Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

Emilia Pardo Bazán, Portugal y la literatura portuguesa (con cartas inéditas de la escritora a Teófilo Braga y José Ramalho Ortigão)

Ana María Freire López

Una cuenta pendiente

Cuando trabajé sobre las traducciones de las obras de Emilia Pardo Bazán a otros idiomas, en vida de la escritora1, quedó pendiente lo relativo a Portugal por una serie de razones. La principal, el incipiente estado de informatización de las bibliotecas portuguesas en aquellos momentos, que impedía conocer la totalidad de sus fondos.

La ausencia de obras de Emilia Pardo Bazán, traducidas o en versión original, en las bibliotecas portuguesas resultaba sorprendente, teniendo en cuenta la admiración y el cariño invariable que a lo largo de toda su vida manifestó la escritora hacia Portugal, de los que ha quedado constancia en tantos textos literarios y, sobre todo, periodísticos y en gestos personales a los que me referiré.

Tampoco estaba clara la cronología de sus viajes y estancias en el país vecino, su amistad y su relación epistolar con escritores portugueses... Todo ello era una invitación a clarificar lo que se entreveía de forma oscura, y a verificar lo que se presumía.

De los resultados de esa investigación hasta el momento, daré ahora un resumen, a modo de anticipo.

Portugal en su obra periodística

Las manifestaciones de estima hacia Portugal son constantes y tienen todo el sabor de lo auténtico en la obra literaria y en la correspondencia de Pardo Bazán. No quiere hacer un cumplido cuando se refiere a Portugal como a «un país que miramos con predilección»2, deshaciéndose a continuación en poéticas evocaciones de Lisboa, su bahía, su clima, sus monumentos, sus tipos humanos; ni cuando pondera «la cortesanía clásica en Portugal»3, «la belleza de su suelo y lo característico de sus monumentos y lo ideal de su clima en invierno y en otoño»4, afirmaciones todas ellas separadas entre sí por años de distancia. Portugal -escribe en 1915- es «un país que nunca ha dejado de ser para mí predilecto y que he procurado conocer lo mejor posible, visitándolo repetidas veces y logrando tener allí excelentes e inolvidables amigos». Pero, tan realista en la vida como en su estilo literario, el cariño nunca le ocultó un atraso que lamentaba, precisamente porque nada de ese país le resultaba indiferente. Y se recordaba a sí misma, en uno de sus viajes por pueblos y lugares de la Beira Alta -en el que, por otra parte, disfrutó intensamente en el plano espiritual e intelectual- «sufriendo las molestias de las hospederías más primitivas que conozco; durmiendo en camas construidas a mazo y escoplo, rellenas de serrín, duras cual monástica tarima; derritiéndome de calor; pasando algún día sin comer más que fruta, y alguna noche recostada en dos sillas por falta hasta de aquellos fementidos lechos nacionales»5.

No obstante, la presencia de Portugal en su obra periodística es más temprana que las crónicas y artículos en publicaciones ajenas. Cuando en 1880 fundó y dirigió en Coruña la Revista de Galicia6 incluyó, a partir del número 12, una nueva sección que llamó «Revista literaria portuguesa», en la que invitaba a colaborar a todos los escritores portugueses que lo desearan. El objetivo de la sección era dar a conocer a los lectores de la Revista de Galicia el «movimiento literario de Portugal». No es éste el momento de analizar los contenidos de aquella sección, redactada por el escritor portugués Lino de Macedo, al que correspondía, como doña Emilia se cuidó de señalar, «la responsabilidad de las afirmaciones que en ella se encierren, puesto que él conoce el estado de la literatura en su país». Sí que lo es de destacar el nacimiento de la «Revista literaria portuguesa» precisamente en el número del mes de junio, dedicado en buena parte a Luis de Camoens, en el tercer centenario de su muerte. En la Revista de Galicia se ofrece una semblanza del escritor portugués, un juicio crítico de Os Lusiadas, se da noticia de los festejos con motivo de la celebración del centenario en Portugal y en otros países, y se incluyen composiciones poéticas del propio Camoens y otras dedicadas a él por Ricardo Sepúlveda, José Simões Días y la propia Emilia Pardo Bazán7, que ya habían visto la luz en Portugal a Camoens8. De esta publicación hace una reseña la escritora, oculta bajo el seudónimo de Torre-Cores, en el número 13 de su Revista, a continuación de la sección de Lino de Macedo, que se abre con la figura de Teófilo Braga.

Después de los números 14, 15 y 16 de la Revista de Galicia deja de publicarse la «Revista literaria portuguesa» hasta que reaparece en el número 18 con unas palabras en que Macedo se disculpa porque

Tan insignificante ha sido el movimiento literario de Portugal, en estos últimos tiempos, que a pesar de indagar y escogitar mucho, de leer muchos libros y periódicos, no conseguí obtener asunto para escribir mi modesta reseña en los dos últimos números de la Revista de Galicia.


Fue su última colaboración en ella.

