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Entremes de la guarda cuydadosa1



  —[59]→     -fol. 235r-  
 

Sale vn SOLDADO a lo picaro2, con vna muy mala vanda y vn antojo, y detras del vn mal SACRISTAN.

 

SOL.  ¿Que me quieres, sombra vana?

SAC.  No soy sombra vana, sino cuerpo mazizo.

SOL.  Pues, con todo esso, por la fuerça de mi desgracia te conjuro que me digas quien eres, y que es lo que buscas por esta calle.

SAC.  A esso te respondo, por la fuerça de mi dicha, que soy Lorenço Pasillas, sotasacristan desta parroquia, y busco en esta calle lo que hallo, y tu buscas y no hallas.

SOL.  ¿Buscas, por ventura, a Cristinica, la fregona desta casa?

SAC.  Tu dixisti.

  -fol. 235v-  

SOL.  Pues ven aca, sotasacristan de Satanas.

SAC.  Pues voy alla, cauallo de Ginebra3.

SOL.  Bueno: sota y cauallo; no falta sino el rey para tomar las manos4. Ven aca, digo otra vez. ¿Y tu no sabes, Pasillas, que passado te vea yo con vn chuzo, que Christinica es prenda mia?

  —60→  

SAC.  ¿Y tu no sabes, pulpo vestido, que essa prenda la tengo yo rematada, que està por sus cauales y por mia?

SOL.  ¡Viue Dios, que te de mil cuchilladas y que te haga la cabeça pedazos!

SAC.  Con las que le cuelgan dessas calças, y con los desse vestido, se podra entretener, sin que se meta con los de mi cabeça.

SOL.  ¿Has hablado alguna vez a Cristina?

SAC.  Quando quiero.

SOL.  ¿Que dadiuas le has hecho?

SAC.  Muchas.

SOL.  ¿Quántas, y quáles?

SAC.  Dile vna destas caxas de carne de membrillo muy grande, llena de cercenaduras de ostias blancas como la misma nieue, y de añadidura, quatro cabos de velas de cera, assimismo blancas como vn armiño.

SOL.  ¿Que mas le has dado?

SAC.  En vn villete embueltos, cien mil desseos de seruirla.

SOL.  Y ella, ¿cómo te a correspondido?

SAC.  Con darme esperanças propinquas de que ha de ser mi esposa.

SOL.  ¿Luego no eres de Epistola?5.

SAC.  Ni aun de completas. Motilon6 soy, y puedo casarme cada y quando me viniere en voluntad, y presto lo veredes.

SOL.  Ven aca, motilon arrastrado; respondeme a esto que preguntarte quiero.   —61→   Si esta mochacha ha correspondido tan altamente, lo qual yo no creo, a la miseria de tus dadiuas, ¿cómo correspondera a la grandeza de las mias? Que el otro dia le embiè vn villete amoroso, escrito, por lo menos, en vn reues de vn memorial que di a Su Magestad significandole mis seruicios y mis necessidades presentes (que no cae en mengua el soldado que dize lo que es pobre), el qual memorial salio decretado y remitido al limosnero mayor. Y sin atender a que, sin duda alguna, me podia valer quatro o seis reales, con liberalidad increyble y con desenfado notable, escriui en el reues del, como he dicho, mi villete, y se que de mis manos pecadoras llegò a las suyas casi santas.

SAC.  ¿Hasle embiado otra cosa?

SOL.  Suspiros, lagrimas, sollozos, parasismos, desmayos, con toda la caterua de las demonstraciones necessarias que para descubrir su passion los buenos enamorados vsan y deuen de vsar en todo tiempo y sazon.

SAC.  ¿Hasle dado alguna musica concertada?

SOL.  La de mis lamentos y congoxas,   -fol. 236r-   la(s) de mis ansias y pesadumbres.

SAC.  Pues a mi me ha acontecido darsela con mis campanas a cada passo, y   —62→   tanto, que tengo enfadada a toda la vezindad con el continuo ruydo que con ellas hago, sólo por darle contento y porque sepa que estoy en la torre ofreciendome a su seruicio; y, aunque aya de tocar a muerto, repico a visperas solenes.

SOL.  En esso me lleuas ventaja, porque no tengo que tocar, ni cosa que lo valga.

SAC.  ¿Y de que manera ha correspondido Cristina a la infinidad de tantos seruicios como le has hecho?

