Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

1

Nacido y fallecido en Montevideo, Uruguay en 1875-1910; la dirección de Vida Moderna dice de este autor: «Julio Herrera y Reissig es la contradicción más evidente al medio literario en que se agita. De su musa extraña y versátil, de su misantropía literaria, de su rebeldía intelectual, de su dandysmo sombrío y trágico a lo Jorge Brummel, de su rara imaginación, macabra hasta Verhaeren, alegre hasta los copleros populares, de sus canciones de un enfermo sonambulismo, sólo queda en el espíritu una perturbación vaga, un temor lejano de algo desconocido... [...] Su obra en prosa es más sólida, más humana; hay aquí salud y vida; la imaginación brilla y ríe; en el fondo hay verdad y ciencia. Cierto que baraja el tecnicismo y las metáforas en una suerte de malabarismo literario, pero hay allí gracia, sugestión e intenso interés. [...] De cualquier modo, Julio Herrera y Reissig es un escritor fuerte, el de más intensa personalidad propia entre los de su generación. [...] Poeta, el más original, el más inspirado, prosista, el más ardiente, el más brillante, es por sobre todo esto, y antes que nada, un artista, un iluminado...» (Cf. nota a «Epílogo wagneriano a La Política de fusión. Con surtidos de psicología sobre el imperio de Zapicán»; año II, tomo VIII, septiembre de 1902, pp. 19-63); cito por la edición de Ángeles Estévez de Poesía completa y prosas, volumen n.º 32 de la colección Archivos, Madrid, 1998; la cita se halla en las pp. 664-665). La mayoría de los colaboradores en la citada edición figuran en las actas del simposio internacional dedicado al escritor uruguayo, publicadas por las Presses de Valenciennes de la Universidad de Valenciennes: Julio Herrera y Reissig. L'Homme et l'oeuvre. El Hombre y su obra, Valenciennes, 2001).

 

2

De manera a intentar situarnos en el enfoque de Herrera y Reissig, sin que por ello suponga que el escritor uruguayo los leyó, adelanto que se consultará con enjundia: Johan Herbart, Psychologie comme science fondée sur l'expérience, la métaphysique et les matémathiques (1824-1825); Théodule Ribot, Psychologie des sentiments, (1896); Franz Brentano, Psychologie d'un point de vue empirique (1874); Sigmund Freud, El Sueño y su interpretación (1901), y Cinco lecciones sobre psicoanálisis (1909), en particular la Quinta Lección sobre el arte y lo sublime. Otros detalles bibliográficos en la nota n.º 19.

 

3

Respecto del subtítulo del conjunto poético La Torre de las Esfinges. «Psicologación morbo-panteísta», Beatriz Amestoy Leal explica que las composiciones de Herrera y Reissig se sitúan en el registro del «intrasubjetivismo», interesado en «lo irracional, por las fuerzas obscuras del ser y del universo», y que concede capital importancia «al símbolo, al misterio» (cf. La Poética de lo imaginario. La Mujer y su configuración imaginaria en la poesía de Julio Herrera y Reissig, Montevideo: Ediciones Trilce, 1991, p. 35).

 

4

Sobre el pitagorismo en la obra del escritor uruguayo, véase mi colaboración a la edición de Archivos citada: «Julio Herrera y Reissig: la encarnación de la palabra. Caracteres esotéricos del modernismo hispanoamericano» (pp. 1025-1059).

 

5

Cito por la versión que figura en Prosas. Crítica, Cuentos, Comentarios, con Prólogo de Vicente A. Salaverri, Valencia: Editorial Cervantes, 1918, pp. 99-113. Hay que señalar que al final del texto figura la fecha de 1908. El índice de este volumen propone, primero, el prólogo intitulado: «Pórtico», substantivo éste extremadamente significativo para mi análisis, y que se aclara con la lectura de «Psicología literaria», lo que comentaré más adelante. En su versión original, se trata de la reseña crítica del poemario Letanías simbólicas de su amigo César Miranda (Montevideo: Barreiro y Ramos, 1904), aparecida en La Razón de Montevideo de los 4, 5, 6 y 7 de mayo de 1904: «Lírica autumnal. Letanías simbólicas. Obra pensada en francés y escrita en americano»; (cf. edic. cit. de Archivos, p. 1355). El escritor fue corrigiendo el propósito, haciéndolo más teórico y general, hasta alcanzar el totalmente ensayístico, desapareciendo toda alusión a la obra de Miranda, como se puede observar en la versión de 1918 por la que estoy citando. En el Diario Español, Herrera y Reissig publica otra reseña del mismo poemario, pero de corte puramente poético: «Gestos de crítica» (Buenos Aires, 6 de enero de 1907, p. 3). De «Psicología literaria» publica otra versión en el mismo Diario Español el 27 de enero también de 1907, en 3.ª plana.