Por su parte, Emilia Pardo Bazán, de nuevo bajo la firma de Torre-Cores, dedicó en los números 15 y 17, dos artículos que tituló «La Revista de Galicia y la Escuela realista portuguesa», en respuesta a la reacción que despertó su reseña de Portugal a Camoens en el crítico del Jornal de Viagens y, sobre todo, en el escritor Cunha Viana. En el caso de este último es posible que sea la primera de las polémicas que a lo largo de su vida de escritora mantuvo Emilia Pardo Bazán, y merece una atención más detenida de la que puedo prestarle aquí y ahora.

Portugal en un manuscrito inédito

En un artículo de 1911 Pardo Bazán dató su primera estancia en Portugal en 18729. En 1874 tuvo lugar su segundo viaje, esta vez en compañía de su marido, José Quiroga, de camino hacia Inglaterra y pasando también por Francia, adonde les llevó el barco que tomaron en Lisboa. Del cahier de voyage que entonces redactó en francés la joven Emilia solo se conservan las primeras cuartillas, que he transcrito y estudiado recientemente10. En notas casi telegráficas consigna el recorrido que desde Santiago de Compostela, pasando por Porriño, Pontevedra, Tui y Valença do Minho les llevó hasta el Palacio da Brejoeira. La belleza de la mansión y de sus alrededores, la hospitalidad de sus anfitriones, las peculiaridades de los demás huéspedes quedaron recogidos en el manuscrito. Después, Braga, Oporto, Lisboa -paseos, visitas, teatros e impaciencia por el barco que no llega- y, al fin, el viaje por mar rumbo a Francia. Más de un cuarto de siglo después todavía recordaba doña Emilia aquella partida del puerto de Lisboa en el Villa del Havre «a la hora en que el sol desciende tiñendo el oleaje de púrpura», en un artículo periodístico de más alto tono poético que la mayoría de los suyos11. En este viaje se encuentra también el germen de la entusiasta Oda a Portugal (1874) que recogió en Himnos y sueños12.

Otros viajes siguieron a éstos, en los que tuvo oportunidad de conocer muy bien el país, el paisaje y el paisanaje. Nacieron y se afianzaron en ellos amistades literarias, y surgieron invitaciones a colaborar en algunas publicaciones portuguesas.

Amistades portuguesas: Guiomar Torrezão

La escritora Guiomar Torrezão (1844-1898) databa la segunda estancia de doña Emilia en Portugal en 188313, en una semblanza de la escritora que publicó en el Almanach das Senhoras para 188514. Fue en ese viaje cuando se conocieron personalmente, aunque mantenían desde hacía algún tiempo correspondencia epistolar15.

Guiomar Torrezão, directora del Almanach, abrió el de 1885 con una biografía de diez páginas de Emilia Pardo Bazán. Es interesante tener en cuenta que el del año anterior comenzaba con la semblanza de Camilo Castelo Branco, considerado por Emilia Pardo Bazán en el manuscrito antes mencionado «le Balzac portugais» y por Guiomar Torrezão «nosso primeiro romancista». Al mismo nivel situaba la escritora portuguesa a la joven Emilia, al presentarla como la primera escritora española de la actualidad. Por contraste, en las páginas 178-179 del mismo número del Almanach insertaba una poesía de Rosalía de Castro, que no figura en ninguno de sus libros editados en España16, y que entonces debía de ser poco conocida en Portugal, pues se informa que es gallega y se transcribe incorrectamente su nombre: «D. Rosalía Castro de Murgino».

Guiomar Torrezão introduce el texto sobre Pardo Bazán con un discurso feminista que le era muy grato, pues era la causa que defendía en sus publicaciones. Algunos datos de esta semblanza no coinciden con los que conocemos. Uno de ellos es la fecha de nacimiento de la escritora en 1852 y otro, el más novedoso, es que de su matrimonio con don José Quiroga había tenido «quatro filhos». Una aportación más interesante es la que se refiere a las publicaciones periódicas en las que hasta ese momento había colaborado Pardo Bazán, que aumentan en gran número las cabeceras hasta ahora registradas, y amplían las perspectivas de estudio de la obra periodística de la novelista gallega. Además, Guiomar Torrezão aporta los títulos de esos «jornaes que tenho á vista», lo que no deja lugar a dudas acerca de la colaboración de Pardo Bazán en ellos:

Revista Hispano-Americana, Revista de España, La Civilización, Ilustración Gallega y Asturiana, La Época, El Día, El Progreso, El Imparcial, La Fe, La Integridad de la Patria, El Liberal, La Mañana, El Criterio Científico, Natur und Offenbarung Münster, etc., etc.


La semblanza, que abarca el aspecto físico y el moral, la persona y la obra de Pardo Bazán hasta ese momento, va acompañada del conocido retrato de doña Emilia con mantilla española, tantas veces reproducido, pero que entonces la representaba tal como era en aquella fecha.

