no lo parezco?
TACÓN
Eso, como un huevo a otro.
DON PEDRO
Pues yo lo digo, ¿no es cierto?
TACÓN
Si vos fuérades su madre,
no pusiera duda en ello. 580
DON PEDRO
¿Cómo Lope no me ha escrito?
TACÓN

 (Ap.) 

Aquí va perdido el cuento.
DON PEDRO
Y al cabo de tantos años
que ha que noticia no tengo
de él, ¿por qué, cuando ha venido, 585
no fue a apearse al momento
a mi casa?
TACÓN
¿A vuestra casa?
No fue porque...

 (Aparte. 

Ya di en ello;
alúmbreme Dios con bien:
la hambre el discurso me ha vuelto.) 590
Pues ¿no sabéis lo que pasa?
DON PEDRO
Yo no.
TACÓN

 (Aparte. 

Alábenme el ingenio.)
Milagro de Dios es que hoy
tengáis hijo de provecho,
porque él de vos no se acuerda, 595
de sus padres ni sus deudos,
ni aun de sí: y si no es por mí,
a Madrid no hubiera vuelto.
DON PEDRO
Pues ¿por qué?
TACÓN
Yo ha que le sirvo
(si habrá) once meses y medio; 600
porque viniéndome a España,
le topé en la Habana enfermo.
DON PEDRO
¿De qué?
TACÓN
Del mal más terrible.
Oigan; que es raro el suceso:
a él le dio una perlesía, 605
y della resultó luego
un mal, que manía se llama,
de quien refiere Galeno
que quita la voluntad,
memoria y entendimiento. 610
Él lo perdió todo junto;
mas como traía dinero,
que él ha estado en Filipinas.
Aunque no se acuerda dello,
y allá dicen que hizo cosas, 615
y treinta y dos mil progresos,
con muy grande bizarría
(no ha pasado caballero
más galante a Nueva España
desde que allá llegó el credo), 620
se curó en fin, porque allí
seis médicos le asistieron
de cámara.
DON PEDRO
¿Qué decís?
¿De cámara?
TACÓN
Bueno es eso;
también hay cámara allá. 625
DON PEDRO
Proseguid.
TACÓN
Sanó en efecto,
y a fuerza de medicinas
restauró el entendimiento.
Mas la memoria voló,
tanto, que fue fuerza luego 630
enseñarle a escribir, leer,
y hasta el mismo Padre nuestro,
y su nombre, que también
se le olvidó. A compañero
ni amigo no conocía; 635
pues sus padres, volaverunt,
todo el humor radical
se le salió de los sesos.
Y en fin, perdió la potencia
redonda.
DON PEDRO
¡Válgame el cielo!
640
TACÓN
No la de padre; que ya
pienso que tendréis un nieto.
En fin, yo, con las noticias
que sus amigos me dieron,
supe que era de Madrid 645
don Lope, hijo de don Pedro
de Luján; y preguntando
por vos, de Sevilla vengo,
informado deste barrio,
donde conocidos vuestros 650
me han guiado; que don Lope
también se fuera a Marruecos,
si se lo dijera yo.
DON PEDRO
¿Que se olvidó de sí mesmo?
TACÓN
Para firmar me pregunta 655
cómo se llama.
DON PEDRO
Y ¿remedio
no habrá para aquese mal?
TACÓN
Dicen que sí, con el tiempo.
DON PEDRO
Pues aunque toda mi hacienda
se gaste al instante en ello, 660
le he de curar, si es posible.
TACÓN

 (Aparte.) 

Clavéla de medio a medio.
DON DIEGO
De todo cuanto os ha dicho
es el testigo mi encuentro,
pues ni aun a mí me conoce. 665
DON PEDRO
¡Raro mal!
TACÓN
Es sin ejemplo.
DON PEDRO
¿Qué remedio le aplicaron?
TACÓN
El más eficaz remedio
es darle a comer muy bien
y mucho, porque el cerebro 670
con vapores regalados
se te vaya humedeciendo.


Escena VII

 

DON FERNANDO. Dichos.