 

6

Paráfrasis mínima del título de las Actas del congreso: L'Invention du XIe siècle. Le XIXe siècle par lui-même (littérature, histoire, société, textes réunis et publiés par Alain Corbin, Pierre Georgel, Stéphane Michaud, Max Milner et Nicole Savy; Paris: Klinsieck - Presses de la Sorbonne Nouvelle, 1999. Su lectura resulta enjundiosa por lo agudo y preciso de las intervenciones en la interpretación de la sensibilidad decimonónica.

 

7

Expresión que emplea Baruch Spinoza en la Ética para designar el enfoque según el que se han de leer los textos bíblicos, es decir como materia de eternidad que son (cf. 5.ª Parte, Proposición XXII). Acomodando el principio a la literatura, propongo el denominativo isócrono, particularmente en cuanto al modernismo literario hispanoamericano, por parecerme el que se impone hoy para leer la obra modernista. El enfoque rebasa la sencilla contextualización y consiste en intentar leer las obras con ojos de la época en que se escribieron y se publicaron, poniendo en lugar privilegiado a la peculiar sensibilidad que transmiten las obras, leyéndolas con ojos de eternidad, apuntando a evitar interpretaciones en desfase con dicha sensibilidad y en beneficio de ideologías que no le corresponden.

 

8

Adopto el llamar apartado a cada punto que indica Herrera y Reissig en la entradita para organizar su discurrir en el ensayo.

 

9

Dice Carmen de Mora al respecto: «De la misma manera que en la naturaleza hallamos elementos que en su resultado pueden parecernos simples, pero que son producto de una compleja elaboración, así la escritura, en su sencillez, debe dejar traslucir la dificultad de expresar el alma y la vida a través de la palabra. No interesa ya la imitación aristotélica de la naturaleza, sino la función órfica del poeta, quien es capaz de traspasar la naturaleza visible para captar el orden invisible y oculto de las cosas sugeridas por la palabra "himética"». De Mora pone en relación a la expresión con la composición de Paul Verlaine, «L'Art poétique», y con la de Rubén Darío «A los poemas risueños», de Prosas profanas, y cita de éste: «[...] Y con vosotros toda la grey hija del día, / a quien habla del amante corazón de la rosa, / abejas que fabrican sobre la humana prosa / en sus Himetos mágicos mieles de poesía: [...]» («Herrera y Reissig o de la búsqueda de la palabra himética», Poesía completa y prosas, edic. cit. de Archivos, pp. 1076-1077; de Mora cita «Psicología literaria por la versión de la Biblioteca Ayacucho). A lo que afirma la catedrática de Sevilla, que se me permita añadir que en una de las Odas seculares (1910), «A Tucumán», de Leopoldo Lugones, en la quinta estrofa se lee: «Con tesoro feliz labra tu seno / La civilización de la dulzura, / En que se dan, rindiéndote ventura, / Besos de miel la tierra con el sol». Además, en una de las conferencias que dicta Lugones en Tucumán en 1915 sobre Grecia, «La Miel», el escritor pone de relieve la importancia de las abejas y de su producción en la tradición griega: el culto de Demeter, en los ritos del Eleusis; y evoca las referencias en Virgilio, cuya 4.ª Geórgica dice, emulando a Plinio: «cantaré a la miel aérea, celeste presente»), y en Homero, quien afirma que la miel es el divino alimento que Poseidón regaló a los árcades (Ilíada, canto XIII). Lugones concluye sobre «la armonía de los versos» y «la dulzura de la miel» que entregó Grecia al género humano, como mostrando una vía de conocimiento. (Cf. Las Industrias de Atenas, Buenos Aires: Talleres gráficos Atlántida, 1919, p. 86 y ss.).

 

10

Si cuando Herrera y Reissig escribe el substantivo constituye un neologismo, hoy el DRAE en su edición de 2001 indica que en Méjico se dice «lentejuelar» para significar el adornar poniendo lentejuelas.