En el mismo número del Almanach das Senhoras se inserta una colaboración de Pardo Bazán titulada «Vecinos que no se tratan», fechada el 21 de noviembre de 188317. El asunto de ese artículo es recurrente, antes y después, en la obra de doña Emilia: Portugal y España son «como esas familias que viven pared por medio y al encontrarse en la calle ni cruzan el saludo». Y sin embargo,

cuantas veces vengo aquí, otras tantas me llevo la impresión de que nada efectivo y real nos separa a españoles y portugueses [...] Por qué razones se separó Portugal de España y quiso ser independiente, mientras Aragón o Galicia se adherían más y más a la nacionalidad española, es cuestión que a primera vista no se resuelve de un modo satisfactorio18.


Recuerda en este artículo cómo Oliveira Martins, ya fallecido, había demostrado en su Historia de la civilización ibérica que

España y Portugal, separados, han corrido igual suerte, como si continuasen juntos, porque, si es fácil realizar la división política y geográfica, es inasequible infundir alma distinta en pueblos que la tienen idéntica, y cuyos elementos tradicionales en nada difieren.


Sin embargo, ni en España se conoce la literatura portuguesa, ni en Portugal la española19. En 1898 todavía lamentaba doña Emilia que «tantos portugueses conocen mi nombre... por mis trabajos de colaboración en la Revue des Revues, trabajos que a veces, por comodidad, redacto en francés»20.

Relación epistolar con Teófilo Braga

En el viaje de 1883 también conoció personalmente Emilia Pardo Bazán a Teófilo Braga. En papel timbrado del Grand Hotel Central de Lisboa está fechada, «Hoy viernes», una breve carta21, en la que comunica al escritor que ha llegado a Lisboa y que tiene un gran deseo de conocerle y de hablar con él de literatura portuguesa y española. Por ese motivo le ruega que le diga a qué hora podrá honrarla con su visita. Pero Teófilo Braga se presentó un par de veces sin avisar y sin encontrarla, y esto dio lugar a una segunda carta de doña Emilia, también en papel del hotel, manifestándole el mayor disgusto por el contratiempo e invitándole a fijar día y hora, para evitar que «juguemos al escondite (perdone el españolismo)», añade. Efectivamente, llegaron a encontrarse, hablaron de literatura -a ella le sorprendió que él no conociera la Historia de los heterodoxos españoles de Menéndez Pelayo, en donde se le citaba varias veces- y él le regaló su libro Cuestiones de arte y de literatura, del que doña Emilia haría un agudo análisis en una carta posterior22.

No son éstas las primeras cartas de Pardo Bazán al futuro presidente de la República portuguesa. Por lo menos existe una anterior, fechada en La Coruña el 4 de julio de 1882, en la que le anunciaba el envío por correo de «mi última novela, Un viaje de novios, celebrada más de lo que merece por la prensa y la crítica española». El tono de la carta es enormemente elogioso y respira admiración por «quien tanto ha ensalzado las letras hispano-portuguesas»; quiere manifestarle el «respeto que me merece el insigne crítico, el fecundo escritor», del que desea vivamente ser «amiga y servidora devotísima».

A Teófilo Braga será a quien doña Emilia le pregunte por Eça de Queiroz, en una carta del 4 de abril de 1883:

Ha llegado a mis manos un libro del Sr. Eça de Queiroz titulado O Primo Bazilio y lo he leído con admiración y placer singular. No es posible estudiar más a fondo lo particular y lo general, las costumbres de un pueblo y el corazón humano. Ignorando quién es el Sr. Eça de Queiroz, dónde vive y cómo se le pueden dirigir las cartas, recurro a V., rogándole se sirva indicarme las señas del insigne novelista, para que yo pueda enviarle mi Viaje de novios y felicitarle de lo íntimo del alma23.


No conocemos las cartas de Teófilo Braga a doña Emilia, que debieron de ser muy sustanciosas. Las que ella le dirige son cada vez más extensas y de contenido más interesante. La última a la que me referiré es del 15 de diciembre de 1883, desde La Coruña, y desde la primera frase hasta la última trata de asuntos literarios. Después de anunciarle el envío de San Francisco de Asís y de La Tribuna, entra en el análisis de su libro Cuestiones de arte y literatura, que él le regaló cuando se encontraron en Lisboa, elogiando «su admirable tino de investigador y su erudición pasmosa», y arriesgando afirmaciones, que no es momento de analizar. El tono de toda la carta se aprecia bien en la postdata con que termina: «V. que lo sabe todo ¿sabrá exactamente la oriundez de nuestro trovador Villasandino? Es decir ¿el pueblo de su nacimiento y el solar de su familia?».

Nuevos viajes a Portugal

En el mismo artículo en el que doña Emilia databa su primera estancia en Portugal en 1872 añadía: «Volví unos quince años después». En realidad fueron dieciséis, pues fue «en los últimos días veraniegos de 1888» cuando partió desde Mondariz para recorrer

los rincones hermosos, feraces y poéticos -por ejemplo, la Beira Alta y su oasis del Bussaco, Cintra y Coimbra, con su fuente enrojecida de sangre- y [...] los monumentos ocultos en sitios a que no llega el ferrocarril -verbigracia, Batalha, donde situó Herculano la acción de su célebre leyenda La bóveda-24.