SOL.  Con no verme, con no hablarme, con maldezirme quando me encuentra por la calle, con derramar sobre mi las labaças7 quando jabona y el agua de fregar quando friega; y esto es cada dia, porque todos los dias estoy en esta calle y a su puerta; porque soy su guarda cuydadosa; soy, en fin, el perro del hortelano, &c.8. Yo no la gozo, ni ha de gozarla ninguno mientras yo viuiere; por esso, vayase de aqui el señor sotasacristan, que, por auer tenido y tener respeto a las órdenes que tiene, no le tengo ya rompidos los cascos.

SAC.  A rompermelos como estan rotos essos vestidos, bien rotos estuuieran.

SOL.  El abito no haze al monge; y tanta honra tiene vn soldado roto por causa de la guerra, como la tiene vn colegial   —63→   con el manto hecho hañicos, porque en el se muestra la antiguedad de sus estudios. Y vayase, que hare lo que dicho tengo.

SAC.  ¿Es porque me ve sin armas? Pues esperese aqui, señor guarda cuydadosa, y verà quien es Callejas.

SOL.  ¿Que puede ser vn Pasillas?

SAC.  Aora lo veredes, dixo Agraxes.

 

(Entrase el SACRISTAN.)

 

SOL.  ¡O mugeres, mugeres, todas, o las mas, mudables y antojadizas! Dexas, Cristina, a esta flor, a este jardin de la soldadesca, y acomodaste con el muladar de vn sotasacristan, pudiendo acomodarte con vn sacristan entero, y aun con vn canonigo. Pero yo procurarè que te entre en mal prouecho, si puedo, aguando tu gusto, con ojear desta calle y de tu puerta los que imaginare que por alguna via pueden ser tus amantes, y assi vendre a alcançar nombre de la guarda cuydadosa.

 

(Entra vn MOÇO con su caxa y ropa verde, como estos que piden limosna para alguna imagen.)

 

MOÇO.  Den, por Dios, para la lampara del azeyte de Señora Santa Luzia, que les guarde la vista de los ojos. ¡A de casa! ¿Dan la limosna?

  —64→  

SOL.  ¡Ola, amigo Santa Luzia! Venid aca. ¿Que es lo que quereis en essa casa?

MOÇO.  ¿Ya vuessa merced no lo ve? Limosna para la lampara del azeyte de Señora Santa Luzia.

SOL.  ¿Pedis para la lampara, o para el   -fol. 236v-   azeyte de la lampara? Que, como dezis limosna para la lampara del azeyte, parece que la lampara es del azeyte, y no el azeyte de la lampara.

MOÇO.  Ya todos entienden que pido para azeyte de la lampara, y no para la lampara del azeyte.

SOL.  ¿Y suelenos dar limosna en esta casa?

MOÇO.  Cada dia, dos marauedis.

SOL.  ¿Y quien sale a daroslos?

MOÇO.  Quien se halla mas a mano; aunque las mas vezes sale vna fregonzita que se llama Cristina, bonita como vn oro.

SOL.  ¿Assi que es la fregonzita bonita como vn oro?

MOÇO.  Y como vnas pelrras.

SOL.  ¿De modo que no os parece mal a vos la muchacha?

MOÇO.  Pues aunque yo fuera hecho de leño, no pudiera parecerme mal.

SOL.  ¿Cómo os llamays? Que no querria bolueros a llamar Santa Luzia.

MOÇO.  Yo, señor, Andres me llamo.

SOL.  Pues, señor Andres, estè en lo que quiero dezirle: tome este quarto de a ocho, y haga cuenta que va pagado   —65→   por quatro dias de la limosna que le dan en esta casa y suele recebir por mano de Cristina, y vayase con Dios, y seale auiso que por quatro dias no buelua a llegar a esta puerta ni por lumbre, que le rompere las costillas a cozes.

MOÇO.  Ni aun boluere en este mes, si es que me acuerdo. No tome vuessa merced pesadumbre, que ya me voy.

 

(Vase.)

 

SOL.  No sino dormios, guarda cuydadosa.

 

(Entra otro MOÇO vendiendo y pregonando tranzaderas, olanda de Cambray, randas de Flandes y hilo portugues9.

 

VNO.  ¿Compran tranzaderas, randas de Flandes, olanda, cambray, hilo portugues?

 

(CRISTINA, a la ventana.)

 

CRIS.  ¡Hola, Manuel! ¿Traeys viuos para vnas camisas?

VNO.  Si traygo, y muy buenos.

CRIS.  Pues entra, que mi señora los ha menester.

