Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

41

En cuanto al término pela, asegura Julio Calcaño (El castellano en Venezuela) que es término vivo en Venezuela para indicar discusiones alborotadas. Sin embargo Picón-Pebres (Libro raro), Lisandro Alvarado (Glosarios del bajo español en Venezuela), Malaret (Diccionario de americanismos) le reconocen solamente el significado de ‘zurra, azotaina, felpa, soba, zurribanda, cuerita, tunda’, en el sentido de paliza, de pegarse, que entiendo es más exacto que lo que asevera Calcaño.

 

42

Otro término que casi ha alcanzado la significación genérica e indiscriminada de ‘desorden’ es barajuste, que en tal acepción he visto usado casi exclusivamente en relación con el ganado probablemente por cruce de significados entre baraja, barajar y desbarajuste. Barajar desde el Diccionario de autoridades se ha explicado como ‘reñir, contender, tener pendencia y altercar’, y baraja, como riña. Barahustar, del lenguaje de germanía, vale ‘acometer con el puñal’, pues barahustador era el puñal entre rufianes; y así, barahustado ‘muerto a puñaladas’. En el Diccionario académico de 1869 se le añade a barahustar la acepción de ‘confundir, trastornar’. En tal forma se mantiene en el Diccionario la acepción de barajar, baraja, al lado de baraustar, baraustado, habiendo olvidado las formas antiguas barajustar, barajustado, que sobreviven en desbarajuste. Julio Calcaño afirma erróneamente (El castellano en Venezuela) que en Venezuela barajuste «se usa en el mismo sentido y en el que tenía antiguamente el verbo barajustar, hoy barahustar». Son más exactos Picón-Febres (Libro raro): «Barajustar. Irse o salir a toda prisa y de estampía. Acometer de improviso una persona a otra, o arremeter precipitadamente contra ella». Y «barajuste es carrera o escape»; y Lisandro Alvarado (Glosarios del bajo español en Venezuela, como neologismo o arcaísmo) quien escribe: «Barahuste. Carrera poco veloz de un cuadrúpedo. Aplícase a personas, y úsase de ordinario en frases adverbiales, aspirando siempre la h». Lo que asienta Julio Calcaño es falso, como hemos visto, pues barajustar, barajuste se acercan más en Venezuela al sentido de desbarajustar, desbarajuste, ‘desordenar, desorden’, sin tener completa sinonimia, ya que se refieren al ganado en la idea de ‘embestir, arremeter, arremolinarse, desbandarse’. Véanse algunos usos en Rómulo Gallegos: «... eran muchas las reses bravas y estaban inquietas... ganosas de barajustarse, sin darles tregua a los sujetadores» (R. Gallegos, Doña Bárbara, ed. cit., pág. 151); «... todavía el ganado está inquieto... y un barajuste repentino puede llevarse las empalizadas...» (id. ib., pág. 181); «Usted es para el doctor... como la tonada para el ganado, que si no la escucha cantar, a cada rato está queriendo barajustarse» (id. ib., pag. 254); ‘¡Ya se le entabanaron los bichos! -Exclamó Venancio, por decir que a Pajarote se le alborotaban y se le iban las ideas en cuanto comenzaba a hablar, así como se barajusta y se disgrega el rebaño cuando lo acosa el tábano» (id., ib., pág. 62).

Cuervo estudia el uso de barajustar (Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano) de manera magistral; Malaret (Diccionario de americanismos) sigue y resume al maestro Cuervo.

Es semejante al verbo entabanarse, ‘alborotarse el ganado acosado por el tábano’, como puede advertirse en los ejemplos de Rómulo Gallegos acerca de barajuste. La idea de la inquietud nerviosa provocada por el tábano es de vieja ascendencia hispánica: «... con haber hecho aquel discurso en favor de la mujer que me llevó aquella miseria, me picaban tábanos por hallarla y di cien vueltas aquella noche por la propia calle...» (Guzmán de Alfarache, parte II, libro III, cap. II). La idea de desorden en relación con los animales agrupados y alborotados es constante en el lenguaje criollo, aunque en muchos casos no haya habido la total trasposición de ideas, hacia los grupos humanos. Tal cosa sucede con barajuste. Más lejos están todavía expresiones como éstas: «Ya lo sabe bachiller Mujica, ¡no me alborote el avispero!» (R. Gallegos, Doña Bárbara, ed. cit., pág. 233); «Sigue tu marcha, Florentino. ¡No me alborotes el avispero!» (R. Gallegos, Cantaclaro, ed. cit., pág. 15); «... pero con esta mujer siempre está uno bailando en un tusero» (R. Gallegos, Doña Bárbara, ed. cit., pág. 257). En este mismo sentido se usa en la Argentina (cf. Martín Fierro, comentado y anotado, por E. F. Tiscornia, Buenos Aires, 1925, pág. 57).

 

43

Un comunicante me informa del término sarataco ‘alboroto, desorden’, pero no la he visto autorizada por ningún lexicógrafo. Julio Febres Cordero (El lápiz) registra sarangamusinga con el significado de ‘alboroto’, en Trujillo.

Del mismo modo, no he visto documentados términos como garizapa, matachina y caribera, que se citan en el trabajo de Fernando Ortiz, Preludios étnicos de la música alrocubana (Revista Bimestre Cubana, LIX, 1-3, pág. 168), como usuales en Venezuela para indicar ‘alboroto, pendencia’, etc.

