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141

Para estos versos de Quevedo utilizo la edición de James O. Crosby, 52-53; son los vv. 1-4.

 

142

Supongamos que Amarilis tuviera ya unos 25 años (¿nacida en 1594?) cuando escribió la epístola que Lope publicó, junto con la suya, en 1621. Hay un terceto en la epístola de éste en respuesta a la de Amarilis que dice así: «Marcela con tres lustros ya me obliga /a ofrecérsela a Dios, a quien desea; / si Él se sirviere, que su intento siga», 814. Esta Marcela es la hija de Lope que se hizo monja trinitaria. (Véase el libro del que soy co-autora, con Electa Arenal, de las obras completas de Sor Marcela de San Félix). Lope, pues, escribió la epístola en respuesta a la peruana cuando la muchacha tenía 15 años; Marcela nació el de 1605 así que Lope la escribió el año 1620. Si contamos que Amarilis terminó la suya un año antes, tendremos que la musa la compuso hacia el año 1619. La madurez y seguridad que transmiten el poema y el conocimiento de la lírica que muestra ella en él, casi no nos permiten figurarla más joven aunque los versos de su epístola a Lope sean sus «primicias» según nos dice en ella. Se coloca así Amarilis en el rico mundo virreinal que hizo posibles las obras de Bernardo de Balbuena, de Clarinda, su coterránea, y de Domínguez Camargo de la Nueva Granada.

 

143

La cuestión de la identidad de Amarilis se complica porque años más tarde, en El laurel de Apolo (1630), Lope menciona a una Amarilis como «fénix rara» que vive en la Nueva Granada, en Santa Fe de Bogotá. (Véase a Menéndez y Pelayo, 163 y a Tauro, 1947, 11-12). En mis otros trabajos sobre Amarilis, trato de explicar mi creencia de que Amarilis no era monja como dicen casi todos los críticos. Aunque la carta de Amarilis es discreta y de amor espiritual sería difícil creer que viniera de una mujer enclaustrada. Amarilis se conforma mejor con el tipo de mujer de alta sociedad y de carácter fuerte que, como demuestra en su epístola, decidió entregarse a Dios, quedarse célibe, pero viviendo en el mundo. Esto no era tan raro como puede parecer: así lo atestiguan los «recogimientos» y demás entidades donde vivían mujeres cristianas no monjas dedicadas a Dios. Como estas instituciones se fundaban más bien para mujeres que no tenían bienes de fortuna, debemos pensar que Amarilis se quedó viviendo con su hermana menor casada según nos lo dice clarísimamente en su carta. Habría que buscar en los archivos los personajes del mundo limeño a quienes se dio destino en Colombia para esos años: entre las parejas que se trasladaron a Bogotá, Amarilis iría con su hermana y su cuñado. ¿O se trata de otra Amarilis?

 

144

Tomo este poema de la edición de Blecua, 495; le he introducido algunos cambios en la puntuación. Dámaso Alonso y Elias L. Rivers tratan este soneto en otro contexto. Aunque el primero dice, sorprendentemente, que es: «muy de espiritual amor», recuerda, en un paréntesis, los versos posteriores de Bécquer: «Sabe si alguna vez tus labios rojos / quema invisible atmósfera abrasada, / que el alma que hablar puede con los ojos / también puede besar con la mirada», 521. Para Rivers véase «Language and Reality in Quevedo's sonnets», en Quevedo in Perspective, 27-29. Véase también el ejemplo siguiente de Sor Juana, de la loa de El cetro de Josef. Se trata de la conversación entre la mujer de Putifar y Josef:

MujerVuelve los ojos.
JosefNo quiero,que quien la vista no guarda,no guardará el corazón, pues abre la puerta franca.Lo que no le es al deseo lícito, no es bien que hagalícito a mis ojos yo, que aunque el precepto no caiga sobre el ver, como la vistaministra especies al alma, que despierten el deseoy que susciten su llama, si yo una vez las recibo, será imposible borrarlas y difícil resistirlas,y es muy necia confianza que yo mismo a mi enemiga admita dentro de casa.


(Puede leerse en las obras completas de Sor Juana editadas por Méndez Plancarte, III, 213. He introducido algunos cambios en la puntuación). Véase lo que dice Ong: «Sound, on the other hand, reveals the interior without the necessity of physical invasion», 1977, 140.

 

145

Véase la larga explicación de Avalle-Arce sobre el sentido católico de la obra, 24-31.

 

146

Agradezco al profesor Jan Lechner su invitación a participar en el Simposio Internacional dedicado al tema «Cultural Identity in Colonial Latin America, Problems and Repercussions» en marzo de 1987, donde leí este trabajo.

 

147

Para el Discurso en loor de la poesía utilizo la edición de Antonio Cornejo Polar, modernizándola. He manejado, también, la que aparece en El apogeo de la cultura colonial, edición de Vicente García Calderón, aunque ahí sólo aparecen sus iniciales.

 

148

La Respuesta se escribió el 1 de marzo de 1691, pero se publicó en el Tomo III de sus obras antiguas: Fama y Obras Pósthumas...; por lo tanto estas palabras vieron primero la luz que las de la Respuesta.

 

149

Para la cita de Mejía sobre Clarinda, véase la edición de Cornejo Polar, 105. Para la epístola de Amarilis a Lope de Vega, véase la edición de éste de José Manuel Blecua. Se halla en las pp. 800-809. Ahí mismo puede leerse la respuesta de Lope a Amarilis, 809-818. Esta epístola puede también leerse en la antología de De La Campa, y Chang-Rodríguez.

 

150

En los últimos años, he escrito varios trabajos que tienen que ver con la poesía femenina hispanoamericana de la Colonia. Son los siguientes:

a. Un largo capítulo sobre «Lírica popular y lírica culta» en el que dedico una sección a «Mujeres poetas en la Colonia». Formaba parte del tomo II de Historia de la literatura hispanoamericana. La Colonia, que iba a publicar Editorial Alhambra en Madrid; coordinada por Giuseppe Bellini.

b. «Contribución de la mujer a la lírica colonial» es un artículo que preparé para el primer encuentro entre profesores dedicados a la literatura hispanoamericana de la colonia en Estados Unidos y los profesores de la Academia Soviética de Ciencias de Moscú que se dedican al mismo período. Esta reunión se celebró en Moscú en enero de 1986; los trabajos allí leídos se han publicado por la Editorial Monte Sexto en Montevideo, 1990.

c. Presenté un trabajo en el Congreso del Instituto Internacional de la Revista Iberoamericana que se celebró el verano de 1986 en Bonn con el título de: «Amarilis y su epístola a Lope: ¿amor profano o admiración devota?». Este artículo con título algo cambiado, es aquí el N.º 6.

d. Para el congreso de LASA celebrado en Boston en octubre de 1986, preparé un estudio titulado «Antes de Juana Inés: Clarinda y Amarilis, dos poetas del Perú colonial» (N.º 4).

e. He preparado también un trabajo titulado: «Otra vez El Sueño: relectura feminista» que se ha publicado en un libro de ensayos sobre Sor Juana Inés de la Cruz coordinado por Stephanie Merrim (Brown University). Aparece en esta colección con título diferente (N.º 14).

Me referiré a estos trabajos remitiendo a la nota 150 añadiendo la letra correspondiente.