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31

Poetas líricos del siglo XVIII, III, pág. 554.

 

32

Se trata de un Cancionero del siglo XVIII (Biblioteca Nacional, Madrid, ms. 3751) en que se recogen composiciones de varios autores (Samaniego, Forner, Iriarte, Jovellanos, Cadalso, Meléndez Valdés, marqués de Ureña, Santibáñez, Hore). Las páginas correspondientes a nuestra escritora están bajo el subtítulo de «Poesías varias de doña María Gertrudis Hore, llamada hija del Sol, religiosa en el convento de la Purísima Concepción en Cádiz», ff. 232-244.

 

33

Aparecen dentro del tomo colectivo de Poesías varias del siglo XVIII (Biblioteca Nacional, Madrid, ms. 4061). Entre ellas están «Las poesías de doña María Gertrudis Hore, Cádiz 26 de enero de 1792», ff. 241-277.

 

34

Ya disponemos de varios estudios sobre la obra de nuestra escritora: SULLIVAN, Constance A., «"Dinos, dinos quién eres": The Poetic Identity of María Gertrudis Hore (1742-1801)», en Pen and Peruke: Spanish Writers of the Eighteenth Century, ed. de Monroe Z. Hafter, Michigan Romance Studies, XII (1992), págs. 153-183; LEWIS, Elizabeth F., «Mythical Mystic or "monja romántica"?: The Poetry of María Gertrudis Hore», Dieciocho, 16, 1-2 (1993), págs. 95-109.

 

35

Cancionero del siglo XVIII (Biblioteca Nacional, Madrid, ms. 3751), f. 235v.

 

36

NANG, Mbol, La poesía anacreóntica en España en el siglo XVIII (Tesis doctoral, UCM, 1990). Para compararla con los modelos de Juan Meléndez Valdés véase Obras completas, ed. de Emilio Palacios Fernández, Madrid, Fundación Castro, 1996-1997, 3 vols. (vol. I).

 

37

Cancionero del siglo XVIII (Biblioteca Nacional, Madrid, ms. 3751), f. 238.

 

38

Antología de poetisas líricas, I, pág. XXXI.

 

39

Me parece excesivo que el marqués de Valmar las incluya bajo la denominación de «Poesías místicas» (Poetas líricos del siglo XVIII, III, págs. 558-559).

 

40

Una de estas anacreónticas lleva esta nota introductoria: «Habiendo ido don Rafael Ore, enviado por una amiga de la autora a pedirle a ésta las Poesías que había compuesto en el siglo, le respondió en el mismo tono con la siguiente anacreóntica»: «Amado primo mío / no creas a mi amiga, / pues, de antiguos papeles / no queda ni aun cenizas: / Tú no has de contentarte / con místicas poesías / que son las que a mi pluma / les están permitidas» (Cancionero del siglo XVIII, Biblioteca Nacional, Madrid, ms. 3751, f. 243).

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