Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

111

Hay interesante descripción de la salida de los Galeones de Cádiz en Ruiz de Alarcón, El semejante a sí mismo, acto II, escena I, versos 9-72.

 

112

Véase el testimonio de Dionisio de Alcedo y Herrera: «El año de 1574 se dio aliento y principio por el Consejo Real de las Indias al trozo de la Armada Real del Océano que se llamó Armada de la guardia de la carrera de Indias, y después se intituló y quedó con el nombre de Galeones de Tierra Firme (Aviso histórico, político, geográfico, con las noticias más particulares del Perú, Tierra-Firme, Chile y Nuevo Reino de Granada..., en Piraterías y agresiones de los ingleses..., publicado por Justo Zaragoza, Madrid, 1883, p. 75).

«... los abusos, vicio y fraudes del comercio... y la necesidad y dificultades de encontrar remedio suficiente para evitarlos, discurrió el año de 1574 uno, que por entonces pareció feliz pensamiento de las instrucciones de los Ministros y después manifestaron la práctica y el tiempo que había sido disposición inspirada en la más alta providencia.

«Con semejante disposición se reformaron las licencias de los registros sueltos, para los puertos de Tierra Firme y de Nueva España, y la libertad de navegar solos, sin más respecto y guardia de conserva que la voluntad de los maestres y de los pilotos, para el arbitrio y pretexto de las arribadas, escalas y fraudulentas negociaciones en las colonias. Tal fue el establecimiento de Galeones, para los puertos de Santa Marta, Cartagena y Portobelo, y de Flotas para el de Veracruz; los primeros, a efecto del preciso abasto de géneros y mercaderías en las provincias meridionales de los cuatro Reinos de Granada, y las segundas, para lo mismo en las septentrionales de México, y sus adyacentes de Guatemala, Guadalajara y provincias de los Nuevos Reinos de México, León y Vizcaya, comprendidos en el distrito y nombre de Nueva España; bajo de las bien concertadas reglas, de que las licencias, que antes se concedían a individuos particulares, fuesen comunes a todo el cuerpo del comercio de cargadores y navegantes de la carrera de Indias, y que fuesen juntos bajo de la conducta y convoy de una escolta de navíos de guerra, que fuese trozo de la Real Armada del Océano, en el número que fuese conveniente según las ocasiones y constitución de los tiempos de paz y guerra, para su conserva y seguridad, con el título de Galeones Reales y Flotas de la Guardia de ambas veredas, en sus viajes de ida y vuelta» (Presupuestos y consecuencias de la extinción de Galeones para los puertos de Tierra Firme y retardación de Flotas para los de Nueva España..., en id., pp. 448-449).

Una excelente síntesis del sistema de navegación establecido por España, puede leerse en la obra de Geoffrey J. Walker, Política española y comercio colonial, 1700-1789, Barcelona, Editorial Ariel, 1979, esp. páginas 24-31.

 

113

Cf. Dionisio de Alcedo y Herrera: Obs. cits.; Pierre Magry, Relations et memoires pour servir a l’histoire de la France dans les pays d’outre-mer, París, 1867, pp. 182 y ss., en las que utiliza las memorias de Dubalde y Rochefort relativas a las flotas españolas a las Indias Occidentales, fechadas en 1860; Michael Oppenheim, The naval Tracts of Sir Wm. Monson, London, 1902, vol. II, Ap. B, pp. 309-340: «The Spanish Treasure fleets of the sixteenth Century»; y Clarence H. Haring, The Bucaneers in the West Indies in the XVII Century, Londres, 1910, especialmente pp. 13 y ss.

 

114

El Diccionario de la Academia explica la voz galeón desde sus primeras ediciones. En la 11.ª edición, de 1869, figura por primera vez la acepción especial de la forma plural galeones, «Llamábanse así los que saliendo periódicamente de Cádiz tocaban en Cartagena de Indias y de allí a Portobelo». Tal definición se repite hasta la 14.ª edición de 1914. Se modifica en la 15.ª (1925) en la siguiente forma: «Galeón. Cada una de las naves de gran porte que saliendo periódicamente de Cádiz, tocaban en puertos determinados del nuevo mundo, como las que iban a Cartagena de Indias y de allí a Portobelo». Esta redacción que es a todas luces forzada corrección sobre la anterior, se mantiene en las últimas edición es del Diccionario (1936 y en 1970). Se había perdido la conciencia del especial sentido de la voz galeones.

 

115

Gonzalo de Céspedes y Meneses (Primera parte de la Historia de D. Felipe el IIII, año de 1631, en Lisboa, con licencia la imprimió Pedro Craesbeeck, p. 546) escribe: «Que habiendo sido Dios servido, de oír sus ruegos y oraciones, y de asistirle peleando, en el amparo de sus armas, guiado sus flotas y navíos, por donde no les encontraron 60 avisos (que a haberlo hecho pudiera ser que se perdieran por do su providencia los guiaba) y experimentado en todos sus tiempos, su protección, y en el presente con evidencia más notoria, porque él postrándose a sus pies le había rendido justas gracias. Con todo eso, había acordado, que para que en todos sus Reynos, fuesen con más demostración, se lo escribiese a los Obispos, y que perpetuamente en sus Iglesias estableciesen a su instancia fiestas al Santísimo Sacramento a 29 de noviembre, que fue en el que llegó la Flota, como en memoria y remembranza de aquel favor y de los otros que había servídose de obrar, en la defensa de la Fe, y conservación de sus Coronas. Y en que también le suplicasen, los continuase, mientras él y sus Reales sucesores, sólo se empleasen en servirle, y en aumentar y defender la Religión y Fe Católica. Y que por cuanto el alegría en los ociosos y adormidos, solía causar algunas veces soltura de vida y libertad, y hallándose él como se hallaba, por tan extraordinarios beneficios más obligado a Dios nuestro Señor: y debiendo esto a los hombres antes hacerlos recatados, que no olvidados del castigo, y especialmente no acudiendo a darles gracias y excusar el cometer ofensas suyas, le había asimismo parecido volverle a mandar con grande instancia, lo que antes de ahora había encargádole, que era la reformación de las costumbres, destierro y enmienda de los vicios, y castigo de los pecados públicos».

 

116

En el «Resumen del acta del Indice Cronológico del Archivo Capitular», 4 de enero de 1630, reproducida en Mariano de Talavera y Garcés, Apuntes de historia eclesiástica de Venezuela, con notas de Mons. Nicolás E. Navarro, Caracas, 1929, p. 142.

 

117

Creo que hay que tener en cuenta esta clase de festividades para explicarnos la mescolanza de tradiciones religiosas (cantares, décimas, coplas, corridos, etc., a lo divino, por María, por Gólgota, velorios de Cruz, Mayos, etc.) con tradiciones profanas (a lo humano) que conviven todavía en el folklore de Tierra Firme. Carácter mixto que tiene en todas partes la tradición hispánica.

 

118

Muy semejante al baile del sebucán, existente en varios lugares de Venezuela.

 

119

Cf. El Pendés, de F. de P. Bové. Vendrell, 1926, pp. 45-50.

 

120

En cuanto a esta aceptación, Cf. Bartolomé José Gallardo, Ensayo de una Biblioteca de libros raros y curiosos..., Madrid, 1863-1869, vol. I, «Relación de Cristóbal de Chaves»; Francisco Rodríguez Marín, El Loaysa de El celoso extremeño, Sevilla, 1901, pp. 172 y ss.; Rufino José Cuervo, Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, Bogotá, 1939, n.º 678.