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Francisco Javier Torres Ribelles

Francisco Javier Torres Ribelles (Alicante, 1951). Capitán de la Marina Mercante, doctor en Filología Inglesa y profesor titular en la Universidad de Alicante. Ha publicado los libros de poesía La Historia del Mundo (1995), Poemas perdidos (1996), Todo a cien (1997), Belles Lettres (1997), Pinturas para ciegos (1998) y 12 Nights in a House of Pleasure (1999). Ha publicado también Eternal Shadows (1992), un estudio del teatro de W. B. Yeats. Asimismo, ha confeccionado el Diccionario Marítimo (Spanish-Catalan-English) (1997) y el Diccionari Nàutic i Marítim (1999), y en estos momentos prepara un diccionario de Astronomía, Astronáutica y Astrofísica. Permanece inédito su libro Larma y otros cuentos y está acabando su primera novela, titulada Yu.

Los dos poemas publicados en Ex Libris pertenecen al libro inédito La Ingenuidad de los Mamíferos. El caligrama es de un libro inédito sin título.

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ArribaAbajoLa fuerza de la costumbre


Francisco Torres Ribelles


Entré en el water de hombres          por equivocación...
y, cuando mis ojos          se acostumbraron al brillo,
vi dos filas de ángeles          haciendo como un pasillo
a cien parejitas          de primera comunión:
los niños, de plata y          lazos de blanco crespón,
las niñas, de oro y leche;          todos con un anillo
chillón; y, al fondo,          un lábaro albo con un grillo
que mordisqueaba inquieto          el falo corazón.

De pronto se emboba          la inocente procesión:
por el techo asoman          querubes y serafines,
y en una lluvia de nardos,          lirios y jazmines
desciende un coro de tronos          de alas de algodón:
entonan con gorgoritos          vibra un diapa sóoon...
y les cantan a los          arrobados pequeñines,
entre hipnóticas notas          de flautas y violines:
«Sois el futuro del mundo,          sois pus del dragón»

Y estalla la alegría          en la alucinación,
explotan globos de colores,          silban cohetes,
revientan las piñatas          repletas de juguetes,
vuelan piruletas          y confetti a mogollón...
y, para que fuera completa          la diversión,
salían a miles          serpentinas de los retretes
¡qué guai!
... ¡y sólo te enteras          de estas cosas si te metes
un día en el water de hombres          por equivocación!