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1.       La Literatura Francesa Moderna. El Naturalismo, Madrid, Renacimiento s. a., p. 24. También en El lirismo en la poesía francesa, Doña Emilia, al hablar de la vitalidad del movimiento romántico, repite la misma idea: «Los 'hechos' románticos fueron numerosos y brillantes, y los 'hombres' que realizaron estos hechos permanecen en primera línea en las clasificaciones literarias, hoy que su tiempo ha pasado. Y aun pudiéramos recontar otras señales de la vitalidad pujante con que aquella escuela salió a plaza: siendo la más clara y persuasiva de todas, el retoñar incesante de sus ideales estéticos y de sus consecuencias psicológicas al través de todo el resto del siglo XIX, y en lo que va de nuestro siglo» El lirismo en la poesía francesa. (vol. póstumo), Pról. de L. Araujo Costa, Madrid, Renacimiento, s. a., p. 287.

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2.       Barcelona, Labor, Col. Clásicos, 1971 («Textos hispánicos modernos» 15), pp. 7-49.

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3.       En múltiples ocasiones defendió Emilia Pardo Bazán su eclecticismo estético, pero baste como muestra por su proximidad a las novelas que analizarnos el Prólogo a La dama Joven (1885). donde escribe: «Presiento y adivino lo que de este libro dirán críticos y lectores: que hay en él páginas acentuadamente naturalistas, al lado de otras saturadas de idealismo romántico. Yo sé que todas son verdad, con la diferencia de darse en la esfera práctica, que llamamos de los hechos, o en otra no menos real, la del alma. Vida es la vida orgánica, y vida también la psíquica, y tan cierta la impresión que me produce un Nazareno o una Virgen, como los crudos detalles de La Tribuna, o las rusticidades de Bucólica. Reclamo todo para el arte, pido que no se desmiembre su vasto reino, que no se mutile su cuerpo sagrado, que sea lícito pintar la materia, el espíritu, la tierra y el cielo» (Barcelona, Cortezo, Biblioteca «Arte y Letras», 1985, p. XV).

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4.       Publicados en 1886, por indicación de J. Yxart, como Prólogo a Los Pazos de Ulloa, en la editorial Cortezo de Barcelona. (O. C., t. 3. Madrid, Aguilar, 1973, p. 706). La admiración por la poesía de Zorrilla se patentiza todavía en los años 90, en un elogioso artículo, «La poesía de Campoamor y Zorrilla», de El Nuevo Teatro Crítico (1891).

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5.       En los mencionados Apuntes escribe la autora: «A la edad de catorce años se me había permitido leer todo: historia, poesía, ciencias, novelas de Cervantes y letrillas de Quevedo; sólo estaban puestas en entredicho las obras de Dumas, Sue, Jorge Sand, Víctor Hugo y demás corifeos del romanticismo francés. Siempre que se nombraban delante de mí, era dando a entender que no había lectura más funesta para una señorita». (O. C., Madrid, Aguilar, 1973, t. 3, p. 706).

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6.       Apuntes Autobiográficos. En O. C., t. 3, Madrid, Aguilar, 1973, p. 706.

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7.       Me refiero a «Cantos traducidos de Heine» y «Baladas» que aparecieron sucesivamente en 14-VIII y el 13-XI de 1880.

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8.       La edición completa de las Poesías, que desgraciadamente no pudo concluir el profesor Hemingway, ha sido publicada por la Universidad de Exeter (1996). Algunos de los poemas inéditos fueron dados a la luz por los profesores González Herranz y C. Patiño en la revista El Extramundi y los Papeles de Iría Flavia, 3 (Otoño, 1995), pp. 71-92.

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9.       Estudios que la autora recopiló, junto con otros trabajos y conferencias de temática galaica, años después en un libro titulado De mi tierra, La Coruña, Tip. de la Casa de Misericordia, 1888.

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10.       L. Alas, «Clarín», Un viaje de novios. La literatura en 1881, en S. Beser, Leopoldo Alas: Teoría y crítica de la novela española, Barcelona, Laia, 1972, pp. 278-279. Además del autor de La Regenta expresaron opiniones muy parecidas: Vicenti, La Ilustración Gallega y Asturiana (8-XII-1881); Fernández Bremón, El Liberal (24-1882); Luis Vidart, La Revista de España (28-III-1882) y Muruáis, El Imparcial (27-II-1882) y La Ciencia Cristiana, t. 22 (1882).