SOL.  ¡O estrella de mi perdicion, antes que norte de mi esperança! Tranzaderas, o como os llamays, ¿conoceys aquella donzella que os llamó desde la ventana?

  —66→  

VNO.  Si conozco. Pero ¿por que me lo pregunta vuessa merced?

SOL.  ¿No tiene muy buen10 rostro y muy buena gracia?

VNO.  A mi assi me lo parece.

SOL.  Pues tambien me parece a mi que no entre dentro dessa casa; si no, ¡por Dios, de molelle los huessos, sin dexarle ninguno sano!

VNO.  ¿Pues no puedo yo entrar adonde me llaman para comprar mi mercaderia?

SOL.  Vaya, no me replique, que hare lo que digo, y luego.

VNO.  ¡Terrible caso! ¡Passito, señor soldado, que ya me voy!

 

(Vase MANUEL.)

 
  -fol. 237r-  
 

(CRISTINA, a la ventana.)

 

CRIS.  ¿No entras, Manuel?

SOL.  Ya se fue Manuel, señora la de los viuos, y aun señora la de los muertos, porque a muertos y a viuos tienes debaxo de tu mando y señorio.

CRIS.  ¡Iesus, y que enfadoso animal! ¿Que quieres en esta calle y en esta puerta?

 

(Entrase CRISTINA.)

 

SOL.  ¡Encubriose y pusose mi sol detras de las nuues!

 

(Entra vn ÇAPATERO con vnas chinelas11 pequeñas   —67→   nueuas en la mano, y, yendo a entrar en casa de CRISTINA, detienele el SOLDADO.)

 

SOL.  Señor bueno, ¿busca vuessa merced algo en esta casa?

ZAP.  Si busco.

SOL.  ¿Y a quien, si fuere possible saberlo?

ZAP.  ¿Por que no? Busco a vna fregona que està en esta casa, para darle estas chinelas que me mandò hazer.

SOL.  ¿De manera que vuessa merced es su çapatero?

ZAP.  Muchas vezes la he calçado.

SOL.  ¿Y hale de calçar aora estas chinelas?

ZAP.  No serà menester; si fueran çapatillos de hombre, como ella los suele traer, si calçara.

SOL.  Y estas, ¿estan pagadas, o no?

ZAP.  No estan pagadas: que ella me las ha de pagar agora.

SOL.  ¿No me haria vuessa merced vna merced, que sería para mi muy grande, y es que me fiasse estas chinelas, dandole yo prendas que lo valiessen, hasta desde aqui a dos dias, que espero tener dineros en abundancia?

ZAP.  Si hare, por cierto. Venga la prenda: que, como soy pobre oficial, no puedo fiar a nadie.

SOL.  Yo le dare a vuessa merced vn mondadientes que le estimo en mucho, y no le dexarè por vn escudo. ¿Dónde   —68→   tiene vuessa merced la tienda, para que vaya a quitarle?

ZAP.  En la calle Mayor, en vn poste de aquellos; y llamome Iuan Iuncos.

SOL.  Pues, señor Iuan Iuncos, el mondadientes es este, y estimele vuessa merced en mucho, porque es mio.

ZAP.  ¿Pues vna viznaga12, que apenas vale dos marauedis, quiere vuessa merced que estime en mucho?

SOL.  ¡O pecador de mi! No la doy yo sino para recuerdo de mi mismo, porque quando vaya a echar mano a la faldriquera y no halle la viznaga, me venga a la memoria que la tiene vuessa merced, y vaya luego a quitalla. Si; a fe de soldado, que no la doy por otra cosa; pero si no està contento con ella, añadire esta vanda y este antojo: que al buen pagador no le duelen prendas.

ZAP.  Aunque çapatero, no soy tan descortes, que tengo de despojar   -fol. 237v-   a vuessa merced de sus joyas y preseas. Vuessa merced se quede con ellas, que yo me quedarè con mis chinelas, que es lo que me està mas a cuento.

SOL.  ¿Quántos puntos tienen?

ZAP.  Cinco escasos13.

SOL.

Mas escaso soy yo, chinelas de mis entrañas, pues no tengo seis reales para pagaros, chinelas de mis entrañas. Escuche vuessa merced, señor çapatero,   —69→   que quiero glossar aqui de repente este verso, que me ha salido medido:

«Chinelas de mis entrañas.»

ZAP.  ¿Es poeta vuessa merced?

SOL.

Famoso, y agora lo verá; estéme atento.

   Chinelas de mis entrañas.
 

(Glossa.)