En este viaje pudo satisfacer «varias curiosidades ya añejas (la de admirar la famosa capilla imperfeita de Batalha contaba de fecha cinco años)»25, de modo que la tenía pendiente desde su estancia en Portugal en 1883. Sin embargo, se frustró otro de los deseos que abrigaba desde que en aquel mismo viaje había charlado con Teófilo Braga sobre sor Mariana de Alcofurado: conocer el monasterio donde había vivido «la Eloísa portuguesa». Las altas temperaturas y los alojamientos de aquellos parajes, «con su servicio de mozas en pernetas y sus camas de la época paleolítica», dieron al traste con los propósitos de doña Emilia de llegar hasta Beja, en el fondo del Alentejo, donde se encuentra el monasterio de la Concepción. «A falta de un acto de heroísmo tal, resolví consagrar a la Safo portuguesa [...] algunas páginas»26.

En adelante volvió a Portugal, aunque se tratase de estancias breves, como la que tuvo lugar en septiembre de 1908, cuando «en ocho días [...] hemos recorrido tres provincias; La Coruña, Pontevedra, Orense. Hasta nos hemos internado un poco -¡tan poquillo!- en Portugal, visitando Valença do Minho...»27.

Eça de Queiroz

Sin embargo, no toda su relación con Portugal y su literatura tuvo lugar en tierra portuguesa. Las estancias de doña Emilia en París a finales de los ochenta fueron muy fructíferas. De esa etapa es la anécdota que relata Guiomar Torrezão en su libro Paris (Impressões de viagem)28:

A grande romancista gallega visitou um dia, em Paris, com un bilhete meu de apresentação, a minha illustre collega, madame Gagneur, uma das intelligencias femininas mais authenticas e mais consideradas pelos homens que escrevem, pedra de toque das mulheres de talento.

Conversava-se animadamente na roda, onde tambem estava o conde Fabius de Champville.

Emilia Pardo Bazán, fallado da sua existencia em Paris, disse naturalmente, como se se tratasse da cousa mais simples d'este mundo, que ia todos os dias á Bibliotheca estudar e traballar.

A auctora dos Forçats du mariage29 encarou-a, estupefacta, dissimulando a custo um sorriso de incredulidade.

Fabius, surprehendendo o sorriso da dona da casa, acudiu de prompto

-E' exacto; encontro todos os dias esta senhora na Bibliotheca.

Então, madame Gagneur, voltando-se para a romancista hespanhola, exclamou:

-Ah! Vous prenez donc cela au sérieux, vous!

- Parbleu! Respondeu Emilia, encolhendo os hombros e sentindo augmentar a intransigente má vontade que ella nutre contra a moderna geração litteraria parisiense, aos pés da qual todos nós vivemos em devota e perpetua adoração30.


En 1889, también en París, Emilia conoce por fin, a Eça de Queiroz, con el que se había carteado y sobre el que ya había escrito en La cuestión palpitante, y le dedica una crónica, fechada el 8 de octubre, en su libro Por Francia y por Alemania. «Estábamos casi en octubre» -recuerda ella-, cuando Eça de Queiroz fue a visitarla a su hotel. La impresión fue espléndida. Esa crónica de doña Emilia encuentra su complemento en la necrológica que dedicó al escritor en 1900 en La Ilustración Artística. No obstante, como la relación entre Pardo Bazán y Eça de Queiroz ha sido estudiada por Elena Losada en su tesis doctoral, remito a los interesados a su trabajo sin detenerme más en este punto31.

Participación en Anáthema

Diez años antes de la muerte de Eça, tuvo doña Emilia oportunidad de demostrar con la pluma su solidaridad con Portugal. Se trata de un texto que se publicó en un volumen colectivo. La circunstancia que propició esa publicación conjunta fue la agresión de Gran Bretaña a Portugal en 189032. En este contexto surgió Anáthema33, verdadero manifiesto de adhesión a Portugal, en el que colaboraron escritores y artistas de Francia, Italia, Rumania, Portugal y España. La relación de participantes es muy larga. Entre otros españoles figuran Gumersindo de Azcárate, Francisco Giner de los Ríos, Rosario de Acuña o Emilio Ferrari, y en la lista de portugueses se encuentran los principales escritores del momento. Las colaboraciones, largas o breves, son muy significativas. Pardo Bazán, haciendo un guiño a fray Luis de León, tituló la suya «Nueva profecía del Tajo». En forma alegórica y en tono profético presenta al río Tajo «incorporándose sobre su lecho de esmeraldas, donde el azul de los cielos se tornasola en rayos cambiantes» que, «sacando fuera el pecho dorado por el sol [...] le dijo al Támesis, que corría lúgubre y plomizo entre dos orillas de vegetación marchita, arrastrando escorias de carbón de piedra y amarillento lodo» su profecía, que concluía:

Negro Támesis, algún día te veré correr humilde y solitario, como los ríos de Babilonia. ¿Y qué eras cuando en mis ondas se templaban las espadas con que el luso y el celtíbero hirieron al romano?


En su texto Pardo Bazán subraya una vez más de forma implícita la unidad de España y Portugal, regadas por un mismo río, «el padre Tajo». No es uno de los mejores textos de doña Emilia, pero sí de los más comprometidos34.