 
DON FERNANDO
Ya sé la casa; en mi vida
vi más hermoso portento.
TACÓN
Este es don Lope.
DON PEDRO
¡Hijo mío!
675
Llega a abrazarme al momento.

  (Aparte. 

El es en talle y semblante.)
DON FERNANDO
¿Con quién habláis, caballero?
TACÓN
Mire usted si monda olvidos.
DON PEDRO
Yo soy tu padre don Pedro. 680
DON FERNANDO
Yo no os he visto en mi vida.
TACÓN
¿No os lo dije? Miren esto.
DON PEDRO
¿Que no te acuerdas de mí,
hijo mío?
DON FERNANDO
Ni me acuerdo
de vos, ni sé qué decís. 685
DON PEDRO
¡Raro mal!
TACÓN
Es sin ejemplo.
DON PEDRO
Yo soy tu padre.
DON FERNANDO
¿Qué padre?
TACÓN
Es corno hablar adefesios.
El mal que le dio es tan fuerte,
que quedó el buen caballero 690
sin adarme de memoria.
DON PEDRO
Hijo, si ha querido el cielo
que la memoria perdieses,
yo con mi amor te la vuelvo;
conóceme, pues desde hoy 695
entro a ser padre de nuevo.
TACÓN
Este, Señor, es tu padre;
acuérdate.

 (Tírale de la capa TACÓN.) 

DON FERNANDO

 (Aparte.) 

Este es enredo
de Tacón, ¡rara agudeza!
Yo la he de esforzar con esto. 700
Señor, yo no sé quién es
mi padre; y así, no os creo.
DON PEDRO
Pues ¿no basta saber yo
que eres mi hijo?
DON FERNANDO
No por cierto;
que pues padre no conozco, 705
me importa saber primero
quién es quien me hace su hijo.
DON PEDRO
Pues ¿quién pudiera emprenderlo,
si no es quien fuera tu padre?
DON FERNANDO
Pues ¿cómo puede ser eso, 710
si no os he visto en mi vida?
DON PEDRO
Tu olvido causa ese efecto.
TACÓN
Pues claro es que es el olvido.

  (Aparte. 

Mas se han clavado con esto.
Padre hay ya para diez años; 715
y si el hijo verdadero
no viene, para heredarle.)
DON FERNANDO
Pues ¿cómo yo he de saberlo?
DON PEDRO
Pues ¿tampoco no me crees?
TACÓN
Lo peor de todo es eso. 720
En los Artículos sólo
he gastado mes y medio
de lición, porque los crea.
DON PEDRO
Lope, hijo, yo soy don Pedro
de Luján; tú de mi hacienda 725
y de mi casa eres dueño:
todo cuanto tengo es tuyo.
DON FERNANDO
Muy bien me está a mi el creerlo
mas yo no lo sé, por Dios.
DON PEDRO
Tu rostro lo está diciendo; 730
que aun lo veo en mi memoria
como lo dejaste impreso.
DON FERNANDO
Pues, Señor, dadme los pies.
DON PEDRO
Los brazos, y el alma en ellos,
te daré. Vamos a casa. 735
DON DIEGO
¿No os acordáis de don Diego
Osorio, tan vuestro amigo?
DON FERNANDO
Todo me parece sueño.
DON PEDRO
Efecto del mal ha sido.
TACÓN
Claro está que ha sido efecto. 740
DON PEDRO
Vamos a casa, hijo mío;
no este gusto dilatemos
a tu hermana.
DON FERNANDO
¿Tengo hermana?
DON DIEGO
Tenéis un ángel del cielo
por hermana. Y ¿también della 745
os olvidáis?
TACÓN
Eso es bueno.
Pues ¿ha de acordarse della,
si se olvida de sí mesmo?
DON PEDRO
¡Rara enfermedad!
TACÓN
Muy rara.
DON PEDRO
Ven, y sabe que don Diego 750
será su esposo y tu hermano.
DON FERNANDO
De tal ventura me alegro.
DON PEDRO
Sí, hijo mío, anda acá, vamos;
yo voy loco de contento.
 

