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El lector que desee seguir la pura continuidad temática propia de la aventura interior del americano, puede reiniciar la lectura en el capitulo próximo. Mas, advertimos que para el conocimiento de los últimos fundamentos de lo que se designa ea psicología como «dirección hacia adentro» y «dirección hacia afuera»·del curso de las vivencias y de los actos del individuo, resulta necesaria la lectura del presente capítulo. Por otra parte, la insistencia con que se ha hablado y se acostumbra hablar de la introversión en el americano y del amerindio sombrío, justifica la más exacta determinación de tal concepto, para ajustar su sentido al individuo dado en nuestra situación histórica concreta. Tanto en las descripciones ingenuas del pasado, como en las «interpretaciones» del presente, los investigadores se refieren a un rasgo sombrío propio del carácter del indígena americano. Félix de Azara, por ejemplo, historiador, geógrafo y naturalista del siglo XVIII, en su Descripción e historia del Paraguay y del Río de la Plata, señaló ya el ánimo deprimido de los pobladores de las regiones por él descritas. Por eso, el patrón comparativo que emplea, es el de que en un grupo o «nación», según se expresa, los indios hablen más o menos entre sí, o miren al prójimo con más o menos despejo. Así, dice de los charrúas que «son silenciosos», de los minuanes que parecen más «tristes y sombríos que aquéllos»; de los guaranís, escribe que poseen un «semblante más frío, triste y tan abatido, que no miran al objeto con quien hablan ni la cara del que les mira...»; en fin, dice de ellos que «igualmente se parecen a todos», entre otras cosas «en el semblante sereno que no manifiesta las pasiones del ánimo ni se ríe». (págs. 106, 112. 116, 123, 125, 140, Buenos Aires, 1943). Y, por último, como un ejemplo de la tendencia actual a clasificar, en general, al americano en la polaridad tipológica extravertido-introvertido, transcribimos las siguientes palabras de Samuel Ramos que aluden a la personalidad del «pelado» mexicano: «La falta de atención por la realidad y el ensimismamiento correlativo, autorizan a clasificar al «pelado» en el grupo de los «introvertidos»», Op. cit., pág. 83.

 

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Para lo que sigue consúltese su obra La structure du corps et le caractère, págs. 159-164 y 220-227, Payot. París, 1930. Las designaciones de esquizofrénico, esquizoide y esquizotímicos señalan, respectivamente, el estado patológico extremo de la demencia precoz, el estado psicopático que se encuentra entre los límites de lo morboso y equilibrado, y la disposición temperamental normal. Lo propio rige para las denominaciones del grupo constitucional de las psicosis circulares.

 

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Recordemos. con H. F. Hoffmann, que se debe diferenciar entre características que en una personalidad pueden corresponder a compensaciones y en otra, en cambio, a peculiaridades personales desprovistas de significación compensadora.

 

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Es necesario recordar que, tal vez ante las objeciones opuestas a sus ideas, en el sentido de que establecía correspondencia entre dos temperamentos y tres constituciones, Kretschmer bosquejó posteriormente el llamado temperamento «viscoso», al que considera como el correlato psíquico del tipo atlético, atendiendo para el empleo de tal denominación a cierta «tenacidad» del curso de lo anímico característica de estos individuos. Así, en su obra La personalidad de los atléticos, escrita en colaboración con Enke (Madrid, 1942), dice que los temperamentos predominantes en los atléticos podrían definirse como temperamentos viscosos, destacando así la «pegajosidad» que es común a todos ellos. Con esta expresión quedan comprendidas tanto las naturalezas flemático-indolentes como las tranquilas y enérgicas (p. 55.) Además, siguiendo su intento de «caracterizar autónomamente al tipo temperamental atlético», piensa que los temperamentos viscosos también presentan una «estructura polar», explosividad como polo opuesto a la tranquila «tenacidad», del mismo modo que los ciclo y esquizotímicos muestran la oscilación entre alegría y tristeza y entre hiperestesia y frialdad respectivamente (p. 56). En cuanto a las relaciones de los atléticos con ciertos trastornos psíquicos «participan en la formación del círculo de formas esquizofrénicas con un grupo especial de sello bien característico: el síndrome catatónico del grupo de la demencia precoz en estricto sentido». (p. 59).

 

105

Psicología Médica, Introducción, México, 1945.

 

106

Ver su notable Psychopathologie Génerale, páginas 248 y siguientes, Alcan. París, 1933.

 

107

Ibid., páginas 505, 507, 521.

 

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Sobre la clasificación de estos grupos de psicosis y el concento de ciclotímico («sintónico») y particularmente por lo que respecta a las singularidades patológicas que se observan por la combinación de síntomas propios de psicosis diversas consúltese el Tratado de Psiquiatría de E. Bleuler (págs. 517 y ss., Madrid, 1924), donde también se refiere a las concepciones de Kretschmer. En su obra El pensamiento indisciplinado y autístico en la medicina y la manera de evitarlo, Bleuler llama la atención, casi con vehemencia, acerca del influjo ejercido por el «pensamiento autístico» en las conceptuaciones médicas, señaladamente, en lo que toca a la determinación de las entidades mórbidas en la psicopatología. Se refiere, así, a la obscuridad del concepto de «psicosis constitucional» llegando a decir, por este camino, que nadie ha dado una idea clara de lo que se designa, p. ej., con el término de «psicopatía», págs. 81, 83, 87, 88, Madrid, 1929.

 

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Confrontando sus propios resultados con otras investigaciones tipológicas, E. Jaensch se expresa del siguiente modo al tratar de Kretschmer: «Aunque sus descripciones, escritas con mano maestra se verificarán siempre en ciertas categorías de hombres, debe preguntarse, sin embargo, si por este camino se puede llegar a los tipos fundamentales, válidos también para los normales. De hecho sus tipos muestran ciertos puntos de contacto con los aquí expuestos, pero también ciertas divergencias. Lo último podría tener su origen en que Kretschmer no parte de material normal, sino que toma su punto de partida en los dos grandes grupos principales de las psicosis funcionales e investiga, entonces, desde aquí los tipos humanos que, encontrándose todavía en el campo de los normales, orillan aquellos estados. Grundformen Menschlichen Seins, pág. 268, Berlín 1929.

 

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Tipos humanos, pág. 248. México. 1944. En efecto, Kretschmer se expresa de este modo: «...pero nosotros no pretendemos decidir si los esquizotímicos y los ciclotímicos constituyen unidades homogéneas, o bien si, al lado de estos grandes grupos constitucionales, no existen otros que aún no conocemos». La structure du corps et le caractère. Payot, París, 1930 pág. 178.