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Ex Libris : Revista de Poesía Núm. 3, octubre 2002

portada

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Ex Libris llega ahora a su tercer número con la progresión aritmética, si no con la puntualidad, que le caracteriza. Gaudeamus igitur. En esta ocasión, para perpetrar nuestras tropelías poéticas no nos hemos contentado con el reducido grupúsculo de aves migratorias, o casi, que solían sobrevolar las simetrías cartesianas de este campusanto. No hemos condenado al destierro a viejos especímenes, ya en peligro de extinción, como Luis Bagué, Jordi Gandía o Víctor Salas, ni hemos vedado el paso a otra fauna autóctona, como Joaquín Juan o Patricia Soledad Fernández. Éstos, gratis et amore, actúan de teloneros de ciertas aves de más contrastado plumaje, como Carlos Clementson. Prosiguiendo con los apellidos de delicuescente sonoridad anglófona, saludamos la incorporación de Talia Langdon a nuestras filas, desde el baluarte gibraltareño.

Por otra parte, en la corta andadura de Ex Libris parece entreverse ya un rasgo que la distingue de otras publicaciones semejantes: su vocación, amén de mendicante y hospitalaria, panhispánica, que la lleva a incluir siempre entre sus páginas a autores americanos de habla española. Si en los números anteriores contábamos con poetas de Cuba y Colombia, nos complace que esta presencia del otro lado del océano se materialice hoy en Ariel Dorfman, bonaerense de nacimiento, chileno de corazón, estadounidense de adopción, transoceánico siempre. También de EE.UU llegan los poemas de María Paz Moreno y Luis Martín Estudillo, antiguos alumnos de nuestra Universidad que han cambiado el sol mediterráneo por el magisterio ultramarino (que no ultramontano) en las Universidades de Cincinnati y Minnesota, respectivamente.

Pero abandonemos ya este excurso, que no ha de ser el prólogo más largo que la carta ni las alforjas más pesadas que el viaje. Como dijo San Pedro, Show Must Go On.

Luis Bagué Quílez
Joaquín Juan Penalva
Luis Martín Estudillo





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ArribaAbajo Abul-l-Walid Ibn-Rubd, Averroes, o el primer albor del siglo de las luces


Carlos Clementson


Averrois, ch'e1 gran comento feo.

Dante, Inf., Canto IV                



El alfabeto griego se reviste de cúfico.

La estricta geometría cobró forma de alfanje
cuando el Estagirita, tantos siglos después,
resonaba aljamiado por las calles de Córdoba.

La razón retornaba al alzar su limpia llama
titubeante y pálida bajo vientos contrarios.

(Un invierno de frío, y de niebla y de hierro,
helaba todavía los caminos de Europa).

La razón revelaba a la Verdad, y no era ésta
revelada en esencia por ninguna otra fuerza
superior; y ésta sólo una alta alegoría
de la razón, las veces que chocara con ella.

El filósofo es libre de seguir el camino
de su propia conciencia racional, luz divina,
de la cual abdicar fuera traición del mismo
Dios que encendiéndola un día en el ara del hombre.

Dios que da el logos al sabio.
La fe es otro camino.

Y de la mano ilustre de un árabe de Córdoba
entró Grecia en Europa.

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