(Vase con DON DIEGO.)

 
TACÓN
Señor, ¿qué dices del caso? 755
DON FERNANDO
Que me ha admirado tu ingenio,
pues lo has dispuesto de modo
el cogerme a mí de nuevo
tu industria lo ha acreditado
y me da salida de ello, 760
pues con haberlo negado
quedo bien en cualquier tiempo.

  (Vase.) 

TACÓN
Yo voy a hartarme de pavo;
¿qué es pavo? Viven los cielos
que me han de traer capones, 765
pollas, tortas; y a este viejo
le he de hacer con la memoria
que pierda el entendimiento.

  (Vase.) 



Escena VIII

 

Sala en casa de DON PEDRO.

 
 

DOÑA ANA, con vestido humilde y manto; LAÍNEZ.

 
DOÑA ANA
Esta, Laínez, ha de ser la casa.
LAÍNEZ
Si usancé de aquí pasa, 770
no la puedo seguir; que estoy molido.
Basta el haber venido
siguiendo a vusancé desde Sevilla
a Madrid, sin traerme por la villa
como cartero, preguntando casas; 775
que vengo echando brasas
de los pies, por mi vida.
DOÑA ANA
Yo siempre agradecida,
Laínez, le estaré de la fineza;
que su honrada nobleza 780
a haberle yo elegido
para que me acompañe me ha movido.
LAÍNEZ
¿Eso nobleza? Mas de alguna gorra
me tiene a mí respeto en Calahorra.
DOÑA ANA

 (Aparte. 

¡Ah cielos, quién pensara 785
que deste modo yo en Madrid me hallara
y que pudo doña Ana de Ribera
llegar desta manera
a tener, desgraciada,
por dicha el ser criada 790
de quien dudando estoy que me reciba!
Mas, sí, mi suerte esquiva
permitió que mi hermano
encontrase en mi casa a quien la mano
me había dado de esposo; 795
y que viese furioso
primero los indicios de su agravio,
que pudiese mi labio
darle satisfacción, diciendo que era
quien honrarme pudiera 800
siendo ya mi marido
don Lope de Luján, recién venido
de las Indias a España,
el que encontró, y con furia tan extraña
dejó muerto u herido; 805
porque dél no he sabido
desde la infeliz noche que al estruendo
del riesgo salí huyendo.
Sin duda, pues no pudo mi noticia
descubrirle, o es muerto o la justicia 810
le ha preso; el menor mal es que sea cierto,
pues quedo sin honor, si acaso es muerto.
Por las noticias que él me había dado
de quién era su padre, me he arrojado
a venir a Madrid, donde es preciso 815
que de si es muerto o no venga el aviso.
Y por saber en todo lo que pasa,
he buscado su casa,
que me dicen que es esta. Aquí a su hermana
vengo a buscar. ¡Ah infeliz doña Ana! 820
¡Quién a mí me dijera
que con temor me viera
como me veo aquí de desgraciada,
de que otra me reciba por criada!
Pero ya de allá dentro 825
sale gente al encuentro.)
Laínez, vaya, espéreme en la calle.
LAÍNEZ
Pues ya yo de dormirme tenía talle.
¿Ha estado acaso vuesancé hasta agora
en oración mental?
DOÑA ANA
Una señora
830
que busco sale ya; váyase luego.
LAÍNEZ
Mas que no tarde vuesancé le ruego,
y no me haga esperar con este frío;
que yo no tengo nada de judío.

 (Vase.) 



Escena IX

 

DOÑA INÉS, LEONOR. DOÑA ANA.