El «donoso y humorístico escritor Ramalho Ortigão»35

Se echa de menos en Anáthema la firma de José Ramalho Ortigão, el coautor y «cómplice» de Eça de Queiroz en la divertida parodia novelesca O misterio da estrada de Sintra, tal vez ausente en aquellos momentos. Con él mantuvo doña Emilia una duradera amistad -muchos años después, en 1912, desde París, Ramalho Ortigão le enviaría el pésame por la muerte de su marido-, que ha quedado plasmada en una expresiva correspondencia hasta ahora inédita36. Por ella sabemos que el escritor, cuando viajaba a España, era asiduo visitante de la familia Pardo Bazán, en Galicia o en Madrid, y que se había ganado el aprecio de la madre de la escritora37:

Si nos hubiese V. visitado este año en La Coruña, nos daría V. la más agradable sorpresa, y muy en especial a mi madre, que conserva de V. un grato recuerdo (no extensivo a otros escritores, pues mi madre tiene el buen gusto de no transigir con el ingenio si no va acompañado del buen trato y de la cortesanía). De V., lo repito, ha guardado excelente memoria, y aún se ríe acordándose de la capa española que tanta gracia nos hizo, un día de Semana Santa, por cierto.


También trataba Ramalho Ortigão a Castelar, y en una ocasión doña Emilia invitó al portugués a una excursión en grupo a Toledo, encabezada o propuesta por Emilio Castelar.

Las cartas más interesantes de Pardo Bazán a Ramalho Ortigão son las que le escribió a finales de 1896, recabando su ayuda para preparar unas conferencias en el Ateneo sobre literatura portuguesa. En la primera carta, fechada en el Castillo de Santa Cruz el 1 de noviembre, le comunicaba que había sido nombrada «para desempeñar la cátedra de Estudios Superiores (Literatura Contemporánea Universal) en el Ateneo de Madrid, y necesito hablar de literatura portuguesa este mismo año». El tono de la carta y su contenido ponen de manifiesto tanto la amistad y confianza con el escritor portugués como el conocimiento que doña Emilia tenía de la literatura portuguesa pero, sobre todo, dejan ver el rigor y la seriedad con que la escritora preparaba sus disertaciones académicas.

El 20 de noviembre, desde Meirás, contestaba agradecidísima a la carta en que Ramalho Ortigão había respondido a sus requerimientos, pues «gracias a V. y a su bondadosa colaboración, espero salir airosa de la empresa, en lo que se refiere a Portugal». No era para menos, pues él había accedido a la audaz y descarada petición que doña Emilia le había hecho desde el castillo de Santa Cruz:

Necesitaría encargar lo menos 100 o 200 tomos de libros portugueses, pero como también tendría que encargar 500 franceses, 300 italianos, &ª &ª, y no hay bolsillo que a tanto alcance, yo le ruego a V. que me haga el favor de interponer su valiosa influencia con los autores de algún valer, a fin de que me regalen generosamente sus libros, teniendo en cuenta el fin a que destino la lectura...


Ahora desde Meirás le agradecía

toda la molestia que va a tomarse rogando que me envíen sus libros a los Sres. siguientes: los poetas Tomás Ribeiro, Bulhao Pato, Guerra Junqueiro, Fernandes Costa, Ramos Coelho, Eugenio de Castro, Antonio Nobre, Joao Saraiva, Oliveira Soares Alberto de Oliveira, Antonio Feijó, Raul Brandao, Henrique de Vasconcellos, Alberto Pinheiro, Alberto Osorio de Castro, Manuel da Silva Gayo, Julio Brandao, y a los novelistas Bento Moreno y Fialho d'Almeida, y autores dramáticos Joao da Cámara, Lopes de Mendonça, Alberto Braga, Marcelino de Mesquita, así como al historiador Henrique de Gama Barros. También desearía poseer los libros de Luciano Cordeiro, excepto el de la Freira portugueza, que ese lo tengo y escribí un artículo acerca de él. También me interesan Os quatro dialogos da pintura antiga. Los demás libros y trabajos que V. tiene la amabilidad de indicarme, no los juzgo necesarios para mi trabajo, cuyo carácter es esencialmente literario. En la lista no incluyo a Teófilo Braga ni a Eça de Queiroz, porque a esos me parece que debo escribirles directamente, pues son antiguos conocidos míos y he recibido de ellos pruebas de afecto y atención, por lo cual temo que si no les escribo yo misma puedan quejarse.


Esas conferencias no llegaron a publicarse. En el folleto editado por el Ateneo con motivo de la apertura de las Cátedras de Estudios Superiores del curso 1896-1897, se anuncia la de Emilia Pardo Bazán sobre Literatura Contemporánea en Europa y América, dentro de la sección de Ciencias Históricas, a la que también pertenecían Menéndez Pelayo, Valera y Menéndez Pidal. El programa de doña Emilia se desarrollaría en tres cursos, de los cuales éste era el primero. El temario comprendía una conferencia inicial dedicada a las «Literaturas latinas extranjeras de Europa», y pasaba después a las literaturas de Francia, Italia, Portugal y Rumanía, dedicando varias sesiones a cada una de ellas. En lo que respecta a Portugal hablaría del Romanticismo y del Naturalismo.

