Lumen, Barcelona, 2011, 67 págs.
La tragedia del artista: querer ser aceptado por un mundo que él rechaza.
La coherencia es un pecado de vanidad.
Nos vamos del mundo con más oficio que experiencia.
El insano deseo de buscar la verdad ha desbancado a la sabiduría.
El cerebro tiene un margen de error; el corazón, no.
El temor a ser suplantados nos asegura un lugar en el mundo.
¿Qué sería de los héroes sin su materia prima, la muerte?
El dolor: tener un corazón hecho de nudos y, a pulso, subir por ellos.
La lógica tiene una parte de superstición.
Una noche en vela ciega más que la luz de cualquier mañana.
Las grandes fisuras empiezan por los grandes convencimientos.