 

44

Para tranca; ‘borrachera’, en América, cf. Diccionario de la Academia, 1936; Cuervo, Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, § 518; Lisandro Alvarado, Glosarios del bajo español en Venezuela, como acepción especial; Picón-Febres, Libro raro, Calcaño, El castellano en Venezuela; Malaret, Diccionario de americanismos y Suplemento al diccionario; Santamaría, Diccionario de americanismos, Francisco Pimentel [Job Pim], Enciclopedia espesa (antes sigüí), pág. 44, da a tranca el significado de alboroto’ en Venezuela.

 

45

¿Tendrá relación esta voz con voladillo, boletío, rebolío, danza antigua española, de la que tenemos algunos testimonios? Cervantes en Pedro de Urdemalas escribe:

Vaya el voladillo apriesa,
no erréis, guardad el compás.

o las coplas recogidas por Rodríguez Marín en sus Cantos populares españoles (Sevilla, 1882, t. I, pág. 76)

Estando de boda
con gran regocijo,
bino un gato negro,
se yebó el padrino.
Biendo la cigüeña
‘r pleito mal parao,
pegó un boletío
y se fue al tejao.

y añade en nota: «Boletío por volada. En Extremadura rebolío».

¿O tendrá que ver con la idea de volatín (bolatín), el que vuela por la maroma? Julio Cejador (Diablo cojuelo, ed. de Madrid, 1910, pág. 126) anota el término bolatín (volatín) «el que vuela por la maroma» (Covarrubias). Hoy llamamos volatines a los ejercicios del volatinero.

Qué de volatines ves,
que por tus cordeles andan,
y han de tener el pescuezo
en donde tienen las plantas.

(QUEVEDO, III, 205).

O este otro texto de Quevedo: «La imperial Italia... hallándose pobre y sumamente ligera, por haber dejado el peso de tantas provincias, dio en volatín, y, por falta de suelo, andaba en la maroma, con admiración de todo el mundo» Sueños, ed. Clásicos Castellanos, II, págs. 148-149). Bolantín, maromero’, es usado en la Argentina (cf. Martín Fierro comentado y anotado, por E. F. Tiscornia, Buenos Aires, 1925, pág. 259). Cejador comenta que «volatín, alude además a la ligereza de los italianos y saltimbanquis que de Italia venían». Por otra parte José Sánchez Arjona en Noticias referentes a los anales del teatro en Sevilla (Sevilla, 1898) anota para los años de 1630 y siguientes, muchas representaciones de «compañías de volatines» que terminaban muy frecuentemente en ruidosos escándalos. Por otra parte Américo Castro, RFE, XXII, 1935, págs. 55-57, demuestra que volatín, «volatinero, persona que con habilidad y arte anda y voltea por el aire sobre una cuerda o alambre, y hace otros ejercicios semejantes», se le llama así, no por volar, sino de burato o buratín. Burato, ‘cendal muy delgado que tiñen de negro’, tela que se ponían en el rostro algunos representantes por no ser conocidos. De ahí, buratín, ‘al que voltea en la maroma’, por el cendal que se ponía en el rostro; de ahí pasaría a volatín, con la falsa etimología de volar, que ha perdurado en todos los diccionarios. Si esto fuera así, es decir que el volate, ‘alboroto’, en Venezuela, tuviera esta ascendencia, tendríamos un caso paralelo al de bululú.

No creo que volate en su acepción venezolana, pueda tener relación con «bolata, ladrón que hurta por ventana o tejado: lo propio que bolatero» (Del Vocabulario de germanía, por Juan Hidalgo en Romances de germanía, Madrid, 1779).

 

46

Baldomero Rivodó quiere explicar zaperoco, como «revoltillo, o sea conjunto de muchas cosas sin orden ni concierto» (Voces nuevas en la lengua castellana, pág. 264); no creo que esté en lo cierto. Esta voz debe haberse formado del vocablo iniciativo y pícaro zape, tan común como interjección en las coplas populares y en el lenguaje habitual de los jolgorios y fiestas populacheras (cf. zipizape). Probablemente con influencia de gazapera, formóse de zape, zapera, zaperoco.

 

47

¿Tendrá relación con zongorrear «onomatopeya por el sonido del rasgueo de la guitarra»? (Gili Gaya, ed. de Vida del escudero Marcos de Obregón). ¿O con zinguizangue, ‘terciado o machete’ en lenguaje de germanía? (Juan Hidalgo, Vocabulario de germanía). Leo Spitzer, Esp. «Zángano», port. Zangão, en RFE, XI, 1924, págs. 183-186 menciona zanguizarra, entre los derivados del radical zanga, con el significado de «‘algazara, tumulto’: toque desafinado de viola; qualque toque ou som estrídulo».

 

48

Subrayo los vocablos que luego serán glosados.

 

49

En el trabajo de Carlos Clavería, «Contribución a la semántica de Belén» (HR, XXVII, n.º 3, july, 1959) estudia la evolución de la palabra belén, desde su primer significado «representación del Nacimiento de Nuestro Señor», hasta el de confusión, bullicio, alboroto.

 

50

Cayetano Rosell en la edición de Loas y jácaras de Quiñones de Benavente (Madrid, Libros de antaño, t. I, 1872, pág. 450) comenta la frase «zurdos castellánicos de bullaque», en esta forma: «Como si dijera, que habláis castellano al revés, en enigma y con mucho ruido, como lo prueban los ejemplos que después se citan».