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León MOLINA, Mapa de ningún sitio

La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015, 74 págs.

La madurez contiene una ligera tristeza que sostiene la alegría.


Pensar hoy consiste sobre todo en desinfectar ideas.


El poeta se horroriza de lo que sabe el filólogo.


Las personas que se enfadan con facilidad me proporcionan mucho tiempo libre.


La vida es la digresión. El tema no lo sabemos.


La novela es un camino que va; la poesía, un camino que viene.


El filósofo acaba demostrando aquello en lo que cree.


La intensidad de lo leve es más profunda.


Hoy en día hay tantos caminos que no es fácil encontrar uno que lleve a Roma.


El saber que no ocupa lugar desaparece.


Si un poema se pone a gritarme, no sigo leyendo.


El poeta es un caso singular; es al mismo tiempo el escapado y el descolgado del pelotón.


Los que dicen la verdad a rajatabla, tarde o temprano efectivamente rajan la tabla.


Si pienso en línea recta me da sueño.


La cometa del cuerdo tiene poca cuerda.


Los que se sienten filántropos en una sociedad imaginaria suelen ser misántropos en esta.


Los amigos son esas personas que podemos añorar aun estando a su lado.


La madurez es una flor que crece en el estercolero del desengaño.


Cualquier deseo es, al menos, dos: el de escapar y otro.


La cooperación más sólida se da entre individualistas. El resto se diluye pronto en efluvios de conventillo.


El prójimo es un señor que vive lejísimos.


La rebeldía que no desvela también lo que debe ser aceptado, no es más que resentimiento.


En esta vida el éxito y el fracaso solo se distinguen en su relato.


El incrédulo es un escéptico sin pulir.


Quien encara la vida como un problema se tendrá que conformar con soluciones.


Si puede ser dicho de otra forma, no es poesía.


Tantas veces que hablé cargado de razón. ¡Qué fastidioso recuerdo!


Sin la ambigüedad del significado el poeta moriría de tristeza y el filósofo de hambre.


A quien le corroe la duda, la certeza lo mata.


La inteligencia humana, más que progresar, acumula. La civilización es un inmenso trastero abarrotado.


El reconocimiento de un error casi siempre es un repliegue táctico.


La muerte no importa. Importan las muertes.


El ser humano es ante todo un ser propenso.


La certeza es pasado; la duda, futuro.


Todo pensar es finalista. Salvo la contemplación, que es pensamiento sincrónico.


Cada día hay menos creyentes; han encontrado otras cosas aún más increíbles en las que creer.


La originalidad es una máquina de triturar poetas.


La melancolía, si hace bien su trabajo, nos conduce a la alegría.


Los fanáticos son estúpidos que se tropezaron con una convicción.


Una persona que no puede estar sola, solo puede estar con los demás a medias.


Para ser prudente hay que ser valiente.


Ninguna semilla de lo aprendido germina hasta que no pasa el invierno de la vanidad.


No hay arte sin riesgo. Lo cual no convierte en arte las caídas, los trompazos ni las magulladuras.


Seducir es inducir sin aducir.


Lo que realmente aflige de la muerte es que el mundo sigue.


El ateo que se ocupa en combatir la idea de Dios aún no es ateo del todo.


La verdad no tiene nada de particular.


El que puede no necesita el poder.


El poema que relees ya es eterno.


El olvido es la piedra en la que se afila la memoria.


Todo el mundo desde su rincón piensa que podría haber llegado muy lejos.


Creación: irrupción del silencio en el ruido de nuestra inteligencia.


El que coexiste, existe. El que convive, vive.


Cuidado con la experiencia: por lo menos la mitad es literatura.


El tiempo que pasa entre una y otra crisis de pensamiento se llama idiotez.


Solo sabemos andar en círculos porque amamos el regreso. Y el que más lejos va es el que busca un regreso mayor.


En el bosque de la memoria yo soy la niebla.


La decadencia de un sistema se reconoce por su insistencia.


Los aforismos son maquis del pensamiento.


Lo que se demuestra pierde interés.


Hay una rebeldía bastarda que necesita la norma como la caridad necesita el pobre.


Solo el esclavo espera encontrar su libertad en las leyes.


Las ocasiones perdidas son ficciones de la memoria.


La condición primera para creer en algo es que no existe.


Lamentar lo que no conseguiste es lamentar lo que tienes.


Todo aquello que en la juventud te empujaba a desear, en la madurez te impulsa a agradecer.


La esperanza florece en un ambiente bajo en probabilidades.


No te importe que la vida te hiera, la alternativa es que te mate.