La Isla de Siltolá, Sevilla, 2020, 87 págs.
El tejido de la realidad debería ser de seda de colores con transparencias.
Los viajes son ventanales que nos abren el caleidoscopio de las calles ajenas.
De las sonrisas forzadas se escucha como caen sonidos impostores.
Ya no quiero que esperen de mí ni esperar de nadie. Espero que se entienda.
El viento es un pez esquivo. La cometa, el anzuelo. El hilo que la sujeta, el sedal.
La memoria es gris plata. El presente, azul añil. Y el futuro, verde hoja.
LEY: la gravedad de las cosas puede ser relativa y absoluta.
La buena soledad necesita su espacio, su aire y su silencio. Es su propia compañía.
Debería de haber ataques de integridad.
Sentía tanto que consentía más.
En el amor no hay nada más que presente.
¡La mente que no cesa! Acecha.