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11.       E. Pardo Bazán, Un viaje de novios, O. C., t. 1, Madrid, 1973, p. 108. Todas las citas de las novelas pertenecen a esta edición y, por tanto, en lo sucesivo sólo se indicará el número de tomo y página.

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12.       El dolor como única conciencia del mundo, y en la medida que el hombre conoce más, más se le agudiza la conciencia de dolor, es la idea medular de Schopenhauer en El mundo como voluntad y representación.

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13.       E. Pardo Bazán, Apuntes Autobiográficos, O. C., Madrid, Aguilar, t. 3, 1973, p. 709. En los mismos apuntes confiesa Doña Emilia que fue Don Francisco Giner el que la inició y le recomendó lecturas filosóficas para poder formarse un verdadero bagaje intelectual.

     En cuanto a las traducciones francesas de Schopenhauer que pudo leer Doña Emilia, Hemingway señala que en el incompleto catálogo de la Biblioteca de la escritora, conservado en la Real Academia Gallega, constan: Ensayo sobre el libre albedrío y Fundamentos de la Moralidad, París, 1887 y 1879, respectivamente, sólo la segunda de las obras citadas es anterior a Un viaje de novios (1881). En ningún caso se trata de El mundo como voluntad y representación. V., Emilia Pardo Bazán, The making of a novelist. Cambridge, Cambridge University Press, 1983, p. 176.

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14.       En el último tercio del siglo XIX sólo ha sido analizada que sepamos la influencia de Schopenhauer en la obra de «Clarín». Cfr. L. Bonet, «La música como voz callada en La Regenta, un rastreo léxico», Los Cuadernos del Norte, 23 (1884), pp. 64-69, y «Temporalidad, memoria y ensueño en la obra de Clarín», en A. Vilanova, (ed.), Clarín y su obra en el centenario de la «La Regenta», Barcelona, Universitat de Barcelona/PPU, 1985, pp. 121-143. Y las aportaciones de M. Á. Lozano Marco en «El relato Las dos cajas en la obra narrativa de Clarín», en La literatura como intensidad, Alicante, Caja de Ahorros Provincial, 1988, pp. 17-33, y A. Sotelo en «Cambio de luz, palimpsesto», España Contemporánea, VIII, núm. 2 (1995), especialmente las pp. 110- 112.

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15.       A propósito de la nueva generación escribe Doña Emilia: «Por mi parte diría que los nuevos escritores no son inferiores a los antiguos ni en talento ni en sensibilidad. Acaso tienen hasta percepción más fina de las relaciones y significados de cuanto les rodea. Creyérase, sin embargo, que un genio maléfico les veda expresar y desenvolver esta percepción por modo tan artístico y fuerte como debieran. Agitados por sobrexcitación nerviosa, o abatidos por una especie de indiferente cansancio (...). Los libros de los jóvenes son, en general, cortos de resuello; revelan fatiga, y proclaman a cada página lo inútil del esfuerzo y la vanidad de todo. Muéstrase esta generación imbuida de pesimismo, con ráfagas de misticismo católico a la moderna (sin fe ni prácticas), y propende a un neorromanticismo que transparenta las influencias mentales del Norte -Nietzsche, Schopenhauer, Maeterlinck- autores que aquí circulan traducidos». (Helios 12, marzo de 1904, p. 258).

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16.       Prólogo a El Cisne de Vilamorta, O. C., Madrid, Aguilar, 1973, t. 3, p. 670.

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17.       Ibid., p.671.

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18.       Clemessy señala que en Galicia se interpretó la novela como un sátira disfrazada del la corriente poética regional y «que el personaje imaginado por la escritora hizo pensar incluso en algunos poetas vivos. Una alusión poco halagadora que fácilmente puede dirigirse a Valentín Lamas Carvajal se desliza a lo largo del relato; sin embargo, hay que guardarse muy mucho de hacer de ella un argumento en pro de la tesis precedente». (N. Clemessy, Emilia Pardo Bazán como novelista, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1981, t. 1, p. 224).

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19.       La ruina física, moral e incluso económica del personaje, que desemboca en el suicidio final al no ser su amor correspondido por el Cisne, arranca de una historia turbulenta y oscura, que recuerda la de las heroínas de la novela de folletín, madre soltera, con un hijo deforme, consecuencia de un estupro, abandono, desengaños, ... etc. Aspectos que simplemente apuntamos aquí, pero que merecerían ser estudiados con mayor atención.

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20.       L. Alas, «Clarín», «El Cisne de Vilamorta, novela por doña Emilia Pardo Bazán», El Globo, 17-IX- 1885.

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