La literatura portuguesa en la biblioteca de Emilia Pardo Bazán

Esto nos lleva de la mano al último punto de esta visión panorámica, que se refiere a la presencia de esos libros solicitados, y de otros sobre literatura portuguesa, en la biblioteca de la escritora. En el Catálogo da biblioteca de Emilia Pardo Bazán, editado por la Real Academia Galega en 2005, a cargo de Mercedes Fernández-Couto, no figura la mayor parte de esos libros. Pero esto no significa que no estuvieran entre los de doña Emilia, pues tampoco constan otros muchos que tenemos certeza que poseyó. Por referirme solo a la literatura portuguesa, no está precisamente O primo Bazílio, y en la carta a Ramalho Ortigão del 1 de noviembre de 1896 doña Emilia aseguraba tener todas las obras de Eça de Queiroz «excepto O mandarim y A reliquia. Tengo O primo Bazilio, O crime do padre Amaro, Os Maias, O Misterio da Estrada de Cintra (de V. y él)». Y no exageraba cuando en una de sus crónicas de «La vida contemporánea» afirmaba con orgullo mal disimulado: «por mi parte, siempre he seguido con interés el movimiento literario de esta España chica que llaman Portugal. Estoy familiarizada con los libros de los mejores escritores actuales»38.

En este punto, hubiera sido de gran ayuda una tesis sobre la biblioteca de doña Emilia, que comencé a dirigir y que su autora abandonó. Pero no descarto llegar a verificar que estos libros y otros muchos de literatura portuguesa formaron parte de sus fondos39.

Hasta aquí hemos llegado

La investigación ha sido amplia y los frutos obtenidos hasta la fecha muy interesantes, aunque no proporcionales. En la Biblioteca Nacional de Lisboa no hay, hoy por hoy, cartas de Emilia Pardo Bazán en los espólios de Camillo Castello Branco, Oliveira Martins, Antero de Quental, Conde de Arnoso, Bruno Sampaio, Francisco Grandela ni Jaime Batalha Reis, entre los escritores contemporáneos. Tampoco hay más cartas de Ramalho Ortigão en la sección del espólio que se encuentra en Oporto. Y las de Teófilo Braga y las de Guiomar Torrezão que he podido encontrar no estaban en Lisboa. Queda pendiente la revisión de la parte del espólio de Castello Branco que se conserva en Sintra y otros fondos de más difícil acceso.

De momento, hasta aquí hemos llegado. A las pinceladas en que ha consistido esta ponencia habría que añadir algunas otras referencias ocasionales a Portugal, a la literatura portuguesa, y a alguno de sus autores, que se encuentran en el Nuevo Teatro Crítico40, en La Ilustración Artística (el análisis de Pardo Bazán ante la posible entrada de Portugal en la primera Guerra mundial)41, y en otras publicaciones periódicas.

Apéndices42

Cartas inéditas de Emilia Pardo Bazán a Teófilo Braga43

Sr. Dn. Teófilo Braga

La Coruña - Julio 4 de 1882

Muy ilustre y apreciado compañero en letras:

por el correo remito a V. un ejemplar de mi última novela, Un viaje de novios, celebrada más de lo que merece por la prensa y la crítica española. Sirva este envío de muestra de gratitud a quien tanto ha ensalzado las letras hispano-portuguesas, y de manifestación del respeto que me merece el insigne crítico, el fecundo escritor, de quien deseo vivamente ser

amiga y servidora devotísima

qbsm

Emilia Pardo Bazán

(España
Galicia
La Coruña)

Grand Hotel Central

Lisbonne44

Sr. Dn. Teófilo Braga

Hoy Viernes [1883]

Ilustre y distinguido amigo y señor: estoy en Lisboa y tengo mucho deseo de conocer a V. y de hablarle de literatura portuguesa y española. Ruego a V. pues se sirva decirme a qué hora podrá V. honrarme con su visita, y qué día.

Esperando la respuesta, queda de V. verdadera amiga y admiradora

q. b. s. m.

Emilia Pardo Bazán

Grand Hotel Central

Lisbonne

[1883]

Exmo. Sr. Teophilo Braga

Señor y amigo: he tenido el mayor disgusto al ver que ha venido V. dos veces sin encontrarme. Sírvase V. decirme fijamente la hora a que volverá, y si es esta noche o mañana: yo no quiero que vuelva a suceder que juguemos al escondite (perdone este españolismo).

Hasta pronto y ordene V. a su afectísima amiga

q. b. s. m.

Emilia Pardo Bazán

Sr. Dn. Teófilo Braga

La Coruña-4-4-188345

Mi distinguido amigo y señor: hace tiempo que hubiera contestado a su carta de V. si no temiese robarle un tiempo precioso. Hoy lo hago con el motivo que diré a V.

