Trea, Gijón, 2018, 92 págs.
El amor, por su propia esencia, es antidemócrata.
Enamorar es obtener el alma de alguien para salvarla o condenarla.
No es que las pasiones tengan aprisionada a la razón. Es que la liberan.
El poder no existe en amor. Por ello, el amor se ofrece y se toma desnudo.
El que ama es el que vive, el amado solo recoge el fruto de esa vida.
No amar es un tipo de enfermedad.
La distinción entre amor físico y amor espiritual es una distinción que solo los que no aman pueden hacer.
Un gran amor suele acabar por muerte súbita. El pequeño amor no se extingue ni por agotamiento.
El amor espiritual a veces se silencia por miedo a parecer una perversión sexual.
El que mucho ama, mucho teme. ¿Cómo iba a haber felicidad completa?