281
Era motivo machacón de los tratados de «regimine principum». Véase un ejemplo de Gracián en El político Don Fernando el Católico, 49: «No sólo los escoge buenos un rey sino que los hace, los forma, los amaestra. El que ellos sean asortados, no es del príncipe el conocer; si lo son, sí».
282
Véase la nota 267.
283
Específicamente dedicados a este tema, los sonetos: «¡Oh famosa Lucrecia...!», «Intenta Tarquino...», «La heroica esposa...».
284
En Homenaje del Instituto de investigaciones estéticas a Sor Juana Inés de la Cruz en el tercer centenario de su nacimiento, México, 1952, 12.
285
Véanse en mi libro de la nota 2.
286
En Historia de la poesía hispanoamericana, Tomo I, Madrid, 1911, 81.
287
Véase de John R. Beverley, Aspects of Góngora's Soledades, Amsterdam, John Benjamins, B.V., 1980, 14 y 16.
288
Sor Juana Inés de la Cruz, romance «A la Encarnación», Inundación, 293.
289
Marie Cécile Bénassy examina brevemente (263-270) los Ejercicios de la Encarnación y los Ofrecimientos de los Dolores. Octavio Paz no se refiere a éstos pero sí (593-599) a la «Petición causídica...», «La docta explicación...» y la «Protesta...», que mencionaremos a continuación en el texto. Los tres últimos documentos, recogidos en Ob. Comp. 4, 522-523, se tomaron del Libro de Profesiones del convento de San Jerónimo (véase la p. 672), del cual quizá Sor Juana fue secretaria. Este libro fue adquirido por Dorothy Schons, primera crítica de Sor Juana en Estados Unidos, y se halla en la Universidad de Texas en Austin.
Josefina Muriel trata los Ofrecimientos para el Rosario y los Ejercicios de la Encarnación sobre todo apuntando la influencia de Sor María de Agreda en Sor Juana (222-226).
290
No es la intención de este artículo entrar en consideraciones de si estos trabajos de Sor Juana deben o no considerarse obras literarias; sí creo que de los dos escritos devocionales que hemos mencionado se podrían hacer estudios retóricos como los que ha hecho por ejemplo, Rafael Lapesa, sobre la obra de Santa Teresa. Sería interesante constatar que también en obras de este tipo la monja se ocupaba de su estilo. Véase a Alatorre, «Para leer...», nota 149; «La Carta...», nota 21. En la «Petición, que en forma causídica presenta...» llama la atención el lenguaje jurídico del tiempo aplicado a lo religioso. En cuanto a los documentos finales, si bien es cierto que seguían fórmulas devotas acostumbradas de lo que hoy podemos llamar la retórica del vilipendio, no se puede afirmar que fueran impersonales (Paz 603). También en la Respuesta siguió Sor Juana fórmulas retóricas establecidas (Perelmuter Pérez) y, sin embargo, no hay en ella nada de impersonal.