Ha llegado a mis manos un libro del Sr. Eça de Queiroz titulado O Primo Bazilio y lo he leído con admiración y placer singular. No es posible estudiar más a fondo lo particular y lo general, las costumbres de un pueblo y el corazón humano. Ignorando quién es el Sr. Eça de Queiroz, dónde vive y cómo se le pueden dirigir las cartas, recurro a V, rogándole se sirva indicarme las señas del insigne novelista, para que yo pueda enviarle mi Viaje de novios y felicitarle de lo íntimo del alma.

Con este motivo se ofrece nuevamente de V. afectísima amiga q. b. s. m.

Emilia Pardo Bazán

Dirección Galicia
La Coruña

Sr. Dn. Teófilo Braga

La Coruña - Diciembre 15/ 883

Mi ilustre amigo: tiempo es de que avise a V. mi llegada y le envíe los prometidos ejemplares de San Francisco y de La Tribuna. Hasta principio de mes no me llegaron; después estuve enferma, y con todos estos inconvenientes no pude cumplir antes mi ofrecimiento.

He leído muy despacio el libro interesantísimo que me dio V., Cuestiones de arte y literatura.- Hay en él varias cosas que atrajeron especialmente mi atención: vg., todo lo que se refiere a la literatura galaica- no he visto nunca estudio tan completo como el que hace V. de los orígenes del Alalalá.- Es una investigación de primer orden, y por más que haya en ella cosas conjeturales -como no puede menos de suceder- hay inducciones que revelan notable y extraordinaria sagacidad.- Solo es poco exacta la nomenclatura que hace V. de los modernos cultivadores del verso gallego. Faltan algunos y sobran otros. Pero eso es natural. A buen seguro que serán contados los paisanos míos que le hayan enviado a V. sus libros. Y puede que no haya hoy en Galicia quien sea capaz de decir tanto como V. sobre los orígenes de nuestra literatura.

El estudio sobre Amadís acrecentó mis dudas. Leí después a Valera y Gayangos y me inclino a pensar como V. Sin embargo, el Amadís definitivo es el nuestro: væ victis. Respecto al Palmerín no me cabe duda que es portugués.

He notado una cosa: V. que me dijo tanto mal de los períodos largos que gastamos los españoles, ¡los gasta V. bien crecidos! Dispénseme esta remarque, que no mengua en nada la admiración cada vez mayor que me inspira su admirable tino de investigador y su erudición pasmosa.

He encargado el resto de sus obras de V, que apetezco leer, engolosinada por lo que ya conozco.

-Una pregunta- ¿Me equivoco al pensar que me dijo V. en Lisboa, cuando tuve el gusto de verle, que no ha leído V. la Historia de los Heterodoxos por M. Pelayo? Si no la ha leído V, debe leerla, porque le cita a V. varias veces, y combate sus opiniones sobre Gil Vicente considerado como heterodoxo, sobre Damián de Goes y otros ilustres portugueses.

No robo a V. más tiempo, y le ruego que cuando pueda me ponga dos letras y no olvide a su amiga y admiradora q. b. s. m.

Emilia Pardo Bazán

P. S. - V. que lo sabe todo ¿sabrá exactamente la oriundez de nuestro trovador Villasandino? Es decir ¿el pueblo de su nacimiento y el solar de su familia?

Cartas inéditas de Emilia Pardo Bazán a Ramalho Ortigão

De bellum luce46

Mi distinguido amigo y señor:

Emilio Castelar me encarga manifieste a V. con cuanto placer le vería unirse a nosotros para la expedición del Lunes, a Toledo47, y yo transmito gustosísima el convite del ilustre amigo.

Acéptelo V. con igual cordialidad y créame

Su afectísima admiradora

Emilia Pardo Bazán

Miércoles

Sr. Dn. José Ramalho Ortigão

Castillo de Santa Cruz (La Coruña) Noviembre 1 de 1896

Mi buen amigo: desde que se fue V. de esta tierra española en la cual dejó tantas simpatías, dos o tres veces he estado yo a punto de visitar una vez más a Portugal, pero las ocupaciones y la vida de sociedad, tan absorvente [sic], no me lo permitieron.

Hoy debería con más razón que nunca darme una vuelta por ahí, pues he sido nombrada para desempeñar la cátedra de Estudios superiores (Literatura contemporánea universal) en el Ateneo de Madrid, y necesito hablar de la literatura portuguesa este mismo año. Aunque, como V. recordará tal vez, yo he procurado siempre estar algo mejor informada de lo que se hace por ahí que la mayor parte de los escritores españoles, que tienen a Portugal en profundo olvido, sin embargo, llegado el caso de hablar ex cathedra, noto la necesidad de ampliar mis conocimientos y de repasar los autores modernos de más valía. Necesitaría encargar lo menos 100 o 200 tomos de libros portugueses, pero como también tendría que encargar 500 franceses, 300 italianos, &ª &ª, y no hay bolsillo que a tanto alcance, yo le ruego a V. que me haga el favor de interponer su valiosa influencia con los autores de algún valer, a fin de que me regalen generosamente sus libros, teniendo en cuenta el fin a que destino la lectura...

