Espacio sagrado
Raquel Chaves
Cuando Dios -según
la Kábala- se retiró para dar lugar al mundo.
Cuando Él se exilió en sí mismo, apareció
el primer espacio sagrado. El lugar que ocuparía el
mandala cósmico fue así creado. Luego vino
«el que siente el tiempo»
, el hombre, templo y refugio de
las palabras-almas.
Lugares sagrados fueron, en ese comienzo, el altar de los sacrificios, el túmulo funerario. Y, en el espacio del recuerdo, la infancia y la soledad. Pero, el espacio sagrado arquetípico es el lenguaje lugar privilegiado, morada del Ser. Como aliento primigenio nombró y creó los límites del mundo. Dentro de su ámbito se encuentran, en potencia, todos los sueños del porvenir: todo poder y toda gloria.
En la obra de Raquel Chaves, lo profano es la caída en la historia, el tiempo lineal. En lo sagrado, en cambio, se contempla el eterno presente: el tiempo circular, donde el instante se cruza con la eternidad. En esta poesía también se menciona el sitio de los sueños: lugar intocado, inalienable, que genera -incansablemente- sus imágenes, sus figuras. En el espacio onírico -especie de silencio- se refugia el alma del poeta como un ave solitaria, esperando el momento de emprender el vuelo hacia la realidad.
En cuanto al «Otro Reino», el Celeste -habitado por dioses y planetas- está siempre a la espera de la consumación de sus bodas con la Tierra. El matrimonio entre el Cielo y la Tierra, marcará el inicio de una nueva era: la de la conciliación de los opuestos -unión alquímica- al final de los tiempos.
El libro de Raquel Chaves no olvida los espacios cerrados. Estos están habitados por la ambición, la ira, el poder tiránico, el espanto. Los que en ellos habitan están condenados a la infernal soledad de los que han renunciado a la fraternidad, a la justicia, a la libertad. De allí el peligro que nuestra patria se convierta en un pozo de sombras: «Túneldestino» sin salida.
Ahora bien, este poemario contiene, también, versos que parten de los cuatro elementos: la arena, el viento, el agua, el fuego. A partir de una humilde piedra se construye «bachelardianamente» un poema de amor, un canto mineral de paciencia infinita. La piedra: lugar donde sueñan las almas que despertarán, algún día, a los planos superiores de la conciencia, para decir su deseo, con voz de mujer.
Los poemas, o cantos «chamánicos», de la serie «Yvy Mara' se refieren al largo peregrinaje en busca de la Tierra Prometida de los mitos guaraníes. Siempre estamos en camino -nos dice Raquel- recordando nuestro alto linaje espiritual. ¿Y si el paraíso estuviese en nuestro propio corazón? Como el Pájaro Azul, «Maino» -el colibrí primigenio- está, quizá, desde siempre con nosotros. Allí donde el ángel (en el poema de Raquel) señala el árbol del lapacho está el verdadero espacio humano. En el florido árbol de la pradera, en el árbol del Edén. Allí, en ese símbolo mítico de nuestra patria, volverá a habitar el colibrí antiguo, el de nuestros antepasados para instaurar en el «tiempo nuevo», el espacio sagrado de la libertad.
Osvaldo González Real
Al que nacerá en diciembre
Titus Burckharolt, en su libro «Símbolos»,
afirma: «Una cosa es cierta: la visita a la gruta por parte
de Ulises señala la entrada del héroe en un
espacio sagrado; en adelante, la isla de Ítaca no
será tan sólo la tierra natal del héroe,
será como una imagen del centro del mundo.»
Odisea, XIII, 102, LL2. |
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Absorta, desde mi ser, las veo. | |||||
Repiten plegarias aladas. | |||||
Son voces del Otro Reino. | |||||
Cantan llenando el Canto. | |||||
¡Tiembla la vida en vuelo! |
Iba a partir. | ||||
Sentía la premura | ||||
de ciertas
aves. | ||||
Frío el viento sur... | ||||
Era errancia bajo la noche | ||||
saludando | ||||
a las estrellas | ||||
del camino. |
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Leves lágrimas. | |||||
punzante dolor. | |||||
¿No era Lucía | |||||
un pétalo al sol? | |||||
Ahora, reunidas, | |||||
juntas son la flor. | |||||
Viento, viento cruel, | |||||
de este noviembre: | |||||
¡no deshojarás | |||||
en lo alto | |||||
esta flor! |
12 noviembre 1985
El cielo está rojo y separa. | ||||
Al final, en
la mañana, | ||||
cae, en silencio, un año. | ||||
Me voy, | ||||
me voy | ||||
hacia la casa, | ||||
bajo el cielo | ||||
de un papel en blanco. |
Todas las regiones | ||||
de los cuerpos celestes | ||||
serán
tomadas | ||||
por su Voz. | ||||
De Él será. | ||||
Todas las regiones | ||||
de los cuerpos amados | ||||
serán así colmados | ||||
por
su Luz. | ||||
De Él será. |
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La casa que habito | ||||
tiene el esplendor | ||||
del desierto
arenal | ||||
cuando en el fondo | ||||
del constante | ||||
espejismo | ||||
puedo verte. |
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Hoy ha llegado un mensajero al pueblo. | |||||
Lo miramos pasar. Buscaba un alma. | |||||
(La ecología del lugar se ha henchido | |||||
de un nuevo vigor y efluvios brotan | |||||
de la espesura honda en que ella vive). | |||||
Nosotros sabemos a quién buscan | |||||
los integrantes del alto cielo en luz. | |||||
¡Qué raro es el caso de un alma así | |||||
como es el alma de ella, transparente...! | |||||
Por eso las visitas de lo alado | |||||
que al pueblo llegan a traer ofrendas. |
Despojándose | ||||
en silencio | ||||
de sus hojas, | ||||
vive en flor, | ||||
en canto alado. | ||||
Fugándose | ||||
en el viento | ||||
estas hojas, | ||||
también su flor | ||||
esperan. |
A la rama de petereby, | ||||
cortada ayer en el bosque, | ||||
nueva vida le ha sido dada: | ||||
resplandeciente. |
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Recuerdas esa tarde | ||||
cuando los dos nacimos | ||||
del
barro | ||||
y más, | ||||
del agua, | ||||
en vital desamparo...? | ||||
Quise
saber entonces | ||||
el ser de la palabra, | ||||
la esencia de la llama | ||||
ligada a nuestras vidas. | ||||
Hoy sé: | ||||
amor no es la palabra | ||||
y sí la llama entera. |
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Ruinas Jesuíticas de Trinidad - 1966/1988