 
DOÑA INÉS
Leonor, ¡galán forastero! 835
LEONOR
Y el pícaro del criado
¡qué agudo y qué redomado!
Por estos hombres me muero.
¿Hay cosa como escuchar
una mujer a un discreto, 840
en cada voz un conceto?
Estos hombres se han de amar,
que cada día hallarás
en él gala diferente;
y el que es galán solamente, 845
es para un día no mas.
DOÑA INÉS
Que me dejó, te confieso,
su discreción inclinada;
mas una mujer honrada
pasar de aquí fuera exceso. 850
En la que su honor prefiere
a su deseo, este amor
ha de ser, como la flor,
que en un día nace y muere.
LEONOR
Yo también mi honor prefiero, 855
y muere también mi amor
en un día como la flor;
pero la huelo primero.
Y en efecto, ¿ha de morir
este amor?
DOÑA INÉS
Fuerza ha de ser,
860
si no he de volverle a ver.
LEONOR
Y ¿al verle?
DOÑA INÉS
No sé decir
lo que haré. El gusto presente
la que es honrada desprecia;
que quien mas promete es necia, 865
pues el tiempo la desmiente.
Mas ¿quién está aquí?
DOÑA ANA
Señora,
una mujer desdichada
soy, del blasón informada
que vuestra casa atesora. 870
Un riesgo me ha sucedido
que contra mi honor resulta,
y habiendo de estar oculta,
vuestro sagrado he escogido.
Mi propia resolución 875
mi peligro da a entender;
pues no lo puedo emprender
sin tener grande ocasión,
cuando ni soy conocida
ni tengo en peligro tanto 880
más abono que mi llanto.
Mirad pues, siendo entendida,
si es mi mal harto cruel;
pues sin abono u favor,
sé que pretendo un error, 885
y he atropellado por él.
En lo que os sabré servir
mientras mi estrella fatal
dispone enmienda a mi mal,
podréis, Señora, advertir, 890
al cumplir vuestros antojos,
quién soy yo; que mi pesar
agora no os puede dar
más testigo que mis ojos.
DOÑA INÉS
Alzad, Señora, del suelo; 895
que vuestro hermoso semblante
de quién sois prueba es bastante
y pues vuestro desconsuelo
de mi se viene a valer,
no os faltaré; que aun aquí 900
puedo yo temer de mí
lo mismo, siendo mujer.
En mi cuarto recogida
podéis estar hasta que
mi padre licencia dé; 905
que es justo que se la pida.
DOÑA ANA
El logro os dé amor, Señora,
que vuestra hermosura espero.
LEONOR

 (Aparte. 

¿Si es esta carantoñera
de las que se usan ahora, 910
que entran con arengas tales
para llevarse un vestido
debajo de otro escondido,
como zapatos papales?)
Y ¿qué sabrá hacer uste, 915
si se compone la fiesta?
DOÑA ANA
En una casa como esta
cuanto se ofrezca sabré.
LEONOR
Y ¿cómo ha nombre?
DOÑA ANA
Lucía.
LEONOR
¿Es la que salió al corral? 920
DOÑA ANA
De todo he salido mal.
LEONOR
Pues esta muy bien salía.
Mas, Señora, mi señor.
DOÑA INÉS
Entráos a mi cuarto pues
hasta que os llame después. 925
DOÑA ANA
Espero vuestro favor.
LEONOR
Venga sin miedo.
DOÑA ANA
Me espanta
en todo la suerte mía.
LEONOR

 (Aparte.) 

Pues a fe que la Lucía
no tiene ojos para santa. 930
 

(Vase con DOÑA ANA.)

 


Escena X

 

DON PEDRO, DON FERNANDO, DON DIEGO. DOÑA INÉS.

 
DON PEDRO
Entra, Lope, a ver a Inés;
que es tanto el contento mío,
que divertido en mirarte,
en llegar me he detenido.

  (Aparte. 

El es mi mismo retrato.) 935
DOÑA INÉS

 (Aparte.) 

¡Válgame el cielo! ¿Qué miro?
¡Mi padre y el forastero
aquí con tal regocijo!
DON PEDRO
Inés, abraza a tu hermano.
Lope es el que ves.
DON FERNANDO

 (Aparte a CEROTE.) 