 
   Es amor tan gran tirano,
que, oluidado de la fe
que le guardo siempre en vano,
oy con la funda de vn pie
da a mi esperança de mano.
   Estas son vuestras hazañas,
fundas pequeñas y hurañas,
que ya mi alma imagina
que soys, por ser de Cristina,
chinelas de mis entrañas.

ZAP.  A mi poco se me entiende de trouas; pero estas me han sonado tan bien, que me parecen de Lope14, como lo son todas las cosas que son o parecen buenas.

SOL.  Pues, señor, ya que no lleua remedio de fiarme estas chinelas, que no fuera mucho, y mas sobre tan dulces prendas, por mi mal halladas15, lleuelo, a lo menos, de que vuessa merced me las guarde hasta desde aqui a dos dias,   —70→   que yo vaya por ellas; y por aora, digo, por esta vez, el señor çapatero no ha de ver ni hablar a Cristina.

ZAP.  Yo hare lo que me manda el señor soldado, porque se me trasluze de que pies coxea, que son dos: el de la necessidad y el de los zelos.

SOL.  Esse no es ingenio de çapatero, sino de colegial trilingue.

ZAP.  ¡O zelos, zelos! ¡Quan mejor os llamaran duelos, duelos!

 

(Entrase el ÇAPATERO.)

 

SOL.  No sino no seais guarda, y guarda cuydadosa, y vereis cómo se os entran mosquitos en la cueua donde està el licor de vuestro contento. Pero ¿que voz es esta? Sin duda, es la de mi Cristina, que se desenfada cantando quando barre o friega.

 

(Suenan dentro platos, como que friegan, y cantan:)

 
   Sacristan de mi vida,
tenme por tuya,
y, fiado en mi fe,
canta alleluya.

SOL.  ¡Oydos que tal oyen! Sin duda, el sacristan deue de ser el brinco de su alma. ¡O platera, la mas limpia que tiene, tuuo o tendra el kalendario de las fregonas! ¿Por que, assi como limpias essa loça talaueril16 que traes   —71→   entre las manos, y la buelues en bruñida y tersa plata, no limpias essa alma de pensamientos baxos y sotasacristaniles?

 

(Entra el amo de CRISTINA.)

 

AMO.  Galan, ¿que quiere o que busca a esta puerta?

  -fol. 238r-  

SOL.  Quiero mas de lo que sería bueno, y busco lo que no hallo. Pero ¿quien es vuessa merced que me lo pregunta?

AMO.  Soy el dueño desta casa.

SOL.  ¿El amo de Cristinica?

AMO.  El mismo.

SOL.  Pues lleguese vuessa merced a esta parte, y tome este emboltorio de papeles, y aduierta que ay dentro van las informaciones de mis seruicios, con veynte y dos fees de veynte y dos generales debaxo de cuyos estandartes he seruido, amén de otras treynta y quatro de otros tantos maestres de campo que se han dignado de honrarme con ellas.

AMO.  Pues no ha auido, a lo que yo alcanço, tantos generales ni maestres de campo de infantería española de cien años a esta parte.

SOL.  Vuessa merced es hombre pacífico, y no està obligado a entendersele mucho de las cosas de la guerra. Passe los ojos por essos papeles, y verà en   —72→   ellos, vnos sobre otros, todos los generales y maestres de campo que he dicho.

AMO.  Yo los doy por passados y vistos; pero ¿de que sirue darme cuenta desto?

SOL.  De que hallará vuessa merced por ellos ser possible ser verdad vna que agora dire, y es17 que estoy consultado18 en vno de tres castillos y plaças que estan vacas en el reyno de Napoles, conuiene a saber: Gaeta, Barleta y Rijobes19.

AMO.  Hasta agora, ninguna cosa me importa a mi estas relaciones que vuessa merced me da.

SOL.  Pues yo se que le han de importar, siendo Dios seruido.

AMO.  ¿En que manera?

SOL.  En que por fuerça, si no se cae el cielo, tengo de salir proueydo en vna destas plaças, y quiero casarme agora con Cristinica; y, siendo yo su marido, puede vuessa merced hazer de mi persona y de mi mucha hazienda como de cosa propria: que no tengo de mostrarme desagradecido a la criança que vuessa merced ha hecho a mi querida y amada consorte.

AMO.  Vuessa merced lo ha de los cascos20 mas que de otra parte.

SOL.  ¿Pues sabe quánto le va, señor dulce? ¡Que me la ha de entregar luego luego,   —73→   o no ha de atrauesar los vmbrales de su casa!