De sus Farpas de V. poseo varios tomos, pero algunos me faltan: Vd. me ofreció completarme la colección: el ofrecimiento es demasiado agradable para que yo lo olvide, y le suplico que espere a mi llegada a Madrid, que entonces le diré los tomos de que carezco.

Para los otros libros, pueden dirigírmelos aquí hasta el 15 de Diciembre, época en que saldré a Madrid: desde el 15, a Madrid, Calle Ancha de San Bernardo, 37, pral.

También agradeceré a V. que me diga cuáles son los críticos extranjeros que han hablado de la literatura portuguesa, y en qué obras. De Eça de Queiroz creo tener todo, excepto O mandarim y A reliquia. Tengo O primo Bazilio, O crime do padre Amaro, Os Maias, O Misterio da Estrada de Cintra (de V. y él). ¿Hay más?

Celebro mucho que se me ofrezca ocasión de hablar de la literatura portuguesa, porque V. no ignora que me es sumamente simpático su hermoso país.

¿No piensa V. volver nunca a Madrid?

La duquesa de Osuna y yo hemos hablado de V. muchas veces, recordándole con la más verdadera nostalgia o saudade.

Con recuerdos de toda esta familia, V. sabe es su muy verdadera amiga

Emilia Pardo Bazán

Sr. Dn. José Ramalho Ortigão

Meirás (La Coruña)

20 Noviembre 1896

Mi muy distinguido amigo: es V. un tesoro de inteligencia y de bondad: su carta de V. me lo probaría, si yo no lo supiese de antemano. Gracias a V. y a su bondadosa colaboración, espero salir airosa de la empresa, en lo que se refiere a Portugal. Agradezco a V. toda la molestia que va a tomarse rogando que me envíen sus libros a los Sres. siguientes: los poetas Tomás Ribeiro, Bulhao Pato, Guerra Junqueiro, Fernandes Costa, Ramos Coelho, Eugenio de Castro, Antonio Nobre, Joao Saraiva, Oliveira Soares, Alberto de Oliveira, Antonio Feijó, Raul Brandao, Henrique de Vasconcellos, Alberto Pinheiro, Alberto Osorio de Castro, Manuel da Silva Gayo, Julio Brandao, y a los novelistas Bento Moreno y Fialho d'Almeida, y autores dramáticos Joao da Cámara, Lopes de Mendonça, Alberto Braga, Marcelino de Mesquita, así como al historiador Henrique de Gama Barros. También desearía poseer los libros de Luciano Cordeiro, excepto el de la Freira portugueza, que ese lo tengo y escribí un artículo acerca de él. También me interesan Os quatro dialogos da pintura antiga. Los demás libros y trabajos que V. tiene la amabilidad de indicarme, no los juzgo necesarios para mi trabajo, cuyo carácter es esencialmente literario. En la lista no incluyo a Teófilo Braga ni a Eça de Queiroz, porque a esos me parece que debo escribirles directamente, pues son antiguos conocidos míos y he recibido de ellos pruebas de afecto y atención, por lo cual temo que si no les escribo yo misma puedan quejarse.

De V., desde Madrid, reclamaré los tomos que falten de mi colección de Farpas. No deben de ser muchos.

Si nos hubiese V. visitado este año en La Coruña, nos daría V. la más agradable sorpresa, y muy en especial a mi madre, que conserva de V. un grato recuerdo (no extensivo a otros escritores, pues mi madre tiene el buen gusto de no transigir con el ingenio si no va acompañado del buen trato y de la cortesanía). De V., lo repito, ha guardado excelente memoria, y aún se ríe acordándose de la capa española que tanta gracia nos hizo, un día de Semana Santa, por cierto. Así pues, sepa V. de hoy para siempre que, en verano, estamos en Galicia; que solemos estar desde Junio hasta fines de Octubre, y que si V. se acerca a la frontera, es preciso que alargue el viaje y que se venga a pasar con nosotros unos días en el campo, en lo cual recibiremos verdadera satisfacción.

Reiterándole las gracias queda de V. muy verdadera amiga

Emilia Pardo Bazán

P. S. ¿Podría V. decirme en confianza qué es Lady Cook, vizcondesa de Monserrate? Esta Sra. me ha convidado a su casa de Cintra; yo no la conozco sino por un retrato que figura en uno de sus libros. A bon entendeur... salut.

Estoy aquí hasta el 15 Dbre. Después, Madrid.

Sr. Dn. José Ramalho Ortigão48

Torres de Meirás - 9.12.912

Mi querido y antiguo amigo:

Aunque sea con la triste ocasión de un pésame, me alegro de saber de V. Mucho le agradezco su recuerdo en el momento de nuestra desgracia.

Ignoraba que estuviese V. en París. Por lo visto no se encontraba V. a gusto en un suelo que sufre terremoto. ¿O es que desempeña V. puesto diplomático, como Guerra Junqueiro?

No sabe V. cuanto deseo ir una temporada a Portugal, por pura curiosidad; pero ¿y si me reciben a pancadas?

En Navidades estaré en Madrid, y allí y aquí tiene V. una buena amiga en

La Condesa de Pardo Bazán