¿Qué miro?
940
Tacón, esta es la tapada
de la iglesia.
TACÓN
¡Bueno, lindo!
Eso es huevos y torreznos.
DON PEDRO
¿Cómo está tu amor remiso?
¿No le llegas a abrazar? 945
DOÑA INÉS
Señor, como no le he visto
otra vez, porque él se fue
siendo yo niña, esto ha sido
extrañeza del recato.
DON FERNANDO
Yo soy, Señor, el remiso. 950
Dadme los brazos mil veces;
que el alma y el albedrío
os doy en ellos.
TACÓN
Y ¿cómo?

  (Aparte. 

Señores, ¿quién habrá visto
hombre con tanta ventura, 955
que el abrazar sin peligro
pueda a su dama delante
de su padre y su marido?)
DON FERNANDO
Pues ¿cómo con tal tibieza
me recibes?
DOÑA INÉS
No ha podido
960
tan de repente con vos
entrar de hermano el cariño.
DON PEDRO
Él irá entrando después.
Alegráos ahora, hijos,
don Diego, vamos los dos; 965
que es menester prevenirnos
de regalos para Lope.
TACÓN
Tráiganle mucho tocino;
que lo come bravamente.
DON DIEGO
Señora, el parabien mío 970
recibid de la ventura.
DOÑA INÉS
Yo como tal le recibo.
DON PEDRO
Después Lope os le dará,
en siendo de Inés marido.
Venid conmigo, don Diego. 975
DON FERNANDO

 (Aparte a TACÓN.) 

Esto es malo, vive Cristo.
TACÓN
Pues ¿no es peor para el otro?
DON PEDRO
Inés, ve tú a prevenirlos
el cuarto.
DOÑA INÉS
Ya te obedezco.
DON FERNANDO
Señor, espera.
TACÓN

 (Aparte.) 

De olvido
980
es menester algo aquí.
DON FERNANDO
¡Ah Señor!
DON PEDRO
¿Qué dices, hijo?
DON FERNANDO
¿Cómo se llama mi hermana?
DON PEDRO
Inés.
 

(Vase con DON LOPE.)

 
DON FERNANDO
¡Ah sí, Inés! Me olvido
fácilmente.


Escena XI

 

DON FERNANDO, TACÓN, DOÑA INÉS.

 
DOÑA INÉS
¿Que me quieres?
985
DON FERNANDO
Entrar adentro contigo,
y que vuelvas a abrazarme.
DOÑA INÉS
Hermano, interés es mío.
Toma los brazos y el alma.
TACÓN

 (Aparte.) 

Aprieta, pléguete Cristo, 990
pues tienes dispensación.
DON FERNANDO
¿Me quieres mucho?
DOÑA INÉS
Te estimo
como hermano.
DON FERNANDO
Y ¿no mas deso?
DOÑA INÉS
Pues ¿qué mas?
DON FERNANDO
Yo soy más fino.
DOÑA INÉS
Pues ¿por qué?
DON FERNANDO
Porque te quiero...
995
DOÑA INÉS
¿Cómo?
DON FERNANDO
Como a dueño mío.
DOÑA INÉS
Pues yo a ti...
DON FERNANDO
¿Cómo me quieres?
DOÑA INÉS
No sé explicar mi cariño,
porque antes que como hermano,
como galán te había visto. 1000
DON FERNANDO
Pues quiéreme de ese modo;
que a mí me pasa lo mismo.
DOÑA INÉS
No puede ser.
DON FERNANDO
¿Por qué no?
DOÑA INÉS
Porque este amor es distinto.
DON FERNANDO
Truécale tú.
DOÑA INÉS
¿Cómo puedo?
1005
DON FERNANDO
Como yo lo hago contigo.
DOÑA INÉS
Y ¿a qué fin?
DON FERNANDO
Al de quererte.
DOÑA INÉS
Tiene eso mucho peligro.
DON FERNANDO
Pues ¿en qué?
DOÑA INÉS
Vamos, don Lope.
DON FERNANDO
Entra pues; que ya te sigo. 1010
(¡Qué linda hermana que tengo!)
DOÑA INÉS

 (Aparte.) 

¡Jesús, qué hermano tan fino!
TACÓN

 (Aparte a DON FERNANDO.)  

Bien puedes enamorarla;
que todo entra en el olvido.



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