AMO.  ¿Ay tal disparate? ¿Y quien ha de ser bastante para quitarme que no entre en mi casa?

 

(Buelue el SOTASACRISTAN PASILLAS, armado con vn tapador de tinaja y vna espada muy mohosa; viene con el otro SACRISTAN, con vn morrion y vna vara o palo, atado a el vn rabo de zorra.)

 

SAC.  ¡Ea, amigo Grajales, que este es el turbador de mi sossiego!

GRA.  No me pesa sino que traygo las armas endebles y algo tiernas: que ya le huuiera despachado al otro mundo a toda diligencia.

  -fol. 238v-  

AMO.  ¡Tenganse, gentiles hombres! ¿Que desman y que acecinamiento es este?

SOL.  ¡Ladrones! ¿A traycion y en quadrilla? ¡Sacristanes falsos, voto a tal, que os tengo de horadar, aunque tengays mas ordenes que vn ceremonial! ¡Cobarde! ¿A mi con rabo de zorra?21. ¿Es notarme de borracho, o piensas que estás quitando el poluo a alguna imagen de bulto?

GRA.  No pienso sino que estoy ojeando los mosquitos de vna tinaja de vino.

 

(A la ventana, CRISTINA y su ama.)

 

CRIS.  ¡Señora, señora, que matan a mi señor! ¡Mas de dos mil espadas estan   —74→   sobre el, que relumbran que me quitan la vista!

ELLA.  Dizes verdad, hija mia. ¡Dios sea con el! ¡Santa Vrsola, con las onze mil virgines, sea en su guarda! Ven, Cristina, y baxemos a socorrerle como mejor pudieremos.

AMO.  ¡Por vida de vuessas mercedes, caualleros, que se tengan, y miren que no es bien vsar de supercheria con nadie!

SOL.  ¡Tente, rabo, y tente, tapadorzillo; no acabeys de despertar mi colera, que, si la acabo de despertar, os mataré, y os comeré, y os arrojaré por la puerta falsa dos leguas mas alla del infierno!

AMO.  ¡Tenganse, digo; si no, por Dios que me descomponga de modo que pese a alguno!

SOL.  Por mi, tenido soy: que te tengo respeto, por la imagen que tienes en tu casa.

SAC.  Pues aunque essa imagen haga milagros, no os ha de valer esta vez.

SOL.  ¿Han visto la desuerguença deste vellaco, que me viene a hazer cocos con vn rabo de zorra, no auiendome espantado ni atemorizado tiros mayores que el de Dio, que està en Lisboa?22

 

(Entran CRISTINA y su señora.)

 

ELLA.  ¡Ay, marido mio! ¿Estais, por desgracia, herido, bien de mi alma?

  —75→  

CRIS.  ¡Ay, desdichada de mi! Por el siglo de mi padre, que son los de la pendencia mi sacristan y mi soldado.

SOL.  Aun bien que voy a la parte con el sacristan: que tambien dixo «mi soldado».

AMO.  No estoy herido, señora; pero sabed que toda esta pendencia es por Cristinica.

ELLA.  ¿Cómo por Cristinica?

AMO.  A lo que yo entiendo, estos galanes andan zelosos por ella.

ELLA.  ¿Y es esto verdad, muchacha?

CRIS.  Si, señora.

ELLA.  ¡Mirad con que poca verguença lo dize! ¿Y hate deshonrado alguno dellos?

CRIS.  Si, señora.

ELLA.  ¿Qual?

CRIS.  El sacristan me deshonrò el otro dia, quando fuy al Rastro.

  -fol. 239r-  

ELLA.  ¿Quántas vezes os he dicho yo, señor, que no saliesse esta muchacha fuera de casa; que ya era grande, y no conuenia apartarla de nuestra vista? ¿Que dira aora su padre, que nos la entregò limpia de poluo y de paja? ¿Y dónde te lleuò, traydora, para deshonrarte?

CRIS.  A ninguna parte, sino alli, en mitad de la calle.

ELLA.  ¿Cómo en mitad de la calle?

CRIS.  Alli, en mitad de la calle de Toledo, a   —76→   vista de Dios y de todo el mundo, me llamò de suzia y de deshonesta, de poca verguença y menos miramiento, y otros muchos valdones deste jaez; y todo por estar zeloso de aquel soldado.

AMO.  ¿Luego no ha passado otra cosa entre ti ni el sino essa deshonra que en la calle te hizo?

CRIS.  No, por cierto; porque luego se le passa la colera.

ELLA.  ¡El alma se me ha buelto al cuerpo, que le tenia ya casi desamparado!

CRIS.  Y mas, que todo quanto me dixo fue confiado en esta cedula que me ha dado de ser mi esposo, que la tengo guardada como oro en paño.

AMO.  Muestra; veamos.

ELLA.  Leedla alto, marido.

AMO.  Assi dize: «Digo yo, Lorenço Pasillas, sotasacristan desta parroquia, que quiero bien, y muy bien, a la señora Cristina de Parrazes; y en fee desta verdad, le di esta, firmada de mi nombre, fecha en Madrid, en el cimenterio de San Andres, a seys de Mayo deste presente año de mil y seyscientos y onze. Testigos, mi coraçon, mi entendimiento, mi voluntad y mi memoria. Lorenço Pasillas.» ¡Gentil manera de cedula de matrimonio!

SAC.  Debaxo de dezir que la quiero bien, se incluye todo aquello que ella quisiere   —77→   que yo haga por ella; porque, quien da la voluntad, lo da todo.

AMO.  ¿Luego, si ella quisiesse, bien os casariades con ella?

SAC.  De bonissima gana; aunque perdiesse la espectatiua de tres mil marauedis de renta que ha de fundar agora sobre mi cabeça vna aguela mia, segun me han escrito de mi tierra.

SOL.  Si voluntades se toman en cuenta, treynta y nueue dias haze oy que, al entrar de la Puente Segouiana, di yo a Cristina la mia, con todos los anexos a mis tres potencias; y si ella quisiere ser mi esposa, algo irà a dezir de ser castellano de vn famoso castillo, a vn sacristan no entero, sino medio, y aun de la mitad le deue de faltar algo.

AMO.  ¿Tienes desseo de casarte, Cristinica?

CRIS.  Si tengo.

  -fol. 239v-  

AMO.  Pues escoge, destos dos que se te ofrecen, el que mas te agradare.

CRIS.  Tengo verguença.

ELLA.  No la tengas; porque el comer y el casar ha de ser a gusto proprio, y no a voluntad agena.

CRIS.  Vuessas mercedes, que me han criado, me daran marido como me conuenga; aunque todavia quisiera escoger.

SOL.  Niña, echame el ojo. Mira mi garbo; soldado soy, castellano pienso ser, brio tengo de coraçon, soy el mas galan   —78→   hombre del mundo, y por el hilo deste vestidillo podras sacar el ouillo de mi gentileza.

SAC.  Cristina, yo soy musico, aunque de campanas; para adornar vna tumba y colgar vna yglesia para fiestas solenes, ningun sacristan me puede lleuar ventaja; y estos oficios bien los puedo exercitar casado, y ganar de comer como vn principe.

AMO.  Aora bien, muchacha, escoge de los dos el que te agrada, que yo gusto dello, y con esto pondras paz entre dos tan fuertes competidores.

SOL.  Yo me allano.

SAC.  Y yo me rindo.

CRIS.  Pues escogo al sacristan.

 

(Han entrado los MUSICOS.)

 

AMO.  Pues llamen essos oficiales de mi vezino el barbero, para que con sus guitarras23 y bozes nos entremos a celebrar el desposorio cantando y baylando, y el señor soldado será mi combidado.

SOL.

Acepto:

que, donde ay fuerça de hecho,
se pierde qualquier derecho.

[MUS.24 Pues hemos llegado a tiempo, este serà el estriuillo de nuestra letra.

  —79→  

  (Cantan el estriuillo.) 

[SOL.]
0«Siempre escogen las mugeres
aquello que vale menos,
porque excede su mal gusto
a qualquier merecimiento.
Ya no se estima el valor,
porque se estima el dinero,
pues vn sacristan prefieren
a vn roto soldado lego.
Mas no es mucho: que ¿quien vio
que fue su boto tan necio,
que a sagrado se acogiesse,
que es de delinquentes puerto?
Que adonde ay fuerça, &c.

SAC.
Como es proprio de vn soldado,
que es sólo en los años viejo,
y se halla sin vn quarto,
porque ha dexado su tercio,
imaginar que ser puede
pretendiente de Gayferos25,
conquistando por lo brauo
lo que yo por manso adquiero,
no me afrentan tus razones,
pues has perdido en el juego:
que siempre vn picado tiene
licencia para hazer fieros.
Que adonde, &c

 

(Entranse cantando y baylando.)

 



 
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